viernes, 16 de junio de 2017

Las Fiestas de La Orotava.

“… Porque en Tenerife no lo es todo el paisaje. La isla tiene tradición y arte. Y una de las fiestas en la que el arte y la tradición, unidos a la fe, se suman de un modo ejemplar es la que cada año celebran los orotavenses o “villeros” con ocasión de la octava del Corpus Christi.
La víspera, toda la ciudad es una colmena de trabajo. Huele a jardín. Parece que los edificios hubieran sido fabricados con pétalos reducidos a polvo o prensados y amasados con paciencia infinita, al modo de las cuentas de las rosas con que hacen los cartujos de Las Huelgas sus famosos rosarios. Tal es la fuerza del aroma penetrante, que lo embalsama todo y orea la casa, el aire y los hombres.
Ese aroma sale, en verdad, de los lugares donde las mujeres, afanosas y hábiles, arrancan y depositan los pétalos: geranios de todas las gamas, claveles, margaritas, hortensias, rosas, vinagreras, girasoles. Cajas de madera recogen la tierna mercancía. Va clasificada según los tonos y está a disposición de los vecinos, que acuden por ella para dibujar las alfombras. Mientras, en algunas calles de reducido tránsito, los camiones que suben al Teide acarrean el brezo, que, picado, pulverizado y aun torrefactado, hará posibles las intensas pinceladas verdes y negras de los tapices callejeros.
De estos tapices, el más grande, el más suntuoso. El de más llamativa concepción teológica es el de la plaza Mayor. Este tapiz gigante no es de pétalos, que fácilmente se ajan o marchitan, sino de tierras volcánicas. Por esa razón, y por sus extraordinarias dimensiones, se concluye antes de la octava del Corpus Christi.
Las tierras volcánicas del Teide dan a la paleta del autor de este cuadro que se dibuja sobre la plaza Mayor hasta doce colores distintos. Y llegué a pensar que en una disputa lejana y cósmica entre el mundo de las flores y el mundo geológico, para la ofrenda a Cristo sacramentado, triunfó la tierra mineral y fría. Fue entonces cuando el intenso, oculto, extraño y desconocido laboratorio del Teide hizo fuego en sus entrañas, transió sus vísceras y vertió hacia fuera, entre rojas llamaradas y horribles estruendos, las cenizas de color, imprecando a los jardines y diciéndoles:” ¡Yo le amo más!”
Apenas amanece el día de la Octava, los vecinos entran en acción. Las calles, empinadas y bellas, se cubren de alfombras de pétalos. Se llama ”corridos” porque unas siguen y empalman con las otras. Es un itinerario floral para la Eucaristía. Millares de forasteros acuden para admirarlas. Van por la acera, apretujados, despacio, recreando la mirada, el olfato y la piedad. Basta una indicación para que alguien invite a un balcón canario…para contemplar mejor y más despacio la belleza fugaz de cualquier alfombra.
Por la tarde, próxima la caída del sol, sale la Custodia. La procesión es breve, pero llena de unción religiosa. El pueblo, respetuoso y recogido, presencia el paso del Señor. Mueren los pétalos, se deshacen las figuras trabajadas con amor. Es el homenaje a Cristo, Señor y recapitulador de todo, al que se humilla y muere lo ensalzará luego cuando vuelva a presentar a su Padre la creación rescatada.
La procesión llega a la plaza Mayor. La tierra volcánica siente ahora la alegría de su Dios presente. El Cortejo se abre. Anochece. La custodia, en el centro. Las blancas casullas, los capisayos rojos, los cirios, el incienso. El Señor sube hasta el Ayuntamiento. El Pastor habla. Silencio total. Y luego, sobre los hombros, la Hostia blanca que bendice.
La procesión se ha recogido. Quedan en el aire la devoción y el perfume, que entran a raudales cuando en plena noche, se hace en un teatro la exaltación verbal del sacramento de la Eucaristía.”

Blas Piñar.
