Muchas
veces tendemos a ensalzar en La Orotava a conocidos personajes villeros por
nombre y apellidos, estatus social, profesión, etc. Que sin lugar a dudas está
muy bien porque son parte de la esencia villera. Pero de igual e injusta manera
a veces tendemos a olvidarnos de villeros con igual esencia que son más
anónimos por decisión propia o por olvido de los demás.
Hace
mucho tiempo que quería traer a 100 x 100 villeros de La Orotava a un personaje
como Luis el “Pichcini”. Me faltaba nada más una buena foto que pude realizar
el otro día.
Luis
es otro de los personajes que yo
recuerdo de toda la vida. Matarife en el matadero municipal y en varias
empresas más, él venía a mi casa a traer hígado blanco que gustaba mucho.
Siempre un hombre reservado, servicial y educado. Muy cumplidor con su trabajo.
Vecino de la Villa de Arriba ha sido uno de esos hombres que jamás se a metido con nadie ni le ha hecho daño a nadie.
Pero
a veces las personas pasan por la Vida y otras veces la propia Vida pasa por
las personas. Y a Luis el peso de la existencia le ha cargado los hombros.
Afortunadamente él es un hombre fuerte de espíritu que sigue plantando cara a la
adversidad. Pero eso ha derivado en
convertirse en un personaje icónico de las calles villeras. Su predisposición
huraña y asustadiza, su indumentaria y ese aspecto de eremita o druida celta
que a veces lleva con el pelo largo y blanco y luenga barba igualmente cana lo han convertido
en un personaje que llama la atención a propios y extraños. Y más cuando se
hace acompañar de un bastón. Con sus conversaciones a solas, su aspecto
encorvado y su ligera cojera. El ermitaño de la triste figura que cada día
recorre nuestras calles con la mirada y el pensamiento perdido, tal vez
rememorando otras épocas, otra Orotava. Pero siempre con ese aire de educación,
saber estar y caballerosidad.
Por
desgracia en La Orotava ya hemos perdido a casi todos esos personajes populares
que antaño existieron y del que se podrían escribir libros enteros e incluso
alguna película. De esta gente algún día, espero, que llegue alguien con
recursos y material y les haga un documental. Luis ya es de los últimos de esa
especie social. Una figura silente, caminante de la vida que cada día nos
cruzamos en nuestro Casco y afueras. Otras veces ensimismado sentado en la
plaza del Kiosco fumando algún puro o degustando un bocadillo.
Que
este sea mi humilde homenaje para un villero que se pierde en los silencios de
la Vida. Tal vez él escucha la Vida en los sonidos del silencio. Para la
persona correcta y educada, porque tales virtudes son iguales para el rico y el
humilde. Para el hombre druídico respetado y querido por todos.
Ojala
que por muchos años Luis siga caminante por nuestras calles y forjando
historias que hacen esencia villera. Y que a mí el tiempo me sea propicio y me dé
la suficiente tregua para poder contarlas antes de que me alcance.
Hoy 100 x 100 villeros de La Orotava para este gran villero que se ha hecho dueño de los sonidos del
silencio. Un grande. Indudablemente uno de los nuestros.
© 2017 Francisco García.
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Primera edición del texto:
Agosto de 2017.
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Luis Hernández Heredia el "pichini. Foto: © Paco García 2017. |