Sigo recordando escritos. Esta vez toca el turno a un sector como el sociosanitario. Han sido de los más silenciosos, pero donde han tenido que combatir más a fondo. Creo que en este país tan ingrato jamás recibirá nadie reconocimiento alguno por tantos esfuerzos y menos esta gente. Paradójicamente fueron de los primeros en ver la debacle que se avecinaba y muchos confinaron rápidamente a sus residentes. Incluso antes de que se hiciera oficial.
La pesadilla ¿ha pasado? No lo sé. Pero al menos un poco de luz están viendo y con las vacunaciones ya están pudiendo recuperar un poco de su vida el los geriátricos, centros especiales… Pero aún queda mucho camino que recorrer.
En este escrito la amiga Petri García era protagonista, pues ella ponía cara a los miles de hombres y mujeres que se dedican a esta vocacional profesión. Ahí siguen en la brega y en la brecha por sus “niños”. Que la memoria no sea olvidadiza en este país para con ellos/as en el titánico esfuerzo que han hecho y deben seguir haciendo.