Un Pueblo para su Gente y una Gente para su Pueblo. La Villa de La Orotava es más que un sentimiento. Blog siempre en aguerrida libertad.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Las calles vacías, el sentimiento intacto.

Sinceramente no sé ni cómo iniciar este artículo. Me es un escrito de esos que son duros en lo sentimental de escribir. No quiero afirmar que sea un dolor tan profundo como cuando fallece una persona, pero es casi al unísono. El pueblo de La Orotava está triste. Triste en su espíritu y esencia pues nuestras Fiestas han sido suspendidas. Era de esperar y lo más lógico por ello pues tras el comportamiento ejemplar que está teniendo nuestro pueblo en este Estado de Alarma, de ello ya habrá otro artículo, hubiera sido una temeridad celebrar nuestras Fiestas a las que acuden miles de personas tanto del pueblo como foráneos. No nos podemos permitir el riesgo ni la macula de que celebrarlas hubiera supuesto un repunte del Covid 19 pues desde que hubiera una persona asintomática o en fase de incubación hubiera podido contagiar a su vez a muchas personas que hubieran actuado como vectores víricos de esta enfermedad. Pese al dolor aplaudo esta decisión pese al golpe que eso le supone al municipio en sus gentes, sus sentimientos, nombre y economía. Es triste, pero es así. Hace unos días me preguntaban en Instagram si creía que se celebrarían las Fiestas y mi respuesta fue negativa pues al Coronavirus había que vencerlo combatiendo y no festejando. Esto es una guerra. Así de claro y simple. No es la primera vez que nuestras fiestas se suspenden. Por desgracia han existido otras ocasiones como en el año 1890-1891 por una pandemia de viruela. A colación de este tema remito a una magnifica publicación realizada por el amigo José Rodríguez Maza donde de forma muy pormenorizada y rigurosa analiza aquellos sucesos de la década nona del siglo XIX. Así mismo en el año 1897 se volvieron a suspender, en parte, por obras en la parroquia de la Inmaculada Concepción. Lo que sí creo que es la primera vez que se suspende la Romería y demás. Hasta donde alcanza mi memoria nunca se había suspendido por temas sanitarios.

Transcribo íntegramente el artículo de José.

Hace algo más de un siglo, concretamente en el año 1891, la Villa de La Orotava, según nos cuenta la prensa, vivía una convulsa situación sanitaria, una pandemia universal, cuyas consecuencias fueron tan dramáticas que se decretó, por vez primera en su historia, la suspensión de las Alfombras de flores y las fiestas en honor a San Isidro. Pocos países a escala mundial se libraron de padecer las graves consecuencias de la viruela, siendo notorias las escasas precauciones que tomaban las autoridades sanitarias ante la magnitud de este problema.

Curiosamente la prensa local de la época recogió esta medida con satisfacción porque reconocía que en la Villa se estaban haciendo notables esfuerzos para controlar la enfermedad: “otra de las pruebas que hablan muy alto en pro del celo desplegado en esta ocasión por nuestra autoridad local y por la junta encargada de la salud pública, es la acertada prohibición de la popular fiesta de San Isidro, y la no menos popular, si bien más pacifica, de la Octava de Corpus… Fiestas que reúnen en un determinado espacio a muchas miles de personas”.
Por ello “el señor Alcalde ha dispuesto que dejen de celebrarse ambas festividades en una parte cívica se entiende, prestando con esta medida de precaución un verdadero servicio de la salubridad del pueblo que administra”.
La Orotava, a diferencia de otros pueblos, tomó medidas urgentes desde el primer día en el que se detectaron los primeros casos en la isla, estableciendo un hospital provisional al efecto, en las cercanías de la población, pero en un sitio lo más aislado posible. Además los médicos de la localidad, los doctores D. Tomás Zerolo y D. Miguel B. Espinosa vacunaban gratuitamente a todas las personas que acudían a sus consultas, llegando a inmunizar a mas de dos mil niños y adultos. Aunque se suspendieron las fiestas de las Alfombras y la Romería, sin embargo no se anularon las funciones religiosas. De igual manera tampoco se suspendieron las procesiones de Semana Santa que se vivió con gran número de fieles, “sin que se turbara el orden en lo más mínimo”.
Así mismo en 1890, en la parroquia matriz, un nutrido coro de aficionados organizados por el dignísimo titular de la indicada parroquia D. Santiago Benítez de Lugo han cantado el Jueves Santo y el Domingo de Pascua. Todas las procesiones han sido acompañadas por la banda de música del Liceo. Una numerosa comisión del ilustre ayuntamiento concurrió a varias procesiones del Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de pascua.
Se habla también de las grandes reformas que se llevaban a cabo en la iglesia de San Francisco, que servía de capilla al hospital de La Orotava, y que gracias a su capellán, el citado Sr. Benítez de Lugo, y a la cooperación de las hermandades elevaron aquel santuario en culto y ornato a envidiable altura. Tampoco se suspendió la procesión de visita a los enfermos que a su paso por la calle de la Hoya lucía preciosas alfombras de flores, destacando como era costumbre, la obra del Conde del Palmar.
Autor: José Rodríguez Maza.
 
