Hoy quiero recordar a un hijo de esta Patria como es este susodicho poeta en unas bonitas estrofas que le dedicó a nuestras Fiestas en el año 1861.
Pero antes conozcamos un poco más al personaje. Por lo que he leído no hay mucha información al respecto. Ya ven que ni foto he encontrado. Su vida tiene varios momentos de vacío y silencio absoluto, por lo que mucha información que nos ha llegado está adulterada o pudiera ser incluso que errónea.
Según http://aclrevistaliteraria.academiacanarialengua.org/auroras-de-rafael-martin-fernandez-neda/ nos da la siguiente información sobre el personaje:
Rafael Martín Fernández Neda nació en La Orotava, el 28 de noviembre de 1833. Desde 1852 comienza a publicar poemas en los periódicos de Santa Cruz de Tenerife, El Noticioso de Canarias y en El Eco del Comercio.
Se sabe que estudió Derecho en La Laguna durante el bienio progresista, es decir, entre 1854 y 1856. Durante estos años sigue publicando poemas y ensayos en los periódicos antes citados. Algunos de esos poemas figuran en el libro Auroras, pero otros no, como es el caso del dedicado a la poeta Fernanda Siliuto con motivo de su muerte, ocurrida en 1859.
En Septiembre de ese mismo año viaja a Madrid donde permanece un sólo año, ya que en septiembre de 1861 publica en el Eco del Comercio un poema fechado en La Orotava.
No se sabe con seguridad en qué año regresa de nuevo a Madrid. Lo cierto es que su libro Auroras se publica en dicha ciudad en 1865 y que su autor permanecerá en ella, con algunos paréntesis de viajes efectuados a Francia y Suiza, hasta su muerte.
Casado con la también poeta orotavense Carmen González del Castillo, al morir esta en 1905 el poeta cae en una profunda depresión que lo lleva a quitarse la vida, ese mismo año, ante la tumba de su esposa.
No cabe duda de que Fernández Neda fue un poeta de su tiempo y que de él asimiló aquello que mejor convenía a su personalidad y a su poesía, que, por encima de todo guarda una estrecha relación con lo que fue su vida, y su visión sobre la realidad que lo rodeaba. Como afirma Pérez Galdós en la crítica que con motivo de la edición de su libro Auroras escribió en el periódico La Nación de Madrid, en su poesía «se encuentra el sentimiento junto a la sátira; la gravedad lírica del amor platónico junto a la triste hilaridad del amor desengañado…; descripciones en las que se adula a la diosa Naturaleza como hace Zorrilla.
Otra biografía donde aporta más datos nos la da https://bienmesabe.org/noticia/2019/Julio/martin-fernandez-neda-rafael-1833-1905:
Poeta n. en La Orotava (Tenerife) y m. en Madrid. Curiosas contradicciones se dan en los documentos de bautismo, donde aparece bautizado una semana antes de su verdadero nacimiento, y donde se observa que adopta el segundo apellido de su madre. Huérfano de madre aún niño. Estudia en el Instituto de La Laguna (Tenerife).
En 1852 publica sus primeros poemas en El Noticioso de Canarias y en El Eco del Comercio. Y ese mismo año viaja a Portugal, tal como se deduce de sendos poemas que publicó en el primero de los diarios citados, como despedida de la isla y del Valle de La Orotava; y de otro que, desde Portugal, envía a El Eco del Comercio. Estudia Derecho en la Universidad de San Fernando de esa ciudad, entre 1854-1856, mientras sigue publicando sus poemas. En 1859, embarca para Alicante y desde allí seguirá hasta Madrid. Pero estará apenas un año. En 1861, se publica en El Eco del Comercio un poema suyo firmado ese mismo año en La Orotava. Probablemente volviera a Madrid en 1862. Allí fija definitivamente su residencia y publica, en 1865, su único libro: Auroras. Viajes ocasionales a Francia y Suiza. En 1905, víctima al parecer de una depresión por la temprana muerte de su mujer, la también poeta Carmen González del Castillo, el escritor decide quitarse la vida. Vinculado a los poetas románticos y regionalistas de Tenerife; se reconoce también próximo a poetas como Goethe o Klopstock, Heine, Hugo o Lamartine, a todos los cuales traduce. Pérez Galdós hace una detenida lectura de su poesía, en "De un canario a otro", ensayo que se publica en La Nación y en el periódico grancanario El Ómnibus*. Entre los poemas destacados de este autor se citan: “El doncel de Mondragón”, poema épico-jocoso, escrito junto a los poetas Fernando Final y Agustín Guimerá, que firmaron como Aned-Nalif-Riugame (sus respectivos apellidos escritos al revés), “Romance de la Romería de San Isidro de La Orotava” (1861), “La sombra de la conciencia”, “Es la patria el árbol santo” o “El día de difuntos”, a la memoria de su madre. También como prosista lo destaca Sebastián Padrón Acosta* que cita, entre otros, “La cruz quemada” y el relato de costumbres El balcón del chantre, escrito entre 1854-1855, en el cual el autor hace un retrato muy sugestivo de la vida en La Laguna de 1800.
Incluso he leído algún fragmento más donde se afirma que fue un hombre de profundas depresiones y melancolías durante toda su vida por la temprana muerte de su madre. Cosa esta que me sorprende porque en los versos que hoy transcribo se lo percibe como un hombre lleno de alegría y entusiasmo.
