Dibujo de Jomi publicado en el libro "El corazón en Nivaria" junto al poema "A la Dolorosa, la virgen de Gloria de Luján Pérez" (1989). Dicho poema cierra éste escrito. |
Recientemente se ha celebrado el
275 aniversario de la parroquia de San Juan Bautista y hoy quiero hacer una
breve reseña sobre la misma. He de confesar que no sabia si escribirla o no por
dos motivos. Uno porque ahora ando al libre albedrío de no escribir nada para
el blog. En este tema estoy ahora mismo abandonado a la mano de Dios. No es
momento de ello, aunque obviamente hay escritos que deben ser redactados en el instante
que tocan como es este caso. Y dos porque ¿qué puede aportar una persona como
yo a un escrito como éste? Yo que no voy a misa y de las pocas veces que lo
hago no es precisamente a dicho templo. No por nada malo, sino porque geográficamente
me quedan cerca otros suelos sagrados. Ya referí una vez este hecho. Yo las
veces que acudo a misa a San Juan generalmente es por algún hecho luctuoso. Si
fuera una persona devota y tuviera las necesidades espirituales de buen cristiano
pues no quepa duda que iría a misa a San Juan. Y como buen villero subiendo
desde el Casco hasta la misma por la calle los Tostones. Que con los calores
que padecemos en el momento de redactar éste escrito algunos días de
indulgencia creo que ganaría. Para evitar confusiones sí he de remarcar que antaño
sí tenia ciertas inquietudes culturales y espirituales por estos temas. Pero
antaño. Ya no y no creo que las recupere. Eso sí, la misa en el cementerio por la festividad de Todos los Santos es de sana y honorable tradición que asista a la hora que le corresponde a esta parroquia. Buenas costumbres que no hay que perder.
Hablar de la parroquia de San Juan Bautista es hablar de la historia del Farrobo de La Orotava. No se puede entender el pueblo, en su conjunto y totalidad, sin esta parroquia, ni a dicha parroquia sin La Orotava. Repito en su conjunto y totalidad.
Fue ella el epicentro genésico de este núcleo poblacional que para mí es magnífico. Considero que La Orotava más pura y autentica se encuentra a día de hoy radicada en dicho lugar. Ahí está aguantando y resistiendo los nuevos aires siendo garante de la esencia villera en detrimento del Casco que ahora nos hemos vuelto modernos y aperturistas, conmigo que no cuenten, para ir al albur de estos tiempos tan guays. Esto no viene ahora a cuento de este escrito, pero aprovecho la coyuntura para insertarlo… O tal vez sí, porque el Farrobo es más puro y mantenedor de la esencia villera por estar sociológicamente unida su vida de una forma más identificada con su parroquia.
Siempre me ha causado admiración esta parroquia por el buen clero que ha habitado y la seriedad y amor que denotan hacia la misma. Pero eso ha sido de toda la vida. Herencia responsable e intelectual de las generaciones de los últimos 275 años, y posiblemente ya hundía sus raíces desde mucho anterior a ello. A los habitantes de esta zona les costó mucho esfuerzo construir esta iglesia y alcanzar es estatus de parroquia. Eso creo que es el secreto de que sea un lugar donde todo un núcleo poblacional, indistintamente que sea creyente o no, se siente orgulloso e identificado. Porque personal y arquitectónicamente se han expandido alrededor de ella los barrios al sur de la Villa que tanta solera histórica tiene y donde han habitado, y habitan, tan buenas gentes. Yo siempre lo digo, de las calles Cantillo y doctor Domingo González para arriba ya es otra Orotava. Y que nadie tenga atrevimiento de tergiversar estas palabras porque yo no soy casquista ni farrobista. Yo soy villero. No pienses que las varias veces que ha escrito en este artículo lo de “…no se puede entender el pueblo, en su conjunto y totalidad…” lo estoy escribiendo por escasez de palabras. Pero indudablemente es otra esencia dentro de nuestra esencia villera que para este quien escribe se siente muy reconfortado cada vez que transita la zona. O incluso cada vez, que no son muchas, que piso el sagrado suelo de la parroquia de San Juan Bautista. Pues como digo allí se respira un ambiente de seriedad y amor por su parroquia y por toda la cosmogénesis que habita entre sus muros.
