miércoles, 20 de febrero de 2019

Las empresas centenarias de La Orotava en este año 2019.


Hace varias semanas se homenajeaba a las empresas centenarias de La Orotava de este año 2019. No había publicado antes este escrito por estar algo inmovilizado lo que no me ha permitido hasta ahora escribir de manera fluida. Hoy me encuentro un poco mejor y como no sé si será avanzando en la recuperación o algo momentáneo quiero aprovechar la coyuntura para publicar. Ya la anterior edición de estos reconocimientos quise traer al blog a tales empresas y este año no iba a ser menos.


Bar-Cafetería Chucho.

Hoy en día hablar de bares es tema bastante extenso porque los hay a doquier. Y más en La Orotava pues la plaza V Centenario han sido pioneros en esa nueva generación de bares ya con otras filosofías, otras gastronomías y un amplio etc. Por es mantener un bar a lo largo del tiempo no es fácil. Y luego están otros bares como el bar Chucho. Esos bares de toda la vida, generalmente establecimientos enclavados en barrios, que pese a viento y marea se van manteniendo a lo largo del tiempo. Porque de alguna manera pasan a ser como lugares colectivos de reunión. Yo he estado un par de veces en el Bar Chucho tomando algún cortado y demás y es un sitio agradable. Famoso por los torneos de futbolines y precisamente ayer compartía un archivo fotográfico del gran Ángel Arzola donde hacía referencia a este bar en un torneo de dardos. Por lo que vi en los videos que el Ayuntamiento ha subido a YouTube, enlazaré todos en este escrito, ya tiene mucho más de un siglo pues previamente funcionaba como bodega. Como tantos otros bares sus inicios primigenios fueron despachando vino. La hostelería es algo duro. Muchas horas, muchos sacrificios abierto casi todos los días del año… Como bien decía su propietario Jesús González “un trabajo duro y psicológicamente estar preparado para aguantar las horas que tengas que aguantar”. Y esa es una de las claves para tener un negocio durante más 100 años.

Felicidades al Bar-Cafetería Chucho por estos 100 años de historia. No solo por su historia empresarial sino porque ha sido lugar que ha sido testigo de la propia historia del barrio de la Cruz del Teide en este último siglo.






La Fast.

Decir la Fast por estos contornos es asociarlo inmediatamente con la exportación de plátanos. Una empresa si la cual no podríamos entender el sector agrícola en la isla, sobre todo del plátano. Inconfundibles por sus discos azules con el numero “469”. Todo un símbolo de una época. La FAST aparte de su obra social, naviera y demás ha sido una empresa que ha sabido evolucionar con el tiempo abriendo mercados y exportando más variedad de productos. Ya el sector de la platanera no es el que es. Mucha competencia a veces de productos que ni se saben por qué entran aquí y que por su puesto no tienen la calidad del nuestro. Pero ahí siguen ello con su producto estrella como es el plátano que tanto identifica a estas islas y productos en alza como el mago y alzadísimos como el aguacate. Y poder consumirlos aquí y exportarlos con la feroz competencia existente es algo que demuestra el valor de nuestra agricultura y el valor de la FAST.

Felicidades y que duren muchos años porque esos será sin lugar a dudar buen síntoma de que se están haciendo las cosas bien a nivel agrícola y empresarial.






La Venta Nueva.

¿Qué puedo decir de la Venta Nueva? ¿Se podría entender una época en concreto de nuestro Casco y la isla entera sin este establecimiento? La verdad que ha sido una empresa que ha ido al paso de los tiempos sabiéndose adaptar en cada momento a las demandas del consumidor y siendo pioneros en la distribución de productos. Sin lugar a dudas una de las empresas más reconocidas de La Orotava que puede haber en el sector mayorista de la alimentación.

Hace semanas cuando el Ayuntamiento publicó las fotos del acto de entrega de las distinciones me alegré mucho de ver a don Antonio Pérez Bethencourt. Un grandísimo villero y mejor persona. Antes me lo solía encontrar por la calle, pero hace mucho que no lo veo. No sé si porque ya limita sus salidas o que no hemos coincidió. Si alguien de su entorno o él mismo lee esto transmítanle un saludo de mi parte.






Molino de Chano y Molino La Máquina.

Siendo ambas empresas que realizan una misma actividad pues las unifico en un solo apartado pues por razones personales he de hablar de las dos a la vez.

