|
Antonio Zerolo Herrera (1854-1923).
|
Hoy visita el blog un lanzaroteño
de lujo como fue don Antonio Zerolo. Hombre de pródiga escritura que no pudo
sustraerse a dedicarle unas palabras a esta Villa y a nuestro más insigne canario
de la época de la Ilustración como fue Viera y Clavijo.
Sepamos un poco más de este
conejero.
Antonio Zerolo Herrera.
Nació en Arrecife de Lanzarote, en 1854, pero se trasladó a Tenerife y estudió
en el Instituto de Enseñanzas Medias de La Laguna, del que luego fue director y
catedrático.
Se licenció en Filosofía y
Letras por la Universidad Central. Permaneció siete años en Gijón, encargado de
una cátedra de Lengua y Literatura Española en el Instituto de Bachillerato
Jovellanos.
Su carrera literaria fue muy precoz y obtuvo numerosos premios en concursos y
juegos florales en Canarias y en la Península. Colaboró con poesías, artículos,
discursos y prosas en diversas publicaciones de España y Latinoamérica. En las
Islas escribió para la Revista de Canarias, La Ilustración, Museo Canario, Las
Novedades, El Memorándum y Diario de Tenerife. Su vida y sus versos estuvieron
alentados por un poderoso esfuerzo anímico, un espíritu creyente y un
sentimiento patriota.
Fue un romántico muy tardío, que encontró en el aliento regionalista, en la
exaltación de paisajes naturales y leyendas guanchinescas, su asunto predilecto
para una poesía entusiasta, desbordante y verbosa. Como el resto de la
producción lírica de la llamada Escuela de La Laguna, sus versos podrían
entenderse como un modesto intento de legitimación identitaria de la pequeña
burguesía local isleña. Aunque uno de sus temas favoritos es lo guanche, como
condicionamiento afectivo hacia una raza desaparecida pero viva en el recuerdo,
también le canta a la fusión de las razas y a la unidad de la patria total. El
mar y los temas religiosos se suman a la temática que recoge esta antología. Su
gran respeto por la medida de los versos y la consonancia sonora propia de la
época, y tan distinta al concepto actual, hace que sus poemas sean como una
música hablada.
Murió en La Laguna en 1923.
Leamos su poesía a Viera y
Clavijo y a nuestro pueblo. Lo publico en esta fecha, pues hoy, día 23 de
Febrero se cumple en 141ª de esta publicación y también en este año 2023 el
primer centenario del fallecimiento de Antonio Zerolo.
En donde un altar se eleve
al comercio intelectual, firme base, pedestal
del gran siglo diez y nueve,
cantar el poeta debe que el numen no bastardea;
y con la imagen que crea,
con el ritmo y el acento
dar formas al pensamiento,
y dar alas a la idea.
La ciencia investiga, inquiere,
ensancha los horizontes
de la vida, honrada montes,
sujeta el rayo que hiere,
fija la voz del que muere,
transforma, descubre; y ven
absortos los ojos, cien
conquistas de su fecundo
trabajo, que sobre el mundo
derraman la paz y el bien.
El arte seduce, encanta
el corazón y el oído,
anima el lienzo, el sonido
modula, estatuas levanta;
a los tiempos se adelanta
profetizando certero,
con flores cubre el sendero
que el sabio traza en la historia;
¡Ciencia y arte! ¿Luz y gloria!
Aristóteles y Homero.
Y así asciende a la meta
del progreso en las edades,
el sabio con sus verdades,
con sus versos el poeta;
sobre la faz de la planta
cumplen sagrada misión
porque eternamente son
la poesía y la ciencia
norte de la inteligencia
y vida del corazón.
Yo siento la una arder
en el fondo de mi alma,
y a tiempo corro sin calma
tras el humano saber;
y por ser aquí estoy,
pues por dos caminos voy
a un mismo fin a parar;
ved que no puedo callar
porque he de ser como soy.
¿Qué pasa? La Villa entera
y los pueblos comarcanos
vienen, provistas las manos
de lauros, a honrar a Viera;
y quien del sabio venera
el renombre sin mancilla,
se honra así propio, y la Villa
en esta ocasión, señores,
ataviada con sus flores,
más grande y hermosa brilla.
¡Qué país! La exuberante
vegetación doquier crece,
todo brota y florece
al pie del Teide gigante.
Panorama deslumbrante,
rico Valle de Taoro,
de maravillas tesoro,
de arroyos, flores y palmas,
y, sobre todo, de almas
y corazones de oro.
¡Qué feraz naturaleza!
¡qué cielo tan esplendente!,
¡qué purísimo el ambiente!
¡qué incomparable belleza!
¡Con qué pródiga largueza
premia este Valle fecundo
al historiador profundo:
que aquí están todas las zonas
ofreciéndole coronas
de flores de todo el mundo!
El general movimiento
que de grandes almas parte,
en donde se explaya el arte
que ilumina el sentimiento.
El son del dulce instrumento
con que el corazón inflama
la noble y hermosa dama;
vuestra elocuencia oratoria;
el concierto de la fama.
Cuando un pueblo se congrega
y arcos de triunfo levanta,
y sobre una tumba santa
a prosternarse se llega,
quien en afanosa brega
y envuelto en la oscuridad
vive, con la majestad
de su misión revestido
le dice: Paso al olvido,
mía es la posteridad.
Generosos corazones
que nutren los ideales
de la existencia, inmortales
y perínclitos varones:
la luz de las creaciones
de vuestra mente divina
de tal manera ilumina
que no pierde su arrebol:
que hasta tiene ocaso el sol,
sólo esa luz no declina.
¡Qué mucho que eternamente
logren la sabiduría
y el genio, lo que este día
Viera de su propia gente!
si su pensadora frente
donde erudición copiosa
bullía, en correcta prosa
la historia patria concibe,
aún por él palpita y vive
nuestra raza valerosa.
Antonio Zerolo, 1900
y 1908, Biblioteca Canaria, «Poetas isleños», El Día 2001, pp. 84 y ss.
«A Viera y al Valle
de La Orotava, en Revista de Canarias, 23 de Febrero de 1882, ns. 77-78.
Texto extraído de
“Lo que han dicho de ti”, Víctor Rodríguez Jiménez, 2006.
Poco más que añadir por mi parte
en este bonito homenaje a Viera y Clavijo y a nuestro municipio.
Como he escrito otras veces que
cada lector/a saque sus propias conclusiones. No cabe duda de que aquella Villa
de La Orotava, siempre en el contexto propio de la época, debía de ser un
pueblo culto entre sus clases pudientes.
Queda ya en el blog transcrito
este texto, aportando mi humilde granito de arena para que no caiga en el
olvido.
Saludos.