Hace tiempo que quería realizar
este escrito, pues será complementario, a los que ya tengo publicados sobre el escudo de La Orotava, Ladón y San Borondón. Este último más bien referenciado a
San Brandau que se decía que fue San Patricio. Del tema de la isla de San Borondón trataré en más profundidad en un futuro escrito. Por lo tanto empecé el año buscando
en mi biblioteca viejos libros para releer. Los justos para este escrito, porque
si uno empieza a examinar todo lo publicado de la Grecia Clásica tengo para años.
Y tampoco era esa la cuestión. Una vez más incido que este es un escrito donde
opino como un simple lector curioso por estos temas. Ni soy historiador y mucho
menos helenista. No entiendo ni el mundo en el que vivo cómo para entender el
de la Antigua Grecia. Traigo hoy a colación dos fantásticos libros: “Dioses y Héroes
de la Antigua Grecia” de Robert Graves y “Canarias en la Mitología” del
profesor Marcos Hernández perteneciente a la colección Biblioteca Canaria. He
preferido buscar la cosmogonía arcaica de Grecia en forma novelada de pequeños
relatos y el rigor histórico de publicaciones hechas por especialistas en el
tema.
Pero vamos por partes haciendo
una muy condensada síntesis de ambos libros.
Dioses y Héroes de la Antigua
Grecia.
Son pequeños relatos sobre las
andanzas de los dioses/as del Olimpo y los Héroes que poblaban la tierra durante la Edad de Oro. Más
toda esa serie de animales fantásticos y otras razas humanoides con las que se
riega estas fabulosas historias.
Fue escrito en 1960 por Robert
Graves, muy conocido por ser autor de novelas históricas como “Yo Claudio”.
Personalmente opino que uno de los mejores escritores en su género del siglo
XX. Mi ejemplar pertenece a la edición de la Colección Millenium lanzada a
finales del siglo XX. Tiene uno de los mejores prólogos que yo haya leído por
obra de Ramón Irigoyen del que extraigo algunos fragmentos:
“… Dioses y Héroes de la Antigua
Grecia, de Robert Graves, que ya se había publicado en Londres, si me lo hubiera
encontrado entonces, me hubiera parecido un aborto del diablo.
Frente a la verdad cristiana
revelada, cuyo cielo estaba gobernado serena y castamente por Dios Padre, y que
iluminaba mi vida con las más divinas luces de los profetas del Antiguo Testamento
y los salvíficos relatos de los evangelistas, el miserable Olimpo Griego,
poblado promiscuamente por dioses y diosas, que copulaban como camellos, me
parecía un repugnante prostíbulo sin pies ni cabeza. La religión, me decía,
después de la comunión, es algo profundamente serio y solemne, y estos dioses
griegos degenerados no son mas que tratantes de ganado…
Pero, cuando con los años, ya vi
que había cubierto, e incluso con creces, mi cupo de blasfemias tudelanas, me
acerqué por fin, ya sin resentimientos, a Dioses y Héroes de la Antigua Grecia
y devoré estas historias como lo que son: unos cuentos griegos maravillosos
relatados por Robert Graves, un genial bardo de Wimbledon, que siempre gustó
una prosa que está a la altura de su excelente y copiosa poesía.
Dioses y Héroes de la Antigua
Grecia es el libro que debería ser de lectura aconsejada en todos los colegios
occidentales… En la historia de Occidente, solo Ovidio, en Las metamorfosis, ha
narrado los mitos griegos con la gracia, rigor, frescura, humor, dramatismo y
desparpajo del exquisito Robert Graves.”
Por su parte “Canarias en la Mitología”
es un ensayo dentro de la fantástica colección Biblioteca popular canaria.
