La verdad es que en el vídeo don
Victoriano comentó varias cosas que son verdades como puños. Repito, como puños
y yo las defiendo dónde de sea y contra quién sea.
Él ejemplifica a muchos de
nuestros mayores nacidos en zonas rurales que tienen sus fincas propias y que
no las abandonan por no verlas vacías. Me hizo recordar a cuando yo era niño y
todos mis vecinos agrícolas teníamos todo sembrado. Aquello eran alfombras de
ramas de papas. Con sus arboledas bien cuidadas y con los pasos todos limpios.
Hoy no son alfombras, sino maleza pura donde a los terrenos se los han comido las
zarzas y los helechos, y donde los arboles muchos están podridos, secos o se
han venido abajo. Fíjense que en esta crisis el sector agrícola no se ha
recuperado y nadie ha vuelto a las fincas. Y seguro que tampoco volverán en esa
supuesta nueva crisis, que dicen que la pasada no es nada comparada a la que
viene. Porque acertadamente don Victoriano a dicho unas palabras muy ciertas. Esto
ya no da negocio.
Y es cierto lo que ha dicho. Esto
ya no da negocio por muchísimos temas que no es este escrito para valorarlas.
Por eso me alegré mucho de ver el terreno de don Victoriano tan cuidado, tan
limpio y tratado con tanto esmero. Si la mitad de los terrenos de cultivo en la
isla estuvieran así no solo recuperaríamos, al menos parcialmente, el sector,
sino que aparte de eso se tendría un campo más limpio y se abrirían, tal vez
pues lo dudo, nuevos sectores de empleo.
Otra de las cosas que me hizo recordar
a tiempos de antaño fue cuando dijo que antiguamente todos los terrenos se
cultivaban. Hasta en los andenes de los barrancos. Y sí querido lector/a. Eso
era así. Había que sacarle el máximo provecho a la tierra. No solo para el
gasto de la casa sino para venta. El campo canario es muy generoso en
producción de todo tipo. Pero es muy duro su trabajo. Y no compensa los beneficios
obtenidos en dinero final con el trabajo dado. Es como cuando una persona viene
y me dice “cogí 5.000 litros de vino”. Y te lo dice todo privadito. Y uno que es
realista dice ¿pero lo tienes vendido? Porque si me dices que no, es como si no
hubieras cogido nada porque vino encerrado no da dinero. Y el año que viene
tienes que derramarlo porque no tienes dónde almacenar la nueva cosecha. Pues
esto es lo que pasa con papas, frutales, hortalizas y de todo. Y vuelvo a
repetirlo. Aquí habría que entrar en otro tipo de escrito que no atañe. Pero es
una pena ver el campo canario cómo está.
Miren, yo les voy a dar una
opinión personal. Yo vivo en el Casco de La Orotava. Nunca he vivido en zonas rurales. Pero conozco el mundo rural. Y a mí me emociona mucho
poderme aun cruzar con gente como don Victoriano. No solo por la
responsabilidad auto adquirida que tienen de cuidar sus terrenos sino porque
encima saben de lo qué hablan. No como tantos que pululan por ahí que no saben
cortar ni la rama a la papa y se creen ingenieros agrónomos. Los ingenieros agrónomos
no hay que buscarlos en las universidades, ni bares ni plazas. Hay que
buscarlos en los campos. Y me parece muy bien que saquen a un señor así por la
televisión. Que lo entrevisten y lo den a conocer. Pero después de los cuatro minutos
en antena y una semana en redes sociales se acabó. Y no debería ser así.
Una persona con 97 años, 12 de enero
de 1922, casi nada. Sin haber pisado nunca un hospital. Saber comer y beber. En
la finca solo bebe agua y el vino para las comidas. Da qué pensar. Con sus facultades
físicas y mentales perfectas para la longevidad que tiene y habiendo trabajado
la tierra desde los 5 años, eso es una persona que es un lujo, no solo para un
barrio sino para un pueblo entero. De esas personas que merecen ser escuchadas.
De esas personas que cuando están sembrando o cavando papas saquen a los chic@s
del instituto y llévenlo donde están personas así. Siéntenlos en la tierra, que
tampoco se van a morir por ello y déjense de tanta mierda de Whatsapp y Fornite.
Y jóvenes, y no tan jóvenes, me incluyo yo el primero, pongámonos las orejas
como Dumbo para escuchar a este señor. Porque las lecciones, no solo agrícolas,
sino de la vida que nos va a dar no se imparten en ningún centro de enseñanza.
Ni doctorados, ni cátedras ni nada. Porque con 97 años, nos va a enseñar lo que
nosotros no aprenderíamos en otros 97 años. Porque son de una generación que
trabajó muy duro no solo los campos sino en sus oficios y que tuvieron que
volver a levantar La Orotava y volver a levantar España. Que esto son manos
encalladas y espaldas pesadas. Este hombre posiblemente no sepa ni encender un móvil.
Ni falta que le hace. Porque hoy nos creemos que esto de la tecnología ya es tener
cultura. Tampoco soy tan tonto o reduccionista para tener la ocurrencia de
decirle a las nuevas generaciones que cojan la azada en las manos y no la
suelten. Aunque a algun@s les vendría bien. El motivo ya el mismo don
Victoriano lo ha dicho. Esto ya no da. Y la dureza de preparar y mantener un terreno,
más la paciencia para que produzca hoy en día es una utopía. Pero aun así
quedan hombres y mujeres abigarrados a su tiempo y sus costumbres que se niegan
a que la maleza se adueñe de la fructífera y rica tierra canaria. Y que encima son
conscientes de que son eslabones en el engranaje de mantener la tradición e
inculcan a sus hijos el valor de la tierra. Porque en el campo también se hace
familia.
Mi mayor respeto y admiración para
don Victoriano. Hoy le he dedicado este humilde escrito en 100 x 100 villeros
de La Orotava y es un granito de arena más que se añade a los muchos
reconocimientos por redes sociales que se le han tributado estos días. He ahí
un hombre valiente que merece todos mis respetos.
Como dijo el poeta del alma:
“Cuéntame viejo, cuéntame de la tierra sus secretos, explícame cómo
esas manos de sol labriego, brindaron de la madre el recitar suave de sus
cuentos. Cuéntame viejo, como llora en la secreta noche sus lamentos, odisea
perturbada que daña sus mañanas.
Agricultor de tiempos, hijo de sus arrebatos, háblame de la tierra que
tenemos debajo, la que nos alimenta pese nuestro castigo despiadado, la que nos
colma de suspiros en su camino, la que llora sabiéndonos vencidos.
Cuenta al mundo desde la humildad de tu trabajo, cómo la estamos
estrangulando en una lentitud agónica, reo inocente tras los barrotes que le
hemos creado. Hijos desagradecidos, que no prestamos más auxilio, que al del
ego como individuo.
Viejo de oficio, sol y tierra. Grítalo, alto y claro al mundo, pues tú,
sí, tú, en ella has nacido, de ella has comido, en ella has aprendido, y a ella
serás devuelto como lo que somos, despojos de un destino, ese, al que tú viejo,
sí fuiste capaz de sacar partido, prestando corazón y oídos.”
© 2019 Francisco García.
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Primera edición del texto: Marzo de 2019.
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Vídeo del reportaje dedicado a Don Victoriano en "Canarias Ahora".