“… Porque en Tenerife no lo
es todo el paisaje. La isla tiene tradición y arte. Y una de las fiestas en la
que el arte y la tradición, unidos a la fe, se suman de un modo ejemplar es la
que cada año celebran los orotavenses o “villeros” con ocasión de la octava del
Corpus Christi.
La víspera, toda la ciudad
es una colmena de trabajo. Huele a jardín. Parece que los edificios hubieran
sido fabricados con pétalos reducidos a polvo o prensados y amasados con
paciencia infinita, al modo de las cuentas de las rosas con que hacen los cartujos
de Las Huelgas sus famosos rosarios. Tal es la fuerza del aroma penetrante, que
lo embalsama todo y orea la casa, el aire y los hombres.
Ese aroma sale, en verdad,
de los lugares donde las mujeres, afanosas y hábiles, arrancan y depositan los pétalos:
geranios de todas las gamas, claveles, margaritas, hortensias, rosas,
vinagreras, girasoles. Cajas de madera recogen la tierna mercancía. Va
clasificada según los tonos y está a disposición de los vecinos, que acuden por
ella para dibujar las alfombras. Mientras, en algunas calles de reducido tránsito,
los camiones que suben al Teide acarrean el brezo, que, picado, pulverizado y
aun torrefactado, hará posibles las intensas pinceladas verdes y negras de los
tapices callejeros.
De estos tapices, el más
grande, el más suntuoso. El de más llamativa concepción teológica es el de la
plaza Mayor. Este tapiz gigante no es de pétalos, que fácilmente se ajan o
marchitan, sino de tierras volcánicas. Por esa razón, y por sus extraordinarias
dimensiones, se concluye antes de la octava del Corpus Christi.
Las tierras volcánicas del Teide
dan a la paleta del autor de este cuadro que se dibuja sobre la plaza Mayor
hasta doce colores distintos. Y llegué a pensar que en una disputa lejana y
cósmica entre el mundo de las flores y el mundo geológico, para la ofrenda a
Cristo sacramentado, triunfó la tierra mineral y fría. Fue entonces cuando el
intenso, oculto, extraño y desconocido laboratorio del Teide hizo fuego en sus
entrañas, transió sus vísceras y vertió hacia fuera, entre rojas llamaradas y
horribles estruendos, las cenizas de color, imprecando a los jardines y
diciéndoles:” ¡Yo le amo más!”
Apenas amanece el día de la
Octava, los vecinos entran en acción. Las calles, empinadas y bellas, se cubren
de alfombras de pétalos. Se llama ”corridos” porque unas siguen y empalman con las
otras. Es un itinerario floral para la Eucaristía. Millares de forasteros
acuden para admirarlas. Van por la acera, apretujados, despacio, recreando la
mirada, el olfato y la piedad. Basta una indicación para que alguien invite a
un balcón canario…para contemplar mejor y más despacio la belleza fugaz de
cualquier alfombra.
Por la tarde, próxima la
caída del sol, sale la Custodia. La procesión es breve, pero llena de unción
religiosa. El pueblo, respetuoso y recogido, presencia el paso del Señor. Mueren
los pétalos, se deshacen las figuras trabajadas con amor. Es el homenaje a
Cristo, Señor y recapitulador de todo, al que se humilla y muere lo ensalzará
luego cuando vuelva a presentar a su Padre la creación rescatada.
La procesión llega a la
plaza Mayor. La tierra volcánica siente ahora la alegría de su Dios presente.
El Cortejo se abre. Anochece. La custodia, en el centro. Las blancas casullas,
los capisayos rojos, los cirios, el incienso. El Señor sube hasta el
Ayuntamiento. El Pastor habla. Silencio total. Y luego, sobre los hombros, la Hostia
blanca que bendice.
La procesión se ha recogido.
Quedan en el aire la devoción y el perfume, que entran a raudales cuando en
plena noche, se hace en un teatro la exaltación verbal del sacramento de la Eucaristía.”
Blas Piñar.
Fragmento de un artículo
publicado en el Diario Ya el viernes 21 de agosto de 1964. Dicho fragmento fue
incluido en el programa de las fiestas de 1965.