Pero no quiero que esto sea un escrito tan pesimista, así me llaman algunos/as, yo prefiero adjetivarme como realista bien informado. Y esto lo concibo como un escrito de luz, de alegría y de sentimientos patrios.
En la tarde de ayer me encontré en las redes sociales con la grata sorpresa de que el amigo Eduardo Rodríguez Diaz publicaba los bocetos que tenía preparados para presentarse al concurso del Cartel de las Fiestas. Inmediatamente le pedí permiso de si podía traerlos al blog y hacer un escrito. A lo cual como siempre amablemente accedió. Gracias Eduardo.

Admito que viendo este cartel he llorado.
Sentimientos encontrados en gran fuerza que se han agolpado en mi.
Autor: Eduardo Rodríguez Díaz.



Son dos magníficos carteles que para mí representan nuestros sentimientos y esencias. A estos carteles Eduardo no les puso título y anoche al preguntarle me comentaba que era imagen, supongo que intentando con ella transmitir sentimientos que se transformaran en palabras. Pero a la vez Eduardo comentaba “…las calles vacías, el sentimiento intacto…” Esa frase me gustó. Creo que no hay mejores palabras para definirlos y así he titulado este artículo. Me gustan mucho ambos carteles, pero para mí, y más este año, me supone una profunda emoción el cartel donde refleja bajando la calle la Carrera. Para mi ese tramo es una de las zonas más bonitas de nuestro Casco por donde pasa nuestra Romería y días antes se alfombra en flores para el tránsito del Santísimo. Pero a la vez ese cartel despierta en mí los sentimientos de la profundidad de la patria villera. De nuestra historia y tradición. De nuestras pinas calles que tantos hechos históricos y humanos albergan. Si esas casas y adoquines hablaran… Y sobre todo, porque ha despertado en mí el emocionado recuerdo a nuestra gran dama doña Araceli Morales Llanos recientemente fallecida. Ese balcón vacío, ya huérfano, al igual que los alfombristas, de su dama y señora. De esta legendaria mujer que tanto aportó a nuestras Fiestas. La que tanto orgullo sentía de ver las alfombras en su calle para honrar al Santísimo y días después esa riada de magos y magas que bajaban cantando y bailando por delante de su morada. De verdad que al observar este cartel me embargó una fuerte emoción. No se puede explicar con mis paupérrimas palabras el fuerte sentimiento que me produce esta imagen vacía, pero a la vez icónica, de la cosmogonía que forma la Villa de La Orotava.

El mago entona su cantar evocando añoranzas pasadas desde el umbral de su ventana.
Pero con la esperanza puesta en el futuro.
Autor: Eduardo Rodríguez Díaz.



Pero casi a la par va el otro cartel. El mago en la ventana de una de las casas con más solera de nuestro Casco como es donde si sitúa la Ferretería Orotava. Para mí la casa mejor situada del municipio pues está enclavada en un lugar providencial de los grandes actos que se han celebrado, celebran y sobre todo se celebrarán en nuestro municipio. Una imagen la de este mago solitario que nos evoca la añoranza de nuestras Fiestas. De los magos y magas entonando sus cantares. De esa explosión cromática de nuestros trates típicos, varas y cintas ondeando y bailando al unísono con quienes las portan en ese día grande para La Orotava. Es imagen de cierto abatimiento, pero a la vez es imagen de esperanza e ilusión. De que el mago está triste en su ventana, pero a la vez acompañado de sus instrumentos musicales esperando con dicha el futuro de las próximas fiestas. De olor a brezo tostado. Del aroma de nuestras flores y el color de nuestras tierras volcánicas donde el pueblo de La Orotava rinde a Dios su máximo tributo. Dios y La Orotava unidos en tan magno Día por la Fe. Del olor de nuestros platos típicos. De echarnos unas perras de vino con las amistades acompañado de una suculenta carne. Del reencuentro con amigos en el fragor de la fiesta y la multitud o en pequeños grupos en tantas casas que se abren ese día en nuestra tierra para acoger a los que las honran con sus visitas. Del oír la candencia en el tintineo de los cencerros de nuestras yuntas. Del ver pasar desde esa privilegiada atalaya, como está el protagonista del cartel, a nuestras bellas mujeres vestidas de maga con la lozanía de la juventud y el encanto de la madurez. De ver la parranda de amigos, las carretas, el jolgorio de la Romería pero a la vez la solemnidad del Corpus.