Escrito por el historiador Marcos Hernández en el año 1992. Uno de los mejores
libros en su campo y que considero otra lectura imprescindible, para cualquiera
que se interese por estos temas y a nivel educativo para ESO o Bachillerato. En
él se aborda de manera rigurosa todo el tema del mito que existió, o pudo
existir, más allá de la Columnas de Hércules. La lectura de esta obra es la que
ha sido imprescindible para redactar este escrito. Muy por encima del libro de Robert Graves que aunque cuenta los mitos griegos lo hace de una forma novelada. E incido de nuevo, debe ser
libro de recomendada lectura para estudiantes y personas interesadas en tales
temas.
Y ahora sí que voy a escribir mi
opinión de todo este tema que tanto atañe a nuestras islas. Eso sí, de manera
muy sintetizada y con mis paupérrimas palabras y cultura frente a este argumento.
Primero que yo no soy partidario
de eso que llamamos cultura judeo-cristiana. Me niego a aceptar eso. Creo que
somos cultura romano-helenística. El término greco-latino tampoco me convence.
Y dentro de ahí se engloban todos los pueblos que formaron Europa y Asia Menor
de los cuales desciende nuestra cultura. Es más, fueron los griegos quienes
denominaron a los seguidores de Jesús como “cristianos”. Por lo tanto eso de
judeo-cristiano no me convence. Nada quita para ello el gran aporte de la
cultura judía desde Asia Menor. Como igualmente nada quita ese aporte cultural de la ocupación musulmana sobre España durante siglos. Me atrevo a decir (por su
puesto que todo tiene sus matices) que nuestra civilización es heredera del
pensamiento de Grecia, la ley y el orden de Roma y la fe cristiana, y aquí
entran las matizaciones, de Tierra Santa. Y reincido en que entran las
matizaciones porque antes del cristianismo ya Europa estaba sustentada de una
rica y potente mitología que hunde sus raíces en el antiguo Indostán. Recuerdo
unos versos que ahora no logro ponerles título y autor que dicen: “…tu sangre
en la del lobo, noble y feroz, tu fuerza es la del águila, tu estirpe la del sol
invicto. No eres sólo un hombre, eres casi
un dios, eres hijo de Europa y tu sangre es su Historia…”.
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Escudo de la muy Noble y Leal Villa de La Orotava.
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Nunca he entendido bien el por
qué intentamos pasar de tapadillo el gran aporte helenístico a lo que somos. Es
más, el escudo de La Orotava es una completa alegoría a la mitología griega. No
recuerdo bien si son solamente nueve u once los escudos de municipios españoles
con tales señas. Bien es cierto que sí hay monumentos, estatuas, una amplia
literatura y demás por toda la piel de toro (evocando al minotauro). Pero tengo
la percepción de que es algo que se va diluyendo. ¡Hasta Roma y nuestro Imperio
donde no se ponía el sol se diluye ya como el ocaso de los dioses!
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Atlas sosteniendo el Mundo (la Bóveda Celeste). Escultura situada en el municipio de Güímar (Tenerife).
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En toda esa cosmogonía de los
mitos griegos se empieza ha hablar de las Hespérides, de su Jardín, del árbol
de las manzanas de oro, de los trabajos de Hércules. Y de manera no exacta,
pero sí sospechosamente acertada, empiezan a dar localizaciones de la zona de
la Macaronesia que engloba a Azores, Madeira, Salvajes, Cabo Verde y Canarias.
