| Isaac Valencia Domínguez, te puede caer mejor o peor, haberle votado o no, pero no cabe duda que es uno de los mejores villeros que ha dado la madre patria orotavense. Imagen: © Paco García 2025. |
Son tiempos en el que aún existimos una pequeña minoría de hombres y mujeres conscientes de que esto no son tiempos de “happycracia”, sino los primeros albores de una nueva edad de la dureza del hierro.
Por tanto, existimos una minoría reflexiva que practicamos una profunda dicotomía social e histórica de análisis del pasado para comprender el presente y poder, o al menos intentar, capear y aguantar la embestida que el futuro nos depara.
Obviamente yo que aplico tal tesitura tengo que hacer un análisis de La Orotava, e indiscutiblemente, sale con nombre propio uno de los grandes personajes villeros de nuestra historia del siglo XX y XXI como es Isaac Valencia Domínguez.
Yo no voy a realizar un escrito basado en una exaltación y enaltecimiento patriótico del personaje que hoy nos atañe. No voy a escribir un artículo de glorificación ideológica ni de subir a nadie a los altares. Si esa, querido lector/a, es su idea preconcebida, deje de leer aquí el artículo, pues el tiempo es valioso para estarlo perdiendo.
Como hombre que vivo en aguerrida libertad voy a hablar de Issac Valencia como persona y villero que conozco desde antes que estuviera en política, que lo he conocido primero como concejal y luego como alcalde y ahora como jubilado. Nada le debo y nada me debe y por tanto este será un escrito nacido desde la amistad y el corazón. Sin ataduras ni consignas. Es más, Issac Valencia es de esas pocas personas que ya quedan en el Casco que se puede decir que me conocieron desde antes de yo nacer.
Tenía muchas ganas de escribir un articulo a Saso, pero como siempre digo hay que buscar los momentos adecuados para ello. Y ese momento empezó a pergeñarse por las Fiestas de La Orotava de este año donde estuve fotografiando el Día de Corpus y le hice algunas fotos. Y en una de ellas, él ni cuenta se dio, yo vi a un hombre que ha tenido una vida plena. Una vida, con sus aciertos y errores, y con esfuerzo y dedicación que yo creo que le ha sido propicia. Un hombre que llega a una edad y que en su rostro ya surcado por las arrugas del tiempo y una mirada testigo de una época que lo revisten de la sabiduría dada por los años y las experiencias vitales.
Tal era la plenitud que se le notaba observando a sus descendientes confeccionaban su Alfombra y como él afirmaba con orgullo, y razón no le falta, “ya ellos saben y van solos”. El hombre que mira emocionado como la tradición sigue adelante porque la ha sabido trasmitir.
Así empecé mentalmente este escrito hace meses.
No puede caber duda que la figura de Isaac Valencia siempre estará condicionada por su carrera política. Por algo es el alcalde que más tiempo a ostentado el cargo en La Orotava. Con sus errores y aciertos. Por tanto se convierte a los ojos de la sociedad en un personaje controvertido. Y se los digo yo que en su periplo de alcalde le di mucha caña en muchos temas, pero también le reconocí sus aciertos infinidad de veces.
Fue él quien metió a La Orotava en el siglo XXI. Un pueblo que en muchos aspectos se había quedado anquilosado en el tiempo. Mientras que otros municipios limítrofes a mediados de la década de los años cincuenta sí entraron en aquello que se llamó el Desarrollismo, La Orotava tuvo que esperar a que un hombre como él llegara a la alcaldía. Y que tampoco llega a la política en tiempos fáciles. Porque tuvo que lidiar la Transición y los primeros años de la democracia juntos a los vaivenes políticos, económicos y sociales que afectan a cualquier municipio directa o indirectamente en cualquier época y coyuntura.
Él comandó el municipio en una catarsis de obras, infraestructuras, colegios, una universidad privada de prestigio, centros médicos, instalaciones deportivas, nuevos barrios que se creaban o se ampliaban los ya existentes y un impulso comercial y económico con asentamientos de empresas importantes que hizo de La Orotava un pulmón económico de Tenerife. Obviamente no todo estuvo bien hecho (algunas cosas siguen mal hechas) y otras incluso tristemente se perdieron como fue que ya no somos una potencia agrícola o que perdimos conjuntos arquitectónicos que no debieron desaparecer. Equilibrar la balanza, si es que se pudiera, no es fácil. Pero La Orotava necesitaba ese impulso, sobre todo los barrios de las zonas altas, y meter el Casco y barrios colindantes en un impulso que carecían.
