Hoy traigo a la memoria a una gran vecina de La Orotava como fue Manuela. Han pasado años de su fallecimiento y aún la evoco con mucho respeto y cariño.
Vecina del paseo Domínguez Afonso a Manuela la conocí de toda la vida. La amistad que la unía con mis abuelos, fue el nexo por el cual yo la recordaba desde la tierna infancia. De aquella época cuando La Orotava era La Orotava.
Revivo con nostalgia y me viene al pensamiento a Manuela caminando seria y erguida a misa a la capilla de María Auxiliadora. Siempre el mismo trayecto y andar. Los viajes y excursiones a las que iba, y a veces coincidíamos, donde todo lo observaba e interiorizaba de forma silenciosa y contemplativa.
Tenía fama de ser mujer muy rigurosa y seria. De esas personas de tonterías las justas. No era fácil sacarle una sonrisa, pero conmigo siempre tuvo un trato de lo más amable y cálida expresión. Sí es verdad que era mujer de saber estar en su sitio y poner a cada uno en el suyo. Pero cuando uno la conocía y trataba era encantadora.
Hace mucho tiempo que la quería traer al blog y tener con ella una mención especial, pues a las personas no mueren mientras las llevemos en el corazón y mente. Y a Manuela, como a tantos otros viller@s de aquella época, los tengo muy presentes siempre. La mayoría de estas personas, si hoy fueran vivos, pasarían del siglo de existencia, pero fue gente que dejó huella imborrable en las generaciones posteriores.
Casualmente hace unos meses consultando mis archivos encontré una foto (desconozco su autoría y procedencia, aunque está en papel en mis archivos) de ella y la verdad es que me causó un gran regocijo, pues ya tenía imagen para este escrito. Una de las máximas de este blog es recordar a toda aquella gente tan buena y tan patriotas de La Orotava que eran. Y más una persona como Manuela, que como he referenciado era amistad de la familia de toda la vida.
Siempre existe la desazón y la nostalgia al redactar estos artículos por estas personas que nos dejaron hace tanto, pero existe una llama encendida en nuestro interior de que están en un mundo mejor y con el anhelo de que algún día nos volveremos a reencontrar.
A nadie se le puede escapar que este artículo publicado a 24 de Mayo no es casual. Manuela era una fidelísima devota de la Virgen bajo su advocación de Auxiliadora y no creo que en todo el año pueda existir mejor día para recordarla que en esta jornada. Ya que prácticamente no escribo en el blog que lo poco que publique sean bonitos recuerdos de personas entrañables.
Allá dónde esté Manuela un cordial saludo.
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