“Lo importante en esta profesión, que yo te repito no soy novelista, soy contador de historias, es ver dónde hay algo que me interesa a mí. Y yo lo escribo porque me interesa a mí. Si al público le interesa o no eso no hay que tenerlo en cuenta. Todo aquel que escriba pensando que va a interesar al público y que aquello va a ser un éxito, ese está equivocado. Si alguien tuviera la formula de cómo la gente va a leer ese libro ¿qué crees que yo soy tonto? Siempre la aplicaría. Yo he escrito cien libros. La mitad de ellos si no un desastre un medio desastre. Pero de repente un día empiezas “Tuareg”. Voy a escribir un libro sobre los tuaregs, con los cuales viví muchos años. Y te sale un libro que vende de golpe tres millones de ejemplares… Bueno contando otros países se traduce a treinta y tantos (millones). Luego escribes otro y dices “fulano” y aquello resulta una basura que no la lee ni su padre. Eso es un misterio. Nadie sabe qué te va a salir bien y qué te va a salir mal… Con esto me voy a forrar. Esta usted loco. Con eso se va a pegar…
Yo tengo en el cine dos grandes amigos. Los Bertolucci…. Bernardo era muy amigo mío. Hice varias cosas con él, pero sobre todo el más amigo mío era el productor. Giovanni. Giovanni decía: si alguien fuera capaz de poner una mesita en el festival de Cannes y que viniera un señor y le trajera mire voy a hacer esta película con Paul Newman, con fulano de tal… y me voy a gastar cien millones de dólares. Eso va a ser un fracaso y se va a hundir con sus cien millones de dólares. Y viene otro y dice: yo voy a hacer una peliculita con tres tipos que no conoce nadie y que se va a llamar “Siete apellidos vascos”. Se va usted a forrar. ¿Quién iba a pensar que iba a salir esa maravilla? Este es el mundo misterioso del cine, de la literatura y de todo. No se sabe nunca lo qué va a salir."
Alberto Vázquez-Figueroa.
Declaraciones en el
programa Espacio en Blanco (RNE) el 6 de Enero de 2020.
Imagen de © José Ramón Ladra publicada en el Diario Montañés. En este link pueden leer la entrevista completa de sobre su ultimo libro titulado "Los bisontes de Altamira". https://www.eldiariomontanes.es/cantabria/altamira-libro-cree-20190602001642-ntvo.html |
Tengo que empezar haciéndoles una
confesión. Este escrito no entraba en el planing mensual de publicaciones en el
blog hasta que en la Noche de Reyes decidí transcribir las palabras que oí por
la radio de este gran literato español y tinerfeño como es Vázquez-Figueroa. Las
publico hoy, ya extinguiéndose este frio mes de Enero, porque hoy 100 x 100
villeros de La Orotava cumple tres años de existencia. Sinceramente no tenía
intención de hacer reseña alguna. El primer año sí, uno tiene su ilusión,
incluso me hicieron una tarta de chocolate con el emblema que en aquel momento
tenía el blog. El segundo año hice una breve reseña, pero este tercer año no
tenía pensada referencia alguna. Más que nada porque uno puede caer en ese “yoísmo”
toxico y prepotente de magnificar y loar mi propia obra. Magnificar, loar y
hasta lanzar preces a los cielos o despeñarme a los infiernos no me corresponde
a mí, sino a mis lectores. Considero que un blogger, por lo menos un blog como
este, debe ser un relator de historias. Un divulgador, historiador o un experto
en la disciplina temática de aquella temática en la que se base su página. Yo
me identifico más con la palabra “relator” porque relato mis vivencias y recuerdos. Por eso en estos tres años este blog siempre ha
ido a caballo entre el siglo XX y XXI. Y seguirá siendo así mirando al pasado,
pero caminando a la par con el tiempo.
Oyendo las palabras de Vázquez-Figueroa me dije debo llevarlas al blog. No por querer adornar el escrito para decir
que estamos de tercer aniversario. ¡Para nada! Las escribo porque trasmiten una
enseñanza que la he vivido aquí muchas veces. Obviamente conocía todo este
mundo mucho antes de lanzarme a esta aventura virtual y nunca me he obsesionado
con los “números”. Para mi llegar a esta fecha de 31 de enero de 2020 con más
de 141.000 visitas era algo inimaginable ni es mis momentos de mayor optimismo.
Y más no pudiendo publicar a diario y con seis meses que el blog estuvo
prácticamente inactivo. Por suerte los números, siempre tan caprichosos ellos,
me han acompañado. Y puede ser que hayan sido compañeros benévolos en este
viaje porque nunca los he buscado ni molestado. Nunca me ha preocupado ni el
numero de lecturas, numero de seguidores en redes sociales o la cantidad de me
gusta, veces compartidas o reproducciones en YouTube. Ese es el gran error de
la gente que se mete en estos temas. Querer cuantificar el éxito y el fracaso
por el numero total en las estadísticas. Craso error. Aunque ahora el perspicaz
lector puede decir que me contradigo porque desde que retomé el blog he añadido
botones de enlaces a las principales páginas de mensajería y redes sociales.
