domingo, 16 de mayo de 2021

La isla de San Borondón.

Hoy se celebra el día de San Brandán. Todo en este blog tiene su razón de ser y hay que ver en lo oculto y leer los mensajes entre líneas. Aquí nada está puesto al azar. Aparte de que este blog es tetra onomástico. Sus patrones son San Patricio, San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza (faltaría menos) y también San Brandán, o San Borondón.

Isla de San Borondón, isla ballena, isla fantasma, isla misteriosa... Muchos nombres para una ínsula que se pierde en las neblinas del tiempo. Imagen: Google.

 

El pasado mes de enero redactaba un extenso artículo, por llamarlo de alguna manera pues no soy especialista en temas helenísticos, sobre Canarias en la Mitología griega. Pueden leerlo en este enlace: https://100x100villerosdelaorotava.blogspot.com/2021/01/dioses-y-heroes-de-la-antigua-grecia.html

Ahí ya dejaba caer que traería a colación un tema como el de la mítica isla de San Borondón. Creo que merecía un escrito aparte, y que el mejor día para ello que hoy, festividad de San Brandán, pues para unos es igualmente San Borondón. Aunque hay una especie de leyendas muy difusas y entrecruzadas que unen a una triada mística en una misma persona a San Patricio, San Brandau y Merlín. Por su puesto esto yo no lo afirmo ni desmiento. Pero como he dicho en otros escritos toda leyenda tiene una base de veracidad. Incluso se le da carácter de personalidad real a un personaje de las leyendas artúricas como es Merlín. A toda esta historia de la isla de San Borondón se une, siglos después, la historia de un personaje supuestamente nacido, o al menos fue vecino, de La Orotava. Pero vayamos por partes.

Como he referido este mito viene de la Grecia Clásica. Llegada la Edad Media se le da una vuelta de tuerca y aparece en escena un misterioso personaje como es Brandán de Cluaninfort. Monje irlandés en que sus aventuras buscando el Paraíso son relatadas en el códice vaticano Navigatio Sancti Brandani. Se han contabilizado unos 116 manuscritos del mismo traducidos a varios idiomas. Es aquí donde su figura adquiere tintes míticos pues se dice de él que era un monje cristiano, pero heredero de toda la sabiduría ancestral de los celtas. He ahí que su nombre confluya en simbiosis con el de Merlín.

Nacido en el condado de Kerry, en la costa  suroeste de Irlanda alrededor de los años 481-484 tuvo pronto vocación religiosa. Posiblemente influenciado por sus primeros años de vida bajo el cuidado de Santa Ita y del obispo Erc. Cuenta la tradición que este obispo observó en Brandan muchos hechos milagrosos incluido el de resucitar a los muertos. Esos hechos son relatados en el Codex Salmanticensis. Se ordenó sacerdote en el año 503 y pronto se lo consideró un imram, que en la tradición celta equivale a un aventurero que busca el Paraíso en la Tierra, lo que le hizo visitar innumerables lugares.

 

 

 

 

 

Según cuentas las crónicas este santo muere en Galway en 16 de mayo del año 577 a los 93 años de edad y sus restos reposan, como así lo dejó establecido, en el monasterio de Clonfert que el mismo había fundado.

Monasterio de Clonfert. Imagen: http://ayoungknighttravel.blogspot.com/2009/10/el-cristianismo-medieval-irlandes.html

 
Relieve del siglo XV de un obispo. Posiblemente San Brandán o San Patricio. Imagen: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/ef/Clonfert_Cathedral_Portal_Right_Jamb_Bishop_2009_09_17.jpg

Este monje debió de haber sido de una personalidad muy inquieta y aventurera pues realizó bastantes expediciones marítimas buscando el Paraíso, lo que los antiguos griegos llamaban la isla de los Bienaventurados. En el códice Navigatio Sancti Brandani se relata su viaje en lo que se supone que llegó a Canarias. Este viaje comienza, pues Brandán se entera por el monje Barinto, que venía de otro viaje, que en el Atlántico, más allá del Monte de Piedra y tras una zona neblinosa se encontraba la isla de las Delicias y al occidente de esta, tras otra zona neblinosa, se hallaba la isla de la tierra prometida a los Santos, la isla de los Bienaventurados. Por lo tanto, Brandan decide iniciar una expedición en una barca junto a 17 hermanos en la Fe. Aquí ya empieza a tener esto tintes épicos porque ya medirán cómo en una barca pueden hacerse a la mar en un piélago de tal bravura como es el Atlántico. Luego hay una mezcolanza de leyendas que si Dios lo condujo hacia estas latitudes o que fue un viaje de castigo del propio Dios a Brandan por quemar este un libro que narraba la historia de un viaje a unas tierras paradisíacas.

