Todo el que me conoce sabe que no soy persona de iglesia, ni de misas, procesiones, o de eso que llaman “días de precepto”. Si he de acudir a los oficios religiosos es cuándo yo lo diga y punto.
Pero hay personas, en este caso un sacerdote, que pasan por nuestras vidas y dejan una huella imborrable como fue el caso de don Jesús. Infinitas charlas sobre lo humano y Divino tuvimos en la sacristía de la iglesia de San Francisco a las que muchas veces se unía José el cojo.
Pero también el recuerdo a don Jesus, y tantos otros buenos sacerdotes (eso no se puede decir de todos), me hace pensar las malas políticas de destino que aplica el obispado y las respectivas órdenes religiosas. Curas sumamente queridos que anhelan quedarse en La Orotava y se encuentran con fuerza e ilusión para ello pese a los muchos años ya de residencia aquí y por su fidelidad y obediencia deben abandonar la Villa en contra de su voluntad y para su mayor tristeza. O curas jóvenes con ideas nuevas y revitalizantes que se ganan el cariño de sus feligreses y que al poco tiempo los cambian.
La Iglesia no creo que esté para estos experimentos. Pero no es cosa que a mi me importe. Pero en el caso concreto de don Jesús él no quería irse. El buen recuerdo dejado perdurará en la memoria villera.
Esta tarde, 13 de Julio de 2023, a las 19:00 H en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán se oficiará una misa por el primer aniversario de su fallecimiento.
Ojalá algún día esa vida después de la vida nos vuelva a cruzar en el camino.
Un abrazo don Jesús.
Pinchando en el enlace de abajo podrás leer el artículo que le dediqué a don Jesús tras su fallecimiento.