Una vez, hace muchos años, hablando con él me hizo una reflexión bastante profunda, e incluso futurista, que con el tiempo se ha ido cumpliendo. Y básicamente era una idea de que La Orotava no se podía quedar atascada como si estuviéramos en el siglo XVI. A La Orotava había que darle un impulso en toda su configuración para que pudiera afrontar los retos de los nuevos tiempos en una población que en aquel momento iba en crecimiento y por tanto demandaba lo que se espera de un municipio, que por su peso histórico, economía y ansias de crecimiento, merece tener para crear calidad de vida entre su población. Y todo eso hubo que hacerlo desde un pragmatismo que muchas veces no lo comprendimos y otras parece que fue un error, pero en otras también fue acierto.
¿El tiempo le dará o no la razón? Aún es pronto para saberlo. Pero lo que no puedo poner en duda fue el inquebrantable convencimiento de Saso en que aquello era bueno para la Villa.
Y bueno (o casi todo bueno) debió ser cuando tantos años fue alcalde. Siempre con la fidelidad a su pueblo. Porque podía haber dado el salto a otros lugares y puestos más elevados, pero él siempre supo que no hay mayor honor que el de servir a su pueblo.
Bien es cierto que como decían una parte de sus adversarios políticos: “Otra Orotava es posible”, pero no podemos obviar su fidelidad y amor por la Villa.
Pero dejemos aquí la vertiente política. El tiempo juzgará.
Ahora quiero en esta segunda parte del escrito hablar del Issac Valencia, persona, vecino, villero, amigo…
Confieso que ahí lo admiro. Dicen que el hombre tiene que nacer de semilla patria. Y en el terruño patrio ser como el árbol: crecer, echar raíces y dar frutos. Árbol fuerte y floreciente con solidas raíces y robustas ramas. Y él es de esos hombres árbol. Y muchos temporales ha tenido que aguantar, pero siempre los resistió incólume.
He tenido la suerte de conocerlo de siempre tanto a él como a su familia y no sólo de los presentes, sino de las generaciones posteriores por ambas partes, y sólo puedo hablar bien de los Valencia Domínguez como personas. Gente muy conocida y conocedora del pueblo como así lo demuestra Saso y el cariño que se le profesan.
Personalmente para mi Saso en un tipo cojonudo. No se le subió nunca el poder a la chepa y por tanto la prepotencia. Siempre amable y cercano con todo el mundo. Sin estridencias ni mirar por el encima del hombro a nadie. Campechano como el que más con una agradable y sencilla conversación como aquellas gentes de La Orotava de antaño. No es de extrañar que la gente no pare de saludarlo cada vez que lo ven.
Aunque lo veo poco, a mi me encanta hablar con él. Yo disfruto conversando con Saso. Lo admito. Y disfruto porque son conversaciones de tú a tú, porque ahí no hay besamanos ni adulaciones. Para mi escuchar a un villero de tanta experiencia y sabiduría es un regalo de la vida. El mismo día de las Alfombras estuvimos conversando largo rato en la plaza Patricio García y nunca dejará de sorprenderme la agilidad mental que sigue teniendo a su edad. Y esa visión que ostenta de nuestro pueblo de que hay que mixturar lo que fuimos, somos y debemos de ser, pero sin anquilosarnos, sino adaptarnos a los tiempos.
Podría seguir escribiendo y escribiendo sobre Isaac Valencia. De su dilatada carrera política, de muchas anécdotas que yo he visto y fotografiado. De infinidad de recuerdos de nuestra Villa como aquel día que levantó la Antorcha Olímpica que parecía el dios Zeus en el Olimpo. Aquel glorioso Pentacentenario del año 2006 donde la Villa cumplió 500 años de historia, tantas Fiestas, Romerías, actos en barrios, inauguraciones, o incluso las anécdotas navideñas del cuento del carrito de verga por Reyes que siempre lo acompañaba en el encendido de las luces de Navidad… Tantas y tantas cosas… La verdad que daría para mucho. Debería pensarse el escribir un libro con sus memorias. Sería fabuloso para la historia de La Orotava que plasmara sus vivencias en un libro.
Como dije más arriba mis publicaciones siempre tienen que tener el momento adecuado. Y hoy es tal momento, pues Saso cumple años. Nacido el 16 de Diciembre de 1937, hoy cumple 88 años.
Así que desde 100 x 100 villeros de La Orotava le deseamos un feliz cumpleaños que pase un buen día y que cumpla muchísimos más con salud y alegría.
Este era otro de esos escritos que venían en este blog como una deuda histórica que cumplir, porque a las personas debemos reconocerles la admiración, afecto y cariño en vida. Aunque no pensemos como ellos y muchas veces les demos caña. Pero siempre dentro del respeto y la amistad.
Se me quedan muchísimas cosas en el tintero de uno de los mejores hijos que ha dado la Muy Noble y Leal Villa de La Orotava a lo largo de su más de medio milenio de historia, pero creo que la esencia e intención de este escrito la he trasmitido.
Isaac Valencia Domínguez. Villero de Honor sí. Pero sobre todo uno de los nuestros.
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Primera edición del texto: Diciembre de 2025.