Obviamente esto con un poco de cultura general y básicos conocimientos
geográficos nos lleva irremediablemente a conjeturas. ¿De qué hablaba esta
gente que primigeniamente escribió los Mitos? Estos se referían a la
¿Macaronesia, América?, ¿o tal vez a ese supuesto continente de la Atlántida? ¿Quiénes
eran esas personas que vivían felices en lo que llamaban la isla de los
Bienaventurados? ¿Serían guanches traídos en lo que en la Antigüedad se llamaba
la Oceanización?. Sinceramente no lo creo. Lo que sí tengo claro que tuvieron
que existir muchísimos marinos en la Antigüedad que navegaron más allá de
las Columnas de Hércules. Básicamente porque en la curiosidad humana era tontería
bajar dirección sur por la costa de África y no poner rumbo hacia el Oeste. Y
más en aquellos tiempos que se buscaba gloria, honor y fortuna. Bien es cierto
que tenían sus creencias de que al Oeste estaban los abismos marinos y muchísima
superchería más. Pero que no. Me niego a confluir con esa idea de que no hubiera
expediciones que se lanzaran a adentrarse en el Atlántico. No solo griegos,
sino fenicios y cartaginense y más tarde romanos. Por lo tanto ¿ese paraíso debemos
situarlos en la Macaronesia?, ¿tal vez en la América insular o continental?
Porque ellos hablan de cosas que sí son muy comunes aquí y otras que no, como
por ejemplo los ríos. Y luego vino Platón en el Timeas y Critias y lanzó lo de
la Atlántida. Por lo tanto, si miles de años después, y desde siempre, se ha
puesto en tela de juicio que Colón descubriera América, estas leyendas lo
rebaten aún más. Aparte de que yo opino que Colón sabía de antemano a dónde
iba. Recomiendo la lectura del libro “Colón y la carta templaria” escrito por
José Antonio Hurtado.
Como escribió Horacio en el
“Epodos”:
“…Vosotros, los que tenéis valor,
dejaos de femeniles lamentaciones y volad más allá de la costa etrusca. Nos
aguarda el anchuroso Océano; tratemos de alcanzar los campos, los felices
campos, y las islas Afortunadas donde cada año la tierra sin ser arada produce
sus cosechas e incluso la viña no podada florece siempre; germinan también las
ramas del olivo, nunca estéril, y los negros higos adornan su propio árbol;
fluye la miel de las huecas encinas, y los arroyos bajan saltando de las altas
montañas ligeros y con fluir rumoroso. Allí, sin ser obligadas, acuden las
cabras a los cubos de ordeño y el rebaño amigo ofrece sus henchidas ubres, y el
oso al atardecer no gruñe alrededor de los apriscos y la fértil tierra no
aparece hinchada por nidos de víboras. Y muchas más cosas admiraremos dichosos:
como el lluvioso Euro no arrasa los campos con sus lluvias, ni la pingüe
simiente se quema en una tierra reseca, pues el rey de los dioses del cielo
atempera lo uno y lo otro. No se dirigió hacia allí la nave Argos con sus
remeros ni la impúdica Cólquica puso su pie en ella. No dirigieron hacia allí
sus proas los marinos sidonios y tampoco el fatigado grupo de Ulises. Ninguna
enfermedad daña al ganado ni los calores inmoderados de astro alguno consumen
los rebaños. Júpiter mantuvo aparte estas costas para las gentes piadosas
cuando corrompió con el bronce la Edad de Oro y después con el hierro,
endureció los tiempos de los que a los hombres piadosos se concede la feliz
evasión de la que yo soy el oráculo…”
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La Edad de Oro. Cuadro de Léon
Frédéric. Obra del año 1900. Un mundo donde todos vivían felices situado al Occidente más allá de las Columnas de Hércules. ¿Pudo existir el mito de la isla de los Bienaventurados? No sería descabellado, pero en base a una colonia griega en ultramar dentro del archipiélago Macaronésico. Aunque tampoco se han hallado vestigios de ello en ninguno de los archipiélagos que forman este gran Archipiélago en el Atlántico norte.
