Uno a veces simplemente navegando
por la red o por el Faceboook se lleva gratas sorpresas. Y una agradabilísima sorpresa
me llevé hace poco con una foto posteada por el amigo Moisés Hernández Sacramento. Es la
foto que acompaña este escrito. Al verla me vinieron del golpe a la mente
buenos recuerdos de la adolescencia. Porque en ese lugar se pasaron grandes
ratos.
Aunque el sitio por la foto es
muy localizable no voy a decir exactamente por dónde es. Hace años que por allí
no estoy y preguntando para este escrito me han dicho que el acceso
fue cerrado. Por lo tanto ahora iré menos porque quiero recordarlo tal como
era. Lógicamente ya el lugar no tiene razón de ser pues por la zona no hay
terrenos de regadío, debido a la brutalidad urbanística, que hizo que los
estanques perdieran su utilidad.
Recuerdo siendo adolescente ir
con los amigos a este lugar. Se accedía por un camino de tierra estrecho pero
precioso. Era un camino sombrío porque las enredaderas de variados tonos de colores hacían un efecto túnel. Si no recuerdo mal aquellas enredaderas caían desde la casa de los
Ascanio y el tiempo y la Naturaleza habían hecho el resto. Recuerdo que
estaban los estanques y luego estanques más pequeños de registro de aguas donde las ranas campaban a sus anchas. Aunque puede ser que todavía quede algunos registros
con agua porque paseando de noche por la calle Nicandro González Borges yo oigo
ranas croar. Incluso había una especie de piscina cubierta que parecía un
bunker. Allí íbamos a bañarnos y pasar el rato. Jugábamos al waterpolo. A hacer
piruetas al tirarnos al agua. A las largas charlas al sol entre adolescentes. A
mojar a las chicas, aunque ellas también se daban sus baños… Pero también, seamos
sinceros, íbamos a robar algún beso a esas mismas chicas o meter mano si nos
dejaban. Aunque a veces el premio era una sonora bofetada...Eran otros tiempos. Cosas hoy en día
totalmente inocentes en comparación con la juventud actual. Siempre he dicho que
ya la magia del primer beso, la primera caricia o la primera relación sexual se
ha perdido en esta sociedad tan hipersexualizada. Porque ya para ell@s no hay
novedad ninguna pues prácticamente desde que tienen uso de conciencia han ido creciendo
siendo el sexo algo cada vez más liberal por no decir libertino. La juventud de
hoy lo tendrá todo. Obviamente todo dentro de las posibilidades de la economía familiar.
Nosotros no tuvimos ni una cuarta parte que ellos. Porque era otra época, otra
sociedad y otro desarrollo tecnológico. Pero ellos no son ni una centésima
parte de felices de lo que fuimos nosotros. Somos de una época
más inocentona pero con el inmenso orgullo de haber conocido La Orotava cuando
era La Orotava y no ahora. El haber disfrutado de lugares como de los
que hoy escribo me hace ser feliz porque recuerdo buenos tiempos.
Obviamente todo tiene su cara B.
Y uno cuando ha visto mucho sabe que todo lugar con magia pierde su encanto
cuando se masifica. La masificación trae malos rollos. Y eso fue lo que
pasó cuando en la década de los 80 y 90 por desgracia La Orotava no fue una excepción
y la droga hizo de las suyas. Aquel lugar para baños y amores de verano se
convirtió en el fumadero y el picadero. Obviamente allí todos probamos algún que
otro cigarrito. No podemos ser fariseos y negar cosas que son innegables. Pero
ya la gente que no estábamos en esas movidas raras nos buscamos otros lugares. Aunque
es de rigor decir que jamás yo vi o tuve un problema con nadie cuando había una
panda de amigos y aparecía otra a bañarse o simplemente disfrutar del lugar. Yo
creo que hasta principios de este siglo aquello funcionó como estanque y
registro de agua. Aunque sospecho que por allí aún se reparte agua. La verdad
que si estuviera como lo recuerdo me gustaría visitarlo de nuevo. Cierro los
ojos y parece que voy caminando por aquel sitio mágico. Aquellos baños en las
largas tardes de verano. El ruido del agua cayendo, las ranas y los saltamontes, las
palomas, los pájaros que pululaban por allí para darse ellos también un baño y algún
que otro perro y gato durmiendo en la sombra o agazapado mirada expectante. Era
un pequeño paraíso en pleno centro de La Orotava. Algunas fuguitas del
colegio y el instituto nos dimos para irnos a aquel pequeño jardín del Edén.
Gracias amigo Moisés por postear
esta foto que tantos recuerdos me trae. La verdad es que me has emocionado. Ha sido bonito este viaje mental que he tenido. La foto la he querido manipular un poco y convertirla en una especie de postal antigua de la Villa. Como he dicho quiero recordar el lugar con el encanto de tiempos mejores a los de ahora. Tal vez ya servidor se esté haciendo viejo y voy acumulando recuerdos.
Recuerdos villeros. Recuerdos que
por desgracia jamás volverán.
Los estanques del Triangular y el
Jardín Prohibido. Dos lugares mágicos que hoy quiero traer a 100 x 100 villeros
de la Orotava porque ahí varias generaciones pasamos momentos inolvidables.
Un saludo para tod@s.
© 2017 Francisco García.
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Primera edición del texto:
Febrero de 2017.
Segunda edición del texto: Agosto de 2017.
Tercera edición del texto revisado: Agosto de 2018.
Segunda edición del texto: Agosto de 2017.
Tercera edición del texto revisado: Agosto de 2018.
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Foto: Moisés Hernández.
El Estanque Triangular y el del Jardín Prohibido. Dos paraísos en el centro de La Orotava. Foto: Moisés Hernández Sacramento. |