ACL revista literaria tiene un muy buen artículo de este literato villero. Dejo el siguiente artículo por si quieren leerlo: http://aclrevistaliteraria.academiacanarialengua.org/rafael-m-fernandez-neda-un-romantico-tinerfeno-en-madrid/
Pero ahora pasemos a leer sus versos sobre la Fiesta de San Isidro.
La Fiesta de San Isidro.
Romance de ciego. Cuadro de las costumbres de las Islas Canarias.
I
Vengan los fornidos mozos,
con sus vestiduras ricas
y sus varas de avellano,
como flotantes banderillas.
Pongan las madres sus tocas
y sus preseas las niñas,
y los ancianos sus capas
guardadas para estos días.
Resuenen las panderetas
y ándense las manos listas
Repiqueteando los dedos
Para acompañar la isa;
rasgueando las guitarras
punteando las bandolinas.
Canten festivos romances
las viejas marisabidas
de galanteos de antaño
desconsuelo de las chicas.
Los viejos, de tradiciones
de las costumbres antiguas;
de las fuerzas de los guanches;
las guerras de la conquista
y la rota del «Inglés»
codicioso de estas islas;
y el coro alegre responda
mientras el vate se inspira.
Jupa la japa
lomita mía,
jupa la Japa
que viene el día.
II
Vamos al llano, muchachas,
Que ya sale de la ermita
El glorioso Isidro, honra
De la coronada Villa.
Ya asoman los estandartes,
y los viejos que este día
han de sortear la yunta
que en nombre del Santo rifan.
Ya salen en dos hileras
ñiños de la gente rica,
vestiditos de pastores
que dan al amor envidia,
ya salen sembrando flores
con que la calle entapizan,
y dulces que los muchachos
arrebatan entre riñas.
Ya asoma el Santo, ya asoma,
¡eh! muchachas, de rodillas:
pedidle vosotras novios
y que dore las espigas,
mientras ansiosos rogamos
porque nos vuelvan las viñas
que nos daban con su jugo
nuestro pan de cada día;
ya pasa en santo, ya pasa;
vamos siguiéndole, chicas,
hasta el templo reverentes,
para oír la Santa Misa
y el sermón; ¡pues ahí es nada
el padre que lo predica!
¡Oh! Que hermosa está la Iglesia
con tanta vela encendida,
y arcos de ramaje y flores,
de banderas y cortinas.
suenan los cantos sagrados;
brota la orquesta armonías,
y del oloroso incienso
ondulantes nubes giran.
Vamos a ver a los pobres
que les dan un pan de a libra
y los visten y los calzan
en celebridad del día.
III
¡Qué animado está el paseo!
¡cuánta gente!... ¡Dios me asista!
y ¡vaya un lujo comadre!;
¡y que mujeres tan lindas!
mirad un cordero blanco
que se rifa entre las niñas,
galán con cuernos de oro,
luciendo lazos de cinta.
¿Qué sucede en aquel sitio
que tanta gente se apiña?
¿La lucha! Allí están los mozos
Más pujantes de la Isla.
Vámonos, compadre, vámonos
a mirar a los que lidian;
que no será buen patriota
quien sus costumbres no estima.
Quedaos aquí, muchachas,
y ved do ponéis la vista,
que rosas de galanteos
tienen aromas y espinas:
no abráis oídos a lisonjas,
porque son malas semillas
y pueden dañar en campo
donde virtudes crecían.
IV
Es ya noche; de las ramas,
que suave mece la brisa,
penden guirnaldas de flores,
y hay antorchas infinitas,
y fuegos artificiales
para recrear la vista.
Alegres músicas suenan,
y los bailes se improvisan,
donde la gente aldeana
baila, entre cantos y risas,
o el andando o las folías.
No os dejéis ceñir, muchachas,
si no es en la Vicaría
con lazos que no se rompen
y abrazos que fortifican.
Nunca olvidéis que el pudor
es la fuente cristalina,
cuyas aguas son espejo
donde el alma se mira.
Retirémonos que es tarde
a nuestras chozas tranquilas,
donde la pobreza y honra
en sagrada paz habitan,
y no echa el odio el veneno,
ni rencor siembre la envidia;
vamos cantando, muchachas,
mientras en cantor se inspira:
jupa la japa,
lomita mía;
jupa la japa
que viene el día.»
Rafael Martín Fernández de Neda, «La Fiesta de San Isidro», Poetas canarios de los siglos XIX y XX, de Sebastián Padrón Acosta, Edición, Prologo y Notas de Sebastián de la Nuez, Aula de Cultura de Tenerife, 1966, pp. 158 y ss.
Texto extraído del libro “Lo que han dicho de ti”, Víctor Rodríguez Jiménez, 2006.
Ante lo extenso del texto poco más puedo añadir. Que cada lector/a saque sus propias conclusiones. No cabe duda que son unas estrofas llenas de alegría y jolgorio, pero a la vez llenas de moralidad por y para la mujer, sobre todo en edad casadera.
Queda ya plasmado en este blog parte de la obra de este insigne literato villero, ¿por cierto, tiene alguna calle en la Villa? Yo no lo sé, solo pregunto.
Sigo preparando más artículos.
Saludos.