Quedan exactamente dos meses para Nochebuena. Y tal vez ahora yo me voy a meter en un charco porque
desconozco, ni tengo por qué conocerlo porque a mi casa, como a la de cualquier
vecino, no me llaman informándome del tema, el programa de actos de navidad de
este año. Pero yo tengo que publicar algo sobre lo Divino en La Orotava.
No sé si estoy perdiendo
facultades auditivas o visuales o es que ya por perder, entre tantas cosas
hemos perdido, a lo Divino en nuestro pueblo. Hace algunas navidades que no los
oigo por las calles villeras. Hace unos meses en las redes sociales leía un
llamamiento para aportar ideas a la campaña de Navidad en La Orotava. Como
servidor no se supedita a que hagan un llamamiento para poder hablar, tampoco
mucho caso no creo que me hicieran, yo escribo en este blog y al que le guste
bien y al que no pues vete a cantar villancicos por ahí.
Una de las cosas que más echo en
falta en la época navideña en La Orotava es precisamente eso. Que sea época
Navideña. Y explico por qué porque esto tiene muchos matices y contrariedades.
Ya uno tiene su edad y conoció
las navidades de las décadas de los 70 a los 90. Antes de la revolución
tecnológica y de las grandes superficies. En aquellos años que se vivía con más
sosiego y tranquilidad que ahora, incluso intuyo que posiblemente haciendo una
comparativa hasta con más poder adquisitivo que hoy en día porque había pleno
empleo y la bendita peseta. Uno salía en diciembre/enero por el casco y aquello
era un reguero de gente en tiendas a su vez llenas de gente. Por lo tanto
comercialmente se respiraba un ambiente de Navidad. Obviamente La Orotava no se
puede quedar anclada en el siglo XX y las grandes superficies tenían que
entrar. Yo no las critico porque las utilizo y gasto en ellas. Esto es lo que
marcan los tiempos y hoy en día los intereses económicos y comerciales de La Orotava
está en San Jerónimo. Reincidir más en este tema es meternos en un bucle sin
sentido. Y encima no es el motivo de este escrito.
El motivo de este escrito es
incidir en la parte romántica, de lejanos recuerdos que uno tiene. Tengo el
privilegio de vivir en el centro de La Orotava. Tengo la edad suficiente para
conocer lo que fue La Orotava del siglo XX, La Orotava puente al siglo XXI y
espero vivir lo suficiente para conocer La Orotava del siglo XXI. A estas
alturas no me va a enseñar nadie lo qué es mi pueblo. Ni para bien ni para mal.
Así que voy a intentar trasmitirles una idea de cosas que echo de menos en
Navidad.
La Orotava culturalmente hablando
tiene un programa de actos por Navidad que es fantástico. En tiempos de bonanzas
o de crisis económica se ha hecho con el dinero disponible una serie de eventos
que nada tienen que envidar a pueblos de mayor poderío económico o capitales de
provincia. Y con esto no estoy alabando a nadie. Vivo en libertad y puedo afirmar,
porque lo cortés no quita lo valiente, la alta calidad de eventos culturales
por fechas navideñas.
La Orotava tiene un Casco antiguo
y unos entornos que se conjuntan a la perfección con una iluminación de Navidad.
Ya saben que el Casco se mimetiza con todo y es fantástico sea para un Coso de
Carnaval, una procesión, romería o prueba deportiva. Y tiene una Iluminación
navideña, que al igual que pasa con las Alfombras, unos años gusta más otros
menos. Ya eso a satisfacción particular de cada uno. Es cierto que con la
crisis el tema de iluminación ha menguado un poco. Recuerdo que un año antes de
la crisis en el 2007 la plaza del Quiosco era espectacular su iluminación. Pero
aun así se ha mantenido una iluminación digna.
De igual menara en su momento se
aprovechó la plaza del Ayuntamiento para montar un Belén a tamaño real. El año
pasado me ocurrió la anécdota de que estaba de noche fotografiándolo y a unos
metros de mi había dos señores hablando y uno le preguntaba al otro si aquel Belén
tenía razón de ser en el gasto que conllevaba su realización. Yo no sé lo qué
cuesta o no el montarlo. Para eso ya le pagamos a la oposición de que en un
pleno se preocupe por saberlo. Pero creo que sí tiene razón de ser ese Belén. Porque
es un reclamo escolar, familiar y turístico. Y eso deja publicidad para el
pueblo y por lo tanto dinero en la economía local. O al menos así quiero
creerlo.
La Orotava tiene una cabalgata de
Reyes Magos de calidad. Al igual que pasa con la iluminación unos años gustará
más otros menos. Pero en la comparativa con otros pueblos de nuestro entorno
con todos mis respetos la cabalgata es muy superior.
Todo esto es la parte positiva y
estoy seguro de que injustamente me estoy olvidando de muchas cosas.
Pero ahora en mi opinión existe
un problema. Hay cultura, hay entorno, iluminación, festejos… ¿Pero hay
espíritu? ¿Hay ambiente de Navidad en nuestras calles? Y es aquí adónde llego a
lo Divino. Hace bastante tiempo que no veo ni oigo a esta gente que le daba el
toque romántico a estas fechas que se acercan. Los recuerdo hasta no hace
muchos años de verlos cantar por nuestras calles. ¿Y me pregunto por qué ya no
salen? ¿No queda gente para ello? ¿Perdieron las ilusiones? No comprendo como
una cosa tan bonita se ha ido gradualmente perdiendo. Porque es una cosa que
anima la calle, que sazona esas fechas. Comprendo que nosotros por desgracia no
podemos tener esa estampa de nieve en las calles, de chimeneas y de abrigos
como si esto fuera una novela de Dickens. Pero ¿teníamos? nuestra particular
navidad canaria. Y ojo que me pueden decir que se celebran actos de este tipo
en la plaza del Ayuntamiento y tradicionalmente en el barrio de la Perdoma. Aparte
de en distintas parroquias. Actos buenísimos y que se han de seguir celebrando.
