El Día internacional de las
mujeres.
Hoy se celebra el Día
internacional de la mujer. Hoy se llenan los telediarios y las redes sociales
de mensajes y eslóganes típicos de felicitaciones, de seguir en la lucha por la
igualdad, en la liberación de la mujer en las naciones subdesarrolladas y un
largo etc. Que está muy bien. Eso no lo pongo en duda.
Pero yo quiero hablar de las
mujeres desde el plano de vista sencillo. Las mujeres que no tienen eslogan, ni
campañas publicitarias. Las que hoy leen esto y se han levantado a trabajar, a
llevar a sus hijos al colegio, a atender sus casas o a cuidar de sus familiares
enfermos o las que están disfrutando de una feliz jubilación. O sea las mujeres
de nuestro día a día. Y como no, sin olvidarme las que sufren en silencio las
lacras del maltrato o el proxenetismo.
Lo comentaba el otro día y cada
día lo tengo más claro. La mujer en sí es el mayor y más inteligente ser vivo
que hay en la tierra. Por eso las civilizaciones comenzaron con el matriarcado.
La religión empezó hablando en voz femenina siendo las mujeres las guardianas
de la religiosidad. Cosa lógica por otra parte pues la mujer espiritualmente es
más poderosa que el hombre. Y sobre todo que la mujer es madre y generadora de
vida. Y cuando digo madre no quiero decir que ha de ser importante solo por eso
y que debe quedarse en su casa. No. Pero obviamente como ser que da vida el ser
madre es la mayor virtud que puede tener. Es triste ver como la sociedad
decapita, asesina, maltrata y desprecia a las mujeres. Es que sin ellas hasta
desapareceríamos como especie. Tal vez por eso muchas veces a la mujer se la
tache como amiga del Demonio y en tratos con él. Ahhh la calumnia, la calumnia.
Es más fácil quemarlas o sesgarlas. Los hombres siempre hemos sido orgullosos y
no se podía consentir en aquellas civilizaciones emergentes de la Antigüedad
que la mujer tuviera el papel preponderante. Y cayó y callaron al matriarcado. Los
griegos supieron mucho de eso. Se masculinizan los dioses y a las diosas se las
pone en el papel secundario. Siempre bajo la tutela del Zeus, Odín, o el Lug de
turno.
Pero las mujeres en todos los
estratos sociales siguieron en la lucha silenciosa. La lucha de siglos ha sido
mantener el saber antiguo. Ser los baluartes de Fe y moralidad. Cohesionar a la
familia. Y ser a la vez padre y madre cuando el hombre partía a la guerra o a
otras tierras a buscar un futuro mejor para su familia. Las guerras muchas
veces las ganan las mujeres. Porque las guerras se ganan en la retaguardia. Y
como no, y que de eso nunca hagan demagogia, la mujer no ha hecho sino
trabajar, trabajar y trabajar. En los campos, en las fábricas, de secretarias,
maestras, farmacéuticas y un largo etc. Han sido ellas las que a lo largo de
los siglos han levantado las civilizaciones. De nada sirvieron que las falanges
de Alejandro, las legiones de Julio Cesar o los tercios de Felipe II
conquistaran he hicieran imperios si detrás no había mujeres que mantuvieran
toda la estructura del hogar. Porque al final una gran nación se basa en las
familias que la forman.