¡Cierto! Pero eso ha sido por petición de los propios lectores para facilitar
las lecturas y difusión de los mismos. No se puede escribir
buscando el éxito porque como dice Vázquez-Figueroa no se sabe nunca lo qué va
a salir. Esa es la intricada psicología del lector/a. No sabes nunca lo qué les
va a gustar. Y lo sé bien que no se sabe porque yo soy lector antes que
escritor (la palabra me viene grande, pero es por contextualizar). Por cada
palabra que yo he redactado aquí he leído cien. Yo me defino totalmente lector.
Pero no de esos lectores al uso de hoy en día. Ahí soy de la arcaica tradición de
ser lector con biblioteca propia. De esas de varios miles de volúmenes, buen espacio ocupa la obra literaria de Vázquez-Figueroa, que la
tenemos mimada y nos enorgullecemos de ella. Pero tampoco escribo de otra manera
que no sea de temas que a mi me interesan. Hace tres años publicaba una línea
editorial bien clara que se ha ido perfilando en estos años. Y ahí me mantengo
incólume. Yo escribo Orotava, Orotava y más Orotava. Como recitó el poeta Guillermo
Belmonte Müller entronado por las musas:
¡Salud!, famosa Orotava,
Valle de eternos verdores
que echaste un tapiz de flores
sobre un desierto de lava.
sobre un desierto de lava.
Aunque, sin verlo, admiraba
tu suelo, ¡jardín canario!,
sentí un goce extraordinario,
cuando, al doblar el camino,
vi alzarse el telón divino
que descubrió tu escenario.
¡De tu belleza cautivo,
a mi hogar de nuevo torno,
llevando impreso el costomo
de algún álbum fugitivo!
La musa y el genio esquivo
aquí se pueden unir,
¡qué sitio para venir
a inspirarse y a olvidar
y ¡qué nido para amar!
y ¡qué lecho en que morir!
Bien es cierto que a veces traigo
alguna pildorita articulada de otros municipios porque creo que enriquecerían
al nuestro. De igual manera de vez en cuando rompo el monotema del blog
insertando otro tipo de escritos. Pero no lo hago pensado en que con ello voy a
captar más lectores o voy a abrir otro nicho de artículos en el blog. Para
nada. Nunca escribiré por agradar a nadie a no ser que eso a escribir me agrade
igualmente a mí. Por lo tanto, soy ajeno a esa burbuja de la opresión estadística
o a ese afán de agradar para que me hablen bien del blog queriéndome como poner
bajo el auspicio de una tutela. Aquí en aguerrida libertad. Y palo largo y mano
dura.
Por eso nunca sé lo qué va a salir
bien o mal. Hay escritos que los preparas con todo mimo y se quedan ahí
estacionados con algunas decenas o cientos de lecturas. Y luego hago otros que
a lo mejor han sido redactados con otro tipo de enfoque y de repente se
viralizan con miles de lecturas. Incluso meses que hay cuatro escritos
viralizados pisándose los talones. Y eso no se sabe por qué pasa. De los más de
600 escritos publicados en estos tres años comparto el mismo sentimiento de Vázquez-Figueroa con sus libros de que mis escritos si no un desastre son un medio
desastre. Pero por otro lado la alegría de unos números que no esperaba. Así
que en esa balanza estoy en equilibrio porque los desastres de una mayoría de
escritos han sido compensados por la gran acogida de otros. Y les cuento esta
anécdota.
Hace unos meses una persona me
dijo que no leía este blog porque mis escritos eran muy largos. Yo agradecí esa
sinceridad, pero con igual sinceridad le contesté. Le respondí que él no era
lector para este blog porque no era alguien que le gustara mi trabajo. Yo no
puedo escribir en una pagina lo que necesito expresar en tres. Esto no es ningún
mensaje de WhatsApp o un tweet. Y no pasa nada por ello. No es el único, como habrá
cientos o miles, que no les gusta este blog. Al menos fue una persona sincera. Pero
no por ello voy a cambiar mi estilo porque entonces desvirtuaría toda la página.
Y si en mi opinión esto funciona y me gusta así ¿para qué cambiar?
Con esa ilusión me quedo en este
tercer aniversario. Aniversario que tenia que haber pasado totalmente silente
por el blog, si hay un cuarto espero que sea así, pero que me hace reflexionar
y matizar las palabras de un gigante de la literatura universal como es Alberto
Vázquez-Figueroa. Aquí seguiremos en este inestable universo del escribano. ¿Hasta
cuándo? Eso no se sabe. Hasta que me harte, me aburra o fallezca. Vaya usted a
saber. Pero eso sí, siempre con el compromiso con La Orotava y mis lectores. Muchas gracias a todos/as por esta bonita senda de tres años donde he podido contar mis vivencias y visión de La Orotava. Con el compromiso inquebrantable de defender nuestra esencia, patria, pueblo y tradición como así lo marca el imperativo de nuestra historia. Tal vez ese sea el motivo por el que pasados ya tres años me siguen sorprendiendo los registros de cada día. Porque aquí no nos plegamos a lo correctamente impuesto ni doramos la píldora a nadie. Prefiero que hasta las tumbas se abran gritando venganza y guerra antes que yo aceptar las traiciones patrias y las injerencias extranjeras. Muchas gracias.
Un saludo.
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© 2020 Francisco García.
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Primera edición del artículo: Enero
de 2020.
Imagen: © José Ramón Ladra.
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