jueves, 15 de junio de 2023

María Rosa Alonso y el “manga por hombro” de todo un caballero de La Orotava.

 



Hoy traigo las anécdotas de la tacorontera María Rosa Alonso en Las Orotava durante sus fiestas. Pero tengo antes que escribir unas notas aclaratorias para contextualizar el texto de la autora.

María Rosa Alonso visita La Orotava , da a entender que es a finales de la década de los años cuarenta, junto a unas amistades. Ella conocía el Tesoro de la Concepción y quiere volver a visitarlo junto a estas amistades para que lo conozcan.

De tal que se presenta en la sacristía produciéndose el hecho de que no está el párroco y ella desarrolla una interesante conversación con un monaguillo allí presente.

Yo no he podido averiguar si el monaguillo vive o no. Debe ser hoy en día octogenario. Y para mayor pena ella tampoco le pregunta el nombre o bien lo omite u olvida en el texto.

Me pareció un relato tan encantador que no puedo por menos que traerlo al blog.

Una vez contextualizado el motivo, y como viene siendo habitual, conozcamos un poco más sobre María Rosa Alonso según Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Rosa_Alonso

María Rosa Alonso Rodríguez (Tacoronte,  Tenerife, 28 de Diciembre de 1909-Puerto de la Cruz, Tenerife, 27 de mayo de 2011) ​ fue una profesora, filóloga y ensayista canaria.

Nació en la localidad tinerfeña de Tacoronte en 1909 y fue la tercera de los hijos del matrimonio formado por Rosalía Rodríguez, maestra nacional en Guamasa y Ambrosio Alonso, que era comisionista. En 1905 había nacido, tras su hermana mayor Nieves, su hermano Elfidio, periodista y político español durante el periodo de la Segunda República.​ Escribió sus primeros artículos periodísticos firmando con el pseudónimo de María Luisa Villalba. Comenzó con una publicación titulada En torno a los libros de la guerra, publicado en el periódico La Tarde en 1930. En 1932 promovió la creación del Instituto de Estudios Canarios, siendo fundadora del mismo. También desde 1939 fue miembro del Museo Canario, si bien ya había colaborado con el mismo con un trabajo sobre Viera y Clavijo. En 1941 se licenció en Filologia española en Madrid, habiendo sido alumna, entre otros, de Ortega y Gasset y Américo Castro.

Entre 1942 y 1953 fue profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la universidad de La Laguna. Se doctoró en la universidad Central de Madrid en 1948 con una tesis titulada El Poema de Viana, Estudio histórico-literario de un poema épico del siglo XVII, dirigida primero por Dámaso Alonso y luego por Joaquín de Entrambasaguas. Continuó su labor investigadora publicando diversos trabajos y artículos. Pasó además por problemas derivados de sus tendencias políticas: fue proscrita por el régimen de Franco debido a la filiación republicana de su familia. Su hermano Elfidio Alonso había sido diputado por el partido de Unión Republicana y se encontraba en el exilio y condenado a muerte. Cuando inició los trámites para presentarse a cátedra de la Universidad, se le comunicó, extraoficialmente, pero con mucha claridad, que jamás conseguiría ser catedrática. Renunció pues a la docencia universitaria y emigró a Venezuela en 1953. Entre 1958 y 1967 fue profesora de Filología española en la universidad de los Andes, en Mérida, Venezuela. En 1968 se traslada a Madrid, publicando nuevos trabajos, cultivando también la prosa narrativa y participando en la fundación Politeia, dedicada al fomento y desarrollo de actividades culturales y artísticas. En 1999 regresa definitivamente a Tenerife.

Fue secretaria y redactora de la revista estudiantil Cuadernos de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid y también secretaria de la Revista de Historia de la universidad de La Laguna

Recibió el Premio de periodismo Leoncio Rodríguez y el premio Canarias de Literatura (ex aequo). Fue distinguida con la Medalla de Bronce de la Orden 27 de junio por el Ministerio de Educación de Venezuela; con el Diploma de Honor y la Medalla de Plata por la Universidad de Los Andes (Venezuela). Se le otorgó la medalla de Oro de la isla de Tenerife; fue miembro de Honor de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife; recibió la Espiral 1986 del Centro de la Cultura Popular Canaria. Formaba parte de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife.

A ello se sumó en 2010 la celebración del Día de las letras Canarias en su honor, dando cumplimiento a una resolución del Parlamento de Canarias. La propuesta contó con la adhesión de 44 instituciones públicas y 56 asociaciones, fundaciones, editoriales y personalidades del mundo de la cultura.

El instituto antes llamado IES Añaza en el barrio de Añaza, Tenerife cambió de nombre a IES Mª Rosa Alonso como homenaje.

