domingo, 2 de junio de 2024

El hongo.

Siempre dentro del respeto a las personas aquí nombradas intento, en base a la descripción que me dan, generar imágenes de la forma que se acerquen más a la realidad. Confieso que ha constado bastante generar una que me gustara entre más de 200. No es fácil llegar a una que guste, e incido nuevamente, que lo hago desde el máximo respeto y admiración hacia los protagonistas de esta historia. Dios los tenga a todos en el descanso eterno. Imagen generada por Copilot Desinger. 
 
 


«…mi vida está salteada de anécdotas que mi memoria atesora y hoy vuelve a mí una moda, la del hongo, que tuvo su momento estelar, cuando yo era juez de La Orotava.

Tenía yo allí un amigo, ingenioso e inteligente, lleno de envidiable humor, que ejercía como registrador de la propiedad, carrera en la que había ingresado muy joven, y que alcanzara los más altos puestos de la nación en sus funciones…

…Tenía una gran amistad, con el farmacéutico Pompeyo Martínez-Barona, derivado acaso de que el padre de este había sido con anterioridad registrador en la Villa.

Pompeyo era entonces joven, flaco, rubio, espigado, dinámico, listo, capaz, simpático y alegre. Tenia la farmacia en la calle del Calvario, en una casa de una señora llamada Margarita, una buena mujer, mayor, gorda, digna de toda confianza, que con el tiempo sabía de pastillas, inyecciones, medicamentos, sulfamidas, con esa listeza que los magos ponen a lo desconocido.

Yo me reunía, en las largas tardes de la Villa, con Pompeyo y Mirón (así se apellidaba el registrador), y al finalizar íbamos a “hacer-yo mirar- la caja”. Y un día, en una mesa grande, que ocupaba una vasija no meno grande, me encontré con una sorpresa: en el interior de la vasija se hallaba un gran hongo flotando en las que suponía en condiciones bienhechoras para la salud.

Había llegado la moda nacional a la Villa por el arte de la constancia de aquellos dos amigos. Porque corría por toda la nación que el cultivo y la ingestión de que el té de hongo era la panacea universal, la salud infinita, el rejuvenecimiento de todos los órganos vitales, la esperanza de una mejor y más larga vida. ¡Lo que buscaba el hombre desde hacía siglos!

Y todas las tardes íbamos a ver cómo marchaba el hongo, a hacer la caja y a hablar con Margarita, que yo creo que nos localizaba con irónicas miradas cada vez que hablábamos de las infinitas propiedades terapéuticas del hongo…

… El hongo, como todo, pasó de moda. Yo no lo tomé nunca, y me parece que Mirón tampoco. Sin embargo, cuando alguna que otra vez me tropiezo ocasionalmente con Pompeyo, pienso al verlo tan espontáneamente joven, flaco, ágil de mente y de cuerpo, que cuando nos marchábamos y lo dejábamos sólo se daba unos grandes atracones del caldo de aquel enigmático hongo, que le ha hecho no recobrar, sino mantener una espléndida juventud, cuyo secreto guarda, sin que nos preste la patente de un descubrimiento.»

 

Antes de que se acabe el tiempo de escribir (2006). José Luis Sánchez Parodi.

 “El hongo”. Artículo publicado el 9 de Abril del año 2000.

 

Nuevo artículo que rescato en honor y recuerdo de José Luis Sánchez Parodi. Y este sinceramente son de esos que no dejan indiferente a nadie.

No cabe duda que desde siempre el ser humano a buscado el elixir de la eterna juventud, incluso algunos la mítica fuente. Y entre búsqueda y búsqueda siempre aparece alguien con olfato para los negocios que trae la ansiada panacea (da igual cuál).

Esto del hongo, tema que yo desconocía hasta leer este artículo, me recuerda en algo a las famosas pulseras magnéticas que hará cosa de unos quince años aparecieron. Muchos lectores/as seguro que las recordarán. Dos buenos amigos, omito sus nombres, cayeron en tales trampas y se gastaron un pastizal comprando un simple imán engarzado en una correa de plástico. Lo que valía no recuerdo tantos euros acabó vendiéndose por unos céntimos cuando se descubrió la tontería de las mismas. Eso sí, después de dejar pingues beneficios.

Investigando un poco por la red posiblemente el hongo que tenía Pompeyo en su farmacia sería el Reishi (Ganoderma lucidum) u “hongo de la eterna juventud”. Uno de los hongos más reconocidos y que cuenta con una larga trayectoria de uso en la medicina tradicional oriental, como la medicina tradicional china. En Asia es un «símbolo de longevidad y felicidad». Por ello se considera “el rey de los hongos” y es habitual referirse a él con otros nombres como “Ling Zhi”, “Chizhi” o “Youngzhi”.

El gran interés en el Reishi y sus beneficios están bien documentados, al igual que ocurre en otros hongos como el Shiitake, el Cordyceps o la Melena de león, entre otros. Los primeros registros datan del II milenio a.C. en la búsqueda del “elixir de la vida” por el emperador Quin Shi Huang Di (conocido por la construcción de la Gran Muralla) al que le entregaron Reishi como obsequio. Después de este episodio, todos los ejemplares de este hongo se reservaron en exclusiva para el emperador chino.

Hoy en día el Reishi sigue siendo la sustancia natural más valiosa de la medicina tradicional china. Sus aplicaciones ya estaban documentadas en la obra de medicina china del siglo XVI a cargo del erudito universal Li Shih-Chen.

Este hongo se convirtió en el centro de la ciencia moderna en la década de 1950, con investigaciones más detalladas que se llevaron a cabo principalmente en China y en Japón. Tradicionalmente se realizaban infusiones a partir de Reishi deshidratado. A día de hoy, su infusión, sigue considerándose una forma tradicional de consumo de Reishi, aunque no la única.

Como ingrediente innovador, el Reishi se incluye en cosméticos naturales, ya sea en jabones o cremas.

La información la saqué de la web https://hifasdaterra.com/hongos-medicinales/reishi-ganoderma-lucidum/

 

El hongo Reishi. Mano de santo dicen... Permitan que lo ponga en duda.

Razón medicinal o no yo no lo sé, pero la historia y su interés científico en la década de los años cincuenta del siglo XX concuerda con la historia de Parodi. Posiblemente Pompeyo, como el gran farmacéutico que era, tendría sus interesen científicos en el mismo. ¿Probó tal remedio? Si no lo supo Parodi menos lo voy a saber yo, pero que Pompeyo era una persona llena de vitalidad y lozanía fue un hecho contrastado.

Curioso artículo este donde personalmente me quedo con los personajes de esta curiosa historia que en ella aparecen y que no decaigan en el olvido. Sea nuestro emocionado y respetuoso recuerdo para doña Margarita, Pompeyo Martínez-Barona, Mirón y José Luis Sánchez Parodi.

Saludos y tomen infusiones que son muy buenas. Sobre cuál eso ya a gusto de cada uno. Yo soy más de menta poleo y té rojo.

 

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Texto: ©José Luis Sánchez Parodi y herederos.

Imagen generada por IA (Copilot Desinger).