Fragmento de un artículo publicado en el Diario Ya el viernes 21 de agosto de 1964. Dicho fragmento fue incluido en el programa de las fiestas de 1965.

“…Pero no solamente las Alfombras han dado renombre a La Orotava. Existe otra manifestación de arte que también ha popularizado el nombre de la Villa: su Romería de San Isidro. Romería que es expresión de un sentimiento popular, explosión de ancestrales manifestaciones folclóricas, exaltación del campo canario; todo sabiamente dirigido y ordenado y que, en su recorrido por las calles de la Villa, va sembrando la admiración y la alegría.
También en esta manifestación artística colabora todo el pueblo. Es la unidad que hace milagros. Es la participación activa de grandes y pequeños, volcando toda la gracia, todo el colorido y toda la esencia de nuestros campos en apretado haz del sano esparcimiento, en auténticas manifestaciones de nuestras tradiciones populares.
¡Qué símbolo más hermoso que esa rustica carreta, simbolizando motivos del campo canario, tirada por una pareja de ganado vacuno, dirigida por un auténtico boyero y trasportando alegres romeros con el rico colorido de nuestros trajes típicos, esparciendo al aire alegres notas de la guitarra y el timple y electrizando el ambiente con los aires de isas y folías!
… ¡Hijos de La Orotava que habéis sabido poner tan alto el nombre de la Villa: Que siempre tengáis presente lo que por la fe, el arte, la unión, el esfuerzo y el desprendimiento se ha creado; cuidarlo y mejorarlo como el mejor tesoro!

José Estévez Méndez, ex alcalde de la Villa de La Orotava.  
Fragmento del artículo  “Alfombras símbolo de un pueblo creador” incluido en el programa de las fiestas de 1965.



Estos dos fragmentos fueron obra de dos de los mayores hombres de honor y lealtad que yo he tenido el inmenso privilegio de conocer como fueron don Blas Piñar y don José Estévez. Pero no quiero solo quedarme en sus grandes palabras sino humildemente quisiera redactar mis pobres palabras dentro de mi parco entendimiento

¿Qué inspiración seria precisa para yo poder escribir sobre las Fiestas de La Orotava? Como sé que no estoy a la altura de tan altas musas que me lleven a poder escribir de ello escribiré cómo ve vayan viniendo las palabras.
He querido para este articulo coger dos fragmentos del programa de las fiestas de 1965. En su momento los elegí, y los volvería a elegir, por varios motivos. Cincuenta años de su publicación. Una portada y contraportada que a mí personalmente me encantan. Aunque para actualizarlo a este 2018 pongo la imagen del cartel de hace 30 años. Echo de menos las portadas de antaño. Hoy están muy informatizadas. Cierto es que todo avanza y las artes gráficas no han sido una excepción. Pero se echa en falta ese toque artesanal. 
Hablar de las fiestas de La Orotava en mi caso no es fácil porque me faltan las palabras. No lo es porque cuando se está o se ha pasado mucho tiempo fuera todas las percepciones cambian. Todo tiene un sentido mayor y una valoración más potenciada desde los detalles más mínimos hasta lo notablemente obvio. Cuando llegan estas fechas uno se siente vacío de ánimos si no está en la Villa. Y más cuando quieres a tu pueblo con locura y tienes la morriña de estar lejos. Eso se va imprimiendo en el carácter del viller@ que está en la distancia. Son estas fechas de recuerdos de la niñez, de personas que ya no están, de anécdotas y de un sin fin de cosas más. De recuerdos y olores solo peculiares y entendidos por nosotr@s en estos momentos. Tal vez el viller@ que tiene el inmenso privilegio de vivir permanentemente en el pueblo no lo puede comprender. Pero es lógico porque no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde o hasta que la distancia sea grande.
