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de Mayo día de Canarias y aprovecho para escribir sobre esta bendita tierra
canaria. Creo que somos unos privilegiados de poder vivir donde vivimos, con
este clima tan benigno durante todo el año, aunque ya saben que yo preferiría
temperaturas más frías y lluviosas en invierno y veranos no tan calurosos. Pero
aun así el clima de aquí es de los mejores del mundo lo que invita al turista a
visitarnos. Unas islas que ya en la Antigüedad eran consideradas el Jardín de las
Hespérides, incluso el general romano Quinto Sertorio quiso fundar el reino de las
Afortunadas. Incluso mucho antes Plinio el viejo se había quedado maravillado de esta bendita tierra. Tenemos desde largas playas de arena en Fuerteventura, el bello y
a la vez agreste paisaje volcánico de Lanzarote o todo el verdor del norte de
Tenerife y La Palma o la magia del bosque del cedro en La Gomera. Islas con múltiples
paisajes y microclimas únicos. Solo nos falta tener ríos. Aunque hablar de
Canarias en general es difícil dado que somos un territorio fragmentado en ocho
islas, a mi me gusta decir ocho porque siempre nos olvidamos de ese paraíso de
la tranquilidad como es la Graciosa.
Creo
que ciñéndome a Tenerife pues más o menos puedo dar una opinión porque las
islas aunque a distintas velocidades todas siguen un mismo rumbo. Pero en mi
opinión uno rumbo errático. Aunque desde fuera haya sobre Canarias mucha
leyenda urbana y se nos considere que vivimos en un cómodo paraíso. Y digo
rumbo errático porque creo que nuestro archipiélago está perdiendo sus señas de
identidad, sus tradiciones y muchas cosas en todos los ámbitos que
preocupantemente los que somos de mi generación fuimos los últimos en verlo. Vivo
en un pueblo con tintes ya de ciudad no puedo negar que siempre he estado muy
en contacto con el mundo rural isleño por múltiples motivos. Pero si hay algo que
hace unos años me ayudó a refrescar la memoria y a conocer otras cosas de
nuestra tierra ha sido gracias a TVE en Canarias. Y esto es debido a que TVE en
Canarias cuando cumplió 50 años de estar presente en las islas sus centros
territoriales difundieron bastante archivo fílmico en la 2. Cada tarde emitían,
hoy afortunadamente también puesto en Youtube, para mí el mejor programa
producido por Televisión Española en Canarias como fue “Senderos Isleños”, aunque
la Luchada y
Tenderete tienen el listón muy alto. Mediante mis vivencias personales y lo que
pude ver en la 2 cada tarde comprobé cómo se van perdiendo las múltiples
peculiaridades de posiblemente junto con los gallegos y la cornisa cantábrica
el pueblo más rico en acervo cultural dentro de España. Y no me refiero a las
actividades festivas, esas sobreviven bien, aunque muy corrompidas. Me refiero
a la vida y folclore rural que hasta no hace muchas décadas se daba en estas
islas. Rezadoras, curanderos, animeros, pastores, carboneros, la gente que vivía
del monte, los que vivían de la mar utilizando artes antiguas de pesca hoy
desaparecidas… En definitiva, todo un mundo que en pos de la modernidad y el
mercado inmobiliario han ido desapareciendo.Se han cargado múltiples lugares
del archipiélago construyendo de forma desmedida, derribando casas antiguas,
recalificando terrenos rústicos en urbanizables llegando a hacer edificios de 4
plantas en medio de zonas de campo como lo he visto yo y un largo etc que los
canarios que nos preocupamos de que todo tiene que tener un límite, y construir
sí, pero no a cualquier precio, vemos cada día cuanto se ha destruido y se
destruye. Todo esto unido a una forma de legislar desde un cómodo despacho de
una capital de provincia o desde una nación que por ejemplo no permite que el
pueblo limpie el monte recogiendo pinocha, leña, horquetas, helechos… vamos es
que ya ni plantas aromáticas. Muchos técnicos en medio ambiente me han dicho
que estas leyes tan restrictivas han sido mortales pues el monte no se limpia con
lo cual es terreno abonado para incendios y encima el pueblo se desarraiga de algo
que lo tenían como propio y lo mantenían por ser un medio de vida. Lo que no
puede ser es leyes absurdas de multas por coger un poco de orégano en el monte.