Todo esto muy bien lo reflejaron las palabras de Juan del Castillo en su Libro “La Semana Santa de La Orotava, mi Semana Santa” donde escribió lo siguiente (pág. 22):
«…Impresionante fue la lucha del Farrobo por la parroquilidad. Los hombres vendían la leña y el carbón, a duras penas, cuando conseguían que alguien las comprara. Y las mujeres de la Villa de Arriba se quitaban de las orejas sus argollas de plata para levantar el templo. Fue una lucha larga, tesonera, con avances y retrocesos, hasta el día de San José de 1681, en que fue colocado el Santísimo en la primitiva ermita. De esta manera, se ejecutó la Real Cédula de Carlos II, del 15 de Abril de 1680, que establecía la parroquia del “gran barrio del Farrobo”, como lo calificó Viera y Clavijo. Mas tarde, en 1747, se inauguró el actual templo, la iglesia de cruz latina de mayor dimensión de toda la arquitectura canaria, con sus ricos artesonados mudéjares…»
Así que una vez leído esto ya podemos comprobar que poca broma con frivolizar el enorme esfuerzo que costó sacar adelante este proyecto.
El mismo día que cumplía años se publicaba un interesante texto que he de felicitar a los responsables de dicha parroquia por buscarlo, transcribirlo y publicarlo. Sinceramente me ha parecido muy curioso por su contenido y por el acierto que tuvo el párroco de aquella época, don Antonio Rodríguez Ximénez Pimienta de redactarlo. Pido enormes disculpas a la persona o personas que hizo el trabajo de búsqueda y transcripción y al administrador/a de la página de Facebook de esta parroquia, pues no me queda otra que hacer un copia y pega, no siendo este mi sucio estilo de sacar escritos adelante, pero es que es una crónica digna de divulgar. Si hubiera algún problema me escriben a mi correo que sin problema elimino el texto, pues yo me debo a un respeto por los trabajos ajenos, pues habrá llevado un ingente tiempo y trabajo de terceras personas. En la misma podemos leer lo siguiente:
«El 6 de agosto de 1747, hace hoy 275 años se bendecía el nuevo templo parroquial de San Juan Bautista, en El Farrobo, en La Orotava. Las obras se habían iniciado casi 20 años antes, el 6 de agosto de 1728, fecha en la que se colocó la primera piedra del nuevo y mayor templo que vendría a sustituir a la antigua ermita de San Juan.
Los libros parroquiales recogen varias crónicas de los años finales de las obras. En el libro primero de mandatos*, en el folio 24 vuelto, se conserva la certificación de la visita pastoral que hizo el Obispo D. Juan Francisco Guillén el 31 de julio de 1746. Realiza la visita cuando están a punto de concluir las obras del nuevo templo y, además de conceder 40 días de indulgencia a quien rezara delante del Altar del Señor de la Columna, destaca la particular anotación que hace el párroco de esta visita. Cuenta cómo realizó todo el ceremonial de la visita y celebró la confirmación. Y apunta:
“Después de todo esto vino a casa [entiéndase casa parroquial] él y toda la comitiva y refrescaron de buena manera con agua de nieve, dulces, chocolate y biscochos, gastando en ello buenos reales y se refrescó como una lechuga sin dar a la iglesia para la nueva fábrica del templo, ni medio real, ni después ni nunca lo ha dado, ni lo dará en toda su vida, según parece”.
