martes, 27 de noviembre de 2018

El Día Internacional del profesor. En homenaje a don Nicolás Mederos.

Hoy es el Día Internacional del profesor y vuelvo a dar luz a este escrito que publiqué el pasado mes de marzo con motivo de la prejubilación de don Nicolás Mederos.
Cuando escribí por motivo del fallecimiento de don Leoncio (2017) expresé que yo nunca quise estar en ese colegio. Me debo a mis principios y a mis lectores y no voy a escribir lo que no pienso. Dicho pensamiento sigue siendo el mismo. Pero siempre he sostenido que los que pasamos por esa época en el colegio Salesianos tuvimos el mejor claustro de profesores que se podía tener. Y para mí el mejor entre los mejores y del que guardo más grato recuerdo es de don Nicolás. Yo era de los que estaban en la sección B y él me dio clase desde 3º a 5º de EGB. Pocos años fueron para tan buen profesor. Don Nicolás es de estos profesores “egeberos” que ya van quedando pocos en activo y que empezaron dando clases en un sistema educativo muy distinto al de ahora. Que no entro a valorar si es mejor o peor. Simplemente distinto.

Servidor, que ya tiene una edad, era de los que iba a clase de lunes a viernes de 9 a 12:30 y de 15:00 a 17:00. Hoy una utopía y algo inentendible por las nuevas generaciones. Así luego llegaba el viernes por la tarde y salíamos todos de allí que las patas nos llegaban al culo corriendo. Épocas dónde no había alertas meteorológicas. Ya podía llover, tronar y hacer viento todo lo que quisiera que nos enfundaban las botas de agua, abrigo y al colegio. Y no pises los charcos. Época de pizarra de tizas (aunque ya en mis últimos años en los Salesianos pusieron las pizarras de rotuladores), cuadernos azulados de dictado, mochilas cargadas de libros, diccionario Sopena… y un amplio etc de lo que era la escuela de aquella época. En días fríos de invierno y agradables tardes de primavera al final pasabas con el mismo profesor muchas horas al día. Era un profesor para todas las asignaturas. Salvo religión que la daba don Antonio Jiménez y si no recuerdo mal dibujo que lo daba don Pepe. A colación de la asignatura de religión siempre recuerdo a don Nicolás dando una queja, la única que le oí jamás de nosotros. Bondadosamente se enfadaba porque decía que siempre estábamos hablando en sus clases y que con don Antonio no se oía ni una mosca. Mentira les aseguro que no era. Al final cuando compartes tres años de tu infancia con un profesor eso crea un nexo de cariño y respeto. Y más cuando dicho profesor ama su trabajo porque es vocacional.

En marzo, cuando se prejubiló, vi el video que Salesianos La Orotava subió, no lo he traído aquí pues no es un video mío sino de una Institución privada y no tengo autorización para ello. Y vi en la cara de sus actuales alumnos, que perfectamente podían ser mis hijos, las mismas caras que nosotros teníamos en aquella ya lejana década de los 80. Sentí sana envidia por ellos. Por poder disfrutar de un gran profesor y mejor persona. Por poder decir de nuevo que don Nicolás Mederos fue mi profesor, hoy primaria, antes primer ciclo de EGB. Indagué en los comentarios que se hicieron en el Facebook sobre el video. Y la respuesta era unánime. Se prejubila un gran profesor en todos los sentidos. Muchos comentarios eran de antiguos alumnos y de padres y madres que sus hijos han pasado por sus clases. Cuando uno lee unas opiniones de personas tan variadas, pero de sentir unificado, no quiere decir otra cosa sino la gran calidad docente de don Nicolás y la suprema calidad humana del mismo. Don Nicolás supo muy bien adaptarse a los tiempos. Aunque por él físicamente no ha pasado el tiempo. Salvo que yo lo recuerdo con bigote, rubio y el pelo algo más ondulado de lo que lo tiene ahora. Pero está hecho un chaval. No sé quedó estancado ni en la vestimenta. Ha sabido reciclarse de la vieja EGB al actual sistema. El pasar de la tiza y el libro al Ipad. Incluso ha vivido en las aulas el gran cambio social que ha sufrido este país y la diferencia generacional tan abismal que separa a los niños y pre adolescentes de aquella época con los actuales. Cosa no fácil hoy en día el ejercer la docencia. Pero siempre con la sonrisa en los labios y el compromiso y deber de enseñar a sus alumnos.

Recuerdo de verlo bailar el trompo, de jugar al boliche. Teníamos en clase una pequeña biblioteca de libros que aportábamos los alumnos. El típico experimento de la judía con algodón, los murales, mapas, cuadernos de campo… Recuerdo que también teníamos en una caja de serrín un escarabajo. Y si no recuerdo mal un esqueleto humano de plástico que lo llamábamos Anacleto. Recuerdo las excursiones, las visitas, los “Buenos Días” de don Antonio por megafonía cada mañana… Incluso lo recuerdo contando alguna batallita de cuando hizo el servicio militar en la Armada. O el verlo conduciendo un Seat Ronda de color rojo que tenía. ¡Qué tiempos! Y dicho tiempo no lo pudimos vivir con mejor profesor que con don Nicolás. Por su puesto después de él, y antes de él, en los Salesianos tuve grandes profesores. Tras mi salida de ahí tuve grandes profesores de temáticas muy variadas. Gentes de las que guardo gran recuerdo y gratitud. Pero a mí siempre me quedará en la máxima gratitud y en el corazón mi profesor de EGB que fue don Nicolás Mederos. Y mi profesor, de los múltiples que tuve, siempre será don Nicolas.

