No sabemos que nos deparará el
año 2018. Si los deseos que expresamos estos días se cumplieran, estaríamos ante
un mundo perfecto donde todos gozaríamos de paz, amor, felicidad, prosperidad…
En definitiva, viviríamos en una sociedad feliz. Pero sabemos que esto no va a
pasar. Al menos no de manera simultánea porque la vida no es una línea recta y
estable, sino un camino lleno de baches, tropiezos, errores, alegrías,
emociones, salud y enfermedad. Todo lo que es intrínseco a nuestra condición
humana. Por eso según estudios psicológicos el llamado “Blue Monday” es el día
más triste del año, este año concretamente se corresponde al 15 de Enero, siempre
suele ser el tercer lunes de este mes. Es en tal día cuando ya salimos de la vorágine
de la Navidad, del ambiente de felicitaciones y para bienes y nos damos cuenta
de que nosotros ponemos y la situación dispone. Que no es tan fácil vivir en
esa plenitud, del deshacerse de la gente toxica que rodea a las personas, de
los proyectos y actividades planificadas y de millones de pretensiones que
estos días se han hecho. Porque vivimos en una sociedad totalmente cosificada,
de doble, cuando no hasta de triple moralidad, donde millones de personas son
movidas como marionetas por poderes en la sombra. Y son ellos los que deciden
qué felicidad se le otorga o no al pueblo, región o nación sino a todo el
planeta. Por eso no pidan nunca grandes cosas sino esos pequeños momentos de
felicidad que otorga la propia vida. No son unas palabras optimistas para el
primer escrito del año, pero sí las palabras más realistas que les puedo
brindar. Disfruten de la vida, las amistades, de las cosas que les brinda el
entorno (La Orotava tiene muchas). Porque si esperamos grandes cosas esas nunca
van a llegar.
Pero a la vez en este año nuevo,
no solo hago estas reflexiones filosóficas referentes a la Humanidad. Guárdenme
un cachorro con lo qué hay ahí fuera. También hago mi propia reflexión personal
y de lo que me rodea. Y una de esas reflexiones en este 2018 que ya avanza
imparable, pues el dios Cronos posee la maquina más perfecta y duradera como es
el Tiempo, es sobre La Orotava. En este pasado año he tenido por motivo de este
blog que rebuscar mucho entre mis archivos personales, en ordenar y clasificar
fotos, en recopilar otras tantas. Uno se encuentra con historias ya olvidadas
en el tiempo. Paisajes y calles ya distinto o inexistentes por el avance
urbanístico y de infraestructuras. Casas antiguas hoy desparecidas y
sustituidas por modernos edificios. Fiestas que hoy están desvirtuadas o casi
olvidadas. Y sobre todo me encuentro con personas que ya no están con nosotros
o están en el otoño de sus vidas. Se llena la mesa de mi escritorio de fotos
antiguas en blanco y negro mezcladas con fotos en color, algunas de ellas
igualmente ya con sus años encima. Con su peculiar tacto y papel de antaño. Con
legajos de escritos y papeles antiguos de mis archivos ya amarillentos y con
ese olor a humedad y añejo que me hace hasta estornudar. Con miles de fotos de
mi autoría totalmente digitalizadas, aunque todo mi archivo lo está pues se une
al heredado y a una ingente cantidad de material histórico que varios
particulares me están facilitando para que vaya recopilando y llegado su
momento, aunque ya he publicado bastante, sea digitalizado y difundido. Algunos
de estos archivos que me llegan están algo deteriorados y así mismo estoy restaurándolo
en los ratos libres que tengo. Todo ello sin coste alguno para quiénes lo están
cediendo con la única salvedad de yo quedarme con una copia digitalizada. Con libros
escritos hace años sobre nuestro pueblo que son verdaderas guías y joyas de
conocimiento hechos por autores que quisieron y quieren a nuestro pueblo. De
todo el material bibliográfico que engrosa mi biblioteca personal he aprendido
mucho en todas las publicaciones referente a la temática de La Orotava.
Benditas esas bibliotecas particulares que existen en la Villa y el gran
material bibliográfico, fotográfico y fílmico en manos particulares. Cuídenlo y
mímenlo mucho. Y por favor digitalícenlo porque son joyas que hablan la
historia de nuestro pueblo. Y ante esa ingente cantidad de
material uno empieza a evocar recuerdos. No siempre rememorar recuerdos es
bueno, porque hablando en términos a nivel de pueblo a veces uno se enfada ante
ciertas actitudes y verdaderas locuras hechas. Y por desgracia las que quedan
por hacer.
