martes, 23 de octubre de 2018

Ángel Arzola y sus fotografías para el recuerdo.

Hoy viene por este blog otro de los hombres de la memoria villera como es el señor don Ángel Arzola. Ni que decir que es un honor para mí poder dedicarle estas líneas porque él lleva unos meses gratamente sorprendiendo a todo el pueblo de La Orotava.
Todo el que está al tanto de las redes sociales sabe que La Orotava es un municipio que cuenta con un numero notable de personas que hablan de nuestro pueblo y hacen una labor social, porque es lo que es, de rescate de imágenes antiguas, hechos, anécdotas, fiestas, etc… que se unen a otra labor escrita en artículos, libros y demás. Pero igualmente si se siguen las redes sociales hay algo en lo que cojeamos frente a otros municipios como es la difusión de material fotográfico y fílmico. No es nueva esta afirmación por mi parte pues servidor la ha reivindicado repetidamente. Y la sigo sosteniendo. Pero igualmente sostengo que fotos y vídeos son propiedad privada y tiene que nacer de propietarios y/o herederos el querer difundirlas.
Pero desde hace unos meses ha aparecido en escena Ángel Arzola. Y ha empezado a romper esa tendencia copando ese espacio desierto del que yo tanto me he quejado.
Ángel no necesita presentación en La Orotava. Fotógrafo de dos tiempos, eso son los mejores, pues caminó en la senda analógica y ahora en la digital. De esos fotógrafos que sabían que un disparo era un disparo y había que jugárselo todo. Los hombres de carrete y cuarto oscuro. De cámaras hoy llamadas retro o vintage. De todo en modo manual y tener la experiencia de saber qué tipo de película utilizar, sensibilidades ASA, hoy ISO, de no ver en ninguna pantalla cómo salía la foto y mil trucos más hoy perdidos en la obsolescencia tecnológica o adaptados al mundo digital. De cargar con mil cachivaches, en eso no hemos cambiado mucho porque yo cualquier día lanzo la mochila por los aires, y de estar siempre en el sitio adecuado como paciente francotirador para buscar su próxima “victima”. Siempre he sostenido que si programas como Photoshop se han coronado emperadores de los editores fotográficos es gracias a gentes como Ángel que supieron adaptar lo analógico a lo digital. Aunque él mismo admite que echa de menos el olor a revelador, fijado o virarlas a múltiples colores. Frase muy común y nostálgica entre los fotógrafos que vienen del mundo analógico. Viejos rockero en estas lides. En definitiva, fotógrafos de raza. No como hoy, con esta democratización fotográfica que ha traído la tecnología, donde es más asequible una buena cámara de fotos y aparecen “fotógrafos” muy emocionados, pero poco fogueados, que se creen que porque les rían las gracias ya se creen fotógrafos. De esta especie me los he encontrado en abundancia en el photorunner. Tendría para hacer varios escritos sobre ell@s. Personalmente yo, como simple aficionado a la fotografía, me pongo firme ante fotógrafos como Ángel. Aunque supongo que yo seré, bueno supongo no, es que soy, de esa raza de emocionados. La diferencia es que yo “cazo” por placer para mi blog.
Hace unos meses Ángel en su perfil de Facebook empezó a publicar su material fotográfico. De una manera muy acertada, porque ha sabido dejar hacer en el horno del tiempo que esas fotos estuvieran en su punto. Otra de mis opiniones ha sido siempre que toda fotografía que no deba publicarse en el momento debería madurar en el tiempo. Porque así adquiere un valor sentimental e histórico que de otra manera es imposible que se consiga. Y Ángel lo está demostrando semana tras semana. Supo muy bien esperar para publicar.
Yo voy mirando las carpetas que Ángel sube y la verdad es que son impresionantes. Fotografías a color, porque no toda foto antigua ha de estar sometida al rigor del blanco y negro, que nos hacen retrotraernos a lo que yo llamo la última generación que conoció a la verdadera Orotava. Fotógrafo de pueblo y clases populares que nos permite rescatar de la memoria a tantos y tantos personajes que ya el inexorable paso del tiempo va borrando de la memoria de los mayores pues los más jóvenes ni los conocieron. Ver una foto de Ángel es un viaje en el tiempo de personas, lugares, comercios e instituciones hoy desaparecidas o modificadas. Es el ver a amigos en su niñez o adolescencia, es ver a nuestros ancestros, muchos de ell@s con décadas de fallecidos y sobre todo sentir de nuevo la emoción y el amor por el pueblo y sus gentes. Es ver una época concreta de modas, actitudes, fiestas, eventos sociales, política… Porque La Orotava no son solo Alfombras, Romería y Semana Santa. Y eso es algo que hoy por hoy solo Ángel lo está consiguiendo. 

