Va avanzando el mes de junio y
con ello llega un momento donde el sol esta en su posición más óptima para
fotografiar la hora dorada y hora azul en ciertas zonas de La Orotava. Repito en
ciertas zonas como el Puente y la plaza del Quiosco y en esta época. Todo esto
es muy relativo porque depende del punto geográfico desde nos encontremos. Ya de
esta aseveración personal tengo un escrito que les dejo el link con otra foto
hecha por mí. Imagen del año 2018, como esta que hoy subo Pronto se volverá a poder realizar esta foto.
Muchos dicen “orotavea”. Sobre todo,
en ciertas campañas institucionales y demás. Pero como no me gusta que piensen
por mi pues yo digo “villerea”. Y tengo ya ganas de villerear pero aún no puedo
tras el confinamiento. Intuyo que para mi hay fase 3, 4 y si me apuran hasta 5.
Aparte de que no soy partidario de cómo se está haciendo esta desescalada. Solamente
salgo lo necesario por las obligaciones y poco más. Tengo ganas de caminar por el pueblo.
De perderme por sus calles, plazas y montes. Por sentarme en la tranquilidad de
la plaza del Quiosco a tomarme un café en la hora crepuscular. Pero no puedo aún.
Ansioso estoy de envolverme en el cálido ambiente que representa esta imagen de
mi autoría de una zona tan emblemática y sentimental para los villeros/as.
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| Nuestro pueblo bañado por los rayos del sol invicto. Imagen: Paco García 2020. |
Son estos pequeños detalles los que
hacen la vida y como siempre digo disfruta de tu pueblo que para eso es tu
terruño herencia de tus ancestros. Que tus pasos se oigan sobre villera tierra.
La Orotava siempre es bonita, pero en esta época esa belleza se expone aún más.
Tiempos primaverales en antesala del verano que nos traen lejanos recuerdos de
la niñez y juventud en aquellas largas jornadas bañadas por la luz solar. Regalo
luminoso de Helios, Apolo, Frey, Lugh, Ra y Horus, entre otros, desprendidos de
sus coronas auríferas. Tiempos que por desgracia no volverán. Dicen que cada
uno vuelve donde fue feliz. Indudablemente eso en un hecho contrastado. Hasta cierto
punto porque yo tengo aquí otros escritos evocando los primeros años de mi vida
y por tales lares no he vuelto, o procuro pasar de puntillas, porque quiero
conservarlos en mi memoria tal como los conocí. Pero paulatinamente volveré a
esos sitios que tanta felicidad me producen.
Ojalá vuelva la luz y la vida
para todos tras este duro invierno y parte de la primavera que por razones
obvias nos han tenido confinados. Disfrutemos de la estación y del verano que
llega tras ese mágico solsticio. Que la energía solar tan purificadora recargue el planeta y nuestras fuerzas vitales. Este año supongo que las hogueras de San
Juan deberán ser interiorizadas en nosotros mismos. Tal vez sea lo más propicio
para darnos cuenta del valor de muchas cosas y el desechar tantas otras. Pues
quién sabe si al llegar el solsticio de invierno no volvemos a confinarnos en
nuestras moradas. Yo con tomarme un café a tal hora y en tal sitio me sentiré
colmado de felicidad. Y si por allí coincidimos depararemos un rato de charla bañados
por la calidez cromática, cual estelas dejadas por el carro de Apolo, de
nuestras puestas de sol en lo más privilegiado de nuestra Patria. ¡Acabo de tener una epifanía!
Saludos.
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© 2020 Francisco García.
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Primera edición del texto: Junio de 2020.