Ya estamos en el luto oficial por
todas las víctimas, y por desgracia algunas más que generará, del Covid 19. Según dicen varían entre las 35000 y 43.000 personas porque con la actualización de los registros de
defunciones las cifras se han elevado un 52%. Todo eso sin contar a muchas
personas, sobre todo mayores y viviendo solos, que estarán fenecidos en su
domicilio. Esta es la dramática tragedia particular que ha sacudido nuestro país
dentro de esta tragedia a nivel planetario. Sinceramente en baile de cifras es
muy cambiante y creo que nunca sabremos la verdadera magnitud en vidas
perdidas.
Pero con este escrito quiero
centrarme en nuestro municipio durante el confinamiento. Como yo no tengo que
vender ninguna moto no voy a decir que ha sido un confinamiento perfecto, pero
sí ejemplar. La Orotava desde el primer segundo del Estado de Alarma se aisló
siguiendo las recomendaciones sanitarias pues tuvimos casos de contagio que
afortunadamente se recuperaron satisfactoriamente. Que yo sepa no me consta ningún
fallecido en el pueblo por tal cuadro clínico.
Han sido meses extraños. Meses en
los que el pueblo se confinó en sus domicilios y las calles se vaciaron. Ha
sido un pueblo, como todos, de vida contenida. De respirar, pero no poder exhalar.
Vida siempre en el aspecto humano, porque lo que nos quitó el confinamiento nos
lo regaló la naturaleza siguiendo su curso. Los cielos más despejados, menos contaminación
acústica y ambiental y un cumulo de circunstancias puntuales allá donde se
viviera. Por las redes sociales la gente puntualizaba mucho en el tema del
canto de los pájaros, esferas luminosas y lo bonito que se veía Venus. Siendo
un poco animoso, o tétrico, nos faltó un buen apagón nocturno para disfrutar de
la vista de nuestros cielos. Tal vez sea ese uno de los problemas que generan
estas cosas. Que el ser humano haya dejado hace mucho tiempo de oír el canto de
los pájaros y contemplar la majestuosidad de la Vía Láctea y eso haya hecho
desconectarnos de Gaia.
Momentos duros e inciertos los
vividos sobre todo en Marzo/Abril. Momentos de silencio solo rotos a las 19:00
H por el aplauso sanitario que luego tenía una hora más de distensión en
balcones y ventanas, con música y charlas vecinales. He de confesar que al
final salí muy desengañado con lo del aplauso, pero por temas que no atañen a
este blog. Pero aquel aplauso también tuvo algo más que el reconocimiento
sanitario. Fue una manera de desahogarse del pueblo ante el imperativo silencio.
De aplaudir, chillar, bailar… De recordarnos que la vida seguía y había que
aferrarse a ella. Creo que fue un bálsamo psicológico bastante beneficioso.
También fueron momentos rígidos,
y lo siguen siendo, con parte de esa cosmogonía de La Orotava que es su Semana
Santa y sus Fiestas. Ambas lógicamente suspendidas. Se cambiaron las marchas
procesionales por el “Resistiré” y por los aplausos. Recuerdo que el Domingo de
Resurrección escribía en las redes sociales que nadie se llevara a engaño. Que
había sido la mejor Semana Santa que se podía oficiar porque Cristo había
salido a las calles. No estaba sobre un trono ni bajo palio, sino acompañando a
médicos y sanitarios. Patrullando con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad.
Dispensando junto al personal de farmacias, supermercados. En la carretera con
los transportistas… Allí estaba encarnado Cristo. Aunque supongo que mis
palabras no se entenderán pues el boato y la ostentación pesan más que las
palabras de este indigno pecador. Ahora serán tiempos de Alfombras sin Alfombras.
De Romería silente con ausentes magos e inmóviles carretas. Tiempos donde creo
que a quienes competen deben reflexionar el devenir de nuestras fiestas.
Y hablando de fiestas les confieso
que las primeras semanas de estallar la pandemia estuve algo preocupado pues
había estado presente en los carnavales villeros. Y siempre existe esa idea de
que tal vez…
Han sido tiempos de solidaridad.
De ayuda vecinal y de mucho respeto a lo dictaminado para poder romper la
cadena de trasmisión. Como he dicho un confinamiento total no fue porque vi
muchas personas que parece que esto no iba con ellos. Siempre tienen que haber
este tipo de errantes y es mejor no perder el tiempo con ellos. Ahí está su
falta de responsabilidad e insolidaridad. Tiempos de cuidad a nuestros niños y
mayores donde se han pasado muchas guerras interiorizadas para no derrumbarse.
