Muchas veces como villero y como
bloguer uno tiene que escribir cosas que nunca le gustaría tener que hacerlas.
Esta es una de esas veces. Momentos en los que me duelen las manos para escribir
y donde se me humedecen los ojos para ver lo que escribo. Como siempre, saben
que no voy a contar ni a biografiar a nadie. Voy a contar mis experiencias
personales que tuve con don Leoncio.
El viernes a última hora de la noche
me enteré del fallecimiento de don Leoncio Gonzalez, profesor durante muchos años
del colegio Salesiano-San Isidro de La Orotava, el pasado 31 de octubre a los 75 años de edad. Ayer sábado no dejé de mandar
Whatsapp y correos para ver quién me podía facilitar una foto de él pues en
mis archivos fotográficos no encontré ninguna. Y como las fotos de mi época de estudiante
no sé dónde están pues tuve que recurrir a preguntar a las amistades.
Afortunadamente preguntando se llega a Roma y pude contactar vía Facebook con
dos hijos de don Leoncio, Beatriz y Diego, y ella me facilitó amablemente la
foto que acompaña este escrito.
Don Leoncio me dio clase en 7º de
la antigua EGB. Precisamente ese año fue mi tutor y mi profesor de Lengua y
Sociales. Personalmente lo recuerdo con mucho cariño porque siempre me pareció
un gran profesor y mejor persona. Hombre serio y orondo. Con una voz potente y
muy característica, pero como he dicho, una gran persona. Un profesor de antaño
que enseñaba de una manera más humana a la de ahora que parece que deriva la
enseñanza a todos los niveles a algo más tecnológico basado en otras metodologías.
Imposiciones de los nuevos tiempos. Como profesor lo recuerdo sobre todo en la
materia de Sociales que me gustaba más que Lengua. Lo recuerdo explicándonos geografía
con aquellos mapas de Vicent Vives que rellenábamos y coloreábamos atlas en
mano. Nunca le vi para nadie ni un mal
gesto, ni una mala contestación. E igual puedo decir de los compañeros de
colegio en aquella época hacia él. Era en aquellas alturas un profesor muy
bregado en su oficio. Primero como docente en el colegio de Santo Tomas y luego
en los Salesianos donde desarrolló la mayor parte de su vida laboral. Como he
dicho más arriba tenía una voz muy potente y característica que lo hacían dialécticamente
expresarse de una manera muy sencilla y directa para sus alumnos. Maneras que
se potenciaba por su aspecto serio. Pero no serio de persona agria. Sino serio
ante la responsabilidad que tenia de formar a sus alumnos. Porque luego nos íbamos
a las típicas excursiones a Las Raíces, la Caldera o Chanajiga y era un hombre
de lo más afable y distendido. Como lo fue, porque tengo constancia de ello, en
su vida fuera de las aulas.
Se retiró unos años después de mi
paso por el colegio Salesiano por problemas cardiovasculares. Aunque nunca perdió
el ánimo y las ilusiones por la vida.
No suelo nunca mezclar mis cosas personales
en el blog. Pero hoy quiero hacer una excepción. En aquel séptimo de EGB del
que fue don Leoncio mi tutor llegó un momento que a mí me asfixiaba el mismo
colegio. Yo nunca encajé allí quería marcharme. No porque pasara nada malo ni por
problemas con nadie. Simplemente que a mí no me gustaba el sitio. Y puedo decir
que tuve en su mayoría grandes profesores de los cuales guardo mucho y buen
recuerdo. Por eso escribo esto. Y llegó un momento en aquel curso que don
Leoncio empezó a notar que algo pasaba. Que las cosas no iban cómo debían de
ir. Tras algunas tutorías y conversaciones un día me llamó y ambos hablamos y
me preguntó qué pasaba. Y recuerdo que le dije “mire no es por usted ni los
profesores. No es por nadie en concreto. Es que yo aquí no me siento en mi
lugar”. Y él se quedó pensativo y me dijo no te preocupes que todo tiene
arreglo y lo importante es que avances en este curso y vayas a octavo con otra perspectiva
y nuevas ilusiones. En aquel año me ayudó mucho, me exigió también bastante, y
estuvo al tanto de mí. Me podrán decir es que era su trabajo y para eso estaba.
No lo sé. Yo nunca lo vi así. Para mí fue un educador que se preocupó de un
adolescente para que sacara adelante un curso, para que confiará más en sí
mismo y para fortalecerlo como persona. Porque aquella preocupación siguió en
cursos superiores hasta que salí de los Salesianos.
