martes, 14 de marzo de 2017

Sombras caprinas.

Inesperadamente esta mañana me encontré con este rebaño de cabras. Y vi que podía sacar para el blog un escrito. Incluso las imágenes las grabé a contra luz y de forma rápida pues creo que estos antiguos oficios se están diluyendo como sombras en el tiempo.
Decía el siempre tan recordado y querido amigo Chucho Dorta de que la cabra era el animal totémico de Canarias. Pues nos daba leche, carne, pieles y estiércol. Razón no le faltaba a Chucho. Pues la cabra presta a sus ganaderos un gran servicio.
Estos oficios de cabrero, al igual que otros como cesteros, caldereros, afiladores o betuneros, se están perdiendo de la forma más ignomiosa como es la del silencio paulatino. Las nuevas generaciones tienen otra forma de pensar, otras preparaciones y otras metas. Y por mucha crisis existente nadie quiere recoger el testigo de estos oficios porque les supone un paso atrás y un esfuerzo que económicamente no les vale la pena. Y seamos sinceros, son oficios de estigma social. Porque se consideran labores de gente pobre o ignorante. Craso error ese porque la sapiencia de un cabrero del entorno que le rodea, de la naturaleza, estaciones y saber antiguo es muy rico y variado que debería estar protegido y transcrito en papel por las instituciones públicas. Porque el cabrero es un elemento de muy fuerte antropología. Y más en nuestra tierra que ya los cabreros nos vienen de nuestra herencia guanche.
Recuerdo siendo niño los cabreros bajando al centro desde los altos de La Orotava y las afueras. Y el inconfundible sonar de los cencerros, los balidos de su ganado y los ladridos de los perros que custodiaban los rebaños junto al cabrero. Era otra época donde el urbanismo despiadado no le había robado terreno a la naturaleza y donde las tierras de pastorero era abundantes en nuestra Villa. Hoy las cabras están acotadas a los pocos pastos que hay, con mil trabas administrativas y burocráticas y un sinfín de temas, algunos justificados y otros incomprensibles, que hacen que el cabrero como figura de antaño y sus rebaños vayan desapareciendo.
Hoy me he encontrado con esta figura icónica de otros tiempos. Quizás los últimos de una estirpe milenaria que en épocas duras fueron garantes del sustento. Tal vez la ganadería pastoril de forma itinerante no tenga cabida en esta sociedad híper tecnóloga, capitalista e inhumana del siglo XXI. Por desgracia tal vez nuestras retinas sean las ultimas en ver algo que dentro de unos años ya será historia.
Desde “100 x 100 villeros de La Orotava” hoy quiero homenajear a todos esos cabreros que tiene y tuvo La Orotava y a los que contra viento y marea siguen teniendo pequeños rebaños. Esto también es historia de nuestra Villa. Sí señores, historia como lo es unas alfombras de Corpus, una Romería o un gran acto. Porque guste o no La Orotava es muy Noble y Leal entre sus gentes, fiestas y tradición. Pero también somos o fuimos un pueblo agrícola y ganadero y no podemos negarlo. Eso también nos hace muy nobles y leales. Todo no va a ser fino oropel y refinados brindis. Al contrario, enorgullecernos de los que antaño fuimos y nos definió como Municipio. Siempre orgullosos de nuestra Historia. 
Sea hoy esta entrada dedicado a las personas y animales de tan antiquísimo oficio que formaron una imagen icónica de nuestras cumbres, barrancos, montes y calles. Esperemos que la sombra del tiempo y el olvido no se les eche encima.
Un saludo.
© 2017 Francisco García.
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Primera edición del texto: Marzo de 2017.