Para cada mañana seguir adelante pese a todas las vicisitudes directas e
indirectas que ha conllevado el Covid 19. No ha sido fácil pasar esto. Pero La
Orotava una vez más ha estado a la altura de su grandeza y el imperativo que marca
su historia y volvió a ser Noble y Leal al sacrificio pedido. Tal vez, porque
les correspondía, la parte más visible hayan sido médicos, sanitarios, Guardia Civil,
Policía Local y Grupo de Protección Civil de los que hay muchos vídeos en las
redes sociales. Solo pido que por favor los mantengan en la inmortalidad de la
Red porque son testigos fílmicos de lo pasado y que quede para las generaciones
futuras cuando todo esto sea algo lejano que se pierda en las arenas del
tiempo. Y bendita Red que ha hecho posible la distracción y entretenimiento de
muchos en sus casas y sobre todo para que nuestros escolares pudieran salvar el
curso lo mejor posible. También es este momento de reflexionar si tecnológicamente
La Orotava ha estado completamente a la altura. Y con esto no echo ninguna
indirecta a nadie pues soy de los que goza de fibra óptica a muy alta
velocidad.
Me estremece la emoción pensando
en mucha gente que vive sola o están enfermos y los conozco. Esta semana
siguiendo las debidas medidas de seguridad he visitado a varios comprobando que
están bien. Ya en fase 3 seguiré con ello porque yo aun sigo casi confinado en
su totalidad. Me acordaba mucho del amigo Nico, residente en el geriátrico de
San Sebastián que sigue cerrado como fortaleza inexpugnable para proteger a sus
residentes. Pero hay tantos nombres de nuestros mayores que se me vienen a la mente…
No nombró a ninguno más para no cometer la afrenta de olvidarme de nadie. Indudablemente
cada uno ha tenido y tiene sus pesares y a otros les apenará otras cosas. Todas
son loables porque todas forman patria y pueblo. Lo que sí me hiere
profundamente es el no haber podido despedir como merecían a los que se han ido.
Siempre me quedará esa espina en el corazón de no haber podido despedirme de
personas como doña Araceli Morales. Pero ahí ha estado cada semana en el portón
de nuestro cementerio una corona de flores para recordar que los que aquí
quedamos no nos olvidamos de nuestros fallecidos.
Yo me siento muy orgulloso de mi
pueblo porque hemos dado el do de pecho con esto. De aquí tenemos que sacar
muchas enseñanzas en lo personal y colectivo. Sobre todo, despertar ante los
inciertos momentos que se avecinan y no bajar la guardia ante una posible
segunda embestida que pudiera venir de esta enfermedad. Hay que ser positivos
sí. Pero a la vez prudentes. Es preferible que nos llamen pesimistas a tontos.
Quiero ir cerrando ya este
escrito. Me gustaría no tener que escribir nunca más de ello y tengo Fe de que
así sea. He dedicado muchos artículos y horas a este tema en el blog porque
para mi era de vital importancia tener ese guiño con todas las personas que han
estado ahí afuera batiendo el cobre. No por redito personal pues yo con este
proyecto más bien tengo pérdidas, sino por tributar desde mi humildad quienes
lo han dado todo por la sociedad.
Pero no quiero olvidarme de dos
condiciones de la vida humana como son la niñez y juventud. Tal vez la mayor
incertidumbre se daba con ellos de si podrían adaptarse a la situación. Hay que
decir que el comportamiento de los niños ha sido ejemplarizante. Siempre me
quedaré con la imagen de una niña que en las redes sociales ponía un dibujo con
este texto: “yo me quedo en casa porque si el virus ve que no hay nadie se va”.
Creo que fue la mejor frase dada para que la población se quedara en sus
domicilios. Afortunadamente se tuvo con ellos la fantástica idea de que por arte
de los CFSE visitarlos y cantarles el cumpleaños y demás. Fue algo loablr y
digno de felicitarlos por ello. De igual manera podemos decir de nuestros jóvenes.
Miren que a veces, y con razón, nos quejamos de la juventud y muchas de sus
actitudes. Pero esta vez han estado al nivel exigido. Y no es fácil para ellos
que son una juventud más de calle que los que pertenecemos a generaciones anteriores.