Y después resulta, en el blog escribí el año pasado sobre ello, a los que
poseemos terrenos con castañeros se nos tiene en una desprotección total frente
a aquellos que nos roban las cosechas de castañas y que se encaran con nosotros
porque dicen que los castañeros son públicos. ¿Esto es entendible? Porque si
algo tiene que apreciarse en nuestra tierra es la vida rural y sus montes y
cumbres. He querido empezar por la vida rural porque creo que se está perdiendo
una fuente de sabiduría muy importante y un espacio donde se hacía pueblo en épocas
donde gracias al mundo agrario se pudo subsistir. Todo eso siempre mantenido
con el esfuerzo y dinero del agricultor y ganadero. No cómo ahora, que mientras
nuestros campos se abandonan ante las imposibilidades económicas de explotar y
rentabilizar la tierra fértil.
Otro
tema que me preocupa de esta tierra como ya he dicho es el urbanismo desmedido.
Se ha construido sin poner coto alguno y no se ha respetado nuestras costas,
mundo rural y arquitectura histórica. Se ha hecho en las islas, sobre todo las
mayores, una especie de diseño sin orden que comparándolas con otros lugares
choca bastante y para mal.
En
lo referente a nuestras fiestas y tradiciones algunas se han mantenido y otras
gracias a la labor de asociaciones y colectivos se están recuperando de lo cual
me alegro. Las tablas de Icod, la
Romería del poleo, los Mayos en La Palma, el baile de los
enanitos, la fiesta de los corazones en Tejina, el baño de las cabras en el
Puerto de la Cruz,
el correr el cacharro por San Andres en La Orotava… y tantas fiestas que tienen nuestras
islas muchas de ellas heredadas directamente de los antiguos aborígenes
guanches. Todo ello unido a las festividades de carácter religioso como la
bajada de la virgen de la
Nieves, el Corpus y las alfombras de La Orotava, la Virgen del Pino en Las
Palmas, la Semana Santa
de municipios como La Orotava
y La Laguna,
el arte de enramar las cruces por mayo ya únicamente existente de forma
generalizada en Canarias dentro de España. Y como no, la bajada de la Virgen de los Reyes en el
Hierro con sus incombustibles bailarines. Eso hay que vivirlo, sobre todo a la
llegada y ver aquella gente que no para de bailar en honor a su Virgen. Hay que
ser canario para entender eso. Por su puesto al hablar de festividades
religiosas no puedo dejar de omitir la festividad de los Fieles Difuntos y
Todos los Santos. Antiguamente una fiesta muy arraigada en el pueblo canario
donde se rezaban por las santas almas del purgatorio y se tenia un respeto
hacia nuestros ancestros y no ahora esa machangada de Halloween. ¿Pero esa mierda
de fiesta nos identifica cómo canarios? Guárdame un cachorro. En este caso una
calabaza. Afortunadamente en Gran Canaria se están recuperando los ranchos de
animas que tan arraigados fueron antaño en la isla.
Luego
hay otras celebraciones que se han corrompido porque se han politizado como el
carnaval o muchas romerías. Y fiestas mágicas que se han convertido en macro
botellones como son las hogueras de San Juan. Una fiesta llena de misticismo y
sincretismo que en Canarias tiene todo un rico folclore detrás. A mi me enfada
mucho el tema de la noche de San Juan y como se ha descompuesto. Yo siempre lo
he dicho que mi ilusión es ir a una hoguera la noche de San Juan en un lugar mágico
como el Llano de Ucanca. Y hacer una verdadera noche de San Juan y no esa
basura de botellones. Y hablando de noches mágicas no puedo omitir la magia que
envuelve a este archipiélago. Duendes, hadas, brujas y aquelarres, fenómeno
OVNI, espíritus, como Catalina Lercaro, espectros errantes, la luz de Mafasca y
o lugares llenos de misterio como la Quinta Verde. Y no me olvido de la mítica
isla de San Borondón entre tantos lugares y tradiciones mistéricas que son
parte del ADN de estas islas.
Hemos
de conservar esos lugares únicos en las islas como Las Cañadas, Garajonay, la Caldera de Taburiente, el
bosque del Cedro, la Rambla
de Castro, los altos de Teno, los múltiples lugares que tiene Las Palmas como
Telde o Tejeda entro otros. O toda Fuerteventura en sí que tiene unos pueblos
preciosos.
