El 1 de febrero de este año se
cumple el 5º Centenario del inicio de la conquista de México por parte de Hernán
Cortés. Actualmente estoy leyendo un libro titulado “Hernán Cortés. Historia
oculta de la conquista de América” escrito por Ricardo Coarasa. Hace años leí
una biografía, posiblemente la mejor hasta la fecha, titulada “Hernán Cortés,
inventor de México” escrita por Juan Miralles sobre el conquistador del país azteca.
Y yo recordaba que en esta biografía se hace referencia a Francisco de Montaño
y su ascensión al Teide. Así que me busqué el libro en mi biblioteca y extraje
la información para este escrito junto a algunas paginas de Internet. Y mis
estimados lectores podrán decir ¿y qué sigue esto teniendo que ver con La Orotava?
Pues sinceramente nada. Cuando se inicia la conquista de México ya La Orotava
llevaba encaminada trece años de historia. Es más antiguo nuestro municipio que
el México moderno. Pero el Teide está en territorio villero, aunque a
algunos les pese. Puede ser que los chicharreros me lo discutan o quizás más de
diez y cien villeros que les encanta lo chicharrero. No es mi caso. Un villero
solo tiene un pueblo.
Es verdad que todo este tema de Hernán
Cortés tiene muchos claroscuros. Obviamente si nos vamos a autores, sobre todo
anglosajones y franceses, junto con alguno cenizo patrio, pues aquello que se
llamo la Leyenda negra contra España pues dio, y aún perduran, sus frutos. Ya se
sabe, de tanto repetir una mentira se convierte en verdad. A lo que se ha unido
estos últimos años una especie de pro indigenismo como si fuéramos los
españolea actuales los que conquistamos América. Oiga póngase usted en la
tesitura de aquella época donde se buscaba el honor, la gloria y el oro. Hoy se
busca información y petróleo. Mañana a saber qué será. Gira el mundo gira en su
espacio infinito mientras los poderosos en la sombra han movido a las
sociedades como marionetas a través de la historia. Parece que todo cambia,
pero nada cambia. Y si somos un poco asépticos no hace falta ser muy listos
comprobar que, de las tres potencias coloniales de las época moderna y contemporánea,
España, Gran Bretaña y Francia, estos dos últimos colonizaron a sangre y fuego
con brutales sistemas esclavistas y raciales y aun peor descolonizaron tras la
Segunda Guerra Mundial. Que eso no exime que entre los españoles no hubiera
verdaderos canallas. Pero se olvida que Cortés no tenía ni 1.000 soldados, y
eso que se le unieron los de Pánfilo Narváez, para una empresa de esta
envergadura, Carlos V tampoco le puso mucho asunto a este tema, y que si
triunfó fue gracias a los miles de indios que se le unieron porque estaban oprimidos
por el poder de los mexicas. Unos señores que sacrificaban miles de personas al
año para rendir culto de sangre a sus dioses y practicar el canibalismo. Subían
a los enemigos a la piedra del sacrificio, les extraían el corazón vivo y luego
lo lanzaban gradas abajo donde los descuartizaban por piezas. Cortes y sus soldados
eran hombres del Renacimiento y aquello según cuentan todas las crónicas,
literalmente los espantó. Y se logró tumbar a una de los imperios de mayor poderío
de la América precolombina. Y de esa unión de culturas y sincretismo religioso
nace el México de hoy. Pero bueno, no es este escrito para relatar lo sucedido
en la conquista de América pues yo no soy historiador.
Pero conozcamos un poco quién era
Francisco Montaño:
Nació en 1499 en Ciudad Rodrigo, Corona de Castilla.
Hijo de Francisco Montaño y Elvira López. Se casó con Leonor Pérez.
Tuvo 9 hijos y 2 hijas: De los cuales se conocen a Baltazar Montaño Pérez;
Catalina Montaño Pérez; Diego Montaño Pérez y Alférez Alonso Montaño Pérez.
Fuente:
Aposentado en Cuba, en 1518 tomó parte en la expedición de Grijalva a
las costas del Yucatán mexicanas y posteriormente se unió a la hueste de
Pánfilo de Narváez hacia México para detener a Cortés. Participó en el sitio de
Tenochtitlán junto a Pedro de Alvarado y fue uno de los primeros en subir al
famoso templo mayor, en junio de 1520, donde fue herido en la cara. Luchó
bravamente en la batalla de Otumba y volvió a ser herido.
Acompañó a Cortés a Coyocán y ante la
necesidad de fabricar pólvora para los cañones y culebrinas dirigió una
peligrosa y difícil ascensión al cráter del volcán Popocatépetl (5.253 m) para
extraer azufre. Estuvo también en las expediciones de conquista, de Michoacán,
Tututepeque y Honduras a las órdenes de Cristóbal Olid. Recibió varias
encomiendas, algunas de las cuales fueron confiscadas, por lo que mantuvo
varios pleitos para recuperarlas. En 1540 se le concedió escudo de armas por
sus méritos durante la conquista.
