Un Pueblo para su Gente y una Gente para su Pueblo. La Villa de La Orotava es más que un sentimiento. Blog siempre en aguerrida libertad.

sábado, 25 de marzo de 2017

Recordando a Alfredo el barbero.

Hoy hace cuatro años que escribía esto y hoy lo quiero hacer en el blog. No voy a cambiar el comentario porque los sentimientos y recuerdos son los mismos. Pero reincido que esto fue escrito en el año 2014.
El pasado sábado a última hora de la tarde mi amigo Toño Regalado me comunicaba el triste fallecimiento de Alfredo.
Alfredo era el barbero que tenía su local en el Ramal al lado del concesionario Toyota.
Se sabia desde hacia tiempo que estaba enfermo pero aun así la noticia me pilló de sopetón y me ha entristecido mucho. A Alfredo lo conocía desde hace muchos años. Era natural de Córdoba y se afincó en Tenerife. Aunque vivía en Santa Cruz, a diario se desplazaba a La Orotava para regentar su negocio. Negocio que lo trajo procedente del Puerto de la Cruz que fue dónde primero se asentó. A él le encantaba nuestro pueblo, que era también el suyo, y más de una vez me comentó la pena que sentía de no poder vivir aquí porque las casas y los alquileres eran muy caros.
De la barbería Alfredo guardo gratos recuerdos. Una barbería de verdad, como las de antaño dónde se hablaba de mujeres, fútbol y política mientras te cortaban el pelo, te afeitaban o esperabas echando una ojeada al periódico del día o veías revistas de señoritas ligeras de ropa o como Dios las trajo al mundo. Grandes debates tuvimos allí. Incluso si no recuerdo mal, llegó a tener dos aprendices cómo tenían que ser los aprendices, al pie del cañón trabajando junto a él. Recuerdo una especie de polvos de talco que echaba después del corte de pelo y que aquel olor no se me olvidará nunca. Al igual que el olor de los productos Floid. Lo mismo que los afeitados a navaja en la que era un maestro. Le perdí la pista los años que estuve fuera pero siempre que podía lo iba a visitar. Siempre tuvimos una relación cordial aunque nunca comprendí como siendo él en el Régimen un falangista convencido en la Transición se convirtió en guardaespaldas de Santiago Carrillo. Nunca lo ocultó y siempre comentó que había que ganarse los garbanzos cómo fuera. Siempre le respeté ese tema aunque yo jamás lo hubiera hecho. Pero de lo que él estaba sumamente orgulloso era de haber servido en la Legión. Siempre presumió de legionario y mostraba con orgullo sus tatuajes con nuestro emblema. Y más él, que había servido durante años en el mítico Tercio Sahariano. En los últimos años y viendo la situación del país se convenció y reafirmó en sus ideas y abiertamente se declaraba franquísta y que ésta democracia había sido un engaño. Sus insignias de Falange y la Legión las mostraba a todo el mundo, yo creo que en un acto de perdonarse así mismo sus años en la Transición. Aunque él no tenia que pedirle perdón a nadie ni así mismo porque toda su vida fue una persona excelente que no hizo daño a nadie. Recuerdo un día, ya estaba muy mermado de salud, y hablando de la situación del país se le puso una mirada triste y desesperanzada y como queriendo dar su último grito de guerra se levantó y dijo “yo soy español, legionario y falangista” y empezó a entonar el Novio de la Muerte. Aquello fue emotivo porque eran las palabras de un hombre que ya miraba cara a cara a su Novia con aguerrida valentía. Incluso era persona que nunca perdió su Fe. Era asidua su colaboración cuando en mayo la virgen de María Auxiliadora baja en procesión por barrio del Ramal. En su ultima etapa pese a estar enfermo no dejaba de venir casi a diario para La Orotava, pueblo al que adoraba. Se compraba su fruta y se sentaba a hablar con la gente en la plaza del Quiosco o en la calle Calvario. Todos disfrutábamos con sus anécdotas.
Siento no tener ninguna foto de él para etiquetar este escrito. He buscado y preguntado y por desgracia no tengo ninguna. Una pena. Hago idea de que yo tenía alguna imagen de él pero no la encuentro. He hecho este pequeño montaje fotográfico para suplir su foto.
Como legionario de antaño la última etapa de su vida fue dura para él en muchos sentidos, pero como buen andaluz nunca perdió la sonrisa y la simpatía. Siempre tiraba para adelante con todo. Así que le quiero dedicar una estrofa a titulo de despedía del “Novio de la Muerte” que dice así:
“Soy un hombre a quien la suerte,
hirió con zarpa de fiera.
Soy un novio de la Muerte,
que va a unirse en lazo fuerte con tal leal compañera.”
Descansa en Paz Alfredo y abrázate al Cristo de la Buena Muerte porque gente buena como tú merece estar ya en un mundo mejor que este. Espéranos allí y móntate otra barbería como la que tuviste en el Ramal y donde pasamos horas y horas de charlas, risas y anécdotas.
"El morir en el combate es el mayor honor. No se muere más que una vez. La muerte llega sin dolor y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde."
(El espíritu de la Muerte. Credo legionario).

PD: Si alguien que leyera esto tiene una foto de Alfredo y me la facilita quedaría sumamente agradecido. Gracias.

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Primera edición del texto: Marzo de 2014.
Segunda edición del texto: Marzo de 2017.
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La Bandera de la Legión es la más gloriosa porque está bañada con la sangre de sus legionarios.