Chucho Dorta siempre decía que tres días grandes tiene La Orotava: Jueves Santo, Jueves de Corpus y Domingo de Romería. No se equivocaba Chucho, que presente mentalmente en mi memoria se me viene la imagen de él a la vanguardia de la Romería tocando incombustiblemente su tambor. La Orotava ya huele a fiestas. Pero no porque estén ya pronto tostando el brezo. Huele a fiestas porque un sentimiento y un espíritu recorren la Villa desde el Bollullo hasta el pico del Teide. Una sensación que está desde que el 15 de mayo salen nuestros santos patronos en procesión. Al igual que es una sensación visual el ver paulatinamente cómo se van confeccionando las alfombras de la plaza del Ayuntamiento, las plumas puestas por el recorrido romero, las cantinas, las turroneras, los puestos de los feriantes… ¡ Y este año de nuevo los tan ansiado y añorados cochitos! A lo que se une esa explosión de olores culinarios de las siempre expertas manos de las villeras en preparar la tan sabrosa comida canaria. Una fragancia de papas bonitas con tollos, conejo en salmorejo, carne cochino, frangollo… y una variedad de platos que aromatizan también nuestras calles esos días. Sin olvidar como no, nuestros vinos que tanta fama y calidad tienen.
Pero tampoco escribo esto cómo intentando exponer ni olores, espíritus o sensaciones. Esto lo escribo porque toda fiesta tiene su raíz y de nada nos vale ver y comprender lo superficial si no sabemos comprender su raigambre.
Si hay algo que nos ha dado fama mundial son nuestras alfombras de flores. Obras de arte efímero que se han convertido en símbolo de un pueblo. Me llena de orgullo ver como la tradición no se pierde. Ni siquiera se resiente. Al contrario, el futuro de los alfombristas está asegurado viendo a las nuevas generaciones que ya desde la tierna infancia participan en los tapices. Todos ellos coronados por los de la plaza del Ayuntamiento. Es un orgullo ver esa simbiosis pueblo-arte en honor de su Dios. Vegetación y tierra volcánica. El espermatozoide y el ovulo que fecundaron La Orotava.
Alfombras para que Dios sacramentado pasee por su pueblo en Día tan magno. Es impresionante esa sensación que nos recorre el cuerpo cuando sale las andas del Corpus de la parroquia de la Concepción al son de la Banda de Cornetas y Tambores de San Juan Bautista que con paso marcial y gallardía dan la mayor solemnidad a nuestra más magna procesión. Ver en aquel momento cómo un pueblo, indistintamente de su ideología e incluso de su credo, que se une al unísono con ese sentimiento villero. Y si no lo sientes lo más mínimo o no eres humano o no eres villero. Ver a las autoridades civiles y antaño militares, se echa en falta la solemnidad que el Ejército le daba a la procesión. Ver a miembros de instituciones religiosas, políticas, sociales y al pueblo juntos, aunque ya sabemos que hay mucha doble moral y politiqueo, pero a fin de cuentas unidos, es solo algo que en La Orotava se consigue por sus fiestas.
Es un orgullo ver la cara del villero ese día. Sus gentes vestidas con sus mejores galas. Sus niños y niñas vestidos de comunión que también honran al Santísimo con su presencia. De las casas engalanadas por donde pasa la procesión y como desde los balcones se honra el paso de las andas del Corpus. Llegando a su momento de máxima expectación cuando entra el Corpus a la plaza del Ayuntamiento y pisa las alfombras que en su honor han sido confeccionadas mientras va flanqueado por los estandartes de las hermandades de esta Villa. Todo ello culminado con la bendición, tras unas siempre intensas palabras de honor a Dios y a La Orotava, del obispo o del cardenal desde lo alto del Ayuntamiento mientras se entona el “Cantemos al Amor de los amores” y elevando la Agrupación Musical Orotava, al igual que en toda la procesión, sus mejores pentagramas en honor al Santísimo. Y mientras la procesión vuelve a su parroquia y va cayendo la puesta de sol se forman unos colores y unas sombras en las que parece que Dios da las gracias al pueblo de La Orotava por tan grande homenaje. ¿Qué sorpresa y juegos tonales nos reservará este año ante la ausencia de aquellos guardianes gigantes como eran las palmeras? Eso hay que vivírlo para comprenderlo y hay que comprenderlo para vivírlo.
