Sinceramente no sé ni cómo
iniciar este artículo. Me es un escrito de esos que son duros en lo sentimental
de escribir. No quiero afirmar que sea un dolor tan profundo como cuando
fallece una persona, pero es casi al unísono. El pueblo de La Orotava está
triste. Triste en su espíritu y esencia pues nuestras Fiestas han sido
suspendidas. Era de esperar y lo más lógico por ello pues tras el comportamiento
ejemplar que está teniendo nuestro pueblo en este Estado de Alarma, de ello ya
habrá otro artículo, hubiera sido una temeridad celebrar nuestras Fiestas a las
que acuden miles de personas tanto del pueblo como foráneos. No nos podemos
permitir el riesgo ni la macula de que celebrarlas hubiera supuesto un repunte
del Covid 19 pues desde que hubiera una persona asintomática o en fase de
incubación hubiera podido contagiar a su vez a muchas personas que hubieran
actuado como vectores víricos de esta enfermedad. Pese al dolor aplaudo esta
decisión pese al golpe que eso le supone al municipio en sus gentes, sus
sentimientos, nombre y economía. Es triste, pero es así. Hace unos días me
preguntaban en Instagram si creía que se celebrarían las Fiestas y mi respuesta
fue negativa pues al Coronavirus había que vencerlo combatiendo y no
festejando. Esto es una guerra. Así de claro y simple. No es la primera vez que
nuestras fiestas se suspenden. Por desgracia han existido otras ocasiones como
en el año 1890-1891 por una pandemia de viruela. A colación de este tema remito a
una magnifica publicación realizada por el amigo José Rodríguez Maza donde de
forma muy pormenorizada y rigurosa analiza aquellos sucesos de la década nona
del siglo XIX. Así mismo en el año 1897 se volvieron a suspender, en parte, por
obras en la parroquia de la Inmaculada Concepción. Lo que sí creo que es la primera
vez que se suspende la Romería y demás. Hasta donde alcanza mi memoria nunca se
había suspendido por temas sanitarios.
Transcribo íntegramente el artículo
de José.
Hace algo más de un siglo, concretamente
en el año 1891, la Villa de La Orotava, según nos cuenta la prensa, vivía una
convulsa situación sanitaria, una pandemia universal, cuyas consecuencias
fueron tan dramáticas que se decretó, por vez primera en su historia, la suspensión
de las Alfombras de flores y las fiestas en honor a San Isidro. Pocos países a
escala mundial se libraron de padecer las graves consecuencias de la viruela,
siendo notorias las escasas precauciones que tomaban las autoridades sanitarias
ante la magnitud de este problema.
Curiosamente la prensa local de
la época recogió esta medida con satisfacción porque reconocía que en la Villa
se estaban haciendo notables esfuerzos para controlar la enfermedad: “otra
de las pruebas que hablan muy alto en pro del celo desplegado en esta ocasión por
nuestra autoridad local y por la junta encargada de la salud pública, es la
acertada prohibición de la popular fiesta de San Isidro, y la no menos popular,
si bien más pacifica, de la Octava de Corpus… Fiestas que reúnen en un
determinado espacio a muchas miles de personas”.
Por ello “el señor Alcalde ha
dispuesto que dejen de celebrarse ambas festividades en una parte cívica se
entiende, prestando con esta medida de precaución un verdadero servicio de la salubridad
del pueblo que administra”.
La Orotava, a diferencia de otros
pueblos, tomó medidas urgentes desde el primer día en el que se detectaron los
primeros casos en la isla, estableciendo un hospital provisional al efecto, en las
cercanías de la población, pero en un sitio lo más aislado posible. Además los médicos
de la localidad, los doctores D. Tomás Zerolo y D. Miguel B. Espinosa vacunaban
gratuitamente a todas las personas que acudían a sus consultas, llegando a
inmunizar a mas de dos mil niños y adultos. Aunque se suspendieron las fiestas
de las Alfombras y la Romería, sin embargo no se anularon las funciones
religiosas. De igual manera tampoco se suspendieron las procesiones de Semana
Santa que se vivió con gran número de fieles, “sin que se turbara el orden
en lo más mínimo”.
Así mismo en 1890, en la
parroquia matriz, un nutrido coro de aficionados organizados por el dignísimo titular
de la indicada parroquia D. Santiago Benítez de Lugo han cantado el Jueves
Santo y el Domingo de Pascua. Todas las procesiones han sido acompañadas por la
banda de música del Liceo. Una numerosa comisión del ilustre ayuntamiento
concurrió a varias procesiones del Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de
pascua.