Según recoge el mencionado códice:

“Navegando hacia el Trópico hicieron escala en una isla, si bien escarpada, hospitalaria; arribaron a otra rica en animales de la tierra y en peces de agua dulce, y a otra sin playas ni arenas, donde determinaron celebrar la Pascua, y que era una ballena. Siguieron adelante, permaneciendo hasta Pentecostés en el paraíso de los pájaros, donde la abundancia de hojas y flores alegró la vista y el oído. Erraron muchos meses por el océano, y en otra isla, habitada por cenobitas, que tenían por patronos a San Patricio y San Ailbeo, estuvieron desde la Pascua de Natividad hasta después de la Octava de Epifanía. Emplearon un año, y en los seis siguientes se encontraron siempre por la Pascua en la isla de San Patricio y Sal Ailbeo; por Semana Santa, en la de los Carneros, por Resurrección en el lomo de la ballena, y por Pentecostés, en la isla de los Pájaros…”

Es un texto más largo que relata la épica de unos viajes que transcurrieron por un periodo de siete años y unas luchas contra seres mitológicos y adversidades de la naturaleza.

Como he referido la isla de San Borondón es un mito que viene de muy lejos. Desde los tiempos de la Grecia Clásica. Pero este mito adquiere de nuevo fuerza en la Edad Media. Opino que en aquel momento recuperaron la historia y le dieron un giro de tuerca adaptándola al contexto histórico del Medievo. En España San Isidoro de Sevilla toca este tema con cierta relevancia en sus escritos. Pero siempre de una manera teórica y folclórica, pues no es hasta el año 1486 cuando el portugués Fernâo Dulmo inicia la primera expedición en su búsqueda. Hubo en total siete expediciones siendo la última por parte del Juan Mur y Aguirre, capitán General de Canarias, en el año 1721. Todas con finalización infructuosa.

Incluso aquí se podría decir que se le dio otro giro de tuerca adaptándolo a la Edad Moderna. Cronistas como Alonso de Espinosa y Núñez de la Peña publican un antiguo texto rescatado del Martirologio de la Orden de San Agustín que dice así.

“...En las Islas Canarias estuvo Blandano, varón de gran abstinencia, natural de Escocia y pastor de 3.000 monjes, por espacio de siete años con el bienaventurado Maclovio, el cual resucitó a un gigante muerto, quien, bautizado luego, refería las penas que judíos y paganos padecen en el Infierno...”

Este gigante que se llamaba Mildum falleció quince días después, cuando Brandan le dio permiso para ello, y aseguró a los monjes que los habitantes de aquellas islas tenían nociones sobre la Trinidad. Al producirse la conquista de Canarias los castellanos quedaron extrañados de ciertos rituales aborígenes como el realizar una especie de bautismo. Acto “sacramental” este que se atribuyó a la evangelización de Brandan y Maclovio.

San Maclovio. Compañero de aventuras de San Brandán. Su festividad se celebra el 15 de Noviembre.

 

Pero aquella leyenda, hoy la llamaríamos leyenda urbana, adquirió tal grado de rigor que se pensó que la isla existía de verdad. En la mentalidad de aquel tiempo se intuía que la isla podía estar oculta entre fuertes bancos de niebla e incluso fue cartografiada y situada en el Océano por Abreu Galindo en base a las declaraciones dadas por testigos desde tierra que la avistaron y navegantes que pusieron pie en ella. Tal fue la fuerza de los relatos, incluso Leonardo Torriani confecciona planos para la fortificación de la isla, que en Abril del año 1570 Hernán Pérez de Gando, regente de la Real Audiencia de Canarias, ordena una comisión de investigación. Y es en una de estas sesiones de investigación e interrogatorios a supuestos testigos donde entra la declaración de Marcos Pérez, aunque otras fuentes lo citan como Marcos Verde, vecino de La Orotava. Ignoro si era villero, residía aquí o era de esa parte de la Villa que luego se convirtió en el Puerto de la Cruz. Ya eso es labor de investigadores de archivos. Para resumir de forma condensada su declaración lo explico con mis palabras:

Marcos Pérez navegaba junto a portugués Pedro Bello. A la altura de las Islas Salvajes se desató una tormenta que les hace navegar rumbo entre La Palma y el Hierro donde avistan tierra en una ínsula que ellos sitúan entre La Palma, Gomera y El Hierro. Según su declaración una expedición de once hombres se adentra en esta isla que tenía indicios de estar habitada. Sigue relatando que toma agua en un arroyo, ve una cruz en el tronco de un árbol y una especie de fogón de piedra. Así mismo declara que la isla tiene muchas vacas, ovejas y cabras con diversidad de flora y fauna.

