No sé qué me pasa últimamente que ando medio profético, agorero o aspirante para el oráculo de Delfos. Supongo que debo tener una febril imaginación exacerbada, como aquellas fiebres que afectaron a don Alonso Quijano debido a sus profundas lecturas. Todo puede ser. Pero en los últimos tiempos percibo cosas raras. Como un tufo pestilente que avanza por Occidente. No es este un escrito basado en las ultimas jornadas que hemos vivido a nivel mundial. Eso da para mucho y no es este un foro para ello. Antes de eso, en el escrito dedicado a los Reyes Magos y sus personajes similares en Europa, ya anunciaba que en días posteriores vería la luz lo que hoy leen.
No es este un blog donde se traten ciertos temas. No por miedo, sino porque este es un lugar que abarca un contexto general de lectores. No se realiza ni bajo los auspicios de un grupo en concreto ni para agradar a nadie. Esto es casa de libertad para todos los lectores/as indistintamente de sus pensamientos. Pero quiero hoy compartir con usted, mi querido lector/a, algunas de mis percepciones. Permítanme esa dispensa invocando mi prerrogativa como propietario y administrador del mismo.
Hace tiempo que vengo percibiendo que una especie de actitud traidora corre por Occidente como jinete del Apocalipsis. No solo en todo este tema del Covid, donde no es que no se debilite, sino que parece que muta a una mayor virulencia. Ese es un tema, en teoría sólo sanitario, que pasaremos muchos años sin saber la verdad y la cura, si es que algún día la encontramos. Pero creo que nuestro principal problema a medio y largo plazo es, en mi opinión, la pérdida de nuestra civilización occidental. No voy a decir que sea una Civilización perfecta pues la molicie la ha corrompido. Pero es nuestra cultura y como tal debemos defenderla, recomponerla y purificarla. Trabajo ese hartamente difícil en estos tiempos dorados de la mediocridad y lo soez.
Cada día observo como se atenta, y en la mayoría de las veces no con armas balísticas, contra las patrias, las fronteras, símbolos, cultura, tradición… Como si quisieran reducir nuestra Civilización a una mera presencia marginal. Y compruebo, con mucha preocupación, que esto está germinando dentro de nuestra propia sociedad. ¿Se han corrompido los eslabones más jóvenes de la cadena? ¿Nos avergonzamos de lo que fuimos, somos y debemos de ser? ¿Hemos llegado al fin de nuestra Civilización cómo hemos llegado al fin de la Edad Contemporánea? Aquí tengo claro que sí y llevamos unos años transitando por una nueva Edad: la Tecnotrónica. Los nuevos imperios no son terrestres, marítimos, políticos, económicos ni militares. Los nuevos imperios son digitales, donde la mayoría de los habitantes del planeta somos sus súbditos. Son estas y muchas más preguntas las que me formulo cada día en base a lo que veo.
Para poner un ejemplo claro extrapolo esos pensamientos a nuestro país con preguntas como estas:
¿Tendré la misma nacionalidad de aquí a cinco años?
¿Ondearán en un lustro las mismas banderas que ahora lo hacen en los edificios públicos?
¿Seguiremos en una cierta homogeneidad antropológica y etnográfica o nos diluiremos en el tiempo?
¿Tendremos los mismos derechos, ya de por sí muy amordazados, como el de libertad de expresión, movimiento... etc?
¿Existirá el derecho a la vida y a la propiedad privada como unos de los derechos más inalienables del ser humano? He de concretar que creo en los derechos del no nacido como creo en el derecho de la persona adulta y con raciocinio a la eutanasia. También creo en el derecho al divorcio. No estoy a lo que diga el clero o las religiones, sino a lo que me dicta mi conciencia de hombre libre.
¿Viviéremos en una democracia libre y efectiva o en un sistema orweliano adalid de una ultra libertad enmascarada para crear sociedades sumisas?
¿Seremos hombres y mujeres iguales ante la sociedad?
¿Nuestra cultura seguirá vigente en el amplio espectro de la libertad, no libertinaje, o será supeditada a injerencias extranjeras?
¿Seguirán las cruces sobre
nuestras iglesias y estas abiertas al culto? No es que yo sea persona religiosa,
ya dije más arriba que soy libre, pero estoy educado bajo una cultura
cristiana. Obviamente vivimos, por suerte, en un estado laico pero da la sensación que nos están rodeando y en un futuro se impondrán otras creencias.
¿Seguirá Occidente, con sus fallos y virtudes, siendo libre?