Pero a los pueblos no los aman,
ni hacen, ni mantienen sus cosas inmateriales, ni siquiera materiales, sino sus
gentes. Y muchas personas me vienen a la mente estos días. Personas que
vivieron en otros tiempos y circunstancias, no siempre fáciles, pero que amaron
profundamente a la Villa. Ya quedan pocos y en este 2018 espero no tener que
escribir tristes adioses porque no son plato de buen gusto y más cuando son
personas que nos unen tratos de amistad y vecindad. Pero hay veces que uno
recorre las calles de La Orotava solamente acompañado por los silencios de la
noche. Momentos de tranquilidad donde vienen a la mente muchas personas y
lugares. De caminar por las calles y mentalmente formase la imagen de hace
décadas y ver la casa donde vivía tal persona, incluso muchas veces caminar un
trecho de varios metros mientras se van repitiendo sus nombres porque ya todos
son fallecidos y sus viviendas destruidas. Recuerdos... Nostalgias de anécdotas
que les sucedían y que hoy las nuevas generaciones las ignoran porque ni los
mayores se las cuentan ni los propios jóvenes quieren escucharlas. Porque la
sociedad cambia y estos 18 años de siglo XXI han sido años de cambios muy
abruptos y un pueblo como La Orotava no es ajeno a dichos circunstancias. Ya no
estamos ante una generación continuista sino a una generación mayoritariamente
rupturista. No se sabe muy bien con qué fin (hay muchos cantos de sirena), pero
hay una ruptura y modificación de pensamientos que como se constata en todo a
todo afecta. Aunque una vez lo escribí, y lo sigo manteniendo, que la juventud
villera es de mucha sustancia y sentimiento por y para su pueblo.
Echo en falta y añoro muchas
cosas. Cada uno tira por lo suyo y tiene sus propias añoranzas. Pero a veces
pienso y comento que no haya añoranzas unificadas en los sentimientos a nivel
colectivo. Nos olvidamos de las personas que nos precedieron. De lo que
hicieron de bueno, o de malo, por La Orotava indistintamente de su ideología o
condición social. Como dijo una vez alguien de villeros y villanos… Nos
olvidamos de la historia, de nuestros monumentos, paisajes y lugares, muchas
veces yo el primero, dónde en otras épocas los que somos de otras generaciones
fuimos felices y me pregunto por qué se les niega o desvirtúa a las nuevas
generaciones el poder disfrutar de lo que nosotros disfrutamos. En ambientes
más sanos y felices que los de ahora. Obviamente un pueblo no puede quedar
estancado en el siglo XVI. Eso sería absurdo. Pero sí que defendamos con ahínco
el legado que se nos ha dejado. El recuerdo, por muy nimio que sea de las
personas llanas del pueblo. No solo recordar lo poderoso y ostentoso. Lo que
vende por cual o tal circunstancia. No todo no es chaqueta y corbata. Ni photocool,
ni selfies. Ni hastag. Ni “me gusta” ni corazoncitos o retweet. Ni siquiera un
pequeño blog como este que ni sé si gusta en La Orotava. Me dicen que sí, pero
como no me gusta que me lo digan tampoco me lo creo. Eso no es La Orotava. La
Orotava es más que un sentimiento. No un postureo.
Afortunadamente en el pueblo
existen gentes que por medio de grupos, colectivos, asociaciones y en redes
sociales están haciendo una labor de difusión y recuperación histórica bastante
loable. Personas de fuerte preparación y conocimiento que dedican su tiempo
libre a esto y a los que debemos agradecer su pasión por el pueblo y su
generosidad en horas dedicadas a toda esta ingente labor de difusión y
divulgación histórica y sociológica. Mi máxima admiración y agradecimiento para
aquellos que se han lanzado a esa lucha por desinteresada por el pueblo sin
esperar nada a cambio.
No sé si este sentimiento que
observo en silencio es compartido por alguien más. Pasan los años y cambian
mucho las cosas. Aunque como me dijo una vez una persona “los tiempos no cambian,
quienes cambian son las personas…” Pero el siglo avanza y con él el pueblo.
Como debe ser porque hay que ir siempre avanzando. Pero avanzar no significa
olvidar o modificar lo que tiene que ser perenne en el tiempo. O al menos así
me lo dicen cuando mi archivo me “habla”. Y observar las cosas en silencio con
higiene mental y con la libertad de poder expresarlo hace que personalmente
tenga sensación de una perdida de esencia. A veces tengo la sensación de que
otras voces y sentimientos ya lejanos en el tiempo y que han cruzados los
umbrales de la propia Muerte gritan quejándose por cambios sin sentido.
