miércoles, 12 de febrero de 2020

George Graham Toler, el pionero de la fotografía postal en Tenerife.

George Graham Toler en sus años de juventud.
Foto posiblemente realizada en Londres en la decada
de los 70 del siglo XIX.
Hace unas semanas publicaba un vídeo de fotografías antiguas en este blog y en ella iba una foto muy curiosa de la calle Inocencio García realizada por el fotógrafo ingles George John Graham Toler. La verdad que me gustó la imagen, no solo por su composición, sino por varios personajes que salen incluido un fotógrafo minutero.
Investigando sobre el personaje en cuestión descubrimos, aunque eso ya lo sabía, que hizo vida en La Orotava, donde contrajo nupcias con la joven María del Carmen Monteverde y Lugo, veinticinco años menor que él. Pero vamos por partes para desglosar a este inglés que acabó siendo villero.

George nació en Londres en el año 1850 en una familia acomodada de la nobleza. En su país natal contrajo la tuberculosis por lo que a los 39 años se ve obligado a abandonar Londres y dejar su acomodada vida. En aquella época era muy común esta práctica curativa entre muchos europeos pudientes que encontraban en la isla el lugar ideal para la recuperación de este cuadro clínico. Bien es cierto que viajeros como Olivia Stone y Alfred Samler Brown habían escrito las “Guías para forasteros” donde referenciaban los mejores lugares para curarse de tuberculosis. Dichas guías prácticamente hoy son inencontrables salvo en algún museo o archivo que las conserve. He consultado en la red y poco he encontrado. De todas maneras, de personajes como Olivia Stone y Alfred Samler Brown merecerían un escrito aparte porque hicieron en el siglo XIX una labor de difusión del turismo en Canarias muy loable.

Calle Inocencio garcía. Imagen de fecha indeterminada que personalmente le llamó profundamente la atención y que fue la génesis por la cual inicié este artículo.


El primer destino de George en Tenerife fue el municipio sureño de Granadilla, en la zona llamada Madre del Agua, donde se las ingenió para canalizar el agua hasta su tienda de campaña. Tras pasar una temporada allí, cómodamente debido a su fortuna, decide entrar en territorios de La Orotava hacia el refugio de Altavista pidiendo autorización para la mejora de su edificación el 26 de junio de 1890. Por lo que he leído entiendo que lo que él hace es comprar el primigenio refugio de Altavista, reformarlo y ampliarlo. Lo dotó de cimientos, pavimento y tejado. Dividiéndolo interiormente en una sala donde colocó una estufa de hierro y otra nave separada con tres habitaciones. Una para mujeres, otra para hombres y la última para los animales y los guías. Techo de mampostería y el baño situado aparte, ¿unisex?, en una caseta a unos diez metros de la edificación principal. 



El astrónomo escocés Charles Piazzi Smyth. Todo un personaje.
Al igual que a nuestro protagonista se le podrian dedicar varios
artículos de sus peripecias en Tenerife.

Las crónicas ya nos dicen que el primero que ocupa dicho refugio es el astrónomo escocés Charles Piazzi Smyth en el verano del año 1856 donde reside durante 15 días. Este encargó la construcción de un refugio pequeño de cuatro compartimentos con muros de piedra y unos dos metros de altura. Se supone que sin techo, pues dentro instalaron los instrumentos de observación y casetas de campaña. Me dirán para qué iban a ponerle techo si era un observatorio astronómico. Pero me llama la atención que en ese momento, tal vez por la brevedad de la estancia de Piazzi Smyth, no se lo dotara de techo con planta superior para observatorio.

De este escocés y su aventura en Tenerife daría igualmente para otro escrito. Pero ya es algo que a mi me viene grande pues no soy historiador y por lo tanto carezco de la rigurosidad de investigación histórica para acometer un escrito de tal fin. Pero sé que hay escrito algún libro que precisamente lo tiene la librería el Viajante de La Orotava. Pero sí quiero hacer la reseña en base a lo leído en Wikipedia: “…Piazzi Smyth escribió y publicó en Londres, en 1858, un extenso libro sobre su viaje a Tenerife, titulado originalmente: "Teneriffe, an astronomer's experiment" (Tenerife, las experiencias de un astrónomo), que está ilustrado con 20 fotografías estereoscópicas que tomó en la isla. Estas fotografías eran copias a la albumina originales, pegadas en las páginas del libro. Destacan las vistas en las que se ven los telescopios instalados, así como otras imágenes de paisajes de interés botánico, como dos vistas del gran drago de La Orotava, tumbado poco después por un huracán. Como fotógrafo aficionado, contó con la colaboración de su mujer Jessie Piazzy Smyth…”

Este es un muy buen artículo publicado en el periódico El Día por el cronista  oficial de Santa Cruz de Tenerife José Manuel Ledesma Alonso  en agosto del pasado año (2019) sobre Piazzi Smith y su estancia en Tenerife: https://www.eldia.es/tenerife/2019/08/11/primeras-experiencias-astronomicas-tenerife-1856/999688.html

Libro de Piazzi Smyth donde relata sus vivencias en la isla
y en particular en nuestro pueblo.