Cada día pienso en ello y con mucha preocupación ante hechos que parece que se consuman a una alta velocidad. No impongo teoría alguna. Pero tampoco me la vengan a imponer. Últimamente me han dicho que escribo de forma algo monotemática. Que incido mucho en el valor de la tradición. No lo niego. Ya saben que aquí soy inquebrantable en la defensa de nuestra civilización con todo lo que ello abarca. Bien es cierto que hay cosas con las que no estoy de acuerdo y creo que debemos depurar y oxigenar para nuestro propio bien. Tradicionalistas sí, tontos no. No todo está bien, al contrario, Occidente se ha debilitado mucho en infinidad de aspectos. Y nos toca a cada uno de nosotros y nosotras, desde el lugar y zona que nos corresponde, ser garantes de aquello que nos define. Pero no de la manera que se está haciendo. Sino con la conciencia y el amor hacia nuestra rica herencia histórica. Pero más parece que nuestra cultura se rebaja y cosifica a una especie de circo con tintes políticos, subvenciones, adulaciones y fotos para las redes sociales. Mientras que la oscuridad avanza silenciosa, pero de manera efectiva. ¿Recuerdan la película “La Historia Interminable”? Mítica película basada en la novela de Michael Ende bajo el mismo título. En una de sus escenas se sostiene este interesante dialogo entre Atreyu y G´mork que dice así:
G: -Atrévete a acercarte más y te destrozaré.
A: - ¿Quién eres?
G: -Soy G´mork. Y tú, quién quiera que seas vas a tener el honor de ser mi última víctima.
A: -No moriré sin pelear. Soy un guerrero.
G: - Ahh, valiente guerrero. Lucha contra la Nada.
A: -No puedo. No sé traspasar las fronteras de Fantasía.
G: -Ja, ja, ja, ja…
A: - ¿Qué es lo que te parece tan gracioso?
G: -Fantasía no tiene fronteras.
A: -Eso no es cierto. ¡Mientes!
G: -Pequeño necio, qué sabes tu del país de Fantasía. Es el mundo de la fantasía humana. Cada parte de su reino, cada criatura suya no es más que un trozo de los sueños y esperanzas de la Humanidad. Por lo tanto, no tiene fronteras.
A: - ¿Por qué se está muriendo Fantasía entonces?
G: -Porque los hombres han empezado a perder sus esperanzas y a olvidar sus sueños. Por eso la Nada avanza cada día más.
A: - ¿Qué es la Nada?
G: -El vacío que queda como una ciega desesperación que destruye este mundo. Yo lo odio y por eso ayudo a la Nada.
A: - ¿Por qué?
G: -Porque las personas que no tienen ninguna esperanza son fáciles de dominar. Y quien tiene el dominio tiene el poder.
A: - ¿Quién eres en realidad?
G: -Soy el servidor del poder que surge tras la Nada…
Creo que es un diálogo que viene muy a cuento con lo que quiero exponer.
¿Estoy equivocado en mis teorías? Espero que sí y todo esto sea fruto de febriles maquinaciones mentales originadas por lo que veo, leo y escucho. Por eso he realizado este escrito. Con la intención que me demuestren lo equivocado que estoy. Y repito, esto es un escrito reflexionando sobre Occidente no sobre La Orotava en particular. Aunque la Villa está en Occidente y no va a escapar a la “Nada”. Pero si lo acoto más creo que a nadie se le escapa que España está viviendo uno de los momentos más tétricos de su historia. Y no sólo por la gravedad del Covid. La Nada avanza con la complicidad de muchos.
Se que este escrito no ensambla bien con lo que aquí se suele publicar. Pero de verdad les digo que llevo mucho tiempo observando cosas y actitudes que no me gustan. Nadie es profeta en su tierra y yo no quiero, ni aspiro, ni me interesa ser una especie de profeta del Antiguo Testamento. Pero no tengo optimistas intuiciones en un plazo de aquí a cinco años. Ojalá esté errado y el mundo que hemos conocido siga vigente. Pero para eso tenemos que fortalecerlo pues sus constantes vitales son cada día más débiles, pues como decía G´mork: “… porque los hombres han empezado a perder sus esperanzas y a olvidar sus sueños. Por eso la Nada avanza cada día más… Las personas que no tienen ninguna esperanza son fáciles de dominar. Y quien tiene el dominio tiene el poder…”
Creo que los idus de Marzo recorren nuestra civilización hace demasiado tiempo y que la vil y traidora mano de Bruto vuelve a empuñar mortal y asesino puñal.
Un saludo.
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