Murió en fecha incierta posterior a 1576.
Quién es quién
de los conquistadores, Barcelona, Salvat Editores, 2001; J. M.ª González Ochoa,
Quién es quién en la América del Descubrimiento, Madrid, Editorial Acento,
2003.
José María
González Ochoa
Según lo escrito por Juan
Miralles en la biografía antes citada escribe lo siguiente:
“… los exploradores pronto estuvieron de regreso, trayéndole muestras
de oro y la noticia de que habían llegado hasta las playas del mar del sur, del
cual, conforme a la práctica establecida, tomaron posesión con todas las
formalidades de rigor, plantando cruces en las costas. Pero para ponerse en
marcha e iniciar las nuevas campañas se topaba con el inconveniente de la falta
de pólvora. No es que esta fuese indispensable, como lo habían demostrado Otumba
y la campaña de Tepeaca, que se ganaron sin disparar un tiro, pero de todas
formas Cortés consideró que el estampido de la pólvora sería de gran utilidad,
como factor psicológico, en las nuevas tierras en que incursionarían. Estaba seguro
de que habría azufre en el cráter del Popocatépetl, y como Ordaz, el escalador inicial,
estaba en España, comenzó a buscar voluntarios para la ascensión, hasta dar con
Francisco Montaño (el mismo que clavó la bandera en lo alto del templo Tlatelolco),
que tenía atrás su experiencia de haber subido al Teide en Tenerife, asomándose
a su cráter.
…llegaron al cráter (refiriéndose al Popocatépetl) allí echaron suertes
sobre a quién le correspondería descender el primero. Le tocó a Montaño, le ataron
una cuerda bajo los brazos y lo bajaron. Comenzó a llenar canastos, que
inmediatamente eran izados, y así continuó hasta ser relevado por otro
compañero.”
Imaginen lo que tuvo que ser
descender al cráter del Popocatépetl para llenar canastos de azufre con el
calor y gases que debía emitir. Con el frio que debieron pasar en la ascensión,
hubo un herido, y demás azares de esta misión. Como siempre digo todo esto hay
que leerlo con la debida prudencia pues los cronistas pueden tender a magnificar
al personaje dándole tintes de heroísmo.
En 1522 le siguieron cuatro españoles más al mando de Francisco de
Montaño, el héroe del Popocatépetl, (Historia de la Conquista, Francisco
Cervantes de Salazar). Participó en las expediciones de Michoacán, Pánuco y las
Hibueras, y recibió encomiendas en el obispado de Tlaxcala —que luego Cortés le
quitó “sin causa alguna”, y también sin remuneración alguna.
Fuente:
Extenderme más en el personaje
creo que es inicuo. Ya que yo no tengo la preparación académica para llegar al
meollo de la cuestión. Personalmente creo que la conquista de México es una
historia que debe ser leída. Siempre con la mente abierta y extrapolándonos a
la época en la que sucedió. No podemos leer una crónica de 1519 con la
mentalidad de este 2019. Pero sí quería traer la figura de Francisco de
Montaño. Verán que en el titulo puse entre interrogaciones lo del ¿primer? castellano
que subió al Teide. Lo puse entre interrogantes pues ignoro si antes que él hubo
otros que lo hicieron. Ya saben que para los guanches el lugar era zona sagrada
y según cuentan algunos cronistas del Medievo en Adeje se situó la última encomienda
templaria. Por lo tanto, no podemos aventurar si antes de Montaño otros
castellanos, europeos, o los propios aborígenes ascendieron al Teide.
No quiero finalizar este escrito
sino enviando un fuerte saludo a México, donde tanto seguimiento tiene este
blog. Creo que México es un país muy interesante de visitar. Ha sido un país nacido
de padre europeo y madre azteca, así la belleza de sus mujeres, que hizo una unión
folclórica, religiosa, social que lo ha conformado a lo largo de estos cinco
siglos en un lugar de un país con muchos misterios que desvelar. No solo ese México
de sol y playas. Tampoco el México que muchas veces sale en las noticias con
sucesos escabrosos. No el bullicio de Ciudad de México. Sino luego el otro México.
El México del folclore, música, tradición y de las huellas aztecas. El de los nahuales
y las leyendas. Incluso el del fenómeno OVNI. El México de Moctezuma y el que creó Cortés. Creo que cuando
acabe de leer el libro de Ricardo Coarasa voy a leerme de nuevo “El misterio de
la Virgen de Guadalupe” de J.J. Benítez. Para volver a acompañar a Juan Diego y
todo lo sucedido con su encuentro con la virgen de Guadalupe.
Saludos para las tierras
mexicanas.
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Esta imagen no es de Francisco de Montaño. No he localizado ninguna imagen del personaje por lo que busqué en Pinterest alguna que fuera concordante con la época en cuestión y el personaje. Esta imagen pertenece a www.samcullum.com |