viernes, 2 de octubre de 2020

Ella.


 

Como agraciada aparición nos cruzamos por las calles villeras,
ibas lozana, radiante…
Emperatriz de tu propia belleza
que a mí me eclipsa.

 

Pensé que no eras real,
pues llevaba tiempo sin verte
y en esa visión celestial andabas exuberante como siempre,
pues has sabido caminar por encima del tiempo
y doblegar con ello a Cronos y su autoridad inexorable contra todo ser.

 

Caminas en silencio,
ensimismada en tus indescifrables pensamientos
ocultando tu mirada tras los opacos cristales de esas gafas de sol 
que velan el universo de tu mirada.

 

Pero es imposible, 
aunque las dimensiones cósmicas nos separen
que no reconozca tu figura,
tu cabello castaño, tu fina piel
donde tu sensual tatoo
da un toque personal a tu ensoñadora identidad,
como tus facciones
que son ideal supremo de la perfección.
Las bonitas formas de tu cuerpo,
que ni son delgadas en extremo como marcan los imperantes tiempos
ni de generosas formas barrocas.
Geométrica divinidad
con las que la Naturaleza dotó tu cuerpo.

 

Tus vaqueros ajustados,
Tus camisetas de bonito escote
y las sandalias que protegen los pies de tu perfecto andar.
Mujer de carácter e ideas propias como así denota tu ser
y tu vestir.

 

Quisiera evocar a Dios para que al igual que Josué
me de las Trompetas de Jericó
con las que poder derribar el invisible
e infranqueable muro que te envuelve.
Al igual que Zeus
quisiera provocar el rayo
que me desvele la magia de tu mirada.
Sostener singular batalla con el mismísimo Harpócrates
para pedir por victoria que rompa tu silencio.

 

No sé si eres visión real o celestial,
la que mis ojos contemplan dichosos,
y entro en un éxtasis espiritual
llevándome a la más alta epifanía cual leyenda artúrica,
como Santa María eres estrella en el día,
a la vez que cometa silencioso,
mágico y luminoso
que cruzas el firmamento del casco villero.

 

Mujer enigmática
que no sabiendo tu nombre ni tu estirpe
te dedico estas estrofas
para mayor gloria y honor
de tu excelsa belleza.

Paco.

No llevo aquí ni 48 horas y ya estoy divagando en febriles visiones. Primer escrito propiamente dicho desde que reactivé el blog y quería empezar con esta visión envolvente que cubre mi ser. ¿Realidad o ficción? ¿La vi de verdad o tuve una visión mística de una diosa elevada a los más selectos atrios del Olimpo? Ahhh mi querido lector/a todos los secretos de este blog no pueden ser desvelados. ¡Dejad que conjeturen! Y lo que me divierte que la gente lo haga. Eso sí, paupérrimo conocimiento el mío en el rimar. Más voluntad que buena redacción.

 

 

La magia de La Orotava que me agasaja con visiones celestiales. Pero vuelvo a repetir: ¿es realidad? ¿o tal vez ficción? 
Saludos. 

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© 2020 Francisco García.

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Primera edición del texto: Octubre de 2020.