Pero miren a lo Divino no se le puede acotar a un sala. Lo Divino es calle. A
veces pienso que el problema es que todo tiene que ser institucionalizado y
fotografiado con el político de turno. Y que ya se ha perdido la espontaneidad
de antaño. No lo sé. Pero echo en falta lo Divino nocturno. Aquellos que
rompían el silencio de la noche villera cantando villancicos al son de
guitarras, panderetas y demás instrumentos. Que entonaban nuestros villancicos
más clásicos y que eran gente conocida en el pueblo que pateaban la fría noche
por la ilusión de ver a niños y mayores escuchándolos en las plazas o desde las
ventanas de sus casas.
Sé que posiblemente no voy a
arreglar nada. Pero me gustaría este año que esos antiguos divinos se animaran
y de manera espontánea llegaran a las plazas e interpretaran nuestros villancicos.
No perdamos esto por favor. Porque de nada sirve lo demás si luego el espíritu
de las gentes, y sobre todo de los niños, no se los fomenta a una navidad que
no se puede supeditar a cuánto se gasta en los centros comerciales.
Hace unas semanas me encontraba
en Arte Joven y estaba viendo los cuentacuentos, los mismos, los magos… y yo
pensaba que bonito seria todo esto en navidad. Y precisamente esto lo asociaba
con el quiosco de l plaza. Que hasta dónde sé hace unas semanas le hicieron
unas catas y ahí quedó incluso con una especie de rotura en su artesonado
cuando se anunciaba su inminente reforma parcial para tenerlo listo para
navidades. Ignoro cómo está ahora mismo pues hace días que no paso por la zona.
¿Pero ustedes se han imaginado el potencial que estamos perdiendo por tener ese
quiosco cerrado? No solo a nivel comercial sino por fechas navidades en una
plaza que tiene su magia cuando la adoran por dichas fechas. Bueno eso plaza
tiene magia el año entero. ¿Es qué no se piensa en lo bonito que sería poner
ahí a lo Divino, los cuentacuentos y demás…? Más cosas que sí se hacen por
estas fechas como creo que son las rutas teatralizadas, los pasacalles, etc. Aparte
de que recuerdo que se hace/hacía una feria de Navidad que era preciosa y a
nivel de dulces y repostería una maravilla. Y encima un pueblo, y eso daría para otro escrito, con
una fuerte tradición belenística tanto a nivel particular como colectivo. ¿Es que tampoco desde la iniciativa
privada se piensa en sacar una navidad a las calles que sirva de reclamo a
propios y foráneos? No solo por la navidad sino para revitalizar nuestra economía
local. Que todo no está en San Jerónimo. Pero todos los pensamientos que plasmo
aquí más los grandes programas de festejos que se hacen desde el Ayuntamiento
creo que se pueden hacer grandes cosas. Las personas que estamos con mucho
contacto por el mundo de las redes sociales y el mundo blogger muchas veces
vemos cosas y ópticas distintas. Subimos fotos, videos, hacemos montajes y
tenemos constatado como gente de fuera admira el ver lo que aquí tenemos. Y el
casco villero es sublime para eso. Otros cascos antiguos con cierto parecido al
nuestro como es La Laguna han sacado un partido enorme a ese potencial que
poseen. Es cierto que La Laguna es más llana y a lo mejor eso invita más al
paseo. Pero cada pueblo tiene sus particularidades y si allá tienen un fino diamante
de buenos quilates aquí no somos menos.
En fin… todo especulación mía de
un escrito que tal vez salga el Paco más niño.
Ojalá cuando se publique el
programa de navidad me lleve la inmensa alegría de ver que este escrito no
tiene razón de ser y que estaba equivocado. Prometo hacer otro escrito dando mis
impresiones del tema. A mí no se me caen los anillos en rectificar. Y si
alguien de los que antiguamente salían con lo Divino o personas que a lo mejor
en su fuero interno tienen el mismo anhelo que yo y saben tocar un instrumento
que de manera espontánea se unan y al menos dos o tres días que canten por la
Villa. A lo mejor puede ser que se haga por el Farrobo, en los altos de La Orotava
o en los barrios periféricos. No lo sé porque obviamente no puedo estar en
todos sitios a la vez. Pero si no es así no encarcelemos nuestras tradiciones a
la aprobación y la foto y recuperemos la ilusión espontanea de la calle.
La foto que acompaña este escrito
es de Google pues estuve preguntando por alguna foto de lo Divino en La Orotava
pero no encontré ninguna.
La que se encuentra debajo sí es
de mi propiedad. La realicé en el 2013 y quedó curiosa debido a la baja velocidad
de exposición que creó junto con la iluminación esta especie de esfera con el
quiosco dentro. Como una típica bola de Navidad.
Un saludo que ya Feliz Navidad se
los desearé más adelante.
© 2017 Francisco García.
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Primera edición del texto:
Octubre de 2017.