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Si tras leer los antiguos griegos
tal texto, con el marchamo de autenticidad, valor y rigor que les daban a sus
eruditos, no hubieran armado una flota expedicionaria en verdad se puede decir
que Horacio llevaba razón en lo de “femeniles lamentaciones”. Por lo tanto,
todos esos mitos, aunque no los creo ciegamente, hay un porcentaje que sí los
considero verídicos. Me puede preguntar ahora el avispado lector/a ¿entonces crees
en el Partenón Griego? No. Porque el hombre en sus comienzos civilizadores
siempre ha buscado una religión en la que sustentarse y ha creado mitos acordes
a su exagerada imaginación. Dioses y diosas que han llegado a nuestros días por
la tradición oral y escrita. Que a mi por su puesto no me molestan. Al contrario,
los defiendo como parte de nuestra cultura romano-helenística. Pero una cosa es
ese concepto romántico y otra es la pura realidad. Si tales dioses hubieran
existido como tal y el Jardín de las Hespérides y la propia Atlántida se localizaran
en tales latitudes poniendo la todopoderosa Hera, esposa de Zeus, la constelación
del Dragón en el hemisferio Norte, pues según el mito, cuando Ladón muere en su combate contra Hércules, Hera lo asciende al cielo
formando dicha constelación, ¿por qué no hay vestigio arqueológico alguno? En el emblema del blog tengo puesta dicha constelación. Está insertada en el pecho de
Ladón. Pequeña licencia que me permití.
Draco se encuentra en el tercer cuadrante del Hemisferio Norte y se puede ver en latitudes entre +90° y
-15°. Es la octava constelación más grande del cielo nocturno y ocupa un área
de 1083 grados cuadrados. La manera más fácil de detectarlo es buscar en el
cielo nocturno la “Osa Mayor” y la “Osa Menor” para ver lo que hay entre ellas. Allí, entre las dos cucharas, se encuentra la cola del dragón/serpiente.
En el centro se encuentra Thuban (alpha Draconis). Junto con Edasich (iota
Draconis), que está a la derecha y abajo de la estrella alfa de la
constelación, Thuban marca el límite entre la cola del dragón/serpiente y su
cuerpo enroscado. Otra forma de encontrar a Draco es empezar por localizar a
Vega, la quinta estrella más brillante del cielo nocturno y la estrella más
brillante de la constelación de Lyra. Vega se encuentra en la punta más
oriental de Lyra, y a un paso de la estrella más brillante de Draco – Eltanin
(también conocido como Gamma Draconis). Esta estrella, junto con Beta
(Rastaban), Epsilon y Nu Draconis, forma la cabeza del dragón.
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La epopeya griega de Ulises. Me es muy difícil aceptar que nadie, tras leer a Horacio o a Platón, entre otros, no decidiera lanzarse a la mar en una expedición marítima. Eran tiempos de gloria y honor para no surcar el Atlántico tras oír estas leyendas de boca de sus más insignes escritores y eruditos. Imagen: https://animasmundi.wordpress.com/2015/03/01/ulises-mas-alla-del-mito/
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Como referencia el profesor Marcos
Hernández en su capítulo 4.4 en referencia a los escritos de Kirk:
“…Debemos partir de la concepción
griega del mito de la Edad de Oro que, a su vez, contiene dos temas separados,
que gradualmente se fueron mezclando y complicaron en escatologías posteriores procedentes
del sur de Italia y Sicilia. El primero sostiene que hubo un pasado, de hombres
sin fatigas. El segunda habla de una tierra lejana, usualmente situada en los
limites del mundo conocido, hacia occidente, en el Océano, llamada Campos Elíseos
o Islas de los Bienaventurados, en donde viven los protegidos de los dioses,
que en vez de morirse van allí, en el lugar del Hades, donde viven una vida de
eterna felicidad, libre de trabajos. Por lo tanto, pueden distinguirse aquí tres
concepciones diferentes, aunque relacionadas entre sí, cada una de ellas
desarrollada en lenguaje similar (a base de tierra fértil, ausencia de
trabajos, etc.):
a) Primera: existió una época en
el pasado en la que los hombres vivían en las condiciones propias de la Edad de
Oro.
b) Segunda: unos pocos miembros
privilegiados de la edad de los héroes viven más allá de la muerte, en
condiciones parecidas, en los campos Elíseos o en las islas de los
Bienaventurados.
c) Tercera: esta vida es posible
también para las almas de los justos, como recompensa después de la muerte, del
juicio de Hades.”
