No soy muy dado, ni creo que sea bueno, el hablar de cifras, comparativas y mucho menos jactarme de registros. Hoy es una honrosa excepción, pues jamás pensé llegar a ver tal número de visitas en este blog.
La cifra de sobrepasar las 250.000 visitas no es de días recientes, sino del pasado 30 de Septiembre. Lo publico ahora porque estoy casi desconectado del blog hasta dentro de un tiempo. Pero hoy quería darme este guiño a mi mismo porque inesperadamente he podido ver esta cifra en el blog. Repito, jamás pensé que llegaría a ella. Me parecía un imposible. Pero ahora, y con más firmeza, sí creo que llegar al medio millón es un total imposible, así que prefiero celebrar ahora este registro pues sí lo he visto.
Son ya casi siete años de andadura de este blog. Andadura no siempre fácil y donde he tenido que echarle muchas horas escribiendo, fotografiando y editando vídeos con el consabido de que muchas veces para publicar un artículo hay un trabajo previo detrás de documentación, lecturas y búsquedas.
Siempre he mantenido el carácter propio y original de este blog. Aquí no se está ni para agradar, adular o que nos rían la gracias. Yo tengo esta página para contar mis propias vivencias de La Orotava. Siempre con el máximo respeto. A veces vale más este blog por lo que calla que por lo que publica.
Un blog casi en su totalidad de producción propia. Los que estamos en primera línea buscando material y generando contenidos no cogemos el de los demás. No hacemos apropiaciones indebidas, plagios u omisiones. Eso es algo que lo he tenido siempre claro por respeto a los demás y a mi mismo.
Lo que aquí se publica, que reitero son mis propias vivencias, siempre van en absoluta consonancia con el protagonista de la historia. Aquí no se está para faltar al respeto a nadie o hacer manipulaciones y falsedades. Incluso es un blog abierto a muchísimas temáticas. La única premisa es que siempre circunscrito a La Orotava.
Creo que al final eso se nota y extrapola al lector/a. Se percibe que esta página no es artificial, ni un copia y pega. Intento ponerle el sentimiento que cada artículo me produce. ¿Se podría hacer mejor? Totalmente. Pero ya entran factores como mi tiempo limitado (recuerden que este blog tiene un hermano menos llamado La Biblioteca Hiperbórea al que también debo atender), mi escasa cultura y que mi naturaleza no es de escritos sino de lector. Por eso no puedo publicar a diario a lo que se une mis largos periodos de descanso del mismo que son de varios meses cada año como en la actualidad.
Incluso ya no hago tanta calle. Ya no asisto a muchos eventos culturales, deportivos, sociales… No digo que de vez en cuando no apetezca, pero ya uno no está para trotear cámara en manos durante horas.
Aun así, y pese a mis limitaciones, he batido el cobre en la más absoluta soledad, aquí soy como el hombre orqueta, uno para todo, y he superado el cuarto de millón de visitas. Obviamente me dirán que eso lo consigue un influencer en una semana. No lo niego, al contrario, lo admito. Pero he de poner en relieve el valor que esto es un blog enfocado sobre un pueblo de una provincia de una isla en el Atlántico. El nombre de La Orotava no tiene la fama de Nueva York, Londres o París. Eso es otra lucha que cada mes me satisface cuando publico los registros de visitas y paseo virtualmente el nombre de La Orotava por tantos rincones del país y resto del planeta. ¿Qué muchísimas personas más lo hacen? Sin lugar a dudas y feliz que me siento por ell@s. Porque cuantos más seamos, y con más sentimiento publiquemos, mayor será la difusión del nombre de nuestro pueblo. Cada uno en el lugar y temática que le corresponda.
Extender más el artículo me parece caer en una maligna vanagloria. Mientras pueda mi único cometido es seguir sumando artículos bajo las premisas y línea editorial de este blog siempre en aguerrida libertad. El día que eso no se cumpla se acabó para siempre 100 x 100 villeros de La Orotava.
Lo escribí el pasado mes de Diciembre y nuevamente me reitero:
¡Raza!; ¡Estirpe!
¡Estripe!; ¡Pueblo!
¡Pueblo!; ¡Honor!
¡Honor!; ¡Tradición!
¡Tradición! ¡Nobleza!
¡Nobleza!; ¡Lealtad!
Lealtad; ¡La Orotava!
Esas palabras verifican lo que es 100 x 100 villeros de La Orotava y son los luceros que alumbran este sendero.
Yo sólo soy un simple hombre en este mundo al que no puedo cambiar. Por eso procuro que el mundo no me cambie a mí.
Así que no me queda sino dar las gracias a tod@s, viller@s o no, que han hecho posible esta cifra. Por tiempo y circunstancias va a ser muy difícil doblarla y llegar al medio millón. Pero que nadie dude que lo intentaré con la ayuda de todos mis lectores/as.
De nuevo, y eternamente, muchísimas gracias.
Un afectuoso saludo.