El pasado jueves 18 de Abril en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de La Orotava se celebró el acto de reconocimiento de Villeros de Honor a los salesianos don Evaristo Ferreiro y don Antonio Jiménez.
Poco puedo ofrecer con esta nueva entrada en el blog sobre ellos, pues en su momento de ambos escribí dando mis impresiones en dos artículos titulados «Recordando a don Evaristo Ferreiro» y «Hasta siempre don Antonio». Así que seré muy breve.
Creo que han sido dos distinciones totalmente acertadas y merecidas. Incluso por lo que allí se dijo aprobada por unanimidad en el Pleno Municipal.
Pero incido nuevamente que estas cosas hay que hacerlas en vida y no a título póstumo. Tanto don Evaristo como don Antonio, aún en vida, tenían de sobra ganados ser Villeros de Honor por su amplia trayectoria sacerdotal en La Orotava, y sobre todo por el amor y servicio que sentían hacia nuestro pueblo y sus gentes y que se unen a otro salesiano legendario con igual distinción que fue don Víctor Rodríguez.
Yo siempre he dicho, porque lo viví en persona y fueron mis profesores, que hay en la escuela salesiana de La Orotava cinco sacerdotes que fueron proverbiales: don Modesto Cabano, don Antonio Márquez, Don Víctor Rodríguez, don Evaristo Ferreiro y don Antonio Jiménez. Hay dos más, pero esos por edad no los conoció yo, y según me han dicho de ellos es más la leyenda urbana que pulula y un falso encumbramiento que otra cosa. No lo sé, pues en la estancia aquí de esos sacerdotes yo no era nacido.
Pero de los que he nominado con nombres y apellidos dejaron todos su imborrable huella en esta Villa y una admiración y cariño que aún perdura en el tiempo. Y no escribo esto porque sean sacerdotes. ¡No! Escribo esto porque eran muy buenas personas. Sacerdote puedo ser hasta yo. Buena persona no es todo el mundo y en estos tiempos cada vez abundan menos.
En el Salón de Plenos estuvo un nutrido grupo de personas relacionadas con el colegio Salesianos y el clero, pero los que tratamos con estas dos grandes personas fuimos muchos más que los asistentes al mismo y en todos dejaron su buena impronta. Y miren que yo no soy de alabar a curas y no tengo relación alguna con la institución salesiana, pero don Evaristo y don Antonio forman parte de la historia de La Orotava.
Sobre lo dicho en este acto por parte de los antiguos profesores que allí hablaron, doña Herminia González y don José Afonso, la verdad es que mejores palabras no se les pudieron tributar a los galardonados. Pues fueron palabras llenas de amor, respeto y admiración hacia ellos.
Me alegré mucho de ver a don José, pues hace años que no sabía de él y fue uno de los mejores profesores y con más grato cariño que recuerdo de mi paso por el colegio.
Poco más que decir, salvo que La Orotava salda una deuda histórica con don Evaristo y don Antonio. Allá dónde estén, se alegrarán que La Orotava, su Villa, les haya tributado tal y merecido homenaje.
Que se saldan a otras deudas históricas, donde ya este Ayuntamiento parece que está reaccionando, de que nuestro callejero, plazas y demás debe llevar los nombres de los hijos e hijas de este pueblo y de aquellos foráneos que con su esfuerzo, contribución, y sobre todo amor, han hecho de esta Villa de La Orotava su propia Patria.
Siempre en nuestro recuerdo y cariño para don Evaristo y don Antonio.
Saludos.
Acto de entrega de Villeros de Honor a don Evaristo Ferreiro y don Antonio Jiménez.
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Primera edición del texto: Abril de 2024.
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