A pesar de que el obispo no diera ni un real al nuevo templo, éste se inaugura el 6 de agosto de 1747, y nuevamente el párroco D. Antonio Rodríguez Ximénez Pimienta realiza una nueva crónica sobre la inauguración, en el mismo libro, pero en el folio 26, que dice así:
“Certifico yo, el beneficiado de esta iglesia parroquial del Señor San Juan Baptista de esta Villa de La Orotava, Don Antonio Rodríguez Ximénez Pimienta, examinador sinodal de este Obispado, como el día seis del mes de agosto del año de mil setecientos cuarenta y siete, día Domingo, día de la Transfiguración de Cristo, Nuestro Señor, habiéndose prevenido todo lo necesario para la colocación de esta nueva iglesia, se cantó Misa por la mañana, que la dije yo, de dicha transfiguración, y por la tarde se cantaron las Vísperas de la Dedicación de Iglesia, patente su Majestad, en la Iglesia Vieja (…). Y acabadas las Vísperas se formó la Procesión del Santísimo Sacramento que fue en Andas muy bien compuestas en hombros de los sacerdotes, acompañando todas las imágenes de esta Parroquia, el Señor de la Columna, La Virgen de los Remedios y las otras todas, y también el Señor San Jerónimo, que vino del lugar de Higa, y la Santísima Santa Catalina Virgen y Mártir; y fue la procesión hasta las monjas de debajo de Santa Catalina dominicanas [dominicas], por esta calle de los tostones, y entró también antes en las monjas Claras, y vino por la Iglesia Mayor de Nuestra Señora de la Concepción y subió calle arriba por San Francisco y por la calle de Salazar a la jurisdicción de esta parroquia, por la del Duque… hasta venir por la de la Reina y por esta calle debajo de San Juan hasta entrar en la Iglesia Nueva.”
Además, señala que asistió “todo el clero de abajo y de arriba” las 3 comunidades, las hermandades de esta iglesia y todo el pueblo". Y por último, indica que:
“Se realizó un octavario de la dedicación de la nueva iglesia: todos los días se realizaron funciones de vísperas, misa solemne y procesión del Santísimo Sacramento.
El día 1: ofició el Obispo D. Juan Francisco Guillén.
El día 2: clero de La Concepción.
El día 3: la comunidad de Padres Dominicos [indicando que hubo comedia].
El día 4: los Padres Agustinos [que trajeron en procesión a San Agustín, con mucha música (hasta de La Laguna vinieron músicos), papahuevos y multitud de gente].
El día 5: los Padres Franciscanos [con la procesión de San Francisco].
El día 6: las Monjas Dominicas.
El día 7: función a cargo de las dos hermandades existentes en la parroquia en ese momento: Santísimo Sacramento y Cofradía de la Virgen de los Remedios.
Y el día 8: el clero de la Parroquia de San Juan. Finalizando con la procesión con el Santísimo Sacramento y las Santas Imágenes del templo alrededor de la Iglesia.»
Fondo Parroquial de San Juan Bautista de La Orotava. Libro de Mandatos de Visitas nº 1. (1687-1748). Signatura nº 78. Folios 24 vuelto y 26. Depositado en el Archivo Histórico Diocesano. San Cristóbal de La Laguna. Tenerife.
Magnifica crónica y acertada haberla dejado por escrito. Sobre todo de la actitud del Obispo, aquel tiempo el de Las Palmas, pues sólo existía la Diócesis de Canarias con sede en la isla hermana. Los curas para dineros y buen comer siempre han estado al acecho. Esa frase de “comer como un obispo” por algo será. Causa hasta gracia ver la actitud de uno y el malestar del otro. Pero bueno, ya eso queda para la historia de la Villa, aunque hay actitudes que parece que siguen vigentes a través de los siglos.
Don Antonio Rodríguez Ximénez Pimienta hizo unos acertados y detallados apuntes de un valor historio inconmensurable, pues no sólo da detalles propios de la parroquia, sino igualmente de otros miembros del clero, hermandades, imaginería y localizaciones en el callejero municipal.
