Este 2024 está siendo bastante duro en personas conocidas que se van y finalizando este día nos llega otra triste despedida como es la de don Alejandro García. Vecino de la calle Rodapalla y uno de los mejores vocalistas que ha dado esta Villa.
La noticia me pilló en la cama leyendo y no puedo por menos que levantarme y escribir estas palabras por respeto a don Alejandro y la amistad que me une a uno de sus hijos como es Juan Antonio.
Creo que las mejores palabras, y alguna que otra anécdota, que se lee pueden tributar a don Alejandro las hizo hace unos meses Jesús Rocío en uno de sus fabulosos baúles del recuerdo.
Yo a don Alejandro lo conocí en su madurez artística. Hombre sencillo y educado era de conversación afable. Muchísimas anécdotas plagaban su vida y en sus últimos años incluso entró en redes sociales para compartir sus inquietudes.
En los últimos tiempos andaba un poco pachucho de salud. Cada vez que veía a Juan Antonio le preguntaba por su padre. La verdad es que estas cosas siempre resultan inesperadas y causan tristeza, pues don Alejandro es historia musical de esta Villa, y de muchos rincones de la isla.
Creo que son otras personas más conocedoras de su polifacética carrera las más adecuadas para escribir sobre él, pero sí quiero tener mi pequeño recuerdo para don Alejandro.
Como anécdota relato que cuando hice la Confirmación me regaló un disco con sus canciones que aún conservo.
Mi más sentido pésame para su esposa doña María Luisa, sus hijos María Sofía, Martín Alejandro y Juan Antonio García Afonso. Sus nietos Antonio, Alberto y Laura y sus bisnietos.
Se va un gran cantante y mejor persona.
La misa por don Alejandro se celebró en la parroquia de la Inmaculada Concepción el día 24 de Septiembre de 2024.
Antes de finalizar la misma Juan Antonio García Afonso, hijo de don Alejando leyó las siguientes palabras:
«No sé cuántas vueltas le he dado a estas palabras que he escrito para homenajear a mi padre. Y no sé si serán suficientes. No es el momento de contar su vida, ni hablar de lo bueno o lo malo. Eso daría para escribir un libro. Ahora es el momento de agradecer lo que ha sido para nosotros, su familia, y para todos los que le han conocido.
No sé por qué, pero ya no me acuerdo de los años que estuviste en la enfermedad. Es como si no hubieran existido. Es como si te viera activo como siempre; esta batalla, que ha durado tanto tiempo la has perdido. Pero la ganaste para la eternidad, donde estarás para siempre con tu familia, tus padres y tus hermanas.
Gracias por ti, y por el amor a la música que nos has infundado. Siempre ha estado en nuestras vidas, y lo seguirá estando. Eres aquel entusiasta entre altavoces, cables, aparatos y micrófonos que se afanaba en dejarlo todo bien preparado para que nada saliera mal. También eres un manitas que sabe hacer casi de todo. Y para los coches, el que tenías, lo tratabas como a la niña de tus ojos.
Tengo que destacar todo lo que eres, un esposo, un padre, un abuelo y otra vez padre porque no hay que olvidar la llegada de Antonio a nuestras vidas. Y también eres bisabuelo. Has tenido la oportunidad de conocer a tus dos bisnietos. Recuerdo a Izan, que lo primero que hacía al llegar a casa era entrar a tu cuarto para decirte: Hola. Y ahora, para él, eres una estrella en el cielo.
Otra faceta tuya que quiero destacar es la de amigo. Que facilidad tienes para hacer amigos. Muchos los has hecho gracias a la música. Hay que recordarles, a los de aquí y a los de fuera de la isla.
Por último, otro tipo de agradecimiento. No me puedo olvidar de las personas que han venido a atender a mi padre en este último año. Sin ellas no podríamos haber afrontado el proceso de la enfermedad. Gracias.
También voy a agradecer a la Parroquia, especialmente a las realidades a las que yo pertenezco de manera activa. Les considero parte de mi vida; tengo que mencionar a las hermanas de Marta y María. Durante este tiempo de la enfermedad ellas han sido testigos de confidencias e instrumento para que el Señor llegara a mi casa a través de la Eucaristía. Podría decir que gracias a Él todo se ha hecho más leve. Recuerdo que una vez le dije a mi padre, cerca de las fiestas de la Villa, que la procesión del Corpus había llegado a casa, antes de tiempo, sin protocolo y sin banda de música.
Y ya termino. Gracias Señor, por el regalo de mi padre.
Te quiero, papá. Te echo de menos. Te echamos de menos.»