A las nuevas generaciones que
vienen ya pisando fuerte que son los nacidos a finales del siglo XX y
principios de este lo único que les digo es que nunca dejen de avanzar, de construir
un pueblo para bien. Un pueblo por y para sus gentes. Para eso no hace falta un
puestito o que te pasen la mano por el lomito. Hace falta voluntad, amor y
sentimiento. Y sobre todo y lo más importante en no olvidar nunca dentro de un
rigor histórico. Huyan siempre de esas manidas frases de “es que a mí me
contaron qué…” No. Puede ser que sea gente toxica quién te lo cuente y lo que
quiera es influir por algún interés. Compruébenlo por ustedes mismos. Ni a mí
me crean una sola palabra. Aunque les diga la verdad compruébenla. Como decía
Ortega y Gasset “Quién quiera enseñarnos la verdad que no nos la diga, que nos
sitúe de tal modo que podamos descubrirla por nosotros mismos.”
Por eso en este 2018 y en este
siglo XXI tan cambiante e incierto, pido un ejercicio de reflexión personal y
colectiva de qué está bien y de qué no en infinidad de cosas. Para eso no hace
falta hacer una comisión, con su foto de rigor para las redes sociales ni nada
de eso. Fea manía esa de oficializarlo todo pues el pueblo pierde espontaneidad
e ideas. Creo que yo al igual que San Juan Bautista predico en el desierto.
Con estas cavilaciones empiezo a
escribir este año en el blog. No sé si será un año que podré ser prodigo en
publicaciones. Depende de mi tiempo personal y circunstancias. Pero seguiré con
el mismo compromiso y línea editorial que la adquirida un 31 de Enero de 2017
cuando se inició este trayecto. Siempre fiel a una AGUERRIDA LIBERTAD que me
permiten publicar y recordar aquello que fuimos, somos y debemos de ser. Un compromiso
con y para mi pueblo sin pedir ni querer nada a cambio. Prefiero antes eliminar
el blog.
Ojalá que en este 2018 pueda
escribir grandes cosas y que se hagan grandes cosas por La Orotava. Potencial
para ello hay, y no precisamente me estoy refiriendo a mis capacidades mentales
para escribir que son bastante exiguas. Ya saben cosas de un loco como yo…
Fíjense que escribí que hasta las fotos me hablan para expresar sus quejas ante
ciertas actitudes… ¿Paco ya estas así a estas alturas del año?
La foto que acompaña este escrito
fue publicada hace unos días en Fotos Antiguas de Tenerife. La he elegido
porque creo que simboliza muy bien el paso del tiempo. Por el entorno se supone
que fue realizada en la década de los años 60. En ella vemos la lucha entre
trasporte animal y trasporte mecánico. Un pueblo que avanza en aquella década de
cambios en toda la nación. La España en color, la España Ye Ye, La Orotava en
color, La Orotava Ye, Ye. Coches que marcaron una época como el Escarabajo. Las
guaguas cafeteras de aquella época que parecían una bañera con ruedas. Los ya casi
extintos agricultores que bajaban con sus mercancías de la zona alta de la
Villa y que se peleaban por un ya incipiente parque móvil de las nuevas clases
medias y la sociedad de consumo. Los hombres con sombrero y bolso en mano,
aquellos bolsos de comida que las mujeres de levantaban de madrugada a
preparar, imagen icónica esa ya muy difícil de ver y que fue muy común en La
Orotava en esa década y posteriores ante la expansión urbanística y los
trabajadores de la platanera. El Puente aún en construcción, y ahí sigue siendo
unos de los lugares más emblemáticos y de paso en La Orotava. Las líneas de
farolas de ese tipo desaparecidas hace unos años por iluminación más moderna y energéticamente
más eficientemente. La sociedad de la época y la de ahora…
En definitiva, el inexorable paso
del Tiempo.
Un saludo para tod@s.
© 2018 Francisco García.
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Todos los derechos reservados a
favor de © Francisco García.
Primera edición del texto: Enero
de 2018.
Correo:100x100villerosdelaorotava@gmail.com
Imagen publicada a finales de Diciembre en "Fotos Antiguas de Tenerife" https://www.facebook.com/groups/FotosAntiguasTenerife/ |