He copiado literalmente de cómo me lo enviaron y luego
ya haré una reflexión personal de esta historia.
La leyenda o historia de la princesa Dácil y el
capitán Castillo.
“Dácil era hija de Bencomo , mencey de Taoro
, y varios guanches se disputaban su amor. Un día en que iba paseando por el verde Valle
de Arautava con otras jóvenes, vio un charco de aguas cristalinas y le apeteció
bañarse. Les pidió a sus acompañantes que se retirasen y, cuando aún no se
había quitado su tamarco de pieles, oyó unos ruidos y corrió a esconderse entre
los matorrales. Desde allí pudo ver como aparecía un gigante de dos cabezas
desprendiendo destellos y caminando a saltos sobre cuatro pies. Cuando estaba
cerca del agua, el gigante se dividió en dos, uno de los seres tenía cabeza
humana y vestía los ropajes brillantes de los extranjeros; el otro ser, quedaba
atado a un árbol. Dácil nunca había visto un caballo por lo que estaba
aterrorizada y se subió a un árbol que caía sobre el charco. Se trataba del capitán
del Castillo en misión de reconocimiento en el Valle de Taoro quien, mientras
tomaba agua notó que había un rostro reflejado en el agua que no era el suyo.
Girándose de repente , agarró uno de los pies de Dácil que cayó a tierra, ambos
se miraron y, en ese momento, nació su amor.
Más tarde, el capitán Castillo fue hecho prisionero por las huestes de Bencomo quien encomendó a su hija la tarea de cuidarlo de las heridas sufridas en la batalla. Pero Duriman, rechazado por Dácil, la acusó de verse a solas con el castellano por lo que debía ser castigada. Este pidió que se reuniera el Consejo en demanda de justicia.
Más tarde, el capitán Castillo fue hecho prisionero por las huestes de Bencomo quien encomendó a su hija la tarea de cuidarlo de las heridas sufridas en la batalla. Pero Duriman, rechazado por Dácil, la acusó de verse a solas con el castellano por lo que debía ser castigada. Este pidió que se reuniera el Consejo en demanda de justicia.
-Habla lo que quieras- le dijo el rey a Duriman.
-Yo pregunto, ¿qué pena tiene por la ley la mujer que habla a solas
con un hombre?
-Ser emparedada- contestó el soberano.
-Pues se lo merece tu hija por haber hablado a solas con un hombre,
que es además enemigo.
Y Bencomo, que jamás torció la ley, encerró a su hija durante meses
hasta que fue convencido por unos testigos de que siempre había alguien con
ellos. El mencey de Taoro liberó a su hija que, tiempo después se casó con el
capitán Gonzalo del Castillo en Los Realejos.”
Esto es lo que cuenta la leyenda. Pero por asepsia
mental en mi opinión hay que coger la historia con pinzas. Siempre repito que
no soy historiador y que aquí no estamos, ni yo para escribirlo ni ustedes para
leerlo, rollitos históricos sin fundamento en un burdo copia y pega. Así que lo
que voy a escribir es una opinión personal mía basándome en mi propia lógica y
algunas opiniones personales más.
Primero que la historia tiene desde ciertos matices
con las leyendas artúricas, pasando por el componente romántico y teniendo
muchas similitudes con la historia verdadera de Pocahontas y el capitán John
Smith. Y digo historia verdadera porque Pocahontas y John Smith sí existieron.
Lo siento, pero la historia de estos dos no es de la factoría Disney.
Voy a ir desglosando el texto por partes:
“…Desde allí pudo ver como aparecía un
gigante de dos cabezas desprendiendo destellos y caminando a saltos sobre
cuatro pies. Cuando estaba cerca del agua, el gigante de dividió en dos, uno de
los seres tenía cabeza humana y vestía los ropajes brillantes de los
extranjeros; el otro ser, quedaba atado a un árbol. Dácil nunca había visto un
caballo por lo que estaba aterrorizada…”
Esta
parte es muy probable que sea cierta ya que el caballo no era conocido en
Canarias como tampoco lo era en algunas zonas de América. Psicológicamente fue
un instrumento de guerra muy bien utilizado por Hernán Cortés en la conquista
de México. Por eso se dice gigante de dos cabezas (caballo y jinete) y que este
último vestía ropajes brillantes como los extranjeros, presumiblemente
refiriéndose a la cota de malla y armadura.
“… Se trataba del capitán del Castillo en misión de
reconocimiento en el Valle de Taoro quien, mientras tomaba agua notó que había
un rostro reflejado en el agua que no era el suyo. Girándose de repente, agarró
uno de los pies de Dácil que cayó a tierra…”
Aquí ya tengo mis dudas. Primero que los castellanos que participaron
en la conquista eran hombres de su tiempo muy bregados en el combate de los
últimos años de la Reconquista. Gente que primero golpeaba y luego preguntaba ¿Un
capitán solo en territorio hostil? No se lo cree ni Dácil que estaba allí.
Posiblemente fuera un pequeño destacamento en incursión de avanzadilla y
reconocimiento. Y mucho menos iba a descabalgar para beber de un charco. Charco
que a saber sus dimensiones y zonas porque la orografía del lugar no era ni por
asomo a la que hoy conocemos.