Por lo tanto esos mitos llevados
a la realidad humana me parece un concepto erróneo. Pero son los dioses de los
antiguos mitos que se unen a los de los celtíberos, romanos, nórdicos y demás
que debemos reivindicarlos y defenderlos como parte inalterable de nuestra
cultura y que al finalmente se condensan en aquello que Juan Pablo II llamó la
Europa de San Cirilo y San Metodio. Por eso los griegos no le aceptaban a San
Pablo que Jesucristo fuera Dios. ¿Cómo me vas a presentar a un Dios que es
crucificado? Porque para ellos sus dioses eran todopoderosos e inmortales. Ellos
se imaginarían a mortales intentado prender como reo de muerte a Zeus y este
repartiendo rayos a todo lo que se moviera.
Mitos y leyendas de la Antigua
Grecia que siguieron en estudios ya bien entrada la Alta Edad Media por
eruditos de la talla de San Isidoro de Sevilla en una época donde el
cristianismo lo copó todo. Por razones de espacio aquí y por ser ya una época
tardía como la Medieval injustamente omito sus textos referentes a dicho tema.
Y para ir finalizando este
escrito, valientes los que hasta aquí hayan llegado, quiero centrarme en el
mito de la Atlántida.
Llegó Platón y de repente da una vuelta de tuerca al mito con el Timeas y el Critias. Donde él narra una historia que le cuenta su abuelo de niño. Y se saca de la manga, ya siendo un octogenario, esta supuesta historia de un continente, sus habitantes y parte de su historia. Esto no ha hecho correr ríos, sino océanos de tinta. Teorías de todo tipo. Que si la Atlántida es la antigua Tartessos. Que si era una base alienígena de eso que llamaron civilizaciones tutelares que venían de las estrellas. De que si era una ficción de propio Platón describiendo el lugar ideal culmen de las aspiraciones humanas y un largo etc. Si este dice que recoge esa tradición que le cuenta su abuelo, muy antigua a su época, de boca de Solón donde relata que los atlantes avanzaron en una guerra por Europa y el Mediterráneo, por lo que supongo que está refiriéndose a mucho después del ultimo movimiento Alpino que separó Europa de África y que hizo que se creara el Mediterráneo. Y a Solón se la narran en Egipto los sacerdotes del templo de Sais asegurándole que tales hechos habían sucedido 12.000 años atrás por parte de una humanidad existente antes de nuestra propia humanidad.
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Solón de Atenas. Fue quien le contó la historia de la Atlántida al abuelo de Platón. Este luego la da a conocer en su obra Timeo y Critias. Con este personaje tengo mis dudas de que mintiera pues fue uno de los más prestigiosos juristas de la Grecia Clásica. Si la historia fuera verídica y hubo un gran cataclismo que hizo desaparecer toda una Humanidad ¿cómo es posible que con los medios técnicos y científicos de hoy en día no se haya descubierto nada? Imagen: http://viajerodelahistoria.com/2019/06/solon-de-atenas/
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Por lo tanto, que hubiera un continente
que en un en un día y una noche desapareciera sumergido en las aguas tras un
gran cataclismo pues tremenda sacudida que no se han hallado restos arqueológicos
del mismo. ¿Tan avanzados que se dicen que eran y no lo vieron venir? ¿Habría
que retrotraerse más atrás en esos otros mitos de humanidades antes de las humanidades
que conocemos y que oficialmente han sido establecidas por los historiadores? Hay
quien dicen que sí existió un continente intermedio entre Europa, África y América
basándose en plantas, animales y demás que son endémicos de tales zonas
habiendo el Atlántico de por medio. Creo que aquí es mejor evocar la teoría de
la panspermia, flujos de aves migratorias, de fauna marina y demás. Sobre el
tema de los vocablos con una misma raíz eso ya es cosa de filólogos pues yo,
como todo en esta vida, lo ignoro. Como mito romántico, novelesco está genial.