Sí
me he dado cuenta y con alegría de la amplia labor de recuperación de los
juegos tradicionales o juegos que teníamos de niños como eran el trompo y el
boliche. Aunque el boliche se ha perdido el trompo aun pervive. Veo a muchos
niños en La Orotava
por la calle jugando al trompo y me alegro. Yo aun en mi casa conservo algún
trompo de madera. Y ya de los juegos tradicionales pues juegos como el del palo
según me dicen se mantienen muy bien. A mi sinceramente me gustaría poder saber
el salto del pastor. Es una cosa que siempre me ha llamado mucho la atención.
Igualmente
hoy quisiera también tener un recuerdo para las nobles gentes que pueblan este
archipiélago. Gente sencilla y trabajadora. Gente que a sufrido el tener que
luchar contra esta agreste orografía para subsistir, que han sufrido ataques
piratas, épocas de hambre y sequías y por desgracia el fenómeno de la
emigración o la guerra. Y a veces emigración forzada para poblar América en
tiempos del Imperio. Pero de esa inmigración que iba a trabajar y aportar
conocimientos. Pero a pesar de todo eso somos un pueblo cercano al visitante y
de gente grande. A veces creo que de nobles nos hemos pasado y por ese tenemos
esa mala fama de aplatanados. Pero no es que seamos así, es que somos de
carácter afable con el de fuera. Por eso siempre digo que hay mucha leyenda
urbana sobre los canarios que no se acerca ni de lejos a la realidad.
Obviamente también hay gente mala como en todos lados. Eso lo compruebo a diario.
También mucha gente que viene de fuera, sobre todo de la Península y se cree que
somos indígenas en taparrabos y que ellos son los listos. Es la típica persona
que despectivamente la llamamos godo. Porque godo es una actitud no una
procedencia. Peninsular es el compatriota español que viene a esta tierra y se adapta
a ella perfectamente. El godo pues es eso, un godo. Y lo peor no es un godo de
allá, sino un canario que se cree godo. Que existir existen. Y algunos aparte
de creérselas todas, son muy malas personas.
Hoy,
día de Canarias, todos los políticos vendrán a dárselas de canarios enarbolando
banderitas de siete estrellas verdes (y porque no estamos en Navidad que si no
se ponen a cantar aquello de Canarias una sola será en esta Navidad) y diciendo
que el buen canario es aquel que tiene una ideología política en concreto. Yo
me río de toda esa gente que mucho canario y mucho tal y luego no sabe ni abrir
un erizo para sacar una castaña. Este que escribe esto que está muy lejos de
nacionalismos e independentismos. Su patria chica es La Orotava y su patria grande
es España desde niño ha estado pateando los montes. Yendo al monte a buscar
helecho y pinocha para hacer estiércol. Picando helechos para mezclarlos con la
pinocha y la cagada de conejos, cabras, gallinas y cochinos. Buen estiércol
ese. Parte de la vida unido a la tierra, no laboralmente, porque mis
actividades laborales son otras, pero sí para mantener la tradición de mis
ancestros. Cómo dice la gente mayor “tengo un pedacito”. Yo siempre he sido
medio mago y me siento orgulloso de ello. Pero de eso no se puede comer y era
una actividad secundaria. Mi vida profesional nada tiene que ver con el mundo
rural. Por eso a mi cuándo me viene un@ a decirme y hablarme de canariedad me
da la risa de que una persona de estas por llevar una camiseta con el burgado y
una banderita de siete estrellas verdes ya se cree más canario que otra persona.
Como decimos en Canarias “arranca rebenque”. Aunque hay que admitir que también
hay gente de burgados y siete estrellas verdes que ha hecho mucho y muy bueno
por Canarias al igual que otros que prefieren la Rojigualda.
Preparen
para hoy un buen cherne, una jarea (como dice un cantar canario “cásate conmigo
que papas y jareas no han de faltarte”) con papas bonitas o con conejo en
salmorejo, una carne de cochino asada, unas papas con piñas y costillas, unos
chochos y un buen vino de la tierra. Tinto del norte de Tenerife o blanco de
Lanzarote. O un vasito de Gomerón.Yo no bebo, así que denme agua de La Orotava, Clipper y Urban. Eso
más un buen pan sobado, unas tortas de millo
o de manteca, almagrote, guarapo, unas quesadillas del Hierro, unos
chorizos de Teror, un queso de masca con miel, unos buenos productos de repostería
(a mi denme frangollo) y una pelota gofio bien hecha con queso curado del
Hierro o plátanos escachados con gofio. Cantando
canciones canarias al son del timple, el tambor y la chácara.