No podemos entender La Orotava sin sus antiguos molinos de agua. Desde los doce primigenios que lo formaron hasta la actualidad que quedan dos. Se pueden poner con todas las historias que quieran, pero sin esos doce molinos hubiera sido imposible la expansión poblacional, agrícola y comercial de la Villa.

Decía más arriba que este apartado lo unificaba pues razones personales me hacen abarcarlos a los dos a la vez.

No sé el motivo pues nunca se lo pregunté, pero mi abuela tenía el ritual de comprar cada 15 días gofio en ambos molinos. Ignoro si por apoyar a ambos molinos, por manía, o no sé. Gofio compraba de trigo y millo más frangollo. En mi casa se gastaba mucho gofio. Primero porque teníamos leche propia y porque gustaba en sí mucho el gofio. Salvo a mí. Fue ya en edad bastante adulta cuando he ido apreciando tal producto. De niño lo que me gustaba era mezclar agua o café con leche Millac que quedaba buenísima. Ahora como me he vuelto al gofio pues me ha llevado a seguir ese ritual que tenia mi abuela de comprar en ambos molinos. De niño la solía acompañar por lo que ambas empresas son para mi un recuerdo desde la infancia. Recuerdo mucho al señor Chano que siempre me pareció una persona muy amable y caballerosa al igual que las personas que hoy en día siguen al frente del negocio. Y de ir al Molino La Máquina ¿Qué quieren qué les diga? Una de las entradas más bonitas, si no la más, de los comercios de La Orotava. Yo me quedaba prendado de aquel entorno. Siempre se me ha quedado esa imagen grabada y cada vez que pasó por allí la rememoro. Un lugar encantador y bucólico donde parece que entramos en el túnel del tiempo a una Orotava de épocas pretéritas.

Ambos molinos han sabido a lo largo del tiempo aunar tradición (Chano) e innovación (La Máquina). Uno porque sigue desempeñando su labor de forma artesanal. Y La Maquina porque ha sabido ir insertando nuevos productos, al igual que Chano, en el mercado. Yo que estoy ligado de cierta manera al mundo runner observo que cada vez es más común que en los puestos de avituallamiento haya barritas energéticas de gofio. Hay otra empresa en Tenerife que las hace y son muy buenas. Porque no solo es una barrita de gofio sino combinadas con otros productos como chocolate, crema de manzana o naranja, frutos secos, etc. El meter el gofio en el runner ha sido un filón que aún está muy por explotar. Personalmente recomiendo el gofio e vainilla del Molino La Máquina. Y esto no es ningún tipo de publicidad. Lo escribo porque es un producto que me gusta y comparto mi opinión con ustedes.

Como he dicho seguiré manteniendo la tradición de comprar gofio en ambos molinos, no solo por ser un producto natural y nutritivo, sino porque soy de la opinión de que estos dos molinos hay que mantenerlos y conservarlos. No porque desempeñan una actividad comercial en el pueblo. Sino porque tienen un valor histórico y antropológico que hay que atesorar. Gofio hay por todos lados, aunque fíjense ustedes que a ambos molinos viene mucha gente de otros pueblos a buscar sus productos. Uno va a cualquier supermercado o gran superficie y tienen gofio y muchísimos derivados. Yo les digo que eso es pura mierda. Ni sabor, olor, ni textura a lo que es el gofio. E igual digo del frangollo. Como dije más arriba yo he redescubierto el gofio en edad adulta. Frangollo siempre me ha gustado. Y en este tiempo que he estado convaleciente, con medicaciones y que se alteran los horarios de comida más de una madrugada me he levantado y he preparado leche y gofio. Y a mi ni me sienta pesado ni nada. Es más, a veces a media mañana o tarde lleno medio vaso de gofio y lo mezclo con agua como haciendo un mousse y bien bueno que está. Y si hay que ir a plantar o cavar papas pues que no falte el gofio y el vino para uan raleas o cabrillas, según se diga mezcladas con miel. Otro tema ese que ahora parece que se ha redescubierto en las redes sociales y es algo que yo he visto de toda la vida. Coman gofio. Y gofio de los molinos de Chano y La Máquina. Vale quien sirve.

Felicidades para ambos molinos por este pentacentenario para el molino de Chano y por el centenario al molino La Maquina.