Me siento muy triste por su fallecimiento.
Triste por no enterarme de ello y acompañarlo en su entierro. Me siento triste
porque me duele La Orotava y me duele aún más la perdida de estos grandes
villeros. Ahora estoy escribiendo en los silencios de la noche y se me agolpan
los pensamientos de recuerdos. Podría una noche de sábado estar de cena por
ahí, en un pub o en cualquier lugar de ocio. Pero me veo en la necesidad y en
el agradecimiento de escribir esto como humilde reconocimiento a don Leoncio.
Porque en la vida como estudiante de cada persona uno conoce grandes
profesores, yo los tuve antes y después de él. Pero siempre queda un recuerdo
especial para el primer lugar de enseñanza y su claustro de profesores que nos
formaron en los primeros años. Sé que estas palabras no van a devolver al
esposo, al padre de familia, al abuelo, amigo, compañero de trabajo, vecino… Pero
quiero expresarlas como me lo dista el corazón. No por quedar bien, o
publicarlas en el blog para que lo lean y me felicitan por tan emotivas palabras.
No, eso no me interesa. No me hace falta un blog para eso. Lo que me interesa
es recordar a un buen hombre del cual yo guardo gran respeto y gratos
recuerdos. Y más cuando son personas que en su profesión fueron gente
honorable, respetable y de gran educación y humanidad. Y más aún cuando todos
esos adjetivos se le podían seguir dando a don Leoncio muchos años después de
que él fuera mi profesor y yo su alumno. Aun hoy en día yo me encuentro mis antiguos profesores
en los Salesianos y los sigo tratando de don y de usted. Porque tuve en su mayoría
grandes profesores. Los que somos de mi generación y pasamos por allí podemos
decir que tuvimos el enorme privilegio de contar en la EGB con el mejor
claustro de profesores que se podía desear. Con sus aciertos y errores que serían
muchos porque todos somos humanos. Pero creo esos profesores, hoy en este
escrito representados por don Leoncio, es algo de lo que sentirse orgulloso. Yo
me siento orgulloso. Y lo cortes no quita lo valiente pues como he dicho nunca encajé en los Salesianos.
Estuve luego unos años fuera de
La Orotava y un día me lo encontré, ya estaba él jubilado, lo saludé y
estuvimos hablando. Luego me sorprendía verlo en el Smart que conducía pues me
chocaba un coche tan pequeño para un hombre corpulento como él. Si la memora no
me falla lo recuerdo en un Escarabajo color beige. Pero no estoy seguro de este
dato. Hace bastante que ya no coincidíamos por las calles villeras. Pero
siempre que nos cruzábamos no faltaba el saludo de rigor.
Grandes e irreparables perdidas
ha tenido este año el colegio Salesiano de La Orotava. Don Antonio Jiménez,
otro sacerdote que estuvo hace algunos años en el colegio, no recuerdo su
nombre pues fue muy posterior a mi época, y ahora don Leoncio. Haciendo memoria
ya son cinco los profesores fallecidos que a mí me dieron clase. Don Jesús
Atienza, don Paco, don Evaristo, don Antonio Jiménez y el referido don Leoncio
González.
Para finalizar quiero expresar mi
pésame a la familia de don Leoncio. A su esposa doña Fátima y a sus hijos María
Goretti, Beatriz y Diego. Con estos dos últimos ayer sábado pude ponerme en contacto
a través de Facebook. Quiero agradecer especialmente a su hija Beatriz la
amabilidad y deferencia que tuvo de facilitarme la foto siendo para ella un
desconocido pues no recuerdo de haberla tratado en persona. Por decirlo de
alguna manera invadí su Facebook. Pero le comuniqué mi intención de escribir
algo sobre su padre y no me puso objeción a ello.
Gracias Beatriz por tu enorme cortesía
pues te agradezco enormemente que este escrito lleve la foto de tu padre.
Triste está perdida y triste mi corazón
por ella.
Allá donde esté don Leoncio, que
seguro que es un mundo mejor que este, muchas gracias por todo. Muchas gracias
por formarnos, no solo a mí, sino a varias generaciones, como alumnos y a la
vez como personas. Y más en aquellos años de pre adolescencia y adolescencia
que son fundamentales encontrar personas adecuadas en esos momentos de la vida
que a veces son tan sensibles.
Descanse en Paz don Leoncio González.
Gran educador y excelente persona.
© 2017 Francisco García.
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Foto propiedad de Beatriz González Ayubes.
Don Leoncio González. |