“…Pero no solamente las
Alfombras han dado renombre a La Orotava. Existe otra manifestación de arte que
también ha popularizado el nombre de la Villa: su Romería de San Isidro. Romería
que es expresión de un sentimiento popular, explosión de ancestrales manifestaciones
folclóricas, exaltación del campo canario; todo sabiamente dirigido y ordenado
y que, en su recorrido por las calles de la Villa, va sembrando la admiración y
la alegría.
También en esta
manifestación artística colabora todo el pueblo. Es la unidad que hace
milagros. Es la participación activa de grandes y pequeños, volcando toda la
gracia, todo el colorido y toda la esencia de nuestros campos en apretado haz
del sano esparcimiento, en auténticas manifestaciones de nuestras tradiciones
populares.
¡Qué símbolo más hermoso que
esa rustica carreta, simbolizando motivos del campo canario, tirada por una
pareja de ganado vacuno, dirigida por un auténtico boyero y trasportando
alegres romeros con el rico colorido de nuestros trajes típicos, esparciendo al
aire alegres notas de la guitarra y el timple y electrizando el ambiente con
los aires de isas y folías!
… ¡Hijos de La Orotava que
habéis sabido poner tan alto el nombre de la Villa: Que siempre tengáis
presente lo que por la fe, el arte, la unión, el esfuerzo y el desprendimiento
se ha creado; cuidarlo y mejorarlo como el mejor tesoro!
José Estévez Méndez, ex alcalde de la Villa de La
Orotava.
Fragmento del artículo “Alfombras símbolo de un pueblo creador”
incluido en el programa de las fiestas de 1965.
Estos dos fragmentos fueron obra de dos de los mayores hombres de honor y lealtad que yo he tenido el inmenso privilegio de conocer como fueron don Blas Piñar y don José Estévez. Pero no quiero solo quedarme en sus grandes palabras sino humildemente quisiera redactar mis pobres palabras dentro de mi parco entendimiento
¿Qué inspiración seria
precisa para yo poder escribir sobre las Fiestas de La Orotava? Como sé que no
estoy a la altura de tan altas musas que me lleven a poder escribir de ello
escribiré cómo ve vayan viniendo las palabras.
He querido para este articulo coger dos fragmentos del programa de las fiestas de 1965. En su momento los
elegí, y los volvería a elegir, por varios motivos. Cincuenta años de su
publicación. Una portada y contraportada que a mí personalmente me encantan.
Aunque para actualizarlo a este 2018 pongo la imagen del cartel de hace 30
años. Echo de menos las portadas de antaño. Hoy están muy informatizadas.
Cierto es que todo avanza y las artes gráficas no han sido una excepción. Pero se
echa en falta ese toque artesanal.
Hablar de las fiestas de La
Orotava en mi caso no es fácil porque me faltan las palabras. No lo es porque
cuando se está o se ha pasado mucho tiempo fuera todas las percepciones
cambian. Todo tiene un sentido mayor y una valoración más potenciada desde los
detalles más mínimos hasta lo notablemente obvio. Cuando llegan estas fechas
uno se siente vacío de ánimos si no está en la Villa. Y más cuando quieres a tu
pueblo con locura y tienes la morriña de estar lejos. Eso se va imprimiendo
en el carácter del viller@ que está en la distancia. Son estas fechas de
recuerdos de la niñez, de personas que ya no están, de anécdotas y de un sin
fin de cosas más. De recuerdos y olores solo peculiares y entendidos por
nosotr@s en estos momentos. Tal vez el viller@ que tiene el inmenso privilegio
de vivir permanentemente en el pueblo no lo puede comprender. Pero es lógico
porque no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde o hasta que la distancia
sea grande.
