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martes, 3 de diciembre de 2024

Don Pepe Estévez Méndez. Un caballero fiel a sus ideales.

Don José Estévez Méndez (1924-1998). Docente. Ex alcalde de la Muy Noble y Leal Villa de La Orotava y ex Gobernador Civil de las provincias de Valladolid y Málaga. Imagen: Archivo Orotava.
 


Este año 2024 se cumplió, concretamente el 21 de Agosto, el centenario del nacimiento de uno de los alcaldes más queridos e intelectuales que ha tenido La Orotava como es el caso de don José Estévez.

Aprovechando que no hace mucho he leído un artículo sobre su persona escrito por José Luis Sánchez Parodi en su libro Antes de que se acabe el tiempo de escribir (2006) quise rescatarlo en recuerdo a don Pepe.

Dicho artículo es el siguiente:

Pepe Estévez: la historia de una fidelidad.

«…allá por los años 50 en que, desempeñando yo el Juzgado de La Orotava, había tomado posesión un nuevo alcalde, al que no conocía. Tenía entonces Estévez en torno a los treinta años. Licenciado en Químicas, titular de una academia de Enseñanza Media, hijo de la Villa, estrenaba ilusiones en el puesto más hermoso que para un villero pueda existir.

Un alcalde que iniciaba su difícil andadura y un joven juez que, lejos del trabajo político y del círculo interno que ello conlleva, contemplaba, como ciudadano de a pie, su actuación, a medida que el tiempo pasaba, un estilo dinámico, sin componendas caciquiles, ni adoración de mitos y consignas, ya para aquel tiempo sin sustancia alguna y en pleno desfase.

Presidió durante años el Ayuntamiento sin favoritismos partidistas, imparcial y honesto, al margen de caprichosas concesiones, radical enemigo de favorecer encubiertos intereses de terceros, ni ocultos negocios que beneficiaran a grupos de amiguetes del poder municipal.

Cesó como alcalde cuando yo me había ido de La Orotava, ascendido a magistrado, y continuó su carrera política ya desde altos puestos provinciales, entre los que figuraban los gobiernos civiles de Valladolid y Málaga, donde alcanzaría el final de su carrera.

Ni por su formación ética ni por su humano estilo podía acomodarse, ni adaptarse, a una nueva situación política militante, cuando cayó el régimen al que lealmente había servido. Y jamás accedió, pese a ser tentado, a convertirse en un fácil oportunista ni a emprender un hipócrita reciclaje ideológico, del “donde dije digo, dio ahora Diego”, en una voltereta, más circense que seria, que sólo le hubiera conducido a destruir la historia de su fidelidad y a ensuciar la claridad de su nombre.

…retornó a su tierra, abandonando la política activa, para ocupar, en el anonimato, un trabajo privado, de carácter mercantil, dejando atrás los viejos recuerdos que ates había editado, en reflexiones prácticas y morales, las experiencias que como alcalde adquiriera en su vida.

Cuando la edad lo retiró, engrosó ese silencioso y amorfo cuerpo de los pensionistas, tras las cerradas puertas del olvido público, en que normalmente caen los hombres que dedicaron parcelas de su existencia al servicio de los demás cuando la ocasión ya es pasada. Y el ostracismo le sirvió de dulces recuerdos, sin gotas de rencor ni de revanchas.

… esta voz mía, sin ecos ni resonancia alguna evoca su figura…

… una irreprochable moral que le llevara a conservar, como Pepe Estévez, limpia y sin fisuras su imagen de político cabal y honesto.

… por encima de las perecederas ideas políticas, contemplen siempre su recuerdo, como símbolo manifiesto de una fidelidad.

Fue fiel así mismo y a su principios - ¡qué difícil tarea! - en horas de triunfo y en las amargas de las desilusiones e ingratitudes, lo que avala y justifica, de sobra, la obra de su vida.»

 

Antes que de que se acabe el tiempo de escribir (2006)

José Luis Sánchez Parodi.

 

Dicen que La Orotava ha tenido a lo largo de su historia cuatro grandes alcaldes: Cándido Pérez Estrada, Cándido Acosta, José Estévez e Isaac Valencia. Tal vez falta un quinto que nunca llegó a ser alcalde por las coyunturas históricas del momento, como fue el tan recordado y estimado por todos los viller@s como don Ventura Machado.

Yo no sé si lo nombres dichos en el párrafo anterior son de justicia o no, pues a unos los conocí y conozco en persona en sus vertientes políticas y personales y a otros no. Pero me llama la atención como Parodi en su libro trae a colación a dos de ellos, Cándido Acosta (al que ya le dediqué una entrada pudiéndola leer pinchando aquí) y a don Pepe Estévez. Y ante las buenas palabras que se les ofrendan, y más de un gaditano que vivió sólo diez años en La Orotava (aunque siempre la llevó en el corazón y con una cosmovisión de la misma que ya hubieran querido muchos de los nacidos en esta Patria), me hacen pensar que fueron dos alcaldes que justamente se ganaron estar entre los más queridos por el pueblo.