Se habla también de las grandes
reformas que se llevaban a cabo en la iglesia de San Francisco, que servía de
capilla al hospital de La Orotava, y que gracias a su capellán, el citado Sr. Benítez
de Lugo, y a la cooperación de las hermandades elevaron aquel santuario en
culto y ornato a envidiable altura. Tampoco se suspendió la procesión de visita
a los enfermos que a su paso por la calle de la Hoya lucía preciosas alfombras
de flores, destacando como era costumbre, la obra del Conde del Palmar.
Autor: José Rodríguez
Maza.
Pero no quiero que esto sea un
escrito tan pesimista, así me llaman algunos/as, yo prefiero adjetivarme como
realista bien informado. Y esto lo concibo como un escrito de luz, de alegría y
de sentimientos patrios.
En la tarde de ayer me encontré
en las redes sociales con la grata sorpresa de que el amigo Eduardo Rodríguez
Diaz publicaba los bocetos que tenía preparados para presentarse al concurso
del Cartel de las Fiestas. Inmediatamente le pedí permiso de si podía traerlos
al blog y hacer un escrito. A lo cual como siempre amablemente accedió. Gracias
Eduardo.
Admito que viendo este cartel he llorado. Sentimientos encontrados en gran fuerza que se han agolpado en mi. Autor: Eduardo Rodríguez Díaz. |
Son dos magníficos carteles que para
mí representan nuestros sentimientos y esencias. A estos carteles Eduardo no
les puso título y anoche al preguntarle me comentaba que era imagen, supongo
que intentando con ella transmitir sentimientos que se transformaran en
palabras. Pero a la vez Eduardo comentaba “…las calles vacías, el sentimiento
intacto…” Esa frase me gustó. Creo que no hay mejores palabras para definirlos
y así he titulado este artículo. Me gustan mucho ambos carteles, pero para mí,
y más este año, me supone una profunda emoción el cartel donde refleja bajando
la calle la Carrera. Para mi ese tramo es una de las zonas más bonitas de
nuestro Casco por donde pasa nuestra Romería y días antes se alfombra en flores
para el tránsito del Santísimo. Pero a la vez ese cartel despierta en mí los
sentimientos de la profundidad de la patria villera. De nuestra historia y
tradición. De nuestras pinas calles que tantos hechos históricos y humanos albergan.
Si esas casas y adoquines hablaran… Y sobre todo, porque ha despertado en mí el
emocionado recuerdo a nuestra gran dama doña Araceli Morales Llanos
recientemente fallecida. Ese balcón vacío, ya huérfano, al igual que los
alfombristas, de su dama y señora. De esta legendaria mujer que tanto aportó a
nuestras Fiestas. La que tanto orgullo sentía de ver las alfombras en su calle
para honrar al Santísimo y días después esa riada de magos y magas que bajaban
cantando y bailando por delante de su morada. De verdad que al observar este
cartel me embargó una fuerte emoción. No se puede explicar con mis paupérrimas
palabras el fuerte sentimiento que me produce esta imagen vacía, pero a la vez
icónica, de la cosmogonía que forma la Villa de La Orotava.
El mago entona su cantar evocando añoranzas pasadas desde el umbral de su ventana. Pero con la esperanza puesta en el futuro. Autor: Eduardo Rodríguez Díaz. |
Pero casi a la par va el otro
cartel. El mago en la ventana de una de las casas con más solera de nuestro Casco
como es donde si sitúa la Ferretería Orotava. Para mí la casa mejor situada del
municipio pues está enclavada en un lugar providencial de los grandes actos que
se han celebrado, celebran y sobre todo se celebrarán en nuestro municipio. Una
imagen la de este mago solitario que nos evoca la añoranza de nuestras Fiestas.
De los magos y magas entonando sus cantares. De esa explosión cromática de nuestros
trates típicos, varas y cintas ondeando y bailando al unísono con quienes las portan
en ese día grande para La Orotava. Es imagen de cierto abatimiento, pero a la
vez es imagen de esperanza e ilusión. De que el mago está triste en su ventana,
pero a la vez acompañado de sus instrumentos musicales esperando con dicha el
futuro de las próximas fiestas. De olor a brezo tostado. Del aroma de nuestras
flores y el color de nuestras tierras volcánicas donde el pueblo de La Orotava rinde
a Dios su máximo tributo. Dios y La Orotava unidos en tan magno Día por la Fe.
Del olor de nuestros platos típicos. De echarnos unas perras de vino con las
amistades acompañado de una suculenta carne. Del reencuentro con amigos en el
fragor de la fiesta y la multitud o en pequeños grupos en tantas casas que se
abren ese día en nuestra tierra para acoger a los que las honran con sus
visitas. Del oír la candencia en el tintineo de los cencerros de nuestras
yuntas. Del ver pasar desde esa privilegiada atalaya, como está el protagonista
del cartel, a nuestras bellas mujeres vestidas de maga con la lozanía de la
juventud y el encanto de la madurez. De ver la parranda de amigos, las
carretas, el jolgorio de la Romería pero a la vez la solemnidad del Corpus.