Bien es cierto que en la actualidad hay muchos trabajos a todos los niveles de
si la Atlántida pusiera ser Tartessos. Pero a día de hoy son inconcluyentes.
Aunque movimientos filosóficos y
arcanos como la Teosofía sí que defiende a Platón en gran medida. Helena
Blavatsky, la conocida como madame Blavatsky, en su tercer tomo de la Doctrina
Secreta escribe lo siguiente:
“…si la hipótesis -ahora tan
puesta en duda, y posiblemente negada por algunos sabios autores, que la
consideran como una broma de Platón- se llega alguna vez a comprobar, entonces quizás
los hombres de ciencia creerán que la descripción del continente habitado por Dios
no era del todo una pura fabula. Y entonces puede que perciban que las
indicaciones veladas de Platón, y el atribuir él la narración a Solón y a los
sacerdotes egipcios, no fue más que un modo prudente de comunicar el hecho al
mundo, al mismo tiempo que, combinando hábilmente la verdad y la ficción, se descartaba
de toda relación directa con un relato cuya divulgación le estaba prohibida,
por las obligaciones que la Iniciación le imponía…
…sin embargo, Platón debía
conocer, como cualquier otro Adepto iniciado, la historia de la Tercera Raza después
de su Caída, aunque obligado al silencio y secreto, nunca demostró su
conocimiento…”
Por eso una vez más afirmo que detrás
de todo mito hay una base verídica.
Ha sido un escrito algo extenso.
Para los lectores/as como yo que tenemos curiosidad por el tema tal vez nos suscite
la indagar más profundamente en el mismo. Para quien sea un estudioso en el
tema podrá decir vaya escrito tan malo. Lo acepto. Incluso les daría la razón.
Pero mi intención no es otra, en estos tiempos tan mediocres, de visibilizar,
aunque sea de manera superficial y sin potentes conocimientos, en parte de
nuestra cultura. Será siempre compromiso de este blog estar al lado de nuestra
concepción y civilización en esa cosmovisión que forma Occidente. De ahí que me
ha costado semanas preparar este escrito pues no es sólo el confeccionarlo sino
leer y releer volúmenes pertenecientes a mi biblioteca. Todas las recomendaciones
bibliografías aquí expresadas son de libros que yo he leído. Jamás tendría tal
atrevimiento de recomendar a mis lectores/as que leyeran algo que yo no haya
leído y crea que puede aportar algo. Tampoco es esto un burdo “copia y pega”
tan a la usanza hoy en día. Los fragmentos copiados han sido debidamente
referenciados en su procedencia. Otra cosa sería insultar el trabajo ajeno y a la
inteligencia de mis lectores/as. Queda
pues este escrito publicado para abrir una ínfima brecha en las sólidas
murallas del antiguo mundo griego y de que el lector/a le pueda nacer la
curiosidad de leer rigurosos ensayos históricos o una buena novela ambientada en tal
época. Mi aporte y opinión, siempre desde mi posición de simple lector, es el
expresado de toda una cosmogonía como la de la Grecia Clásica que a mí me
parece fascinante.
Un saludo.
Epilogo.
Este escrito fue el más leído en
el año 2021. Muchísimas gracias por ello pues compruebo que el tema ha
suscitado interés.
Un año y un día después he
publicado otro artículo titulado Vuelta a nuestro acervo mitológico (pinchando
sobre el título los redirigirá al mismo), donde me formulo una serie de
preguntas e interrogantes. Vendría a ser como una continuación del mismo.
Nuevamente agradecer el enorme
número de lecturas que ha tenido esta entrada.
Un afectuoso abrazo para todos/as.
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Primera edición del texto: Enero de 2021.
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