Mi querido lector/lectora. Con esto me quedo. Con estas calles vacías por la difícil coyuntura que vivimos, pero a la vez con este mensaje de esperanza. Yo no quise hablar con Eduardo sobre lo qué él quería trasmitir con sus dos obras gráficas. Eso me permite no estar condicionado y liberar mis sentimientos al escribir esto. Es público, porque lo he dicho infinidad de veces, que en La Orotava tenemos muy buenos diseñadores. Y la cartelería de estos años, la ganadora y las que se han presentado, han sido espectaculares. Pero permítanme que me quede con el trabajo de Eduardo porque él ha sabido aunar mejor que nadie esa simbiosis de la magia de los carteles antiguos con el mundo digital. Eduardo es maestro en plasmar en imagen los sentimientos de la Villa por estas fechas desde su gubia digital. No lo digo por quedar bien ni porque seamos amigos. Él sabe que si no me gustara lo diría. Pero en los últimos años, y en cada uno de sus carteles, me he sentido muy identificado y orgulloso de ser villero. Y más orgulloso aun de que Eduardo sea villero. Y como tal lo admito y rubrico en este blog. Mi cartel como villero será este de la calle la Carrera que me ha hecho estremecer en una explosión de sentimientos. Será el cartel que ponga el 15 de mayo en este blog y mis redes sociales. Porque es el que me llega al corazón. Sin desmerecer a nadie porque como he dicho poseemos el enorme privilegio de tener en suelo patrio magníficos diseñadores. Pero este es el mío. Porque es el que me llega al corazón. Bien es cierto que no he visto el trabajo de otros diseñadores. Pero amigo/a para que me superes el cartel de Eduardo vas a tener que cantarme visualmente la épica de nuestra historia. Pero me encantaría ver todos los bocetos que se iban a presentar.

Son momentos duros a nivel sentimental. Se que ahora nos invade la profunda tristeza de no poder hacer nuestras fiestas de la manera tradicional. Pero de estas penosas coyunturas saquemos el lado positivo de comprender el valor muchas cosas. Cuando muchas veces he redactado en diversos escritos que debemos ser eslabones fuertes de la tradición y el conservacionismo villero me refería a estas cosas. Cuando debemos ser conscientes del imperativo de nuestra historia y de que a los pueblos los forman sus gentes me refería a estas cosas. Cuando he dicho que La Orotava es más que un sentimiento y que debemos ser garantes de todo aquello que define nuestra particular idiosincrasia me refería a esto. Lo bueno es que Eduardo tiene enormes virtudes que yo no poseo de plasmar en bonitas imágenes lo que yo acierto a expresar en pobres palabras.

Tendremos que realizar las fiestas de otra manera cómo se ha visto obligado a ello otros pueblos por ejemplo el de Tegueste. Y aunque el futuro es incierto volveremos a nuestras calles. San Isidro y Santa María de la Cabeza volverán a pasear por sus calles y ser honrados por su pueblo. Volverá nuestra particular Infraoctava de Corpus donde Dios representado en el Santísimo sentirá el calor del municipio de La Orotava. Volveremos a procesionar, cantar y bailar. Estoy seguro que más pronto que tarde. Pero ahora nos toca pasar estos senderos tenebrosos donde La Orotava está dando una actitud ejemplar. También creo que es momento de reflexionar ahora que estamos en la “tranquilidad” de la situación. Del sentarse a replantear nuestras Fiestas y de recuperar esa parte de nuestro acervo cultural que no perdido, pero sí diluido, ya hace unos meses que suscitó debate. Miramos con tristeza y nostalgia nuestras calles vacías pero nuestro sentimiento intacto. Y de dicho sentimiento debemos sustentarnos en lo anímico y sentimental para mirar con futuro a esas Fiestas del año 2021. Con la alegría de La Orotava y la grandeza de nuestra historia volverá la vida y las calles se llenarán de nuevo de magos y magas que regresarán a entonar sus acordes en nuestras Fiestas.

Este es el mensaje que quiero trasmitir pues estas son las palabras que “escucho” de los carteles de Eduardo. Creo que en los sonidos del silencio de nuestras calles debemos buscar en lo escondido para encontrar nuestros intactos sentimientos. ¡Volveremos, pues somos raza y somos pueblo!

¡Viva la muy Noble y Leal Villa de La Orotava!

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Primera edición del texto: Enero de 2020.