viernes, 5 de julio de 2019

Añorado y recordado siempre.

Se cumple el 4º aniversario del fallecimiento de José Antonio Pérez, conocido popularmente como “José el cojo”. Persona a la que le tenía un gran cariño y estima. Este año la Romería se celebró cerca de la fecha de su fallecimiento e imposible que al llegar al Calvario no lo recordara agitando su vara en la entrada del santuario de nuestros Santos Patronos y vestido de mago como no podía ser de otra manera. Adolecemos mucho en la Villa de personas como él. Hizo mucho por los demás sin pedir nada a cambio. Porque él lo hacía todo desde lo más profundo de su corazón.
Conmigo se desesperaba y decía aquello de “Señor perdónalo porque no sabe lo que está diciendo…” pero siempre mostró un respeto y educación por temas en los que ni pensáramos igual. La verdad que se le echa mucho de menos. Confieso que me gustaría poder volver a hablar con él, aunque solo fuera un minuto. Seguramente me diría de nuevo aquello de “¡ateo ya no vas a nada!”. Él y sus cosas. Te nos fuiste demasiado pronto amigo.
Un abrazo para ti y otro para Porto. 

José tenía una voz privilegiada para el canto que toda su vida la dedicó a alabar a Dios. 
En el escrito que enlazo cuento una anécdota de una misa que acabé “cantado”, lo entrecomillo 
pues yo no sé cantar, junto a él. Pero si hay una canción, en este caso un villancico,
 que tanto me hace recordarlo es “Adeste Fideles” cuando lo entonaba en la Misa del Gallo 
en San Francisco. Aquellas misas que celebrara el también añorado padre
 don Jesús Martínez residente hoy en tierras navarras y en las que José cantaba villancicos
con una pasión desbordante.
La vida nos va privando de seres maravillosos.
Foto © Paco García 2004.