Chucho Dorta siempre decía
que tres días grandes tiene La Orotava: Jueves Santo, Jueves de Corpus y
Domingo de Romería. No se equivocaba Chucho, que presente mentalmente en mi memoria se me viene la imagen de él a la vanguardia de la Romería tocando incombustiblemente
su tambor. La Orotava ya huele a fiestas. Pero no porque estén ya pronto tostando
el brezo. Huele a fiestas porque un sentimiento y un espíritu recorren la Villa
desde el Bollullo hasta el pico del Teide. Una sensación que está desde
que el 15 de mayo salen nuestros santos patronos en procesión. Al igual que es
una sensación visual el ver paulatinamente cómo se van confeccionando las
alfombras de la plaza del Ayuntamiento, las plumas puestas por el recorrido
romero, las cantinas, las turroneras, los puestos de los feriantes… ¡ Y este año de nuevo los tan ansiado y añorados cochitos! A lo que se
une esa explosión de olores culinarios de las siempre expertas manos de las villeras
en preparar la tan sabrosa comida canaria. Una fragancia de papas bonitas con
tollos, conejo en salmorejo, carne cochino, frangollo… y una variedad de platos
que aromatizan también nuestras calles esos días. Sin olvidar como no, nuestros
vinos que tanta fama y calidad tienen.
Pero tampoco escribo esto
cómo intentando exponer ni olores, espíritus o sensaciones. Esto lo escribo
porque toda fiesta tiene su raíz y de nada nos vale ver y comprender lo
superficial si no sabemos comprender su raigambre.
Si hay algo que nos ha
dado fama mundial son nuestras alfombras de flores. Obras de arte efímero que
se han convertido en símbolo de un pueblo. Me llena de orgullo ver como la
tradición no se pierde. Ni siquiera se resiente. Al contrario, el futuro de los
alfombristas está asegurado viendo a las nuevas generaciones que ya desde la
tierna infancia participan en los tapices. Todos ellos coronados por los de la
plaza del Ayuntamiento. Es un orgullo ver esa simbiosis pueblo-arte en honor de
su Dios. Vegetación y tierra volcánica. El espermatozoide y el ovulo que
fecundaron La Orotava.
Alfombras para que Dios
sacramentado pasee por su pueblo en Día tan magno. Es impresionante esa sensación
que nos recorre el cuerpo cuando sale las andas del Corpus de la parroquia de
la Concepción al son de la Banda de Cornetas y Tambores de San Juan Bautista que con paso marcial y gallardía dan la mayor solemnidad a nuestra más magna procesión.
Ver en aquel momento cómo un pueblo, indistintamente de su ideología e incluso de
su credo, que se une al unísono con ese sentimiento villero. Y si no lo sientes
lo más mínimo o no eres humano o no eres villero. Ver a las autoridades civiles
y antaño militares, se echa en falta la solemnidad que el Ejército le daba
a la procesión. Ver a miembros de instituciones religiosas, políticas, sociales
y al pueblo juntos, aunque ya sabemos que hay mucha doble moral y politiqueo, pero a fin de
cuentas unidos, es solo algo que en La Orotava se consigue por sus fiestas.
Es un orgullo ver la cara
del villero ese día. Sus gentes vestidas con sus mejores galas. Sus niños y
niñas vestidos de comunión que también honran al Santísimo con su presencia. De
las casas engalanadas por donde pasa la procesión y como desde los balcones se
honra el paso de las andas del Corpus. Llegando a su momento de máxima
expectación cuando entra el Corpus a la plaza del Ayuntamiento y pisa las alfombras
que en su honor han sido confeccionadas mientras va flanqueado por los
estandartes de las hermandades de esta Villa. Todo ello culminado con la
bendición, tras unas siempre intensas palabras de honor a Dios y a La Orotava,
del obispo o del cardenal desde lo alto del Ayuntamiento mientras se entona el
“Cantemos al Amor de los amores” y elevando la Agrupación Musical Orotava, al igual que en toda la procesión, sus mejores pentagramas en honor al Santísimo. Y mientras la procesión vuelve a su parroquia
y va cayendo la puesta de sol se forman unos colores y unas sombras en las que
parece que Dios da las gracias al pueblo de La Orotava por tan grande homenaje.
¿Qué sorpresa y juegos tonales nos reservará este año ante la ausencia de
aquellos guardianes gigantes como eran las palmeras? Eso hay que vivírlo para
comprenderlo y hay que comprenderlo para vivírlo.