Ángel Arzola. Otro de los hombres encargados de reivindicar y rescatar la memoria villera en La Orotava mediante sus fotos y vivencias..
Foto: © Ángel Arzola.

Cada día, y pongo la mano en el fuego porque es así, no hay persona que no me comente las fotos que está subiendo Ángel. Y el fuerte sentimiento que les produce. Me paran por la calle, me preguntan o me lo comentan por redes sociales, en público y privado el valor que tienen estas fotos, el acertado ejercicio de memoria que se está haciendo y demás. Yo siempre les digo a estas personas lo mismo: lo que sube Ángel no son simples fotos. Son imágenes para reflexionar lo que fuimos, somos y debemos de ser. Porque esas fotografías están contando muchas historias de un mismo pueblo. Es magnífico leer cuando Ángel sube una foto y de pronto empiezan los comentarios y las etiquetas de mucha gente reconociendo a familiares, amigos o a ell@s mismos. Sucedió esto hace poco en una carpeta de fotos de la ermita de Santa Catalina y en menos de una hora fue tal la avalancha de comentarios y anécdotas que tuve material para hacer una publicación en este blog. Y eso es algo que produce sentimientos, alegría, nostalgia y lágrimas. Pero a la vez la gente lo agradece para no olvidar de dónde vienen y de donde son. Estas fotografías tienen un fuerte componente sociológico detrás. Cuento una anécdota sucedida hace unos meses de un señor octogenario que estaba en unas fotos con su esposa ya fallecida. Grandes personas los dos y me pidió si le podía buscar esa carpeta concreta de fotos. Pacientemente fue viéndolas una a una conmigo y él en cada foto contaba una historia y sus personajes. Y eso es lo importante. Ángel lanza el anzuelo con sus fotografías y hace que quienes las vean evoquen recuerdos para los que venimos atrás recibamos conocimientos. Porque una carpeta de 100 fotos puede contener 500 historias distintas. Y aquel señor mayor se emocionaba viendo a su esposa fallecida y a muchos amigos que con el paso del tiempo también han partido a mejor vida. Y a la vez me emocionaba yo porque lo notaba que aquellas palabras le salían del corazón con el anhelo de querer revivir de nuevo aquellas historias ya pasadas. Y si encima a su vez tiene la generosidad de contarme la historia de esa foto es algo que se agradece de corazón.
Ángel siempre me dice que muchas veces ve una fotografía realizada hace treinta años y para él es como si hubiera pasado solo tres. Porque le gusta y disfruta de su trabajo. Y yo siempre le contesto con unas palabras del libro de Jorge Valdano titulado “El miedo escénico y otras hierbas” donde él escribía que cuando uno hace lo que le gusta las horas son segundos. Pero que cuando uno no hace lo que le gusta los segundos son horas. Por eso la tensión del futbolista en los minutos de descuento.
Eso le ha pasado a Ángel. Ha disfrutado de su trabajo con el enorme privilegio de haber podido realizar su profesión, y ser reconocido por ello, en su propio pueblo. Yo como villero, administrador de este blog y aficionado a la fotografía solo puedo darte enormemente las gracias Ángel. Porque no es solo la ingente labor profesional que has realizado sino ahora el positivar, escanear y postear el archivo personal que has ido publicando. Y eso es un trabajo que yo te lo valoro enormemente porque sé lo que hay detrás. Porque son fotos de carrete que para llegar hasta Facebook han tenido que pasar un proceso que no siempre es rápido. Tenemos que sentirnos orgullosos de personas como Ángel por su enorme generosidad en compartir con nosotros sus archivos y emocionarnos cada día recordando tantas cosas.
Hoy he querido expresarlo en este blog, aunque Ángel no necesita presentación, pero hay que ser agradecidos y cuando uno se mueve por este mundo e intenta divulgar sus conocimientos, anécdotas fotografías, vídeos, etc yo no me siento ni molesto, celoso o enfadado, y no creo que nadie, de que se hable más de Ángel que de mí. Digo de mi porque yo soy muy mí y no quiero que nadie se de por aludido ni es esa mi intención. A mi personas como Ángel me llenan de orgullo. Personalmente me queda mucho por aprender de él. Confieso que cada carpeta que publica yo la guardo. No para publicarlas en este blog, aunque alguna que otra se ha publicado, sino porque creo que las fotos de Ángel son tesoros fotográficos materiales y bienes sentimentales para La Orotava. Y a personas así hay que reconocerles todo lo que nos dan de manera generosa.

