Villeras como Carmela permanecerán eternas en el recuerdo de La Orotava. Imagen: © Paco García 2004. |
Me llega la triste noticia del fallecimiento de doña Carmen Hernández González, popularmente conocida como Carmela.
Sinceramente me ha causado una triste pena su fallecimiento, pues en una época de mi vida coincidimos mucho cuando yo tenía otras inquietudes culturales y religiosas.
Hablar de Carmela es hacerlo de una mujer con una visión cosmogónica de la más extensa amplitud de lo que significaba la tradición y la Fe en La Orotava. Ella siempre lo comprendió a la perfección y por eso fue mujer siempre comprometida en primera línea de acción.
Desde ser catequista y un emblema de la hermandad del Santísimo Sacramento de la parroquia de la Inmaculada Concepción, hasta divulgar y conservar con su sapiencia todo lo relacionado con las tradiciones arraigadas en nuestra tierra.
Son gentes como Carmela las que mantienen viva través de las generaciones toda esa raigambre que nos forma como pueblo. De eso deberemos estarle siempre sumamente agradecidos.
Igualmente, de su labor como catequista, donde a lo largo de muchísimos años formó a cientos de niñ@s para la primera comunión.
Así mismo baluarte larguísimos años de la hermandad del Santísimo. Siempre estaba ahí los terceros domingos, novenas, festividades, procesiones… Allá dónde se la requiera Carmela siempre estaba presente con aquel carácter alegre y lleno de afabilidad que la caracterizaba.
De la misma manera que tal carácter y virtudes luego las desplegaba en nuestras Fiestas en la hermandad de Labradores de San Isidro y Santa María de la Cabeza. Allí fue igualmente garante de la tradición.
Pero igualmente era una mujer observadora y reflexiva que en el silencio meditaba y luego expresaba palabras llenas de sapiencia y coherencia. Nunca de una palabra más alta que otra. Nunca una critica a nadie ni una ordinariez. Siempre con la categoría de toda una señora y dama villera como fue Carmela.
Hace muchísimos años que no coincidía con ella. La última vez creo que fue un sábado de mañana cuando don Óscar, anterior párroco de la Concepción, salía con el coro parroquial en Navidad a recitar villancicos por la calle. Brevemente nos saludamos y me preguntó cómo estaba. Pero siempre la recordaré como lo que he redactado. Ejemplar villera y mejor persona. La Orotava ha perdido a una gran hija.
Quedémonos con su prolífica labor en tantas cosas que hizo a lo largo de su vida por amor al pueblo y a la tradición.
Mi más sentido pésame para su esposo, hijos, familiares y amigos.
Que la Luz terna y perpetua ya brille para Carmela y que la Jerusalén Celeste te acoja como la grandísima persona que fuiste.
Carmen Hernández González “Carmela”, descanse en Paz.