Me preocupa más el Baile de
Magos y la Romería. A medida que han pasado los años es un hecho constatable de
que se ha ido perdiendo esencia y respeto a las tradiciones. Sobre todo entre
la gente joven. Un baile da magos y una romería son eso. No pueden derivar y degenerar
en otras cosas.
En lo referente al Baile de
Magos es muy bonito divertirse en un ambiente de jolgorio y más cuando se es
joven y lo único que piensas es en beber, o en otras cosas, mojar el churro o
que te mojen la chirla. Y saben que yo hablo claro y creo que esto no lo van a
leer ni Casto ni Virginia. Pero todo tiene un límite. Y el límite no es meterse
en un sitio reducido lleno de cantinas con música a tope y al menos roce salten
las chispas. Ya eso pasó una vez en un baile de magos. Afortunadamente se
aprendió la lección y espero que se aprendiera por sentido común y no por la
presencia de la UNIPOL en las fiestas. Porque las fiestas son eso. Sana
diversión y entretenimiento. Haz lo que quieras pero respeta a los demás y
respeta a tu pueblo.
Porque lo bonito es llegar
del baile de magos, desayunar en algún bar e irse tranquilamente a las reses.
Una da las jornadas más bonitas que tiene este municipio, donde se nos
recuerdan nuestras tradiciones y raíces agrícolas. Qué admirable día con los
santos patronos, con su procesión, sus reses y su misa. Y luego tras acompañar
de nuevo a San Isidro y a Santa María de la Cabeza hasta su parroquia irse a
comer una buena comida canaria. Descansar y para la subida del santo hasta la
parroquia de la Concepción. Y repito, subida del Santo no romería chica. Sobrenombre
fuera de lugar que se ha ido insertando en este pueblo a razón de no sé qué.
Y el domingo por la mañana
bien temprano prepara tus cosas para ir a la Romería con las amistades, en una
carreta, rondalla o cómo gustes. O si puedes asiste a la misa en la Concepción
que es una misa de las más hermosas que pueden existir como así un día me lo
expresó un villero insigne como es don Antonio Pérez Bethencourt.
Pero especialmente ese día
lleva con honor y gallardía tu traje de mag@. Porque de mag@ se va vestido no
disfrazado. Es una pena ver cómo hoy en día mucha gente lleva el traje de mago
que da hasta asco verlos. Siempre recuerdo en este tema a mi querida Luisa la
canaria. Ella siempre me decía cuando lo hablábamos que se ripiaba de ver a
mucha gente lo mal que iba vestida. Más de una reunión por parte de los
responsables de las fiestas se hubiera tenido que celebrar en casa de Luisa
para que ésta los asesorase de cómo se vestía un mag@ y deben las fiestas.
E igual podemos decir de todos los actos previos que se celebran esos días. A
lo que no debo omitir que hay que hacer una profunda revisión reformadora en
actos festivos recuperando y depurando muchas cosas que se están desvirtuando o
se perdieron en su momento como la procesión del Sagrado Corazón de Jesús que
salía el lunes de la semana de las fiestas según me reincidió una vez el buen
amigo Desiderio González Palenzuela. No podemos obviar que consultando los
programas antiguos hemos perdido muchas cosas ¿en beneficio de qué? Profunda y
necesaria reflexión se ha de hacer en estos temas desde un punto de vista
objetivo, coherente e imparcial.
Y vuelvo a repetirlo. La
semana festiva es semana de dejar a La Orotava en gran lugar. Porque la semana
de las fiestas cada villero y villera es embajador de su pueblo. Lo nuestro hay
que potenciarlo. Pero sobre todo en su justa medida. Que no se lo apropien
gente que están más relacionadas con la política sino un poco los que han
intentado valorar ese acervo del pasado que en el fondo ha hecho que ahora
seamos lo seamos. Lo que se conoce se quiere. Y lo que se quiere se conserva.