Ángel y su curioso ayudante de fotografía. Uno escaneando y el otro posteando.
Foto: © Ángel Arzola.

Desde 100 x 100 villeros de La Orotava, este espacio pequeño y humilde a la vera de la grandeza de perfiles como el de Ángel, hoy le hago este pequeño homenaje escrito, porque de bien nacidos es el ser agradecidos. Y seguiré siendo agradecido porque tengo la certeza y convencimiento que las publicaciones de Ángel van a seguir generando en el pueblo sentimientos y parabienes hacia su persona. Persona de un valor humano, no solo fotográfico, en todos los estadios de la vida. Él es un hombre comprometido en muchos aspectos con diversos temas. Persona solidaria, ahora mismo sé que está imbuido de lleno en el Solidarios 2018, gran villero y amante de su barrio de San Antonio del que también tiene una página en Facebook. Por lo que la labor social no solo se queda en la fotografía. Un hombre muy querido por tod@s allá dónde va y muchas veces acompañado de ilustres personajes. ¿Se puede ser profeta en su pueblo? Sí, Ángel lo es. Pero más que hablar yo de él hablan sus fotos y su obra en La Orotava.
Un villero de verdad. Uno de los nuestros.
Un abrazo Ángel.


*ANEXO:
A principios de cada mes cuando hago un planing de publicaciones para el blog más o menos hago publicaciones referentes al tiempo que se vive, más recuerdos y anécdotas y algunos escritos digamos que tienen que estar sí o sí en dicho momento. Todo siempre en función de mi tiempo disponible.
Este escrito realizado sobre Ángel yo intuía que iba a tener cierta repercusión. Pero no fui consciente de que dicha repercusión se potenció a la décima. Se publicó hace algo más de 48 horas, tiempo donde generalmente adquiere un escrito repercusión y viralización. ¿Por qué lo sé? Primero porque Blogger y Revolver Maps me dan estadísticas a tiempo real. Y esto no lo han leído decenas, ni siquiera centenas de personas. Lo han leído millares de personas. Y ven que he puesto millares en plural. Ha sido, según leo en las redes sociales de Ángel y en las mías, una avalancha de reconocimiento y felicitaciones para él. En mi caso han sido llamadas, mensajes, gente parándome por la calle expresándome alegría y felicitación por este escrito. Y con todo mi cariño y afecto digo que a mí no han de felicitarme. Yo solo escribí un agradecimiento. Las felicitaciones para Ángel que es quien está batiendo el cobre en difundir su magnífico archivo fotográfico. Estas ultimas 48 horas me han servido para calibrar de una forma real la labor social y sentimental que está haciendo Ángel en La Orotava.
Y les voy a dar mi opinión del por qué.
Cuando una persona sabe lo que hace y la forma en qué lo hace esa persona genera confianza. Y Ángel tiene una intachable reputación tanto personal como profesional que lo ha hecho poder vivir su pueblo y haber hecho durante décadas una crónica grafica del mismo.
Hoy en día con el auge de las redes sociales mentalmente nos están sometiendo a un bombardeo masivo de imágenes y videos a velocidad constante. Sobre todo, eso lo experimentan bien quienes se mueven por Twitter e Instagram. Mentalmente no podemos absorber toda esa información por falta de tiempo o porque no nos atrae. Pero en cambio la fotografía fija es otra historia. No sé muy bien qué componente psicológico actúa en nuestro cerebro, pero hace que nos detengamos a observar. Y más cuando es fotografía con cierto orden de composición. Da igual que sea blanco y negó o en color. Sepia o daguerrotipo. Analógica o digital. La imagen fija, dentro de un orden, atrae.