Pero volvamos a nuestro protagonista que no es otro que George Graham Toler.

Dicho refugio lo donó al Ayuntamiento de La Orotava el 30 de mayo de 1926 aceptándola el Consistorio en sesión plenaria del 4 de julio de 1927. En el año 1950 pasó a gestionarlo el Cabildo. Afortunadamente dicho recinto aún está en perfectas condiciones en sucesivas reformas y completamente operativo.


Refugio de Altavista ya con la techumbre y más adecuado a lo que hoy es su función. ¿El que vemos en la imagen podría ser George Graham Toler?



Obviamente la isla no era como ahora y él vivió en un verdadero vergel y remanso de paz por lo que recuperó la salud. Indudablemente la conservación de entornos naturales hace a su vez el mejor de los beneficios para el ser humano. Una vez recuperado totalmente pasó a residir en el Casco de La Orotava, concretamente en el hotel Hespérides localizado en la calle Cólogan. Obviamente un noble inglés en La Orotava desapercibido no pasó. Y no pasó desapercibido pues investigando para la redacción de este escrito me entero que mister George era masón a lo que se unía su filiación en la rama protestante del cristianismo. Por lo tanto, he de suponer que conoció prácticamente de primera mano todos los hechos acaecidos con Diego Ponte del Castillo, las logias villeras y seguramente trataría personalmente a la legendaria Sebastiana del Castillo. 

Cerca de su residencia en la calle Cólogan vivía María del Carmen Regina de la Purísima Concepción Monteverde y Lugo. Como he dicho más arriba su diferencia de edad era notoria pues en el momento de su casamiento él contaba con 42 años y ella 17. Para que tal enlace pudiera llevarse a cabo, y más en aquella época, tuvo que abandonar la iglesia anglicana y la masonería tras bautizarse en la parroquia de la Inmaculada Concepción un 25 de enero de 1892. 



Placa fotografica de cristal en albúmina. esta es del año 1905
en una imagen que encontré en Google. tal vez mismo modelo a
las utilizadas por G.G.T.
Más que placa fotografica se puede decir
que es un negativo digital.
George Graham Toler pertenecía a una familia muy acomodado donde era heredero universal y llegó a esta isla y pueblo en una época donde era un jardín desde la costa hasta la cumbre. Era costumbre de la aristocracia y alta burguesía de la época. Como hombre de su tiempo y estatus pienso que debió de tener una vida acomodada y ociosa. Lo que le permitió desarrollar su afición fotográfica en una época que dicha actividad no solo se dedicaba a sacar meras fotos, sino que estaba dejando, posiblemente siendo consciente de ello, un testimonio gráfico que nos abre una ventana al pasado. Por eso reincido una vez más lo importante que es la conservación del archivo fotográfico. Toda esa amalgama de fortuna, naturaleza y fotografía hizo que nuestro personaje, posiblemente ya con esa idea de promoción turística ante el Edén que aquí se encontró, lo convirtiera en fotógrafo paisajista y social. No solo trabajaba en papel, sino igualmente en placa de cristal, que en aquella época valían un caudal. Según me han comentado entendidos en este tema la placa de cristal, poniéndonos en la tecnología fotográfica de aquella época, era el mejor negativo existente por la gran calidad que ofrecía. Todo este material lo remitía a Londres para su revelado y que allí se positivara e imprimieran las primeras postales de Tenerife. Por lo que intuyo que también allí se positivaría parte de su trabajo de fotografía social, fue de los que estuvo en el Puerto de Santa Cruz para recibir a Alfonso XIII en el año 1906. Pongámonos en la tesitura de aquella época de enviar desde Tenerife todo este material a Londres en ida y vuelta. Por lo tanto supongo que fue pionero, o por lo menos abriría el mercado comercial a este tipo de laboratorios en Tenerife o el Archipiélago. Supondría meses de espera en los que prepararía más material y redactaría sus vivencias en la isla pues a día de hoy nos han llegado muchas de sus impresiones escritas. Transcribo estos pequeños fragmentos de sus impresiones al llegar a la isla en cartas enviadas a su familia a Londres:

“…Cuando llegamos al desembarcadero nos encontramos con una multitud de chiquillos que se ofrecían para recoger las maletas y llevarlas a los hoteles. Aquí, la ausencia del control de aduanas, resulta un inmenso alivio.