Una nueva tormenta irrumpe y los hace embarcar de nuevo dejando en tierra a dos tripulantes que se habían separado del grupo para intentar atrapar unas ovejas. Tras pasar la tormenta Pedro Bello pretende localizar nuevamente la isla lo cual le es imposible. Según un fragmento de la declaración:

“...Y se cerró la tierra con bruma que no la pudieron ver más y aquella noche anduvieron navegando entre aquellas islas de La Palma y El Hierro. El piloto marcó esta tierra y dijo que por las estrellas estaba La Palma treinta leguas y del Hierro veinticinco, y al otro día por la mañana la marca que el piloto había hecho volvieron sobre la dicha isla para tomar sus hombres y no la pudieron ver más y así anduvieron dos días y de noche tomaba la altura de las estrellas que había marcado el piloto y decía que se hallaba cerca de ella y nunca más la pudieron ver...”.

A toda esta declaración se suman declaraciones como al hecho de que esta isla está habitada por gigantes: “…impresas en la arena unas pisadas, mayores al doble que las de un hombre regular, y la distancia de los pasos en igual proporción…”.

A lo largo de las posteriores décadas y siglos testimonios, siempre parecidos van sucediéndose. No copio aquí más fragmentos pues sería extender mucho este escrito y no es mi intención hacer un texto tedioso para el lector. Pero por lo que he llegado a leer para preparar este escrito todas estas declaraciones se asemejan, en una opinión muy particular de servidor, a la novela del siglo XVIII “Los viajes de Gulliver”, obra del inglés Jonathan Swift. Libro que recomiendo totalmente su lectura. 

Y como esto ha sido un viaje a través de ciertos momentos de la historia con Gulliver hemos llegamos al siglo XVIII. Época de la Ilustración y de grandes emblemas de la misma como fue Viera y Clavijo en Canarias. Él tocó este tema en su “Historia de Canarias”, otra publicación que recomiendo leer. No voy a transcribir el texto por la largueza del mismo. Pero creo que da una opinión tan aséptica y acertada que no puedo por más que entregarme a ella. Dicho de un modo resumido y conciso Viera y Clavijo fue contundente: Desengáñense. San Borondón no existe. Solo es una bella historia.

 

Él admite que algo ven los testigos. A su vez acepta que esta supuesta isla tiene unos avistamientos que hace que gente jugándose su honor y hacienda organice expediciones de búsqueda. Cosa que si hubieran tenido la certeza que era inconclusa no se hubieran lanzado a tal empresa. Debemos tener claro un concepto. Aquellas expediciones nunca fueron científicas o por mitigar la curiosidad. Fueron flotas de guerra lanzadas a lo abierto del océano Atlántico. Buques de guerra contra imprevistos de cruzarse con los ingleses o contra piratas bereberes y corsarios. Armadas que llevaban a su vez tropas de desembarco para incursionar en la isla. Y eso, fuera una expedición sufragada por la Corona o por un particular, era algo que costaba muchísimo dinero. Por eso Viera y Clavijo achacaba estos avistamientos a fenómenos ópticos no conocidos en aquella época y que a día de hoy seguimos sin poder explicar. Pues el tiempo y la ciencia le siguen dando la razón. Entre la Palma, Gomera y el Hierro no hay nada. No hay tierras emergentes de tal magnitud. Sólo el anchuroso piélago. Creo que el análisis hecho por este ilustre de la Ilustración es el más acertado.

¿Mi opinión sobre San Borondón? Cuando tantas personas a lo largo del tiempo observan lo mismo es que algo hay. Pero ese “algo” lo considero un espejismo. Creo que el origen es meteorológico. Una concatenación de hechos atmosféricos que producen tal visión. También pudiera ser de un fenómeno dimensional que la ciencia aún no tenga explicación para ello. Las puertas dimensionales es algo que la física estudia. Pero si nos vamos dando cuenta desde mediados de siglo XX la presencia de avistamientos se ha ido debilitando. ¿Por el cambio climático? Quien sabe… Por lo tanto, yo no creo que San Borondón exista como lugar de tierra emergente en el Océano. Desde mediados de siglo XIX las cartas de navegación estaban muy completas, no digamos ya en este siglo XXI con potentes cartografías y mapeado vía satélite. Es imposible no haber detectado una masa terrestre de tal consideración. Ahora bien, como dije cuando escribí sobre el mito helenístico toda leyenda tiene una base de veracidad. ¿Hubo algo en el centro del Atlántico norte? No lo sé. Científicamente la respuesta sigue siendo no. ¿Hubo un imperio lacustre? No lo sé tampoco. Todo son interrogantes. No podemos dar veracidad a nada, pero tampoco desmentir nada.

Hasta que nadie, con pruebas científicas y geográficas, demuestre lo contrario sigo compartiendo totalmente la opinión que sostuvo José Viera y Clavijo sobre la supuesta isla de San Borondón.


