Hay gente que pasa por la vida de
forma muy corta para lo que debería ser la propia vida. Pero a la vez por los misterios
de la propia vida dejan un recuerdo imborrable entre aquellos que lo
conocieron. Este fue el caso de Iván. Una persona a la que se sigue recordando
con cariño y emoción y de la que no tengo duda que siempre será así.
A veces Dios se lleva primero a
los mejores como avanzadilla para allanarnos el camino a la mediocridad.
Descansa en Paz Iván.