Me preocupa más el Baile de Magos y la Romería. A medida que han pasado los años es un hecho constatable de que se ha ido perdiendo esencia y respeto a las tradiciones. Sobre todo entre la gente joven. Un baile da magos y una romería son eso. No pueden derivar y degenerar en otras cosas.
En lo referente al Baile de Magos es muy bonito divertirse en un ambiente de jolgorio y más cuando se es joven y lo único que piensas es en beber, o en otras cosas, mojar el churro o que te mojen la chirla. Y saben que yo hablo claro y creo que esto no lo van a leer ni Casto ni Virginia. Pero todo tiene un límite. Y el límite no es meterse en un sitio reducido lleno de cantinas con música a tope y al menos roce salten las chispas. Ya eso pasó una vez en un baile de magos. Afortunadamente se aprendió la lección y espero que se aprendiera por sentido común y no por la presencia de la UNIPOL en las fiestas. Porque las fiestas son eso. Sana diversión y entretenimiento. Haz lo que quieras pero respeta a los demás y respeta a tu pueblo.
Porque lo bonito es llegar del baile de magos, desayunar en algún bar e irse tranquilamente a las reses. Una da las jornadas más bonitas que tiene este municipio, donde se nos recuerdan nuestras tradiciones y raíces agrícolas. Qué admirable día con los santos patronos, con su procesión, sus reses y su misa. Y luego tras acompañar de nuevo a San Isidro y a Santa María de la Cabeza hasta su parroquia irse a comer una buena comida canaria. Descansar y para la subida del santo hasta la parroquia de la Concepción. Y repito, subida del Santo no romería chica. Sobrenombre fuera de lugar que se ha ido insertando en este pueblo a razón de no sé qué.
Y el domingo por la mañana bien temprano prepara tus cosas para ir a la Romería con las amistades, en una carreta, rondalla o cómo gustes. O si puedes asiste a la misa en la Concepción que es una misa de las más hermosas que pueden existir como así un día me lo expresó un villero insigne como es don Antonio Pérez Bethencourt.
Pero especialmente ese día lleva con honor y gallardía tu traje de mag@. Porque de mag@ se va vestido no disfrazado. Es una pena ver cómo hoy en día mucha gente lleva el traje de mago que da hasta asco verlos. Siempre recuerdo en este tema a mi querida Luisa la canaria. Ella siempre me decía cuando lo hablábamos que se ripiaba de ver a mucha gente lo mal que iba vestida. Más de una reunión por parte de los responsables de las fiestas se hubiera tenido que celebrar en casa de Luisa para que ésta los asesorase de cómo se vestía un mag@ y deben las fiestas. E igual podemos decir de todos los actos previos que se celebran esos días. A lo que no debo omitir que hay que hacer una profunda revisión reformadora en actos festivos recuperando y depurando muchas cosas que se están desvirtuando o se perdieron en su momento como la procesión del Sagrado Corazón de Jesús que salía el lunes de la semana de las fiestas según me reincidió una vez el buen amigo Desiderio González Palenzuela. No podemos obviar que consultando los programas antiguos hemos perdido muchas cosas ¿en beneficio de qué? Profunda y necesaria reflexión se ha de hacer en estos temas desde un punto de vista objetivo, coherente e imparcial.
Y vuelvo a repetirlo. La semana festiva es semana de dejar a La Orotava en gran lugar. Porque la semana de las fiestas cada villero y villera es embajador de su pueblo. Lo nuestro hay que potenciarlo. Pero sobre todo en su justa medida. Que no se lo apropien gente que están más relacionadas con la política sino un poco los que han intentado valorar ese acervo del pasado que en el fondo ha hecho que ahora seamos lo seamos. Lo que se conoce se quiere. Y lo que se quiere se conserva.