A lo largo de la historia muchas
mujeres que podían haberse quedado tranquilamente en el anonimato y encima
viviendo bien se negaron a ser simples espectadoras. Cleopatra, Hipatia de
Alejandría, Claudia Prócula, Gala Placidia, Leonor de Aquitania, Juana de Arco,
Isabel la Católica, Teresa de Jesús (¿se puede entender España sin estas dos últimas?),
Agustina de Aragón, Josefina Bonaparte, Victoria de Inglaterra, Agatha Cristie,
Madame Curie, Teresa de Calcuta o Diana de Gales…. Entre tantas y tantas que injustamente me olvido o las omito por
falta de espacio. Ustedes que me leen mujeres del siglo XXI son el fruto de
todas ellas. A mí no me gusta decir que es un logro la incorporación de la
mujer al mercado laboral. Me gusta decir que se han reincorporado de manera
oficial a dicho mercado. Han conseguido derechos sociales gracias a la lucha de
siglos. Denle muchas gracias a las sufragistas de principio de siglo XX no a
las oportunistas de hoy en día. No lo han conseguido gracias a los desnudos de
ciertos colectivos. Pero queda mucho por hacer. Queda un largo trayecto para
proteger a la mujer. No me refiero a protegerla y tutelarla bajo la mano del
hombre. No. Me refiero a que la mujer tenga los derechos de ser madre y no
perder su trabajo. De tener una baja por maternidad digna de estar con sus
hijos cuando más frágiles son estos. Que temas como el acoso sexual y el
maltrato, que tanto daño nos hace a los hombres pues se nos generaliza a todos
por igual, sea erradicado con durísimas condenas que acaben con esta lacra. Y
sobre todo que se reconozca a millones de mujeres, no solo en nuestro país,
sino a nivel mundial, que han tenido el trabajo más duro que existe como es el
ser ama de casa. Eso sí sería un gran avance social a celebrar este día.
A fin de cuentas he nombrado a
muchas mujeres y todas han estado, estarán o podrán estar en la misma lucha.
Cambian las caras, la religión y los nombres. Isis, Atenea, Andrómeda, Selene,
Venus, María… Pero siempre es el mismo espíritu de sacrificio y misticismo de
las mujeres. Eso lo vemos bien en misioneras que dan su vida por los demás. O a
las enfermeras y médicos que están en paliativos cuidando en sus últimas horas
a los enfermos. Las que cada mañana se ponen el uniforme de la Guardia Civil,
la Policía o el Ejercito y salen a velar por los demás. Las maestras de
infantil que “adoptan” cada curso nuevos niños y hacen de madres muchas veces
por muchas horas. Las que están en servicios sociales o en planes de
integración social. Las voluntarias en muchas actividades o las que antaño eran
sirvientas, cocineras, costureras, matronas… Siempre la mujer presente y muchas
veces en mayor número que los hombres. Me pueden decir que esos son trabajos
también de hombres. Sí lo son. Pero ellas han tenido que superar mayores e
injustos obstáculos. Y en muchos trabajos están por vocación no por llevarse un
sueldo. ¿Se han parado a pensar que seriamos los hombres sin ella? Bueno nada
porque no hubiera especie. Pero aunque la hubiera no hubiéramos evolucionado
más allá de algún eslabón porque las necesitamos como el aire que respiramos. Y
no. No me refería al sexo ni a la sirvienta.
Feliz día a todas. Pero que esto
no se quede en un solo día sino que todo el año sea una fiesta de
reconocimiento a la mujer. Desde la humilde campesina de aldea hasta las que ocupan
los puesto de poder. Porque sin el aporte de lo femenino no somos nada a ningún
nivel.
Y para ir acabando recalcar una
cosa. Leyendo esto puede llevarse a confusión de que servidor es feminista.
Nada más lejos de la realidad. Yo estoy en las antípodas ideológica de esas
personas. Es más, frente a feministas y hembrístas prefiero estar lo más lejos
posible. ¿Saben por qué? Porque los que vivimos realista libertad no nos gustan
las cosas inicuas, los desnudos por llamar la atención o los gritos y protestas
por interés. Por eso puedo permitirme el lujo de hacer un escrito como este.
Un beso bien grande para todas
las mujeres del mundo y en especial para las de la Villa de La Orotava.
Feliz Día de la mujer.
© 2016 Francisco García.
© 2017 Francisco García
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Primera edición del texto: Marzo
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Segunda edición del texto
revisado: Marzo de 2017
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Imagen: Archivo Google. Autor: Azucarysa