martes, 15 de diciembre de 2020

Tiempos de frío. Tiempos de estufas y chimeneas.

No sé cuándo saldrá esto publicado. Lo escribo a un 12 de diciembre (2020) en esta intensa tarde de frio que abate los ánimos, y la artritis, de muchos. Llevo varios artículos escritos en este tiempo de sobremesa que no sé cuándo serán publicados. Al final este artículo ha sido publicado en esta lluviosa y fría tarde del 15 de diciembre del presente año.

En una parada para descansar la vista y tomar una bebida caliente supongo que inconscientemente por el frío me vino a la mente lo de la leña para estufas y chimeneas. El chocolate calentándose y yo pensando ¿no tengo unas fotos de Entre Molinos de los que venían vendiendo leña? Y me dije ya tengo material para otro escrito. Literalmente me lo saqué de la manga como se suele decir pues no estaba ni planificado. Este blog es así. De la nada vienen a la mente los escritos o se quedan almacenados mentalmente a la espera de que llegue la fecha oportuna para transformar los pensamientos en palabra escrita. 

  

Tocan estos tiempos de frío invernal y eso que este año el fresco llegó con semanas de retraso, pero cuando aprieta en La Orotava lo hace sin contemplaciones. Da igual que haya lluvia, nieve o viento. El frío transita por nuestro pueblo enseñoreándose de él. Obviamente cuanta mayor altura menos grados de temperatura. En el momento de escribir esto no quiero pensar cómo estarán los altos de La Orotava. Y empecé a pensar en el tema de las estufas, chimeneas, cocinas de leña y demás. Cosas que para que los lectores/as que leen este blog desde la Península o el Contienente les puede parecer contradictorio. ¿Estufas y chimeneas en Canarias? ¿En ambientes subtropicales? Pues sí. En unas zonas más que otras, pero un municipio como La Orotava, enclavado en la comarca norte de Tenerife que generalmente de noviembre a mayo es fría en diversas graduaciones. Imaginen en tiempos pasados con esos inviernos más rígidos que los de ahora.

Antaño era también tiempo de profesiones, hoy prácticamente desaparecidas, como carboneros y leñadores. Aunque la palabra leñador no se ha utilizado mucho por estos lares. Más bien el agricultor y ganadero decía eso de “ir a buscar leña”. Un hace leña. Hoy en día hay mucha burocracia. Desarraigaron a los habitantes de las zonas rurales de los montes. Cosa que fue muy desacertada pues estas personas las mantenían limpias recogiendo pinocha, helechos, leña y demás cosas que necesitaran. Hoy no. Burócratas y aptitudes legislativas poco comprensibles lo impiden. Bien es cierto que se pueden pedir permisos para ello, pero el abandono de los campos hace que esa demanda desapareciera. Primero se desarraigó el monte y luego se abandonaron muchos terrenos. 

La cuadrilla que venía del monte o del almacén vendiendo leña y otros productos. Estampa hoy prácticamente desaparecida no solo en La Orotava sino en todo el país. Imagen: © Paco García 2017.

 

También el avance de los tiempos hizo que el carbonero y leñador dejasen de ser profesiones de lo que hoy llamaríamos esenciales. Llegó el gas y eso hizo que de las casas fueran desapareciendo las cocinas de leña. Llegó la electricidad y las calefacciones ¿para qué se va a poner un brasero o una chimenea? Quedaran chimeneas en casas antiguas y demás. O alguien que le guste como elemento decorativo. Aunque se que hay gente que aún las utiliza. Y hablando de cocinas sinceramente ahora con este frío no apetece sino un buen plato de potaje de coles con sus buenas papas, carne, tocino y judías. Hecho a leña. Y créanme que la calidad del potaje es considerablemente mejor hecho así que realizado a gas o vitrocerámica. Es como cuando se pone la carne en el brasero con buena leña. ¡Eso sí que sabe! Antes muchas cosas eran todo a leña. Los carboneros compartían cosas en común, pero según he oído a la gente de edad que conoció el oficio la mayor parte de ese carbón iba para Santa Cruz para diversos usos.

