Un Pueblo para su Gente y una Gente para su Pueblo. La Villa de La Orotava es más que un sentimiento. Blog siempre en aguerrida libertad.

martes, 6 de agosto de 2019

Hasta siempre don Miguel.

He activado de nuevo el blog y rompo mi silencio pues como dije si pasaba algo que mereciera estar en el blog publicaría antes de tiempo. Por desgracia se ha cumplido.

Acabo de llegar a mi casa y por medio del Facebook del amigo Desiderio González Palenzuela me impacta de lleno el gran mazazo de enterarme de la muerte de don Miguel Castro Mesa.

Don Miguel Castro Mesa. Entrega de distinciones a los maestros jubilados.
Año 2016.
Foto: Prensa Orotava.

Don Miguel fue mi profesor en ya años lejanos, al igual que a Desiderio, de 6º de EGB. Lo recuerdo siempre como un hombre tranquilo, metódico, disciplinado y con un cierto punto de timidez. Y siempre coqueto y pulcro. Tan metódico era que en cada aula tenía un secretario y en el año, aunque no recuerdo si fueron dos, que me dio clase, me eligió a mi para tal honor. Fue de aquellos profesores, al igual que don Antonio, don Evaristo o don Leoncio entre otros, que su labor docente no sólo se limitaba a la enseñanza sino a trasmitir y enseñar igualmente valores humanos. Y más él, que era profesor de ciencias naturales. Es otro de aquellos profesores de mi época en los Salesianos a los cuales guardo grato cariño y respeto.

Gran profesor, natural del municipio vecino de Santa Úrsula desarrolló la casi totalidad de su carrera en el colegio Salesianos de La Orotava. De esos profesores bregados en la ya antigua y desaparecida E.G.B. que luego se reconvirtieron a la actual E.S.O. Me siento triste porque cuando se muere un profesor que me dio clase, que me trasmitió unos valores en un sistema educativo y en unos años que ahora miramos con nostalgia, a mí me causa infinita pena. Y más en aquella época donde íbamos a clase de mañana y tarde y los compañeros y claustro de docentes era nuestra segunda familia. Igualmente leyendo algunos comentarios en las redes sociales de quienes fueron sus compañeros y amigos de profesión, y de muchos de sus ex alumnos, la muestra es incesante de dolor ante su fallecimiento coincidiendo en la grandeza de su persona y en su gran labor como profesor.

Evoco recuerdos nostálgicos y de pronto se me ha venido a la mente la comparación con un río. Dicha comparación siempre la utilizaba don Miguel comparando un río con la vida de una persona. Siempre nos decía: las personas somos como los ríos. Nacemos en la cúspide de una montaña. Nacemos limpios y claros. En nuestra niñez y juventud bajamos con fuerza e ímpetu entre rápidos y cataratas aprendiendo a sortear las adversidades. Luego en la adultez nos serenamos trascurriendo tranquilamente y utilizando las experiencias que nos va dando la vida. Y al llegar al ocaso de nuestras existencias desembocamos en el mar.

Indudablemente era una frase que llevaba en sí toda una cosmogonía transhumanista. Para don Miguel ha llegado ya el momento de desembocar en el mar. Pronto se ha ido porque no creo que llegara a los setenta años. En estos últimos tiempos le invadió una especie de tristeza que él intentaba disimular, pero nunca le faltó para sus alumnos, ex alumnos y compañeros de profesión las palabras amables y la sonrisa en los labios.

Don Miguel gracias por todo lo enseñado. Por su educación y paciencia y por ser un verdadero caballero dentro y fuera de las aulas. En los últimos años, y más tras su jubilación, no coincidíamos muchos. Pero siempre que lo hacíamos no nos faltaba el saludo de rigor y preguntar cómo nos iba la vida.

Hoy muere un pedacito más de mi infancia y adolescencia. Pero sus enseñanzas don Miguel, que fueron muchas y buenas, esas pervivirán siempre en mi corazón. Hace unos días oía la frase de que llegados a cierta edad ya la vida no nos da, sino nos empieza a quitar cosas. Y ya vamos entrando en esa edad. Y cuando nos van pasando estas cosas, como por ejemplo el fallecimiento de alguien que ha formado parte de nuestra existencia, debemos quedarnos con las enseñanzas aprendidas y las experiencias vividas.

Que María Auxiliadora y don Bosco le hayan ya abierto las puertas de la Jerusalén Celeste y goce del descanso eterno juntos a tantos profesores de los Salesianos de La Orotava ya fallecidos y con los que tanto dolor hemos despedido sus alumnos y antiguos alumnos. Un abrazo al Cielo.
Mi más sentido pésame a la familia y compañeros de docencia en estos momentos de dolor.

Descanse en Paz don Miguel Castro Mesa.


* La imagen que acompaña este escrito no es mía. En un vistazo rápido a mis archivos personales no encontré ninguna. Esta es del año 2016 cuando se jubiló. Pertenece Prensa Orotava y fue en el acto de entrega de distinciones a los maestros jubilados en ese año.


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