Estuve años sin verlo ni saber de él. Cómo digo yo no tengo relación ninguna con dicha Institución. Ni siquiera con compañeros de aquella época. Salvo con muy pocos que es por habitar por la misma zona y a veces nos cruzamos por la calle. Un hola, ¿cómo estás? y poco más. En el año 2005 estaba yo por La Orotava y don Antonio Jiménez me pidió si por favor podía hacer unas fotos de la visita del rector mayor de los Salesianos en aquella época, don Pascual Chávez. Y estando en el comedor del colegio dónde habían dado un brindis se me acercó una persona y me llamó por mi nombre. Era don Nicolás. La verdad que en aquel momento no lo reconocí y tardé unos segundos en ubicarme. Estuvimos hablando un rato, de qué había sido de mí, cómo estaba, etc. Lo típico entre un profesor y un ex alumno. Y me preguntó “¿tu recuerdas…?” A lo que le contesté “cómo si fuera ahora mismo…”. Ya eso lo desvelo, en parte, al final.

Aquel día me alegré de reencontrarme con él después de tantos años. Cómo luego ya me quedé por aquí pues solía/suelo a veces encontrarme más con él. Y siempre con el saludo respetuoso hacia su persona. Aquel día me dijo “hombre llámame Nicolás”. Pero que va, yo no puedo. Para mi todos mis profesores/as son tratados de don y de usted. Por una cuestión de educación, respeto y agradecimiento.

Con él se jubiló el ultimo de mi época en el colegio. Y puedo afirmar que se fue el mejor de una época. Con todo el respeto para el/la que lo sustituya no lo vas a poder ni igualar como profesor y persona. Te ha puesto el listón inalcanzable. Pero si eres la mitad de docente y persona que él vas a ser un gran profesor/a.

Se ha hablado y escrito mucho estos días del buen profesor y mejor persona que es don Nicolás Mederos. Y nadie ha mentido. Al contrario, cortos nos hemos quedado. Yo nunca fui ni su mejor alumno, ni el más aventajado, el más simpático o el más querido entre los compañeros. Al contrario, pasaba desapercibido todo lo posible esperando que pasara el tiempo y los años para irme de ahí. Pero don Nicolás la vida escolar era más fácil y la estancia más llevadera. En marzo nadie contó, ya eso no lo recuerda nadie y por otra parte me corresponde a mi escribirlo, de que en aquellos lejanos años 80 él le salvó la vida a un alumno de haberse ahogado. Ese alumno era yo. Por eso hoy puedo escribir esto. Fue la primera vez que alguien me salvo la vida, entre algunas más que han sucedido. Y aunque él sabe desde aquel mismo día la gratitud por ello hoy lo escribo aquí de nuevo. Lo que pasó me lo reservo porque no es historia para este blog sino algo de mi ámbito personal. Si don Nicolás llegara a leer esto pues ya sabe quién soy.

Don Nicolás le deseo la mejor pre jubilación y que tras ella llegue la jubilación. Le deseo que en esta nueva época que empieza el peor de sus días sea el mejor que tuvo como profesor. Una jubilación más que merecida tras años de docencia que dejaron una huella imborrable de cariño y respeto entre tantas generaciones de viller@s y de foráneos. No fuimos nunca alumnos callados en clase, salvo con don Antonio. Fuimos habladores, traviesos, picaros y demás. Pero siempre, al menos en mi caso, lo respetamos y quisimos porque dimos a usted lo mismo que usted a nosotros. Redactando este escrito las lágrimas me han bajado.

Gracias por aquellos tres magníficos años que ya se pierden en el implacable paso del Tiempo. Fueron mis tres mejores años en los Salesianos. Gracias por haber sido para con todos algo más que un profesor. Por nunca perder la sonrisa y la bondad con nosotros y ayudarnos una y otra vez a aprobar las asignaturas. Gracias por todos los ejemplos a nivel humano que ejerció y los sabios consejos. Gracias por tanto que nos dio sin pedir nunca nada a cambio.

Este escrito me seria valido para publicarlo cualquier día del año. Pero hoy las redes sociales se llenan de hashtags, post y demás recordando profesores, colegios, anécdotas y demás. En cada colegio y cada municipio del planeta todo alumno tendrá su profesor favorito. Porque al final todos tenemos razón en nuestros planteamientos. Y yo no quiero ser menos haciendo este pequeño y humilde homenaje a tan gran profesor y mejor persona.

Personalmente gracias por todo y por mucho más. Y sobre todo, gracias por haberse cruzado en la vida de tantas personas que hoy podemos decir con orgullo don Nicolás Medereos me dio clase.

Un abrazo don Nicolás.



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Primera edición del texto: Marzo de 2018.
Segunda edición del texto revisado: Noviembre de 2018.
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Don Nicolas Mederos.
Foto: © Paco García 2005.