Yo sé que todo esto suena muy bonito y que a veces las palabras no se corresponden con los hechos. Pero entre todos podemos conseguir una fiesta mejor si aunamos esfuerzos, ideas y responsabilidad. Repito que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. Se los dice un experto en eso. Y la mejor publicidad y buen nombre que existe es el boca a boca. El turista y el foráneo que nos visiten se tienen que llevar una grata imagen de La Orotava en estos días.
Suelo ser muy reincidente con los temas del pueblo. Incluso a veces gente que no lo conoce se pregunta qué tendrá éste pueblo. Sé que somos un pueblo con nada más que 511 años de historia. Un pueblo joven desde el punto de vista histórico. Aunque tenemos una rica herencia pre hispánica, no somos un pueblo al estilo de los peninsulares que tienen una historia tal desde época romana o visigoda. Que tienen una cultura medieval y unos orígenes muy históricos. Pero La Orotava fue un pueblo fundado desde cero en pleno apogeo del Renacimiento. Y eso imprimió carácter. En nuestra forma de ser, nuestras casas, nuestro arte sacro, nuestro fervor religioso incluso puede ser que nuestra forma de entender la vida en muchos aspectos. En mi opinión no somos ni mejores ni peores que nadie. Pero sí diferentes. Supongo que en toda España habrá muchos pueblos así. Y bien que me alegro. Pero mi pueblo es mi pueblo. Y cuándo por ejemplo se está fuera y llegan estas fechas sientes que tus raíces quedan al aire intentando arraigarse en la tierra de la que son. No de la tierra de la que estás o de la que resides. Sino de tu tierra. Y mi tierra es La Orotava. Habrá gente que me comprenda y gente que no. Hay mucha gente que dice que hay que ver mundo, que hay que abrir la mente a nuevas culturas, etc. Está muy bien, llámenme provinciano y pueblerino pero me quedo con mi pueblo y con mi gente. Con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva.
Les deseo de corazón que disfruten de las fiestas. Que con ellos se unan lazos de amistad y vecindad. Que se reencuentren personas que hace años que no se ven y que siempre por estas fechas te cruzas con viejas amistades. Que se conozcan nuevas amistades que duren para toda una vida y de que en definitiva se haga pueblo con ello. Muchos años después de aquel jueves 4 de junio de 1964 en el que don Blas Piñar estuvo un Jueves de Corpus en la Villa yo le pregunté si recordaba su visita. Y él me dijo que sí. Incluso me dijo que aquel viaje lo retrasó aposta porque a él le habían hablado mucho y muy bien de las fiestas de La Orotava y quería verlas con sus propios ojos. Y me dijo algo que jamás se me olvidará. Me expresó con aquella fuerza y convicción que toda su vida le caracterizaron estas palabras “Paco tu pueblo tiene algo que solo tienen los pueblos grandiosos que lo forman grandes personas. Tu pueblo tiene símbolo de grandeza y de nobleza.” Que esas palabras me las dijera él es algo que hoy en día todavía me produce un escalofrío de emoción.
Disfruten las fiestas y sean felices. Pero sobre todo como ya he reincidido dejen a la Villa en el alto lugar que le corresponde. No por ti, ni por aquel, ni por mí. Sino por nuestro pueblo.
Se que cada vez que escribo sobre La Orotava me extiendo mucho. Seguro que se me quedan en el tintero muchas cosas por decir y
señalar que mi mente ahora mismo está en plena ebullición de sentimientos. Y la verdad, se me seca la boca y se me humedecen los ojos. Así que aquí lo dejo con el inmenso orgullo de sentirme villero.
¡VIVA LA MUY NOBLE Y LEAL VILLA DE LA OROTAVA!


© 2015 Francisco García.
© 2017 Francisco García.
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Primera edición del texto: Junio de 2015.
Segunda edición del texto revisado: Junio de 2017.