Al insertar Ángel en las redes sociales sus archivos a inoculado una especie de antídoto a ese veneno desordenado de imágenes sin calidad, selfies, o tonterías varias. Y esa biblioteca de imágenes en las redes sociales ha hecho que sea punto de parada. Porque no es ese video de 1 minuto, una eternidad en la velocidad de las redes sociales, no es ese menaje tonto o esa caricatura a veces hasta grotesca. Son imágenes que uno se para a visionarlas una a una, da igual el numero de fotos en la carpeta. Y de pronto ocurre este fenómeno sociológico sin precedentes en La Orotava. Y nos encontramos con el señor sexagenario o septuagenario delante de una pantalla de ordenador emocionado evocando recuerdos de romerías. Vemos a la señora de igual edad que fue de las pioneras en la Cruz Roja. Vemos a la abuela en una cabalgata de Reyes acompañando a sus hijos llenos de ilusión. Y hoy esos hijos son padres y madres y llevan a sus hijos con igual cara. Distintas generaciones, pero igual ilusión. Vemos a la parranda de amigos hoy octogenarios recordando tiempos de la cuarentena y cincuentena. En definitiva, vemos gente y pueblo. Siempre lo digo con total convencimiento. La grandeza de un pueblo no se puede medir por su potencial económico, infraestructuras, servicios o tradiciones. La grandeza de un pueblo radica en sus gentes que son los que hacen pueblo. Y Ángel ha retratado la grandeza de La Orotava en sus gentes, en las personas del día a día. En aquellos que ya partieron pero dejaron su legado y en lo que aquí siguen y hoy con nostalgia miran estas fotos y relatan sus historias. Y eso hace que se cree en torno a Ángel un sentimiento de agradecimiento y de reconocer su trabajo. Ayer me paraba en la calle una señora que ya roza los 90 años. Ella es lectora fija de este blog pues su nieta mediante el portátil le va leyendo lo que se publica. Y me comentaba que con las fotos de Ángel llora de emoción y me admitía que gracias a su labor ella se ha reencontrado con el pueblo. Porque despierta sentimientos de orgullo por la patria villera.
Han sido bastantes los mensajes y felicitaciones en estos dos últimos días y todo en la misma tónica de agradecimiento para Ángel. Yo aquí no he hecho nada que no hubiera hecho cualquier otro villero que se precie de serlo. Me llena de orgullo que este escrito siga extendiéndose. No por mí, sino porque Ángel se lo merece. Por eso he realizado este anexo porque ni yo mismo pensé la enorme repercusión que suscitaría. Repercusión que Ángel ha podido percibir tanto en redes sociales como personalmente.
Por mi parte lo único que puedo decir o hacer es que aún me queda mucho que aprender de personas como él y expresar una vez más como villero el enorme agradecimiento y orgullo a una persona como don Ángel Arzola. Porque él hace grande a mi pueblo por el hecho de que emociona a nuestras gentes y les devuelve el enorme orgullo de ser viller@s..
Un abrazo para tod@s. 

© 2018 Francisco García.
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Primera edición del texto: Octubre de 2018.

Imágenes propiedad de © Ángel Arzola.