Un Pueblo para su Gente y una Gente para su Pueblo. La Villa de La Orotava es más que un sentimiento. Blog siempre en aguerrida libertad.

jueves, 30 de diciembre de 2021

Lo que ha sido 100 x 100 villeros de La Orotava en este 2021.

Se nos va el año y es momento de hacer algunas valoraciones del mismo. El pasado año por estas fechas escribía similar artículo y empezaba así: “El año ha sido una puta mierda.”

Básicamente este 2021 ha sido igual, con la salvedad de que lo han disfrazado mejor. Pero aunque la mona se vista de seda mona es y mona se queda. Pues la puta mierda es igual. 

 

Los dados del Destino siguen jugando con nosotros en un futuro distópico e incierto. Como dice parte de la letra de "Carmina Burana" compuesta por el gran Carl Orff:

" O Fortuna, como la luna cambiante, siempre creciendo y decreciendo; detestable vida primero oprimes y luego alivias a tu antojo; pobreza y poder derrites como el hielo.

Destino monstruoso y vacío, tu rueda da vueltas, perverso, vano es el bienestar y siempre se disuelve en nada,  sombrío y velado me mortificas a mi también; ahora por el juego traigo mi espalda desnuda para tu villanía.

El Destino está contra mi en la salud y la virtud, empujado y lastrado, siempre esclavizado. A esta hora sin demora toca las cuerdas vibrantes; puesto que el Destino derrota al más fuerte, llorad todos conmigo!."

Aunque yo prefiero quedarme con la idea y esperanza como aquella escena que se mostraba en la película "Excálibur" donde el rey Arturo, tras beber del Grial obtenido por Perceval, sale del sopor que lo abate  elevando sus estandartes y organizando a sus caballeros. Y mientras estos cabalgan para enfrentarse al mal que azota al mundo este recupera su color y la naturaleza vuelve a florecer.


 

Pongo hasta la escena como toda una declaración de simpatías. Estoy hasta los mismísimos  cojones de tanta machangada.


 

Seguimos viviendo en las rarezas distópicas que se ha insertado en nuestras vidas y en la que parece que cuando vemos la luz al final del túnel nos vuelven a sesgar y sumir en la oscuridad. Una extraña dicotomía de la que va a ser muy difícil salir mientras esta sociedad mundial de carácter pastueño y movida como títeres bajo oscuros dogmas no sepa reaccionar. Sobre todo la población europea.

A nivel de este blog indudablemente la situación sanitaria sigue condicionando algunos de sus escritos. Eso es inevitable. Este 2021 comenzaba siendo prudente pues no me esperaba que fuera mejor que el nefasto 2020.

Entre otras cosas escritas esto ha sido el blog en este 2021.

He lanzado profecías que se han ido cumpliendo.

He introducido escritos sobre los dioses y cosmogonía de la Grecia Clásica (escrito más leído del año) y de leyendas canarias.

He tenido que hacer de tripas corazón y tirar por Carnavales de archivo fotográfico ante la imposibilidad de que las fiestas de invierno pudieran celebrarse en las calles. De recuerda a grandes patriotas de la Villa en sus magníficos trabajos fotográficos de aquellos fabulosos carnavales de siglo XX en La Orotava. De traer a carnavaleras de pro como la amiga Meyo Bautista que pese a las vicisitudes de esta coyuntura no pierde la alegría carnavalera.

De hacer un recuerdo de las fiestas del Rosario y San Jerónimo en viejos archivos fílmicos. Más todo lo publicado o recordado en referencia a nuestras Fiestas. Sí tuvimos la alegría, dentro de las limitaciones y prudencias debidas, de poder volver a correr el cacharro en la Víspera de San Andrés y de tener unas navidades un poco más amenas.

He hablado de turismo, de casas antiguas, de la Canal, de tecnologías ya obsoletas.

Igualmente he escrito de botánica (eso es un decir) haciendo referencia a la flor del mundo que tan bonita luce en nuestra Villa y de nevadas en el Casco de La Orotava ocurridas hace tres décadas y de las que fui testigo directo

De tratar temas como el Trastorno del Espectro Autista, artículo dedicado a Marco, hijo de mi amiga Patri González y que ha sido otro de los artículos más leídos este año.

También escribir sobre insignes villeros como el amigo José Manuel Rodríguez Maza (igualmente entre lo más leído del año) y de Doña América González.

El colaborar con José Rodríguez Maza en entrevistar en su fabulosa librería a Anto Illimani Mera en su épica aventura al Manaslu. Lo de la entrevista no es nuevo para mí, pero nunca a tanta profundidad. No fue algo del blog, pues esa colaboración la hice a título personal. Pero está publicada también aquí.

El volver a traer viejas historias como las del bicho de San Vicente a razón de la erupción de Cumbre Vieja que nos ha tenido en vilo en este último trimestre del año. Un abrazo grande para todos los palmeros.

De recordad visitas deportivas como la que hizo el Atlético de Madrid a La Orotava hace treinta años. Visitas que también fueron artísticas como la realizada por el cantante y actor Leift Garret en 1978.