Yo sé que todo esto suena
muy bonito y que a veces las palabras no se corresponden con los hechos. Pero
entre todos podemos conseguir una fiesta mejor si aunamos esfuerzos, ideas y
responsabilidad. Repito que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. Se
los dice un experto en eso. Y la mejor publicidad y buen nombre que existe es
el boca a boca. El turista y el foráneo que nos visiten se tienen que llevar
una grata imagen de La Orotava en estos días.
Suelo ser muy reincidente
con los temas del pueblo. Incluso a veces gente que no lo conoce se pregunta
qué tendrá éste pueblo. Sé que somos un pueblo con nada más que 511 años de
historia. Un pueblo joven desde el punto de vista histórico. Aunque tenemos una
rica herencia pre hispánica, no somos un pueblo al estilo de los peninsulares que
tienen una historia tal desde época romana o visigoda. Que tienen una cultura
medieval y unos orígenes muy históricos. Pero La Orotava fue un pueblo fundado desde
cero en pleno apogeo del Renacimiento. Y eso imprimió carácter. En nuestra
forma de ser, nuestras casas, nuestro arte sacro, nuestro fervor religioso
incluso puede ser que nuestra forma de entender la vida en muchos aspectos. En mi opinión no
somos ni mejores ni peores que nadie. Pero sí diferentes. Supongo que en toda
España habrá muchos pueblos así. Y bien que me alegro. Pero mi pueblo es mi
pueblo. Y cuándo por ejemplo se está fuera y llegan estas fechas sientes que tus raíces quedan al aire
intentando arraigarse en la tierra de la que son. No de la tierra de la que
estás o de la que resides. Sino de tu tierra. Y mi tierra es La Orotava. Habrá
gente que me comprenda y gente que no. Hay mucha gente que dice que hay que ver
mundo, que hay que abrir la mente a nuevas culturas, etc. Está muy bien, llámenme provinciano y pueblerino pero me quedo con mi pueblo
y con mi gente. Con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva.
Les deseo de corazón que
disfruten de las fiestas. Que con ellos se unan lazos de amistad y vecindad. Que
se reencuentren personas que hace años que no se ven y que siempre por estas
fechas te cruzas con viejas amistades. Que se conozcan nuevas amistades que
duren para toda una vida y de que en definitiva se haga pueblo con ello. Muchos
años después de aquel jueves 4 de junio de 1964 en el que don Blas Piñar estuvo
un Jueves de Corpus en la Villa yo le pregunté si recordaba su visita. Y él me
dijo que sí. Incluso me dijo que aquel viaje lo retrasó aposta porque a él le
habían hablado mucho y muy bien de las fiestas de La Orotava y quería verlas
con sus propios ojos. Y me dijo algo que jamás se me olvidará. Me expresó con
aquella fuerza y convicción que toda su vida le caracterizaron estas palabras
“Paco tu pueblo tiene algo que solo tienen los pueblos grandiosos que lo forman
grandes personas. Tu pueblo tiene símbolo de grandeza y de nobleza.” Que esas
palabras me las dijera él es algo que hoy en día todavía me produce un
escalofrío de emoción.
Disfruten las fiestas y sean
felices. Pero sobre todo como ya he reincidido dejen a la Villa en el alto
lugar que le corresponde. No por ti, ni por aquel, ni por mí. Sino por nuestro
pueblo.
Se que cada vez que escribo sobre
La Orotava me extiendo mucho. Seguro que se me quedan en el tintero muchas
cosas por decir y
señalar que mi mente ahora mismo está en plena
ebullición de sentimientos. Y la verdad, se me seca la boca y se me humedecen
los ojos. Así que aquí lo dejo con el inmenso orgullo de sentirme villero.
¡VIVA LA MUY NOBLE Y LEAL
VILLA DE LA OROTAVA!
© 2015 Francisco García.
© 2017 Francisco García.
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Todos los derechos
reservados a favor de © Francisco García.
Primera edición del texto:
Junio de 2015.
Segunda edición del texto
revisado: Junio de 2017.
Tercera edición del texto revisado Junio de 2018.
Imagen del cartel de las Fiestas de Corpus de 1988.
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