A don Pepe siempre se le tuvo en mi casa en gran estima y amistad con palabras similares a las escritas por Parodi. Se sintió mucho su fallecimiento en el año 1998.

Ahora que podemos opinar con las valoraciones que sólo el paso del tiempo puede dar, como dadivas que no admiten discusión, me aventuro a calificar la figura de don Pepe como el político decente y el hombre de honor.

Como alcalde podemos analizarlo que rigió la Villa en aquellos momentos que España sale de la cartilla de racionamiento y empiezan los primeros planes ambiciosos de reconstrucción y modernización del país que se llamaron planes del Desarrollismo. Planes estos que mientras por ejemplo el municipio vecino del Puerto de la Cruz lo llevaron plenamente La Orotava no. Se empezaron a acometer importantes infraestructuras, pero sin perder nunca la idiosincrasia de lo que debía ser nuestro municipio. Agradecidos debemos estar de ello. Aunque La Orotava tuvo su propio Desarrollismo en la década de los años 80 donde se da un importante impulso al pueblo que aún es pronto en el tiempo para valorar si fue bueno o no.

Aquella Orotava de los años 50 y 60 empezó con obras como las canalizaciones de agua corriente a las casas, tendidos eléctricos y telefónicos y nuevas obras e infraestructuras como por ejemplo la zona del Puente. Sin lugar a dudas una apertura a los nuevos tiempos, pero sin perder la idiosincrasia y encanto villero de la Rus in Urbe.

También fue uno de los impulsores de la emisora La Voz del Valle donde no sólo hizo por su inicio y funcionamiento, sino igualmente por mantenerla en activo cuando llegó a su obligado e inmerecido fin. Pero ya eso es motivo para futuros escritos.

Casualmente, o más buen causalmente, hace poco me encuentro en el Facebook del historiador villero Javier Lima Estévez un post de que don Pepe publicó un interesante libro titulado "Problemas de matemáticas". Publicado en 1959 y que consta de 400 problemas en los que se unen aspectos de historia, geografía, religión, turismo, agricultura, política y otros ámbitos para llevar ante el alumnado un conocimiento cercano de tal ciencia desde el ámbito canario y con muchos ejemplos a su municipio natal villero.

 


 

Como alcalde para sus vecinos jamás he oído una mala crítica de nadie hacia su persona, al contrario, todo alabanzas de lo mucho que ayudó al pueblo. Por su puesto siempre habrá quien confronte estas palabras, y en su derecho está a ello, pues nunca llueve a gusto de todos y no ha existido nunca un alcalde, ni lo existirá, que esté exento de crítica. Y menos en un país como España que es de piel de toro, corazón cainita y cuernos de ignorancia.

Caballero, hidalgo y gentilhombre fiel e inquebrantable a sus ideales que cuando otros siguieron la senda de los nuevos aires (en la actualidad irrespirables) don Pepe se auto aplicó esa frase que sólo es digna de los valientes: “ya no son tiempos para hombres de mi tiempo” (yo cada día digo lo mismo, pero no ocupo puestos políticos) y decidió apartarse de la actividad política y volver a ganarse el sustento en la empresa privada… ¡Qué bien hoy!

Pues no sólo desempeñó cargos en La Orotava, sino igualmente como Gobernador Civil de Valladolid y Málaga. Uniéndolo a ser profesor y director del Colegio Santo Tomás de Aquino (del cual fue fundador), más otros centros educativos como Farrais, San Isidro, San Agustín, La Victoria y La Milagrosa, entre otras muchas responsabilidades.

Y siempre desde la máxima humildad. Cuando estaba preparando este escrito alguien me relataba que don Pepe, por sus cargos políticos tenía los títulos de Excelentísimo e Ilustrísimo Señor don José Estévez. Y en un acto público así se refirieron a él. Y con toda humildad rogó que se dirigieran a él simplemente como Pepe Estévez.

Así dejo el grato recuerdo allá donde desempeñó cargos en su servicio al país. Como bien matizaba Parodi recordémoslo siempre, por encima de los ideales, como ejemplo de fidelidad.

Si hay personas que yo admiro, por encima de su ideología y partidos, son aquellas que se mantienen inquebrantables en sus ideales y filosofías.

¡Que difícil es hoy en día en todo el espectro político y social conocer a hombres y mujeres fieles a sus ideales!

Hoy recordamos a uno de ellos como fue don José Estévez y agradecer nuevamente a Parodi y a Javier Lima, entre otros, que nos dejaran para la historia villera un artículos y anécdotas como algunas que hoy he traído al blog. Pues pueblo que se honra de sus virtudes ha de conocer el pasado y a aquellos que lo formaron y rigieron sus destinos.

Saludos.

 

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