Mi querido lector/lectora. Con
esto me quedo. Con estas calles vacías por la difícil coyuntura que vivimos,
pero a la vez con este mensaje de esperanza. Yo no quise hablar con Eduardo
sobre lo qué él quería trasmitir con sus dos obras gráficas. Eso me permite no
estar condicionado y liberar mis sentimientos al escribir esto. Es público,
porque lo he dicho infinidad de veces, que en La Orotava tenemos muy buenos
diseñadores. Y la cartelería de estos años, la ganadora y las que se han presentado,
han sido espectaculares. Pero permítanme que me quede con el trabajo de Eduardo
porque él ha sabido aunar mejor que nadie esa simbiosis de la magia de los
carteles antiguos con el mundo digital. Eduardo es maestro en plasmar en imagen
los sentimientos de la Villa por estas fechas desde su gubia digital. No lo
digo por quedar bien ni porque seamos amigos. Él sabe que si no me gustara lo diría.
Pero en los últimos años, y en cada uno de sus carteles, me he sentido muy
identificado y orgulloso de ser villero. Y más orgulloso aun de que Eduardo sea
villero. Y como tal lo admito y rubrico en este blog. Mi cartel como villero
será este de la calle la Carrera que me ha hecho estremecer en una explosión de
sentimientos. Será el cartel que ponga el 15 de mayo en este blog y mis redes
sociales. Porque es el que me llega al corazón. Sin desmerecer a nadie porque
como he dicho poseemos el enorme privilegio de tener en suelo patrio magníficos
diseñadores. Pero este es el mío. Porque es el que me llega al corazón. Bien es
cierto que no he visto el trabajo de otros diseñadores. Pero amigo/a para que
me superes el cartel de Eduardo vas a tener que cantarme visualmente la épica
de nuestra historia. Pero me encantaría ver todos los bocetos que se iban a
presentar.
Son momentos duros a nivel
sentimental. Se que ahora nos invade la profunda tristeza de no poder hacer nuestras
fiestas de la manera tradicional. Pero de estas penosas coyunturas saquemos el
lado positivo de comprender el valor muchas cosas. Cuando muchas veces he
redactado en diversos escritos que debemos ser eslabones fuertes de la
tradición y el conservacionismo villero me refería a estas cosas. Cuando
debemos ser conscientes del imperativo de nuestra historia y de que a los
pueblos los forman sus gentes me refería a estas cosas. Cuando he dicho que La
Orotava es más que un sentimiento y que debemos ser garantes de todo aquello
que define nuestra particular idiosincrasia me refería a esto. Lo bueno es que
Eduardo tiene enormes virtudes que yo no poseo de plasmar en bonitas imágenes
lo que yo acierto a expresar en pobres palabras.
Tendremos que realizar las
fiestas de otra manera cómo se ha visto obligado a ello otros pueblos por
ejemplo el de Tegueste. Y aunque el futuro es incierto volveremos a nuestras
calles. San Isidro y Santa María de la Cabeza volverán a pasear por sus calles
y ser honrados por su pueblo. Volverá nuestra particular Infraoctava de Corpus
donde Dios representado en el Santísimo sentirá el calor del municipio de La
Orotava. Volveremos a procesionar, cantar y bailar. Estoy seguro que más pronto
que tarde. Pero ahora nos toca pasar estos senderos tenebrosos donde La Orotava
está dando una actitud ejemplar. También creo que es momento de reflexionar
ahora que estamos en la “tranquilidad” de la situación. Del sentarse a
replantear nuestras Fiestas y de recuperar esa parte de nuestro acervo cultural
que no perdido, pero sí diluido, ya hace unos meses que suscitó debate. Miramos
con tristeza y nostalgia nuestras calles vacías pero nuestro sentimiento intacto.
Y de dicho sentimiento debemos sustentarnos en lo anímico y sentimental para
mirar con futuro a esas Fiestas del año 2021. Con la alegría de La Orotava y la
grandeza de nuestra historia volverá la vida y las calles se llenarán de nuevo
de magos y magas que regresarán a entonar sus acordes en nuestras Fiestas.
Este es el mensaje que quiero
trasmitir pues estas son las palabras que “escucho” de los carteles de Eduardo.
Creo que en los sonidos del silencio de nuestras calles debemos buscar en lo
escondido para encontrar nuestros intactos sentimientos. ¡Volveremos, pues somos raza y somos pueblo!
¡Viva la muy Noble y Leal Villa
de La Orotava!
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© 2020 Francisco García.
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Primera edición del texto: Enero
de 2020.