Encima se reflejó Dácil en el charco y el capitán del Castillo la
agarró por un pie. Posiblemente este hecho está desvirtuado y fue un encuentro
fortuito cara a cara, no por ello hubo de ser violento, donde el capitán del Castillo
enterándose de quién era hija y hermana Dácil sabía que era mejor no hacerle
daño alguno. Incluso se denota la caballerosidad de dejarla ir cuando podía
haberla utilizada como moneda de cambio en tiempos de guerra. Esto no significa
que no hubiera flechazo entre ellos. Perfectamente pudieron quedarse prendado
en uno del otro.
Pero siendo Dácil la hija de uno de los menceyes más poderosos de la
isla y avanzando ya los castellanos por la misma no creo que ella pudiera salir
sin escolta alguna. Posiblemente llevara un buen número de asantemir o
axaentemir, como prefiera decirse, que eran la elite de los guerreros guanches.
Incluso hasta en su escolta pudiera ser que fuera su hermano el poderoso
Bentor. Tal vez trabaron combate con el destacamento del capitán del Castillo
siendo vencidos por los castellanos. Pero una vez más, en mi opinión, se le da
el tinte romántico de poner a Dácil y sus damas de corte como las ninfas del
Jardín de las Hespérides que correteaban alegremente por todos lados.
“…Más tarde, el capitán Castillo fue hecho prisionero
por las huestes de Bencomo quien encomendó a su hija la tarea de cuidarlo de
las heridas sufridas en la batalla. Pero Duriman rechazado por Dácil, la acusó
de verse a solas con el castellano por lo que debía ser castigada…”
Aquí ya se habla de una batalla o algún tipo de escaramuza entre
guanches y castellanos por las que el capitán del Castillo fue herido y puesto
al cuidado de Dácil. La historia empieza relatando que varios guanches se
disputaban el amor de Dácil. Duriman debía ser el que más se encabronó con que
Dácil se hubiera enamorado de un castellano y por celos y envidia la denunció.
Ya este se había contagiado pronto del cainísmo del país de piel de toro,
corazón cainita y cuernos de ignorancia. Se ve que “el qué dirán” ya era cosa habitual
por estos lares. Hoy igual que ayer porque en este tema la cosa ha cambiado
poco.
“…El mencey de Taoro liberó a su hija que, tiempo después se casó con
el capitán Gonzalo del Castillo en Los Realejos…”
No
el bobo Taoro. Pierde la guerra y el menceyato y se iba a poner a mal con los
nuevos poderes. Aquí había que conservar los privilegios, la honra y demás.
¿Con quién la iba a casar? ¿Con Duriman? Había que casarla con los poderes
establecidos. Un matrimonio político que enlazara añeja y nueva autoridad. No
significa por ello que no hubiera amor. Que a fin de cuentas fue lo que hizo la
inmensa mayoría del pueblo guanche. Bautizarse y adaptarse a los nuevos señores
pues ya los viejos habían perdido su poder. Vamos, otra de las cosas que
tampoco cambian por estos lares ni por España entera. Esos que se llamaron
alzados y se refugiaron en los montes en una guerra de guerrillas perdida de
antemano la mayoría era los que no consiguieron cuotas de poder o establecerse
como nuevo pueblo.
Es
así como lo veo porque quedarme con la historia de la leyenda y creérmela a
pies juntillas como que no. Si Dácil y el capitán del Castillo hubieran sido de
Estados Unidos pues tendrían cuatro películas, una serie y una obra de teatro.
Pero esto es España y aquí estas cosas no se tiene en cuenta. ¿Cuántas Dácil y capitanes
del Castillo hay en toda la geografía patria? Seguro que muchos. Pero se van
quedando en leyendas locales hasta que el paso del tiempo borra sus recuerdos.
Al
menos aquí tenemos a Dácil que cada día va contemplando desde su rotonda el
devenir del tráfico en La Orotava con su mirada pétrea en su petrificado
pedestal. Con su vasija a recoger agua y tal vez añorando a su querido capitán del
Castillo. Escultura que hubiera quedado más acertada añadiendo igualmente a
este. Me pregunto si Dácil cada día se hará la misma pregunta que yo de a razón
de por qué le cambiaron el nombre a la zona para llamarla Avenida Nelson
Mandela. Sabría Mandela ni dónde quedaría La Orotava. Pero bueno ella sigue enseñoreándose
en sus dominios. Y con ello hace que la leyenda, acertadas o no, o teorías muy
desconfiadas como la mía, la sigan manteniendo viva en el recuerdo. Aparte de
que Dácil, que significa luminosa, es un nombre que aun hoy en día se les pone
a muchas niñas de este lugar. De todas maneras, las leyendas y cuentos guanches
a través de los siglos han sido muy prolíficos y llevados a literatura y
ensayos sumándose nuevas fuentes de divulgación como la Red.
Hoy
he traído una historia algo distinta a lo que se publica en este blog y una
opinión personal sobre Dácil y el capitán Gonzalo del Castillo. No sé si
acertada o no, pero bueno yo no me salgo de mis foros en este escrito y tampoco
me creo dueño la verdad absoluta.
A
ver si cuando mañana pase por la rotonda Dácil me confirma la historia y me da
más detalles.
Un
saludo.
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La princesa Dácil. Escultura situada en la entrada de La Orotava por el Ramal. |