miércoles, 5 de septiembre de 2018

Don Estanislao de Lugo.

Confieso que hoy es un día muy triste para mí. Tanto que se me ha ensombrecido y decaído el ánimo. Este mes de septiembre no quería escribir nada en el blog porque yo también necesito descansar de todo, incluido este pasatiempo. Pero hoy tuve una concatenación de hechos que puedo decir que empezó hace días. El sábado tenía que ir al cementerio y no fui por otras causas. Y me dije bueno voy otro día. Pero hoy una vocecita en mi interior me decía que debía ir al cementerio y así lo hice. Y empezaron a sumar esas matemáticas de las causalidades de yo hablar y acompasar el paso con varias personas para estar en el momento justo de encontrarme con Bárbara de Lugo en el camposanto. Allí me dio la triste noticia de que su padre don Estanislao había fallecido el día dos de junio.  Obviamente no me enteré pues en esas fechas estaba fuera de La Orotava en motivos que me sujetaron fuera del pueblo hasta finales de ese mes. Por lo tanto, estaba ilocalizable. Por tal motivo ignoraba este hecho y ya saben que yo de por sí soy muy difícil de localizar con el añadido que en este tiempo tampoco me he encontrado con ningún conocido en común. Como digo siempre localizarme a mi es muy difícil y si no se me ve en el momento justo es complicado dejarme un aviso.
La verdad que la noticia me ha sentado como un mazazo. Tanto que bajé toda la calle la Carrera llorando pues no pude contenerme ante esta inesperada necrológica. Yo a don Lalo le tenía muchísimo aprecio. Aprecio que era reciproco por su parte. Hoy mismo su hija igualmente me lo comentaba. Hablar de don Lalo es hablar del arquetipo del perfecto caballero villero. Una persona sencilla, educada, afable, servicial. Siempre con una franca sonrisa y buena conversación. Un hombre de honor y un católico de verdad. Nada de esa mediocridad de mucha fachada y poca sustancia. Don Lalo estaba muy por encima de eso. Había pertenecido, que yo tenga constancia, a dos hermandades, Santísimo y Misericordia del Calvario, de las cuales en ambas había ostentado ser Hermano Mayor. Título que le suponía a él un gran orgullo de haberlo ejercido. Le gustaba mucho de oír misa acompañado de su esposa y su hija Bárbara y a veces solía encontrármelos en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán. En los últimos meses me los encontraba por el Centro que venían de oír misa en la capilla de María Auxiliadora. Fue precisamente saliendo de misa las dos últimas veces que coincidimos. Allá por el mes de abril un domingo  que venía yo de la Media Maratón de La Laguna estuvimos unos minutos hablando en la plaza del Llano. Y la verdad que lo vi bien. Me había comentado que estaba ya próximo a cumplir los 91 años y que con los típicos achaques de la edad él se mantenía activo. Luego lo vi por última vez el 20 de mayo cuando yo regresaba del Cross de María Auxiliadora. Allí lo noté algo cansado y me dijo que tenía una tos que no se le iba y que estaba un poco congestionado. Fue la última vez que hablamos y sin ambos saberlo fue una despedida a la eternidad. Me quedará siempre su imagen marchándose por la calle el Tejar con su paso tranquilo y acompasado y las manos tras la espalda. Con sus eternas gafas de sol y siempre abrigado con una rebeca o una chaqueta y gorra tipo escocesa en invierno.
Bárbara me comentaba que se fue tranquilo, sin sufrir en este proceso rápido que tuvo. Él era consciente de que había que partir y de ahí su tranquilidad. Pero ya esto es una parte de la conversación que comprenderán que queda en el ámbito privado entre Bárbara y yo.
Con don Lalo se va un referente para mi persona pues como he dicho le tenía en gran estimación. No sé qué más puedo escribir. No me salen las palabras porque toda buena palabra que yo le dedique a él son pocas. Pero siempre lo recordaré como uno de esos hombres que la vida cruza en nuestros caminos y nos dan una lección de humanidad y saber inconmensurables. Ese es el gran legado que don Lalo nos dejó a todos los que lo tratamos en vida.
Este escrito llega muy tarde. Me queda una tristeza enorme no haberme enterado el día que falleció y no haber estado en su entierro. Aunque estaba fuera al menos el haberme enterado. Discúlpeme por ello don Lalo. Lo voy a echar mucho de menos. Porque personas como él siempre es importante tenerlos presentes en vida. No cabe duda que se fue un gran villero y mejor persona.
Aun con los ojos humedecidos mientras redacto este escrito y la enorme tristeza que hoy me sucumbe solo puedo enviar un abrazo al Cielo con la esperanza de que nos volveremos a ver. Gracias por haberme brindado su amistad y estima y por tantas sabias palabras que siempre me dio.
Se fue con su querido pueblo oliendo ya a fiestas, con la calle Tomás Zerolo tapizada en flores y el Santísimo procesionando sobre ellas. Como un día después lo haría en San Juan y días más tarde en nuestras Fiestas Magnas de Corpus donde se procesionaba el Santísimo de la parroquia de la Inmaculada Concepción donde tan gran servicio dio a su Hermandad. Se fue un gran villero en días grandes para la Villa. Trascendió para ya acompañar a Dios por siempre en la Jerusalén Celeste.
Un abrazo para su esposa, hijas y familia pues he sentido mucho esta pérdida como si nos hubieran unido lazos de sangre. Lo llevaré siempre presente en mis recuerdos y corazón. 
Hasta que el Destino nos alcance de nuevo don Lalo.
Descanse en Paz.