De emocionarme en el homenaje dado por el Colectivo Cultura la Escalera a las lavanderas. Jornadas estas que se repetirán, esperemos que sí, durante el primer semestre del año 2022. El sentir la historia entre los muros de los lavaderos de San Francisco es algo que no tiene precio. Igualmente entrevistas al amigo José Antonio García (C.C.L.) en la exposición de fotos antiguas inaugurada en primavera en la Casa de la Cultura de San Agustín dentro del programa, adaptado a las circunstancias, dentro del marco de las Fiestas.

Pero a la vez también he experimentado la enorme tristeza de despedir, entro otros/as, a José María Albarrán, Pedro Eustaquio, José Manuel de Taoro Martín, Domingo Rodríguez del Rosario, Fina Salazar y tantos villeros/as que se han ido en este año. Siempre los llevaremos en el corazón. Descansen en Paz.

Ha sido también un año donde el blog ha tenido que pararse durante algunos meses por obligaciones. Aunque mi filosofía siempre es que un blog debe tener sus tiempos de descanso para así poder armonizarlo. También ha sido el año al que a 100 x 100 villeros de La Orotava le ha nacido un hermano como es La Biblioteca Hiperbórea. Blog este dedicado a mundo del libro. O más bien decir a los libros de mi biblioteca.

Visto así no ha sido mal año para el blog. Ni en número de artículos ni en visitas. Indudablemente este año 2021 ha sido el año donde 100 x 100 villeros de La Orotava ha recorrido con más fuerza el continente americano de norte a sur y de este a oeste. ¿El por qué? Eso ya lo escribiré el mes que viene. Todo ello acompañado de las fuertes visitas recibidas desde el resto de España y Europa, más las que se unen desde Asia, África y Oceanía. En ese aspecto sí que estoy muy contento.

Pero sigue faltando un algo. Ese algo que como sociedad adolecemos desde hace casi dos años. Pero no quiero pecar de agorero ni de optimista. Al entrar el año 2020 dije que me daba buena sensación el año porque me gustaba la cifra. Igual me gusta el número 2022, pero prefiero no opinar más allá de mi simpatía con el número.

100 x 100 villeros de La Orotava seguirá en este 2022 en el mismo compromiso adquirido hace casi cinco años. Ser un blog que defienda los valores de estirpe, pueblo, honor, cultura y tradición. Pero sin ciegos radicalismos, porque toda virtud está en disposición de ser corrompida. Por lo tanto primero la asepsia y luego el sentimiento. Siempre en aguerrida libertad. Sin tutelas y con la línea editorial con lo ha caracterizado siempre. El día que tales virtudes no se extrapolen a este blog lo finiquitaré y le daré el cierre sin temblarme el pulso por ello. Lo que nunca haré será engañar a mis lectores/as. Ellos/as son lo más importante para mí porque son mi audiencia.

Esperemos que pronto volvamos a tener una normalidad. No esa “nueva” normalidad que tanto se propugna. Sino la normalidad que ha de tener cualquier sociedad libre. Pero eso hay que pelearlo fuera de los laboratorios farmacéuticos y de los hospitales. Lugares imprescindibles, no nos cabe duda, para combatir esta pandemia. Pero nuestra libertad y salud va más allá de tales asépticos muros. No es ahí dónde nos jugamos el futuro. O se es títeres o se es hombres y mujeres libres. Tú elijes.

Este es mi último escrito del 2021. Pedir disculpas por los fallos que el blog haya podido tener y de los cuales soy el único responsable. Pero siempre con el amor a lo que hago. Porque al final el único legado que le voy a dejar a La Orotava es el relato de mis propias vivencias. Esperemos poder seguir relatándolas en este 2022.

Feliz año para todos/as los lectores y amigos de 100 x 100 villeros de La Orotava. Mis mejores deseos para estos tiempos venideros para todo este planeta tierra y en especial para esta Europa fenecida. Espero que como ave fénix renazcas de tus cenizas y rompas las cadenas de la ignominia que te oprime. Y no sigo escribiendo. No por miedo, que es ninguno, pero no puedo ser heraldo de la verdad en solitario. Cada cual desde su interior tiene que ser heraldo de esa verdad que nos ha definido durante milenios. Pero hay que tener por seguro que las falanges de Alejandro, las legiones de César y los tercios de Felipe II no hubieran consentido esto.

Para todos/as un fuerte abrazo.

¡Viva la muy Noble y Leal Villa de La Orotava!

martes, 28 de diciembre de 2021

La inocente alegría de la infancia.

Día 28 de Diciembre, Día de los Santos Inocentes. Más de una inocentada se publicará hoy en las redes sociales, descuiden que en este blog no estamos para tales menesteres. Pero sí quería hacer una reflexión sobre la infancia. De manera muy condensada y extrapolándolo a la situación actual.