Pero
no se dejen engañar por canarios que dicen que son los auténticos y que solo
utilizan estas islas para enriquecerse. Que al canario lo único que le han dado
toda su vida es pico y pala y trabajar de sol a sol. Vayan a los campos y que
un octogenario y nonagenario les enseñe las manos a ver si miento. Y el mercado
laboral tampoco ha cambiado mucho. Tal vez empeorado. Habrá que preguntarle por
ejemplo a las “kellys”. Mencionando a la gente del campo recuerdo cuándo las
cosechas de papas no las diezmaba la polilla, otro pufo que dicen que la iban a
eliminar, y cogíamos al día 200 o 250 sacos de papas de aquellos de 50 Kg,
cuando no de 75 Kg. Los hombres cavando y venga cuchara de gofio y vasito de
vino atrás. Y si no, chocolate la Candelaria. Y las mujeres cogiendo papas y
hablando de las cosas de antes y cantando. Y yo me empapaba de todo aquello.
Por eso yo no necesito el “copia y pega” en este blog porque sé lo qué hablo. A
veces entre las señoras había alguna alcahuetilla que venía a contar lo que no
se debía, pero mi abuelo enseguida cortaba el rollo. Yo he sido más radical con
esos temas y por allí no volvían. Y luego a comer sentados sobre la hierba un buen
pescado salado o carne y probar las papas nuevas. Se me viene ahora tanta gente
a la mente fallecidas hace ya tantos años… Eso sí era hacer canariedad y buena
vecindad. Y tener los campos limpios como terrenos de siembra. Eso no es que me
lo contaran a mi o lo viera por algún documental o algo. Eso lo viví yo y en
terrenos de mi propiedad. ¿Qué me van a venir a contar a mí? Un día que vengan
a contarme pajadas que los voy a llevar a coger papas o a vendimiar para que
agachen la peta un rato. Para ir a coger chochos no, que eso lleva un proceso
de tener que dar palos y puede ser que se me escape alguno dónde no deba. Frutas, verduras y demás ¿sabrán los los
voceros de la “canariedad interesada” ni cómo se coge y abre un higo de pico? Tengo
mis dudas. Eso sí, para aguacates y piñas de millo les falta boca para comer. Y
si son regalados mejor. Y ya con vino ni digamos. Luego se quedan todos
extrañados cuándo tras semanas pasada la vendimia uno le pone el fosforo en la
boca del casco a ver si aún está la sangre de Cristo “hirviendo” y preguntan
para qué es eso. Una vez estaba un “enterado”, bobo mierda para explicarme
mejor, y le dije eso por los gases, para comprobar si explota. Ayy Señor… Yo
les pongo a tod@s est@s el traje blanco de dar fitosanitario para que vayan blanquitos
de primera comunión. Me van a dar a mí lecciones de canario ahora.
Hoy
se verá a todos los políticos, de cualquier partido, presumiendo de canarios.
Esos mismos políticos que tratan a las islas por categorías según les interese.
O lo que es peor cuando tratan a comarcas de primera, segunda y tercera como en
el caso del norte de Tenerife que la tienen a la cola en inversión publica. Hoy
somos todos canarios y mañana ya se olvidan del tema y se centran en los
lugares donde tienen puestos sus intereses políticos. Eso son los que se hacen
llamar canarios de corazón. No me convencen.
Se
me quedan un montón de cosas por contar, pero si no se hace esto muy largo y me
aburre entrar en los politiqueos de escribir de empleo, sanidad, educación, servicios
sociales, desigualdades, leyes electorales entre otros temas.
Y en mi despedida un saludo y abrazo a tod@s los que por diversos motivos están lejos de casa, por el motivo qué sea, y diseminados por todo el planeta. Siempre presentes en el recuerdo en este blog.
Feliz
día de Canarias para tod@s y pórtense bien. Y como decía un famoso anuncio: “Que
suerte vivir aquí”.
© 2015 Francisco García.
© 2018 Francisco García.
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Primera edición del texto: Mayo de 2015.
Segunda edición del texto revisado: Mayo de 2018
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