*Anexo:
Con este escrito cerraba la temporada 17/18 de este blog. Un escrito que me abatía profundamente en tener que redactarlo pues se me quedó la espina clavada en el corazón de no haber estado presente en el duelo y entierro de don Lalo pues ni me enteré ni estaba presente en la isla. Hoy ese mismo abatimiento, por circunstancias parecidas, una nueva espina se me clava en el corazón produciéndome igual tristeza.
Hace unos minutos me enviaban un mensaje diciéndome que días atrás fallecía doña María del Carmen Hernández Lugo, esposa de don Estanislao, y que hoy había sido su misa. Sabía que su salud era algo delicada como me había comentado su hija Bárbara hace un mes. Pero no pensé este desenlace. Y una vez más no me enteré a su debido momento.
¿Qué decir de doña María del Carmen? Gran persona, esposa y villera. No tardó mucho en seguir a las moradas cósmicas a su tan querido esposo don Lalo. Ellos eran uña y carne y pocas veces los vi al uno sin el otro. Un matrimonio ejemplar de dos grandísimas personas. La última vez que los vi iban saliendo de misa de la capilla de María Auxiliadora y cordialmente, como era costumbre en ellos, me saludaron y deparé unos minutos de charla.
Ya están juntos los dos de nuevo para la eternidad. A ellos la muerte los separó por poco tiempo.
Aunque no haya podido despedirme de ambos como hubiera sido mi deseo, con esa pena tendré que vivir lo que a mí me quede de vida, pues los designios no me fueron propicios para ello, sea hoy este anexo hecho, como el escrito que lo precede, un sentido homenaje y recuerdo tanto a don Estanislao como a doña María del Carmen. Los llevaré siempre en el recuerdo y en el corazón.
Mi máximas condolencias para la familia.


Descansen en Paz.


© 2017 Francisco García.
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Primera edición del texto: Septiembre de 2018.

* La fecha de Copyright de la foto tiene un error. Corresponde al 08-12-05. De septiembre de ese año a septiembre del 2006 le correspondió a don Estanislao ser Hermano Mayor del Calvario.


Procesión de la Inmaculada Concepción (08-12-05).
En aquel año de 2005/06 don Estanislao ostentó el titulo de Hermano Mayor de la Real y Venerable Hermandad
de Misericordia del Calvario.
Foto: © Paco García 2005.