Vivimos tiempos de Navidad. Posiblemente la época con mayor magia para los niños/as. La ilusión que ellos sienten en estas fechas no es comparable con casi nada que pueda ofrecérseles a lo largo del resto del año. No creo que haga falta entrar en detalles de describir un 5 de Enero y una noche de Reyes. La Navidad es la época de la infancia. Pero igualmente vivimos tiempos de pandemia, en el momento de publicar estos la sexta ola avanza de manera contundente, y son en estos duros momentos donde más debemos protegernos, sí, pero a la vez donde más debemos salvaguardar la felicidad e ilusión de nuestros pequeños. Que esta pandemia, pronto para dos años de duración, no se convierta y se cebe en los más pequeños cual Herodes.

Que a los adultos les mientan, engañen, manipulen… (hay también otros adultos que vivimos en aguerrida libertad), pero que nadie toque a la infancia ni sus ilusiones. Uno de los problemas que tenemos cuando la infancia pasa a adolescencia es que vivimos una oscura época donde todo ofende, todo es compungido, pastueño y genuflexo. Y así nos va. Sobre todo con las últimas generaciones que les ha tocado vivir en un mundo tan difícil y distópico. Eso tenemos que cambiarlo porque el futuro es de ellos/as como herederos legítimos de nuestra tierra y tradición. Quiénes vayan contra nuestra infancia debemos combatirlos por todos los medios legales y si fuera preciso hasta coercitivos sin temblarnos el pulso. Por lo tanto, debemos preservarlos de la manera más celosa posible.

Imagen compartida en las redes sociales. Ignoro su autor, año y si estos niños y jóvenes son de La Orotava. La inocente alegría (en teoría) de la infancia es algo que va pasando de generación en generación.

 

La actitud que en estos casi dos años han tenido los menores de 15 años en este país ha sido ejemplar. Cuando pasen as décadas y siglos que la historia no olvide las lecciones que ellos/as dieron en los momentos más duros del confinamiento. Frente a otros/as de más edad, y en teoría con más responsabilidad y fundamento, los niños les dieron un ejemplo de coherencia. Porque desde el primer momento ellos/as no sabían bien lo qué pasaba, pero sí que algo pasaba y había que ser responsables. Recuerdo a un niño de la Península que en un papel que sus padres subieron a las redes sociales escribió algo así como “yo me confino porque si el virus ve que no hay nadie se va”. Esa es la actitud que hay que seguir frente a este problema. Obviamente no podemos seguir confinados, pero sí el tener una responsabilidad y una cultura aséptica y de protección más interiorizada.

 

"Qué haremos sin ellos". Obra de Juan Lucena que tuvo un fuerte impacto mediático el año pasado. En ella se refleja de manera muy emotiva de cómo los más pequeños, comprendiendo bien que algo malo pasaba, pero no comprendiendo partes de la realidad, vieron como los más ancianos eran diezmados por esta enfermedad. A muchos niños en este país se les han ido los abuelos/as antes de tiempo y de forma muy injusta. Muchas veces me he preguntado a quiénes se refiere el título de esta obra: ¿a los ancianos... o a los niños? ¿Quiénes se hacen esa pregunta? ¿Los que se van o los que se quedan?

 

Es un hecho que las vicisitudes de estas últimas semanas han hecho que los planes para estas fiestas hayan cambiado. Hablo en términos generalistas y no sólo de La Orotava. Afortunadamente se les está dando soluciones alternativas, las cuales, aunque lo cortés no quita lo valiente, debemos aplaudir y apoyar. Indistintamente de dónde sean y la manera de realizarlas. Pero que nadie ensombrezca la alegría de la inocencia.

Que este amargo cáliz, cómo el que bebió el Nacido en la Cruz, lo pasemos ahora nosotros para que ellos puedan volver ha jugar como los niños de la imagen que acompaña este escrito. Risas y juegos, aunque esa foto debió ser tomada en tiempos difíciles. Y de que los pequeños de ahora puedan volver a reunirse de nuevo sin restricciones, mascarillas y demás como se hacía allá por 1904 y hasta hace bien poco.

Imagen de Junio del año 1904. Otra imagen vista en las redes sociales referente a nuestras Fiestas. Me parece una imagen muy entrañable de una sana infancia. Ojalá algún día se pueda volver a repetir una foto así. Sin restricciones, mascarillas y oscurantismo que hoy parece que quiere echar sus zarpas sobre nuestros infantes. Fotografía publicada en el libro "Entre álbumes y gavetas" y perteneciente a la colección de doña María Luz Luis Illada.

 

Ellos, aunque no sea una persecución sangrienta con tintes herodianos, también están pagando su alto precio de santos inocentes con todos estos aconteceres. Más parece que estamos viviendo las fiestas de los locos y los locainas como tal día como hoy se celebra en Venezuela y los Andes. Con la salvedad de que los locos y locainas parecen que se han abigarrado a cada día del año en los últimos tiempos.

Simplemente quería trasmitir hoy esta pequeña reflexión escrita que si bien no sirve para solucionar nada al menos que sea un grito al eco de quién quiera escucharme. Sin infancia no hay continuidad. Sin continuidad no hay pueblo, estirpe ni tradición. Y eso también incluye a nuestros pequeños villeros y villeras. Así de claro.

Un saludo.

 

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Primera edición del texto: Noviembre de 2021.

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