Y se comprende que un chico con 20 años lo que quiere es ir a ver a la piva,
estar con ella y empotrarla. No sacársela ni para mear. Y ella tanto de lo
mismo. No me sean ahora castos y virginias. A ver si piensan que uno no gozó
del ímpetu de la juventud. Y quieren estar en la plaza, haciendo deporte, en la
playa, monte, con los amigos/as. Pero dijeron no. Lo más responsable es
quedarse en casa. Que nadie se olvide del precio que igualmente han pagado por
ello. No en dinero, pero sí en sacrificio. Ha sido otra de las bendiciones tecnológicas
en tener conexiones a Internet y Smartphones que han hecho posible el contacto
vía redes sociales y videollamadas. Si esto nos llega a pillar tecnológicamente
como hace treinta años tal vez hubiera sido un confinamiento más duro. Así que
mi reconocimiento en especial para nuestros niños y juventud.
Y con la alegre juventud me despido.
Este escrito lo tenia planificado hace mucho tiempo de que cuando entráramos en las fases de desconfinamiento tendría que dedicar unas palabras al tema hoy tratado. Hace unas semanas un grupo de jóvenes villeros, una vez más aprovechando las tecnologías existentes, lanzó un vídeo a las redes sociales y YouTube titulado “Caminaremos Juntos”. Es un vídeo donde creo que íntegramente son habitantes de esta Villa que intentan mandar un mensaje de esperanza como trasmite la letra de la canción. Yo desde que vi el vídeo me dije con estos chicos tengo que contactar porque quiero traerlos a colación en el escrito. Afortunadamente tenemos amistades en común y supe localizarlos vía Instagram. Agradecer enormemente a Laura, a Mike y demás componentes que no pusieron reparo alguno cuando les expliqué que quería colocar aquí su vídeo.
Según palabras del autor:
“¡Hola a todos! Este virus nos
ha cogido por sorpresa y la cuarentena ha sabido sacar lo mejor y lo peor de
todos nosotros, incluso nos a llevado a hacer cosas que nunca antes habíamos
hecho. En mi caso me ha dado por escribir la letra de esta canción, y gracias a
@javimartin @antohertz @laura @dimelophoenix hemos podido grabarla y ahí está
el resultado, con la ayuda de nuestro amigo @japhotography en la edición de
vídeo. Es una canción en honor a todos lo que hemos pasado estos dos meses en
casa y en concreto a los canarios que a partir de este momento podremos
disfrutar de nuestro paraíso como antes o mejor incluso. No somos los mejores,
pero lo hemos hecho con mucho cariño y esperamos que les guste. ¡Compartan,
comenten y den apoyo para que la disfrute mucha gente!”
Grupo de jóvenes villeros que han interpretado "Caminaremos Juntos". Letra compuesta por Javier Martín y Mike de MLRecords. Música: Kevin Antonio y Mike. |
Podía haber cogido otros vídeos.
Incluso algo más generalistas. Pero han sido dos los motivos. Uno se cae de
maduro que es porque son villeros y yo barro para casa. Pero el principal es
porque creo que la letra de la canción debe ser una letra que hay que repetir
como un mantra de cara al futuro. “Caminaremos Juntos”. No nos queda otra.
Habrá discrepancias y pensamientos de todo tipo. Eso lo habrá siempre y las
espadas en todo lo alto defendiendo nuestros ideales. Pero en este tema debemos
de ir todos juntos y golpear al unísono contra esta enfermedad. El proteger a
nuestra población y el mirar siempre adelante. No tengo la letra, pero óiganla una
y otra vez. Para que nada ni nadie nos vuelva a quitar nuestra libertad. Y sobre
todo para que nadie nos quite el honor de la victoria total sobre el Covid 19.
“…ser consientes y remar
todos a un mismo lado,
dejando a un lado el egoísmo y la maldad.
…Porque todas las malas historias tienen su final…”
todos a un mismo lado,
dejando a un lado el egoísmo y la maldad.
…Porque todas las malas historias tienen su final…”
Gracias chicos por este canto de
esperanza que debemos convertir en himno.
Vídeo realizado por el cantante Alejandro Sanz con los nombres de todas las víctimas del Coronavirus de las que han trascendido sus datos. Por desgracia son varios miles que añadir a esta luctuosa lista. No los olvidemos. Por ellos/as y por los que aquí quedamos.
No son números, somos nosotros.
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© 2020 Francisco García.
Texto sujeto a derechos de propiedad intelectual bajo licencia de Copyright.
Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la Ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de este texto por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático o cualquier otra forma de cesión del texto sin la autorización previa y por escrito del titular del Copyright. Recuerde que hacer una captura de pantalla es un método igualmente ilegal punible ante la Ley de Propiedad Intelectual. El desconocimiento de la Ley no exime de su cumplimiento.
Todos los derechos sobre el texto reservados a favor de © Francisco García.
Primera edición del texto: Mayo de 2020.
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