En la tarde de ayer recibíamos la triste noticia del fallecimiento de Tomás Expósito. He de confesar que he recogido mediante los privados de las redes sociales y mensajería muchos recados referenciándome el óbito de Tomás. Agradecer el aviso y aclarar que yo no lo conocía personalmente. Sí de vista y de su labor como alfombrista y cargador de las Andas de Corpus. Todo ello unido que hasta bien entrada la tarde yo no he llegado a La Orotava y por una cuestión de respeto he querido recopilar y leer los comentarios que sobre este triste fallecimiento se han dado ya que como referencio no tenía con Tomás un trato directo y personal. Es por tal motivo que este escrito se publica con tanto retraso. Ni siquiera poseo en mis archivos personales una foto de él.
Sinceramente después de leer tantos comentarios y demás llego a la conclusión de que con Tomás se va un gran hombre. Una persona buena y educada que tenía muy interiorizado el orgullo de ser un patriota villero y que comprendía a la perfección la esencia de la tradición. De esa sana tradición que va pasando de generación en generación y que tan importante en conservar en la mayor de las purezas y asepsias. De eso me di cuenta en un vídeo que se viralizó, yo lo recibí anoche a altas horas, en una entrevista realizada por la Pasión Villera junto al sacerdote Carmelo y en ella Tomás mediante sus opiniones, y la forma en que las expresaba, era un deleite de amor por aquello que él tenía en un lugar privilegiado del corazón como son nuestras Fiestas. De esos alfombristas de pura cepa y de esos cargadores de las Andas de Corpus que su fuerza emanaba del amor a Dios y a su pueblo. Hombre sin lugar a dudar arraigado y abigarrado a esa parte de la usanza que define a nuestro pueblo. Nos apena profundamente cuando se van personas que tanto han dado sin pedir nada a cambio. Los que hacen las cosas no buscando el pecunio sino por amor. Por ese amor por nuestra cosmogonía amamantado desde la cuna que un a vez en adulto se transforma en culto y deber. Eso bien lo sabe, mejor que yo, un alfombrista y un cargador en Corpus.
Tomás ahora que trasciendes a la Jerusalén Celeste que Cristo Rey te pague multiplicado por infinito esa dedicación a las alfombras. Esas magulladuras, sed, sudor, dolores, yo sobre todo nervios al salir por los umbrales de la parroquia de la Concepción y al entrar a la plaza del Ayuntamiento, bajo las andas de nuestras Infraoctava de Corpus cargándolo por las pinas calles villeras. Ese esfuerzo físico aromatizado con los pétalos de las flores más bellas y las más finas arenas con las que cargabas a Dios sacramentado en la Villa. Ahora que partes intercede por tu familia que queda rota de dolor. Muchísimos ánimos para ellos. E intercede igualmente para que tus compañeros alfombritas y cargadores, rasgados por el dolor de tu marcha, puedan salir este año ha realizar su arte florar en la Villa y que en esa tarde especial, donde La Orotava viste sus mejores galas en uno de sus días grandes, los cargadores eleven su agradecimiento al Cielo honrando tu memoria, pues sobre sus brazos y piernas, esas que pisan en floreado y sagrado suelo de la Patria, puedan volver a elevar, como intentando tocar el Cielo, las andas donde Dios pasea por su pueblo consagrado. Donde tantos y tantos años tu lo paseases con patriotismo, alegría, lealtad y amor. Y eso ha quedado en este ultimo día confirmado con el marchamo de tanta gente abatida por tu marcha.
Me despido con estas estrofas escritas por don Antonio Márquez y que bien se le pueden aplicar a Tomás en tal inolvidable día y tarde como en de la Infraoctava de Corpus villera:
Descanse en Paz Tomás Expósito González.