Si yo pudiera viajar al pasado
quisiera visitar La Orotava en varias épocas y muchos lugares. Conocer a gente
que no llegué a conocer y reencontrarme con otras. De igual manera ese viaje me
gustaría hacerlo portando cámara de foto y vídeo. Y uno de los lugares de
obligada visita sería el bar de Reinaldo.
Este es uno de los escritos que tenía
en mente desde que este blog inició su andadura a finales de Enero. Si lo he
demorado no fue por otra cosa de que no he podido conseguir una foto del difunto
Reinaldo. He preguntado, he buscado, pero el resultado ha sido infructuoso. La
imagen de este escrito es de mi autoría hecha unas semanas antes de las
fiestas. No tiene la misma fuerza visual que una imagen del protagonista, pero
es lo que hay.
Recuerdo el bar de Reinaldo con
mucho cariño. No porque fuera cliente del mismo, nunca he sido persona de
bares, sino porque Reinaldo era amistad de toda la vida. En aquella época ya
tan lejana de la niñez lo único que entraba era para comprar los helados que
vienen en un vasito con una cucharita de plástico, de esos siguen viniendo,
porque en esos tiempos Reinaldo los tenía. Recuerdo que a 25 pesetas. Solía
comprarlo antes de entrar a clase, porque en mi época éramos
de ir a clase también por la tarde. A la mente se me viene aquel bar todo en
madera con su aspecto decimonónico y sus típicos parroquianos. Recuerdo entre
ellos a Placido, Manolo, Salvador, Amílcar, Roberto… y seguramente se me queda
gente en el olvido. Un bar situado en una zona privilegiada de La Orotava como
es la calle Calvario y llena de historia. Calle que hoy se debate en una lucha arquitectónica
entre antiguas casas y edificios de nueva construcción. El bar de Reinaldo se
situaba en una casa a su vez colmada de historia. Lugar que fue, si no me equivoco,
posada, pensión, almacén, taller, bar e incluso pequeña escuela. La típica residencia
señorial de antaño. Vivienda en la planta superior y planta baja enfocados para
el negocio. Una casa fabulosa que en la actualidad está en venta. En definitiva,
un lugar que rebosa historia. Por eso me gustaría viajar en el tiempo y poder y
grabar a personas como Reinaldo. Lo recuerdo siempre con aquella sonrisa en los
labios y cuerpo delgado. Un hombre tranquilo que destacaba por su amabilidad
para con todos. Muy generoso, siempre echaba una mano en lo que se pudiera. En
el tiempo que llevo buscando una imagen de él todo el mundo me ha dicho lo
mismo. Lo gran persona que era. Yo lo recuerdo así porque como digo era persona
conocida en mi entorno. Falleció hará unos 25 años, no recuerdo bien si a la
edad de 71 años. Ya en esa época estaba yo algo desconectado de la Villa y
escribo con recuerdos no con datos.
Pero quería hacer este pequeño
recordatorio para Reinaldo y que no se olvide. Que las nuevas generaciones conozcan
que allí hubo un bar al estilo de otra época. Mucha gente pasa a diario por
delante de esa casa e ignora este hecho. Sí es cierto que hace unos años por
las fiestas de La Orotava unos chicos cogían el bar y lo adecuaban para esas fechas,
pero ya tampoco se hace. Personalmente me encantaría volver a entrar al lugar y
evocar recuerdos. Ver de nuevo a muchos villeros que allí paraban a tomar su refrigerio
o a sus parroquianos en sus banales tertulias. Mucha de esa gente hace años que
están fallecidos. Y poder volver a hablar con Reinaldo. Por eso comentaba que
en ese viaje en el tiempo me gustaría llevar conmigo cámara de foto y vídeo.
Para sentarme a la mesa con Reinaldo y dejar testimonio gráfico y fílmico de
esta gran persona. En estas semanas pasadas alguien se extrañaba del por qué un
escrito para él. Pues Reinaldo fue persona discreta que toda su vida atendió su
negocio y que tampoco era de esos personajes populares. Mi respuesta fue
directa y sencilla: porque esto no va en base al nivel de popularidad, apellido
o fortuna. Esto va de villeros. Y no recordar a un villero como Reinaldo me parecía
injusto.
Sea pues este recuerdo hoy para
Reinaldo, que si no me equivoco se apellidaba Lima. No debemos olvidar nunca nuestra
historia. Yo sé qué no voy a viajar en el tiempo, que no podré hacer esa
entrevista ni lograré volver a comprar un vasito de helado en el bar de
Reinaldo. Pero lo que sí sé, es que puedo en el ahora que vivo, hacer este
pequeño homenaje que queda aquí escrito. Quisiera añadir más pero el tiempo y
la memoria muchas veces no se llevan bien.
Allá dónde esté Reinaldo le envío un
fuerte abrazo.
© 2017 FRANCISCO GARCÍA.
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La imagen está retocada informáticamente para buscar este efecto de viveza en los colores. Por cambiar un poco el estilo de foto que suelo publicar. Lo escribo porque aquí no gusta de engañar a nadie.