Un Pueblo para su Gente y una Gente para su Pueblo. La Villa de La Orotava es más que un sentimiento. Blog siempre en aguerrida libertad.

martes, 14 de enero de 2020

Recuerdo de hace un año.

Hoy traigo este artículo publicado en el año 2019 titulado “A los pueblos los forma su gente”. Hace unos meses dicho artículo se disparó en número de lecturas. Tal vez por ciertos debates que están naciendo en La Orotava. Y digo tal vez porque no estoy seguro, pero por mensajes recibidos en mi teléfono haciendo alusión a él y por gentes que han hablado personalmente conmigo pues me comentan cosas. Yo también en tono de broma les he dicho “¡vaya me plagiaron!”. Obviamente como yo no he estado presente en tales foros de debate omito toda alusión directa a los mismos.
No es precisamente este artículo en el que yo hago referencia a la génesis de las ideas que se han expuesto. Pero como este es mi blog y hablo sin tutelas y sin servidumbres afirmo esto:

Un pueblo, cuando es consciente de su grandeza, no se puede quedar procrastinado y embelesado en cantos de sirenas. Un pueblo debe de ser orgullosos de todo aquello que lo define cómo pueblo. Irredento e indomable frente a las injerencias extranjeras e implacables frente a las traiciones patrias. Aséptico y sólido en los eslabones que forman nuestra cosmogonía. Esos son los pueblos grandes y dignos de ser respetados. 

Y si los que dispararon en lecturas este artículo están leyendo estas palabras los animo a que sigan adelante porque la grandeza se gana en la valentía y en el sentimiento patrio y no en los despachos y en las comilonas mientras te dan palmaditas en la espalda y luego te patean en el trasero. Por eso yo me abstengo de asistir a muchas cosas. Porque no estoy dispuesto a pasar por el aro de lo establecido. Y aquel que quiera litigar conmigo estos temas lo reto a tribuna en plaza pública porque es donde el pueblo debe discutir su trascendencia.

Afortunadamente tengo Fe de que ya estén alzándose voces coherentes con lo que fuimos, somos y debemos de ser. Estad atentos porque el veneno está siempre listo para inocularse en la sociedad y en hombres y mujeres de bien que aman y respetan su pueblo. Porque a los pueblos los forman sus gentes.