¿Qué más puedo yo aportar? Pues
lo mismo que al inicio de este escrito. Absolutamente nada. Sólo felicitar a
dicha parroquia, su comunidad religiosa y feligreses y desearles no otros 275
años de historia, sino como mínimo 2750 años más. Podremos ser creyentes, gnósticos
o ateos. Me es indiferente. Pero no cabe duda que parte de la mejor historia de
la Villa de La Orotava habita también en el Farrobo y en el latido y pálpito del
corazón espiritual de la parroquia de San Juan Bautista. Su Semana Santa con su
Cristo de la Columna, indudablemente el Cristo de los villeros, y su Cristo de
la Salud, su Señor de la Cañita y Su Santo Entierro. Sus Damas de Gloria, tan
villeras ella de corazón y raza y su virgen del Carmen. Su Corpus y sus
Alfombras, que cada año se engrandecen y magnifican a Jesus Sacramentado. Sus
festividades varias y sus entrañables fiestas de San Juan. Y como no, la llegada
de los Reyes Magos que cada año son acogidos entre vítores y fervores a ese
santo lugar antes de comenzar su ardua tarea de repartir los juguetes en esa
noche mágica a todos los niños y niñas de la Villa y demás lugares donde deben
acudir. Y ya no digamos sin su banda de Cornetas y Tambores, los mejores embajadores que tiene esta Villa.
La sencillez de sus gentes y la tranquilidad y solera de sus calles. El silencio, que tanta esencia villera tiene y que aún habita en el Farrobo. Todo esto y mucho más merece ser mimado y conservado con el celo y responsabilidad que durante siglos ha caracterizado a esta zona de La Orotava.
Pasa el tiempo y por ley de vida los vivos vamos muriendo. Pero queda las obras que se han hecho y que son símbolo y vestigio de un pueblo y una civilización. Realidad palpable de la esencia y sentir de un pueblo, de una tradición y de una idiosincrasia. Con sus luces y sombras. Con sus errores y aciertos, porque de todo hay en todos lados. Pero sin tener el menos atisbo de duda que a este pueblo no lo podemos observar, ni siquiera entender, sin mirar a sus barrios del sur ni su joya, arquitectónica, artística y sentimental como es la parroquia de San Juan Bautista e incluso las capillas que tiene diseminadas en su territorio.
Más no puedo aportar ni decir, pues no es este mi mundo, pero pecaría, incluso blasfemaría de idiota, si no reconociera el aporte fundamental para el engrandecimiento y honor de La Orotava que ha supuesto esta parroquia y todo lo que ella conlleva que va mucho más afuera de sus umbrales.
Felicidades por estos 275 años de responsabilidad, tradición y patriotismo villero.
Y para cerrar el escrito, y ya que he nombrado a las Damas de Gloria, que son señoras y señoritas tan encantadoras y orgullosas de su pueblo, de su credo y de su raza lo que las convierte en garantes y emblema de tanta esencia villera y que merecen un buen escrito, por desgracia yo no estoy a la altura y conocimiento de ello, eso le tocará a otros, me despido con un poema del sacerdote salesiano don Antonio Márquez compuesto en Mayo de 1989 y titulado “A la Dolorosa, la virgen de Gloria de Lujan Pérez”.
Yo ya, Señor, no sé dónde está el Cielo,
si al otro lado de la limpia estrella
o en San Juan, en la cara niña y bella
de tu Madre, Diamante de este suelo.
Porque, allí, yo encontré el total consuelo
a mi agrio lloro, a mi mortal querella.
Allí, surtió de mi alma la centella
del rojo gozo y se cerró mi anhelo.
Allí, yo he visto el fresco arrobamiento
del dolor de una Virgen y, en la altura,
la nieve de su mano tal victoria.
Otro en mil cosas ponga el pensamiento,
busque su cielo y de su afán la hartura.
¡Yo, con Luján, allí tengo mi “Gloria”!
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© 2022 Francisco García.
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Todos los derechos reservados a favor de © Francisco García.
Primera edición del texto: Agosto de 2022.
Texto 1: La Semana Santa de La Orotava, mi semana Santa. © Juan del Castillo
Texto 2: Parroquia de San Juan Bautista: https://www.facebook.com/sanjuanbautista.laorotava/photos/a.409364045901194/2115134055324176/
Texto 3: El corazón en Nivaria. © Antonio Márquez.
Imagen: Dibujo de Jomi publicado en el libro "El corazón en Nivaria" junto al poema "A la Dolorosa, la virgen de Gloria de Luján Pérez" (1989).