Panadería Santiago.

Qué sería desde los pueblos más pequeños hasta las grandes urbes a lo largo de la historia sin sus panaderías. Tahonas como se decía antaño. Las panaderías igual que los molinos de gofio son lugares que con el paso del tiempo han ido desapareciendo. Cada vez es más frecuente el pan de masa congelada que hacen grandes cantidades en poco tiempo y sale bastante rentable. Y es algo que paulatinamente se va imponiendo pues con el ajetreo de vida que llevamos vamos a la compra llegamos y agarramos la bolsa de pan y ya nos soluciona. Pero al final lo que estamos comiendo es masa que parece pan y me da que es un conglomerado de químicos y conservantes. El verdadero pan es el que se hace hoy igual que en tiempos pasados. Con todo el proceso, no siempre rápido, que ello conlleva. Aparte de que se nota enseguida lo qué es pan a lo qué es un “pan”. Pasa lo mismo que con el gofio. No es el mismo olor, sabor y textura que un pan de verdad. Afortunadamente las panaderías han sabido caminar al paso de los tiempos y han diversificado sus productos. Y si son productos artesanales pues es de agradecer. Y un buen pan vale mucho y no precisamente por su precio. Antes parece que este concepto se la daba más valor. Por eso estos señores se recorrían el Valle en burra vendiendo sus productos.

Felicidades a Panadería Santiago por más de un siglo de historia.





Estos han sido los seis comercios galardonados este año. No sé si en años posteriores habrá algún comercio más que llegue al centenario. Como me cuesta escribir me voy a autoplagiar y cerrar este escrito con la misma reflexión, la revisaré un poco, que lo hacía en noviembre del año 2017 cuando se galardonó a varias empresas más por pasar del centenario.

A todas estas empresas les deseo de corazón que como mínimo celebren el bicentenario. Porque este tipo de negocios están en una lucha cósmica contra las grandes superficies. El David contra Goliat. La batalla entre calidad y cercanía versus cantos de sirena. Y no es fácil. Porque los hábitos de compras han cambiado. Porque esta crisis ha trastocado no solo el tejido comercial sino la tendencia de cómo se compra y qué se compra. A lo que se añade factores de todo tipo burocráticos e impositivos. Pero ellos y sus antecesores han sabido hilar fino en más de diez décadas de actividad comercial. ¿El secreto? Eso solo lo saben unos pocos privilegiados que no solo en La Orotava sino en muchos lugares del orbe han sabido mezclar esa especie de dos mundos enfrentados entre tradición y nuevas tecnologías. En saber mantenerse a flote. Porque muchas veces en un negocio su triunfo o fracaso no depende de sus productos, la calidad de los mismos o de sus precios. Depende del trato humano de sus propietarios y empleados. Y a veces los negocios no quiebran por falta de venta. Quiebran por pésimo trato del vendedor. Tal vez, y digo tal vez porque no lo sé, los nuevos emprendedores en vez de fijarse tanto en esa especie de silogismos extranjeros, métodos motivacionales, estrategias de tal y cual deberían fijarse en estos pequeños comercios. Porque obviamente algo los diferencia de los demás y no solo en la estética o antigüedad de apertura. Lo que está claro es que estos negocios han pasado por guerras, hambrunas, crisis económicas y sociales y han sabido navegar por esos mares de aguas bravías y procelosas.
Ahora me dirá algún espabilado/a que si yo he hecho este escrito con fines publicitarios. Porque me los veo venir y me dirán que si yo predico un blog sin fines lucrativos y la publicidad que acabo de hacer. Pues este quien escribe pierde tiempo personal redactando y les confieso que hasta dinero con este blog. Pero el tiempo perdido en escribir esto es un tiempo perdido con placer y orgullo villero por estos establecimientos. Esto lo escribía en el año 2017 porque este 2019 me ha dado tres días para hacer este escrito de los dólares en el brazo derecho y la casi inutilización del izquierdo. Aquí no hay publicidad. Aquí hay reconocimiento al trabajo bien hecho. De resto no me interesa nada. Además, este blog es un blog de La Orotava. Y si uno no apoya el comercio de su pueblo ¿Quién lo va a hacer?
Un saludo y a seguir en la brecha.



© 2019 Francisco García.

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Primera edición del texto: Febrero de 2019

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