 

Conocida un poco más a María Rosa Alonso procedo a transcribir lo siguiente:

«…Llevé la tarde ultima que visité La Orotava a tres universitarios forasteros que eran huéspedes de mis malas virtudes de guía. Se prendaron del aire altivo, del empaque señorial provinciano, que nuestra hermosa Villa tiene. Les gustó el balconaje nue3vo y rubio de alguna casa restaurada, la gracia amable y viva de las plazas, la estampa fresca, verde, encantada de la campiña en plenitud. Quise que mis amigos vieran la Concepción. Soy mala guía turística y no me acordé de eso de que era Monumento Nacional, ni nada supe decirles del arquitecto don Nicolas Eduardo, ni del arco carpanel de la fachada, en la que puede verse el mapa de Canarias y el de Cuba, botón feliz de nuestra conjunción americana. Me callé todo esto porque no quise para los demás lo que para mí no quiero: que me mareen con zarandajas “eruditas” cuando, sin preguntar, voy a ver por vez primera algo que deseo.

Quise que mis amigos vieran el tesoro y pregunté por el Arcipreste, mi distinguido y respetado don Manuel Diaz Llanos, desvelado amante de su parroquia, y he aquí que una criatura de diez años, un chavalillo -voz que hemos importado no hace mucho de la Península- entabla conmigo grave y delicioso coloquio…

-      ¿Está don Manuel, pequeño?

-      No, señora, está para Zamora.

-      No sabía que estuviera en la Península.

-      No, señora, Zamora es aquí debajo. Ha ido con el sacristán a un entierro.

No sé si mi atento interlocutor notó que me ruboricé por mi ignorancia toponímica. No sabía que hubiese un lugar que se llamase Zamora por los contornos orotavenses. El pequeño guía (acaso un “monigote”, inefable canarismo para denominar al monaguillo) lamenta no poder mostrar el tesoro de la Concepción, que en otras ocasiones he podido admirar, sabiamente colocado por el celoso y dirigente Arcipreste. Alguna vez un pollo “pera” o “topolino” nos ha podido resolver con su petulante grosería, pero el niño de La Orotava me compensó de muchas experiencias sociales negativas. Disculpó el desarreglo de la sacristía con una deliciosa frase que no puedo olvidar y que, si bien no regional, tuve que explicar a algunos de mis acompañantes; como educada persona mayor que pide excusas a la visita cuando la sorprende sin arreglar, se encara el pequeño conmigo y me espeta lo siguiente:

-Señora, sólo pueden ustedes ver las andas que estamos arreglando para el Corpus (fue la visita escasos días antes de la solemnidad orotavense), pero no se fije usted en nada, porque esto aquí está manga por hombro…

¡Manga por hombro! Manga por hombro es estar desarreglado, a la buena de Dios, cuando urge una empresa de mayores empeños. Manga por hombro es -de dicho en dicho y refrán en refrán- tener las cosas “al tres”, o si se tercia, como una pecina, en tanto se busca una tregua para ordenar lo que se desea. “Manga por hombro”, dicho por una criatura de diez años con tono grave y campechano a la vez es signo de hacerse cargo, de una futura hombría de bien encantadora. Me hubiera gustado dejar a mis acompañantes en el coche y quedarme con el delicioso muchacho de La Orotava largo rato.

Cogida de su mano habría correteado por las empinadas calles de la Villa, pero estoy segura de que su futura hombría de bien no me hubiera permitido poner en práctica un malévolo deseo mío bien poco serio, pero que en mi niñez no llevé a cabo a mis anchas por no sé qué reparos al “manga por hombro”. A eso de las once de la noche, cuando la Villa tuviera sellados por el sueño sus grandes portales blasonados, ¡que delicia tocar en estas puertas tan hermosas y echarse a correr por las estrechas calles con el chavalillo de la mano y tocar en otra y correr y alcanzar (porque se hubiera terciado) en las espaldas algún perdido estacazo de los Ponte, los Brier, los Llarena, los Ascanio!... Pero, por una sóla vez para mí, ¡que malsana delicia inocente la de hacer las cosas manga por hombro!»

 

 

María Rosa Alonso, “En La Orotava”, 1949, Papeles tinerfeños, pp. 322 y ss., Ediciones Nuestro Arte, Santa Cruz de Tenerife, 1972.

Texto extraído de “Lo que han dicho de ti" (2006), Víctor Rodríguez Jiménez.

 

No me digan que no es un texto encantador. He ahí un verdadero caballero de la Muy Noble y Leal Villa de La Orotava. ¿Vivirá? ¿Seguirá en la Villa o tal vez emigró a Venezuela? ¿Cómo se llamaba?... ¡A saber! Tal vez lea esto o lo lea algún familiar o amistad que conociera esta historia y pudiera facilitarme más datos. ¡O que lo lea el propio protagonista!

Como curiosidad me queda igualmente saber dónde estaba Zamora en La Orotava. ¿Se refería tal vez al barrio de la Zamora en el municipio de Los Realejos? Pero parece que habla de contornos cercanos de lo que hoy pudiera ser el Mayorazgo o Carmenaty.

En fin, un texto que cuando lo leí lo disfruté mucho y creo que ya metidos en el tiempo de nuestras Fiestas bien vale la pena recordarlo.

Un saludo.