Pero en todos los pueblos había gente que vendía leña. Aprovechaban arboles que caían, que estaban enfermos y se talaban. Aparte de sobrantes de podas y demás. Una leña muy demandada es la resultante de las podas de la viña. Los sarmientos. Y esta gente surtía a los hogares. Gente con empleos muy duros que tenían que echar muchas horas. No era solo cortar los troncos y las ramas sino luego abrirlos y trocearlos bien con hacha o bien introduciendo cuñas de metal y golpearlas a martillo. Y luego tener que almacenar en sus propias casas mucha leña pues debían cortarla en épocas secas para tenerlas preparadas paran el otoño e invierno. Obviamente no se va a ir a buscar la leña mojada en invierno. Aunque quienes tenían espacio lo hacían y aprovechaban para bajar con otros productos alimenticios como castañas, manzanas reinetas, madroños… a los que unían las propias coles, calabazas… Lo que sembraran y se diera en esta época.  Y así se surtían los hogares para estufas, braseros, chimeneas y sobre todo cocinas. Más cabos y demás accesorios de los útiles de labranza. Un palo de follado, o follao, para azadas, rozaderas, marrones, martillos y demás. Que esto es sí llevaba todo un arte pues no solo era buscar una buena vara larga y derecha, sino que había que saberla cortar, secar a la sombra para que no se abriera y luego pulirla. Una técnica que bien conocían los que hacían las varas para el pastoreo. Creo que esas varas debían estar un año secándose en total oscuridad. Hasta la corteza de los árboles se aprovechaba bien para fuego o para abono de ciertas plantas. ¿No iba a estar limpio el monte?  Si toda esa “basura” que hoy se acumula como comburente para los incendios veraniegos era lo que se utilizaba antes en el día a día. Y visto lo que hay, y lo que nos viene que va a ser terrible, no descarto que muchas de estas cosas haya que recuperarlas.

Antes del gas y la electricidad también existían cocinas de petróleo y queroseno. Pero eso era ya para gente de más poder adquisitivo y sinceramente hasta de una alta toxicidad y peligrosidad me parece cocinas así. Pero es lo que había.  Hoy vas y compras en la gasolinera o el supermercado una malla de leña para el brasero y está muy bien. Pero nunca ha sido así y es bueno recordar a todas esas personas que desempeñaban estas actividades.

Esta foto, perteneciente a mis archivos, es del año 2017 en la segunda edición de Entre Molinos. Se recreó esta antigua profesión y se le dio su aspecto primigenio acompañados de una mula o burro porque no sé diferenciarlo. Que también es un elemento desaparecido con la mecanización. Paradójicamente a día de hoy sigue siendo un animal fiable y que puede acceder a lugares donde un todoterreno no llega. 

La mula, burro, caballo que en aquellos tiempos antes de la mecanización era imprescindible en estas labores del transporte de cargas. En la imagen vemos cargando un hace de leña y unas coles. Acompañado de una oveja pues muchos vendían igualmente leche como vemos al fondo de la imagen dos mozas portando sus lecheras. Imagen: © Paco García 2017.

 

De frio surgió hoy este escrito. Llevo unos cuantos redactados hoy. Y muchas de las cosas aquí escritas vividas por servidor en primera persona. Mucha leña, pinocha y helechos he ido a buscar. Un día debería escribir de todas las bondades y utilidades del helecho. Da para mucho. ¿Y eso se podrá escribir siendo yo del Casco? Porque corro el riesgo que me llamen pobre, terrateniente o cacique. Pero ahora me quedé yo con la movida del potaje de coles hecho a leña. Estoy apeteciendo y va a ser cosa de hacerlo. Y así aprovecho que el otro día leí que se pueden cocer huevos duros poniéndolos en el calor de las cenizas de un fuego. Así que voy a ir con el menú completo.

De momento voy a tomarme otro chocolate caliente. Abríguense que hace frío. Enciendan las chimeneas, si tuvieran, que le da un toque romántico a la casa con la decoración de Navidad.

Saludos. 

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© 2020 Francisco García.

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Primera edición del texto: Diciembre de 2020.