…La mayoría de los viajeros nos quedamos a dormir una noche en Santa Cruz, con el deseo de trasladarnos lo antes posible al Valle de La Orotava; los enfermos para gozar cuanto antes del benéfico clima, y los sanos para subir al Pico del Teide, si bien algunos se contentaban con verlo desde el Valle…

…El largo viaje hasta el Valle de La Orotava, que antiguamente se hacía alquilando mulas o caballos, desde el 4 de enero de 1854 se hace en Ómnibus, coches de diligencia tirados por cuatro mulas o caballos que partían dos veces al día para La Orotava. La gente de aquí les llama Coche de hora, y tienen su estación principal en la trasera de la plaza de las verduras o recova vieja, junto al Teatro Guimerá…

…El viaje es pintoresco y no exento de riesgo. Se tarda unas seis horas en llegar a La Orotava, pues va parando en los distintos apostaderos para que los viajeros y el cochero repongan fuerzas, mientras los criados realizan las mudanzas de tiro…”

Leyendo estos fragmentos pues nos damos cuenta de las incomodidades del viaje desde Santa Cruz hasta La Orotava. Aunque el tema de las incomodidades del viaje Santa Cruz-Orotava, y sobre todo en viceversa, con las colas de la autopista Norte tampoco ha cambiado mucho en este siglo XXI.

Portada del libro de Teresa Báez Arbelo.
Afortunadamente el legado fotográfico de George Graham Toler se conserva en gran parte. Aunque ya divagando en mis pensamientos supongo que en Londres debió de quedarse otro tanto siendo un enigma el rumbo tomaría con el tiempo. Tal vez aun esté en algún sórdido sótano o desván londinense o en una victoriana mansión de la campiña inglesa esperando a que alguien los rescate del olvido. Ya en vida hizo exposiciones fotográficas en la Academia de Bellas Artes en 1894. Y hoy gran parte de su material se encuentra en las dependencias del TEA. Residió en La Orotava hasta su fallecimiento el 29 de agosto del año 1929 a los 79 años de edad. Sus restos están junto a los de su esposa, fallecida en el año 1960, en nuestro camposanto. Hace unos años el Ayuntamiento le dedicó una avenida (zona de la Duquesa-Lercaro) y en el año 2003 Teresa Báez Arbelo escribió un ensayo titulado “George Graham Toler (1850-1929) estancia de un noble inglés en Tenerife”.

 

George Graham Toler en el ocaso de su vida ya residiendo en La Orotava.

 

Hoy he querido traer a este personaje que vino de Londres y acabó residiendo y haciendo vida en La Orotava. Felizmente George Graham Toler no ha caído en el olvido, ahí está su obra, y muchas de sus imágenes circulan por el éter inmortal de la Red. Posiblemente él ni se imaginaria tal cosa y que más de 90 años después de su fallecimiento existieran estos medios de los que hoy gozamos para recordar su persona y difundir su obra. Este quien escribe, como fotógrafo aficionado, y de los malos, tengo sana envidia del personaje. Él pudo ver con su mirada y captar con su cámara algo que yo hubiera deseado profundamente. Si fuera posible hacer un viaje al pasado y me pudiera llevar algo indudablemente serian mis cámaras fotográficas. Realizar un viaje desde 1406, cien años antes de nuestra fundación, saltando cada siglo hasta el año 1906 fotografiando todo. Por desgracia eso a día de hoy no es posible y solo nos quedan esas voces y paisajes del pasado que nos dejaron personajes como el citado mediante sus fotografías y sus pioneros trabajos. Voces y paisajes que nos evocan historias que tal vez deseen ser contadas de protagonistas que ya son polvo que volvió a la tierra que los formó. Fotos que congeló el tiempo y vivencias del pasado que nos llegan al presente y debemos procurar que sigan su rumbo al futuro.
Este ha sido un escrito muy gratificante, no solo por el hecho de mi admiración al personaje, sino porque me ha descubierto varios títulos de ensayos que espero ir adquiriendo cuando vaya desahogando la pila de libros aun por leer. De los varios títulos mentados en esta publicación creo que se pueden sacar una serie de sustanciales escritos de historias y personajes que transitaron nuestro municipio en los siglos XIX y XX. Tiempo al tiempo. Esto ha sido un artículo muy superficial de este personaje al que se le podrían dedicar muchos más escritos. Pero repito que mi función no es esa pues no tengo la preparación para tan singladura articulista. Opino que eso corresponde a quienes como tal se han formado para ello y deben unir sus nuevos trabajos sobre el personaje a los magníficos ensayos y artículos ya publicados por otras personas..  Yo solo lanzo estas pequeñas pildoritas escritas al viento como quién sopla un diente de león. Sea hoy mi recuerdo y admiración para George Graham Toler.

Saludos.

*Obviamente como he incidido en este artículo, y tantas otras veces, me he referido yo no soy historiador. Simplemente despertó mi curiosidad George Graham Toler y consulté varios artículos en al Red a los que añadí mi interpretación personal del personaje. Yo me debo a una sinceridad a mis lectores y no voy a aparentar lo que no soy ni tengo capacidad para ello. En la consulta y redacción de este artículo no me moví del escritorio. He consultado las siguientes páginas donde he extraído información e imagenes:






También hay un ensayo de Rafael Cedrés Jorge titulado “Historia del refugio de Altavista” editado, si no me equivoco, por el Cabildo de Tenerife que no he tenido el placer de leer pero que se dé su existencia.




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Primera edición del texto: Febrero de 2020.