Pero es que el mito a lo largo del siglo XX, aunque ya fue perdiendo fuerza, siguió produciéndose. En el enlace que voy a poner les dejo el artículo dedicado en el diario ABC de la supuesta fotografía tomada desde la isla de la Palma. No entro a valorarlo porque sigo creyendo que es un efecto óptico. https://www.abc.es/cultura/20150317/abci-isla-errante-borondon-aparece-201503160957.html

Lo que sí voy a mencionar es algo que relata muy bien el escritor José Gregorio González en su serie ensayista “Canarias Mágica” a colación del suceso acaecido por el submarino atómico Neptuno de la Armada de Estados Unidos. Según relata el autor canario el Neptuno navegaba de Rota a Estados Unidos cuando detectó un eco en su radar de un objeto de unos 900 metros de diámetro. Tuvieron muchísimos problemas de interferencias en su instrumental y según relata la tripulación emergió de las aguas una isla. Esto es lo que trascendió:

“De repente, tres discos chispeantes salieron de ese inquietante bunker, para desaparecer en el espacio. El océano borboteó alrededor de la isla misteriosa y, en pocos segundos, con grandes remolinos empujando al submarino, el monstruo de hormigón se hundió entre las olas.”

Lo pongo como anécdota porque aquí pasaríamos del fenómeno san Borndón a los fenómenos ONNI y OVNI en toda regla. Incluso a temas de la Guerra Fría. Ya cada lector que saque sus conclusiones.

Sé que ha sido un escrito extenso. Yo el primero que lo comprendo porque soy el que lo ha redactado. Pero a la vez abogo por mimar y no olvidarnos del mito. Es parte de nuestro acervo cultural de esa herencia helenística. Por su puesto el nombre de San Borondón está muy presente en nuestras tradiciones. Pero como todo, llegará un momento que se sabe el nombre, pero no su procedencia e historia.  Y creo que el mito del monje San Brandán y la isla de San Borondón es tan fascinante que sería una temeridad el perderlo. Si los avistamientos han ido decayendo que no lo haga la tradición oral y escrita. Ya saben, si son asiduos lectores de este blog, que intento siempre tener muy presente libros que voy recomendando su lectura pues creo que pueden aportar conocimientos generales. Como ven hoy he hecho varias referencias. Incluso en este enlace pueden leer el Navigatio Sancti Brandani. Es una copia que se encuentra en la Real Academia de la Historia en Madrid. No está completo, pero si gran parte del mismo. https://revistas.um.es/medievalismo/article/view/51121/49251

También hay bastante bibliografía. Pueden consultar en Google, sobre esta temática a la investigadora y escritora María José Vázquez de Parga y Chueca.

Confieso que de San Borondón hay muchísimo escrito, aunque yo he leído solo libros muy puntuales que me han servido para realizar este escrito. Sobre todo, la serie Canarias Magia de José Gregorio González. Esto que hoy he publicado no es sino un soplo de todo lo que se podría escribir sobre esta misteriosa ínsula y la fascinante vida de San Brandán. Les confieso que esto no está escrito recientemente. Estas líneas que usted ahora lee están redactadas un 29 de marzo de este año. Lunes Santo para más reseña. Estructurar mínimamente un escrito de un tema con tanta historia y que a mi me produce tal curiosidad me hace navegar, como un San Brandan internáutico, en artículos y publicaciones en la web y perderme en mi biblioteca personal pese a que reconozco no tener mucha bibliografía del tema.

Este blog sólo quiere aportar su humilde grano de arena en la conservación de nuestras tradiciones con el único objetivo de despertar la curiosidad del lector/a por el tema y que indague más sobre el mismo. Yo hago de banderín de enganche para que se alisten a conocer y profundizar en tantos temas de los que aquí se escriben de forma superficial y de la que tan variada y buena bibliografía existe.

Me encantaría que San Borondón existiera. Que algún día pudiéramos geolocalizarla y poner pie en tierra firme en este mito que se pierde en los albores de nuestra cultura romano-helenística. Pero somos hombres y mujeres que nos está tocando vivir la dureza de la Edad del Hierro y lejos queda ya esa Edad de Oro donde dioses y humanos convivían juntos e iban, tras virtuosa vida, al Paraíso más allá de las Columnas de Hércules.

Feliz onomástica para los Borondón, Brandán, Brandau, Brendan… la verdad que no conozco a nadie que se llame así. Y es extraño con la fuerza que tiene el mito en Canarias. Tal vez sea un nombre más común en la vieja Irlanda y los países sajones y aquí lo hayamos relegado más a la leyenda. Pero nunca olvidemos lo que fuimos, lo que somos y lo que debemos de ser.

Un saludo.

 

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Primera edición del texto: Mayo de 2021.